Agosto 2020
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CONSTRUCTOR DE AFECTOS MARGARITA BEATRIZ LUNA RAMOS Ministra en Retiro de la SCJN
D
espués de librar, estoicamente, diversas batallas contra una cruel enfermedad a la que enfrentó con valentía, determinación y entereza, el Ministro en Retiro Sergio Salvador Aguirre Anguiano se nos adelantó en su paso por esta vida. La noticia de su fallecimiento aun cuando sabíamos de su padecimiento, no dejó de ser una triste revelación para sus seres queridos, compañeros y amigos. Don Sergio, un ser humano constructor de afectos y esperanza. De tersa seriedad, amable y reflexiva. Un hombre bondadoso de profunda religiosidad. Pensamiento y actuación en perfecta armonía. Buen amigo, excelente compañero, paternal jefe, extraordinario ser humano. Su educación culta e informada le permitió un uso espontáneo del lenguaje, tanto de forma oral como escrita, con el sobresaliente estilo del hombre sabio del que fluyen los conocimientos al tomar la palabra o empuñar la pluma. Es de todos conocida su actuación como prestigiado Notario Público,
aguerrido litigante, socrático maestro y notable Ministro de la Suprema Corte de Justicia. Actuación que se caracterizó siempre por la espontaneidad de su talento, la profundidad de su conocimiento, su gran experiencia jurídica. Casi 18 años ocupó el honroso cargo de Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Años que transcurrieron inmersos en la vorágine del trabajo jurisdiccional con la velocidad que un suspiro acota la distancia y, hoy, permite apreciar los saldos. La vida generosa y pródiga conmigo, me dio la oportunidad de coincidir con él durante casi 9 años en el Máximo Tribunal del país, donde tuve el privilegio de abrevar de su experiencia, disfrutar su compañerismo y cultivar su amistad. Cuando Don Sergio me pidió que le pronunciara el discurso de despedida de la Corte, fue para mi motivo de gran satisfacción, orgullo y compromiso. Entonces, decidí entrevistarlo y en la camaradería de la charla me platicó muchas anécdotas de su vida. Una vida plena, de un hombre de bien. Evocando ese discurso de despedida, dedicaré las siguientes líneas a otro