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Capítulo II. ORIGEN Y DESARROLLO DE LA ECONOMÍA ARGENTINA

Capítulo II

ORIGEN Y DESARROLLO DE LA ECONOMIA ARGENTINA

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La economía de un país es el resultado de una secuencia histórica de acontecimientos. Por eso, resulta importante conocer las causas (o génesis) de nuestra economía. Un país es producto de políticas de Estado: macroeconómicas (su acción directa) y microeconómicas (el marco que el Estado define con normativas más específicas que generales o acciones direccionadas v. gr. incentivos regionales, sectoriales, etc.). A su vez, estas políticas se implementan sobre la presencia de recursos (naturales, humanos).

Dicho esto podemos atacar una cuestión relevante: ¿Por qué Argentina se incorporó al

“mundo” económico en el siglo XIX y no antes?

La respuesta, aunque compleja, puede resumirse en:

(a) un problema de precios relativos (b) los niveles de tecnología disponibles (c) carencia de los capitales necesarios

Hasta el siglo XVIII los precios relativos del agro no eran favorables; además la tecnología disponible no permitía el acceso ventajoso en términos de costos a las grandes praderas interiores. Además, el auge inicial de la ganadería en detrimento de la minería se vio favorecida (incluso de los últimos años coloniales) por sus bajos requerimientos de capital (recurso entonces muy escaso en estas latitudes). Fue con las monumentales movilizaciones, que acarrearon las guerras napoleónicas, que se inició el ascenso de la demanda de cueros (empujando los precios), llevando los precios de los productos del agro a tornar rentable su explotación en gran escala. Al auge de los cueros siguió el de las lanas, luego las carnes y los cereales, como efecto de la mayor capacidad de compra en Europa y el aumento de su población (algo equivalente a lo que hoy sucede con la soja como producto determinante). Se vivía un eclosión del precio de los commodities (1) .

La presencia de una renta económica (es decir un precio que superaba los costos de producción, incluyéndose en éstos el retomo del capital y el beneficio normal del empresario) atrajo capitales desde otras latitudes. Intuitivamente, más que “científicamente”, los hombres de la llamada Organización Nacional y de la Generación del 80 ayudaron con sus medidas al flujo de factores (humanos y de capital) para ocupar el amplio “espacio abierto” que era, entonces, la llanura argentina.

TRES CICLOS PRODUCTIVOS

Argentina vivió en el Siglos XIX y principios del XX tres ciclos productivos (conectados al comercio exterior): (a) el del cuero (1790/1850); (b) el de la lana (1850/1890); (c) el de las carnes y granos (1890 en adelante)

Las nuevas tecnologías (ferrocarriles y navegación a vapor) permitían colocar ventajosamente los productos en los mercados europeos (en los cuales la demanda crecía sin cesar por el aumento demográfico y el crecimiento del ingreso per cápita). era entonces

1 Jorge Castro distingue tres superciclos de los commodities: El primero de 1890 a 1932, caracterizado por la industrialización de EE.UU. y la expansión de la industria alemana, los precios (en términos reales) aumentaron un promedio de 23,6%. El segundo ciclo, luego de la Segunda Guerra, fue una consecuencia de la reconstrucción de Europa y el Japón, y los precios de los commodities, en promedio, crecieron 42,8%. Finalmente, destaca el tercer superciclo, con raíz china e india, hasta hoy breve y dotado de gran velocidad y crecimiento superior de los precios. Así, desde 1998, el precio promedio de todas las materias primas ha subido el 58,9% hasta 2013 (Castro, J., 2014; Agro e industria en Argentina: un futuro común, Ed. Pluma digital Bs.As.)

nuestro país una economía de crecimiento “inducido” por la dinámica de la demanda externa, y con un ahorro, que financiaba nuestras inversiones, generado fuera de nuestras fronteras.

Es conveniente, para comprender nuestra estructura económica actual, una lectura de trabajos técnicos que presenten el problema con la mayor objetividad, alejados de los lineamientos más partidistas que suelen existir en estos debates. En tal sentido resulta formativo el acceso al trabajo de Di Tella & Zymelman, “Las etapas del desarrollo económico argentino”, Paidós, Bs. As. 1973, Cap I (en el cual se debate, con un sencillo instrumental gráfico, el llamado “desarrollo de los espacios abiertos”). Para una aproximación a la Generación del 80, en su faz económica, y su paralelismo con el mundo de hoy se recomienda Frediani, R., “El modelo de la Generación del 80”, Revista dc Economía 29, Banco de Córdoba, Córdoba, 1981.

Finalmente, para analizar el esfuerzo de adoptar una estrategia exportadora, de una “economía abierta” en los años 40 y su conexión con la visión económica de Perón, se puede consultar, Llach, J. “El Plan Pinedo de 1940”, Desarrollo Económico 92, Bs. As. 1983. Además de todas las obras antedichas, el texto de Carlos Díaz Alejandro, “Ensayos sobre la historia económica argentina “, (Ed. Amorrortu), es una referencia obligada (aunque su lectura no resulte atrayente). A los anteriores trabajos se han sumado en los últimos años otras excelentes referencias, aunque no siempre con opiniones coincidentes, así podemos mencionar: Juan Llach, “Otro siglo, otra Argentina”, Bs.As., 1997; P. Gerchunoff y Lucas Llach, “El ciclo de la ilusión y el desencanto”, Bs.As,,1998; Roberto Cortés Conde, “La economía argentina en el largo plazo”, Sudamericana, Bs.As, 1997; y también “La Economía Política de la Argentina en el siglo XX”, Edhasa, Bs. As., 2005; Ricardo Arriazu, “Lecciones de la Economía Argentina”, El Ateneo, Bs.As.2003; Jorge Todesca, “El mito del país rico”, Emecé, Bs. As., 2006; J.I.García Hamilton, “Porqué crecen los países”, Sudamericana, Bs.As. 2009; Juan Carlos de Pablo, “200 años de economía argentina”, Ediciones B, Bs. As., 2010; Emilio Ocampo, “El mito de la industrialización”, Ed. Claridad, Bs.As. 2020.

En este capítulo presentamos una brevísima historia de la economía argentina, y de los ecos que su evolución ha generado. Entendemos que una perspectiva histórica resulta imprescindible para entender el presente y poder prever el futuro.

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