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ANEXO II: TIPO DE CAMBIO, AHORRO Y CUENTA CORRIENTE - ANEXO III: CONTROL Y REGULACION EN EL CASO DE MONOPOLIOS

Anexo II

TIPO DE CAMBIO, AHORRO Y CUENTA CORRIENTE

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En este breve Anexo presentaremos la relación entre Cuenta Corriente, Cuenta Capital y nivel de tipo de cambio, siguiendo el esquema de Mankiw (1995). Partiremos de la conocida expresión de cuentas nacionales: PBI= C + I + G + X - M

O bien, si adicionamos las remuneraciones netas a los factores (TR), tendremos PBN=PBI+TR PBN = Y = C + I + G + (X + TR - M)

Considerando que la Cuento Corriente (CC) es igual a (X + TR - M), tendremos: Y = C + I + G + CC

Si restamos los tributos, tendremos: Y - T = C + I + (G - T) + CC

Siendo Yd, el ingreso disponible; y el déficit fiscal, DF=G-T Yd = C + I + DF + CC

Pasando términos, tenemos: Yd - C = I + DF + CC Sf = I + DF + CC Sf - DF = I + CC

Lo que significa que el ahorro interno privado (o de las familias) menos el déficit fiscal es igual a la inversión más el saldo "favorable" de la Cuenta Corriente. Siendo el primer miembro el ahorro nacional (S) y recordando que la Cuenta Corriente más la cuenta capital (incluido movimientos de reservas) constituye la balanza de pagos, tenemos:

S = I + CC 0 = (I - S) + CC

Con estas argumentaciones podemos elaborar una gráfica de dos cuadrantes. La cuenta corriente tendrá una pendiente positiva en la relación tipo de cambio/saldo de la cuenta corriente. Este saldo será igual a cero cuando la CK sea también igual a cero (I = S). La CK por su independencia del TC es una línea vertical (ubicada en el primer cuadrante si hay egresos, y en el segundo cuadrante si hay ingresos).

Es decir, que hemos expresado la balanza de pagos, donde en el segundo término, entre paréntesis, se expresa la cuenta capital (CK): CK = I - S

Queda claro entonces que la Cuenta Capital representa la diferencia entre la inversión nacional y el ahorro nacional, implicando una entrada de capitales si I > S, y un egreso si S > I. Tenemos la CC, que depende del nivel de tipo de cambio (cuanto mayor sea, mayor saldo de la CC) y la cuenta capital (I - S) que podemos considerar que no depende del tipo de cambio.

Hay pues dos cuadrantes que, para mayor claridad, pueden interpretarse diferentemente, haciendo un paralelismo con las pendientes habituales de oferta y demanda. En el primer cuadrante, la curva CC puede ser vista como una “oferta” de divisas, y la curva CK (o sea, I-S) puede ser interpretada como la demanda de divisas por los extranjeros, quienes necesitan financiar sus déficit con nosotros (pues CC es negativa para ellos puesto que es positiva para nosotros).

Por el contrario, en el segundo cuadrante, para una mejor comprensión de la dinámica, la curva CC puede ser vista como una “demanda” de dólares para financiar el déficit de esa cuenta corriente. Demanda que es cubierta por una oferta de dólares provista por la CK, ya que el ahorro es menor que la inversión (S - I < O). El encuentro, sea en el primer cuadrante o en el segundo, entre la línea CC y la línea CK nos da el TC de equilibrio para la balanza de Pagos (CK = CC)).

Para una mejor comprensión veamos un caso. Supongamos que el TC observado es TCo inferior al TCe; y la línea de la cuenta capital (S - I > 0) se posiciona en el segundo cuadrante. Al nivel TCo existe un exceso de demanda de dólares (CC) respecto de la oferta (CK). Si estamos con tipo de cambio flexible, éste subirá hasta que CC = CK. Si estamos bajo tipo de cambio fijo, la distancia AB se financia con caída de Reservas, lo que implica absorción de dinero, la oferta monetaria baja (cae la demanda agregada), caen los precios (de bienes no transables); y el TC Real sube (aunque el TC nominal permanezca fijo) hasta que se alcance el equilibrio.

Hay que recordar que la línea vertical (Cuenta Capital) es la diferencia entre ahorro e inversión. Si como consecuencia de un cambio de expectativas se piensa que el TC Nominal va a subir, esto llevará a una mayor "prima de riesgo"; y, en definitiva, a una mayor tasa de interés interna. Esto implica que la inversión cae; y la línea vertical (cualesquiera sea el cuadrante donde se encontraba previamente) se correrá hacia la derecha y el tipo de cambio "de equilibrio" subirá. Este último párrafo relata lo acontecido en nuestro país entre 1999 y 2002. El ahorro es determinante central: si crece, sube el TC, lo que implica más competitividad, alivio en Restricción Externa; y, a largo plazo, mayor ingreso (y por tanto más ahorro). Un círculo virtuoso. En definitivo, un TC alto es beneficioso (Cfr. Montiel y Severn, 2008)

Considerando el amplísimo debate que se ha generado en torno al tipo de cambio de los noventa, y a sus consecuencias, nos parece oportuno transcribir las opiniones de Ricardo Arriazu (2003), uno de los más respetados analistas (aunque prudentemente no mediático, y por eso, poco popular): "(...) existe una tendencia a considerar erróneamente que

todo déficit de cuenta corriente es inherentemente perverso y reflejo de cambios artificiales en precios relativos (usualmente conocido como "atraso cambiario"). Esto lleva a que algunos agentes económicos duden de la sustentabilidad del esquema (...) provocando inestabilidad en los flujos de capitales. Esta percepción genera interrupciones en los procesos exitosos de crecimiento. Es fundamental resaltar que el saldo de la cuenta corriente es la contrapartida de los movimientos de capitales y, por lo tanto, un indicador insuficiente para identificar la calidad de las políticas. (...) Lo que realmente importa no es el saldo de la CC sino el destino del gasto (consumo o inversión), quien lo efectúa (público o privado), la forma y el plazo de financiación y la capacidad de rezago (...). si la mayor capacidad adquisitiva se dirige al consumo, la posibilidad de futuros problemas será alta" (Arriazu, 2003, pág. 79/81).

Cabe aclarar que en el actual contexto internacional, de grandes movimientos de capitales, las economías son muy sensibles a cambios en estos flujos, incluso por meras alteraciones en las expectativas. Nos dice Arriazu (pág. 115/116) que "las economías muy abiertas sufrirán más los efectos de la variaciones en los precios internacionales" pero "las variaciones en los flujos de capitales les impactan menos significativamente que en el caso de las relativamente cerradas". Argentina, por ser una economía muy cerrada(10) (poca proporción de bienes transables en su PBI), viene sufriendo sistemáticamente grandes volatilidades en su PBI a causa de las alteraciones en los flujos de capital. A principios del siglo XX, con una economía abierta, estábamos muy expuestos a las variaciones de precios mundiales de nuestros productos. Para evitar esa volatilidad, provocada por la apertura a los mercados de bienes, nos aislamos (cerramos la economía)..., pero desde 1970, los flujos de capitales ganaron importancia en el mundo; y al ser cerrados nos tornamos muy vulnerables a sus vaivenes.

ATRASO CAMBIARIO E INFLACIÓN DE COSTOS

La vulnerabilidad externa, presente en un país con Restricción Externa, se agrava por un problema de precios relativos distorsionados (a partir de un Tipo de Cambio Real atrasado). Un TCR no competitivo que tiende a generar Déficit en la Cuenta Corriente. Además, un atraso cambiario nominal oculta una inflación reprimida (precisamente se lo deja atrasarse como una estrategia antiinflacionaria). En su momento, el salto en el TC nominal disparará una inflación de costos (de origen cambiario); y, luego, por puja distributiva, se sumará otra inflación de costos (ahora de origen salarial). El resultado: suba de precios y, al menos, al inicio, baja en el nivel de actividad. Y, al aplicar el Estado una política fiscal o monetaria expansiva que morigere la caída en el PBI, posiblemente, se desate una espiral inflacionaria. La inflación disparada, a su vez, atrasará el TC Real…, y vuelta a empezar. Además, la devaluación por el Banco Central (o la depreciación, por el mercado, según sea el caso) tiene el problema que lleva al famoso “Efecto J”, pues la evolución del Saldo de las cuentas externas recuerda a una “J”: empeora en un primer momento, para luego mejorar en el largo plazo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

• Arriazu, R.H.(2003); Lecciones de la crisis argentina, El Ateneo, Bs.As • Díaz C.,A. , • Figueras, Frediani, Recalde y Swoboda,(1999);Principios de Economía, Eudecor, Córdoba • Mankiw, N.G. (1995); Macroeconomía, Macchi, Bs.As. • Montiel, P.& L.Severn (2008); Real Exchange Rate, Saving and Growth: is there a Link?, DT 4636, WB

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