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2. La Economía Subterránea
LA ECONOMÍA SUBTERRÁNEA
I. Introducción
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Habitualmente, cuando debatimos sobre economía, el PBI resulta una variable eje de la polémica..., pero a poco de andar caemos en que el valor referenciado no es el relevante, habida cuenta de que no todo el producto ha sido contemplado. Hay una parte oculta, que puede estimarse muy groseramente: es la economía informal o subterránea.
La economía informal o subterránea (o negra) es aquella parte no "registrada" y a menudo ilegal de la actividad económica. Más estrictamente, se puede definir como el total de ingresos obtenidos pero no fiscalmente declarados, o bien como el total de ingresos no incluidos en las cuentas nacionales. Debe notarse que una actividad puede no ser declarada a las autoridades tributarias pero sí estar evaluada por las oficinas de las cuentas nacionales.
La informalidad tiene dos gruesas manifestaciones, la economía informal (que atiende a lo ya mencionado, la "invisibilidad" estadística o fiscal de la actividad) y el "sector informal", que mira especialmente al mercado del trabajo y a los problemas de empleo (en gran medida, es un subconjunto de la economía subterránea). A partir de un trabajo de la OIT para Kenia ("Employment, incomes and equality in Kenya") el tema de formalidad vs. informalidad comenzó a ser debatido en los años setenta.
En Argentina, esa tarea fue emprendida por Sánchez en "Empleo, crecimiento y sector informal urbano" (1976) (véase art. Introducción al Mercado Laboral, Cap. III) y luego "Economía no registrada" (Estudios Indec, 1987). Sin embargo, es necesario tener clara la diferencia: una cosa es el sector informal y otra cosa la economía informal (o subterránea). Aquí trabajaremos sobre esta última (en el Cap. III nos hemos referido al primero).
La realidad de la economía negra está extendida ampliamente por el mundo. No es sólo un fenómeno argentino (como tampoco lo es la "corrupción"), ni vinculado a un único sector. En los años 80, en cifras gruesas, la economía subterránea alcanzaba en Canadá y España a valores próximos al 20 % del nivel de actividad real; y en Italia, México y Argentina, los porcentajes rondaban el 25 % (Cuadro I).
Aunque buena parte de lo que constituye la economía subterránea es ilegal, no
puede equiparse una a la otra, ya que en aquélla se incluyen actividades que dejarían de ser ilegales en un marco menos regulatorio. Según estimaciones publicadas en Business Week, en abril de 1982, en EEUU, en 1981, la economía irregular alcanzó a 380.000 millones; de los cuales el 33 % respondía a actividades ilegales (juego, fraude, soborno, drogas, robo, etc.) y el 67 % a legales.
II. Causas
La presencia de estas actividades paralelas (al menos las legales) están incentivadas por las regulaciones estatales. Los sujetos sustituyen su acción en la demanda y en la oferta formal por sus equivalentes en la economía informal. Los agentes económicos se ven inducidos a salir del circuito formal (vendiendo o comprando). Su acción responde a una conducta racional ya que los beneficios esperados de pasar a la economía subterránea son mucho mayores que los costos probables.
Tanzi (1982) menciona tres factores que estimulan las actividades subterráneas: factores tributarios, reglamentaciones y prohibiciones. Un capítulo aparte merece lo referente a las prohibiciones, ya que éstas definen el mundo subterráneo ilegal.
Decimos que es un capítulo aparte pues es fuente de controversia si los ingresos generados por estas actividades deben incorporarse a las cuentas nacionales. Una posición es que se deben incluir, basándose en que mientras los sujetos adquieran estos servicios libremente, en cierto sentido se encuentran en un nivel de bienestar superior que sin ellos (de lo contrario, no los comprarían), aún cuando su visión "sea miope", y no perciban el daño a largo plazo (p.ej. en el caso de las drogas alucinógenas). Además, los "productores” de estos bienes prohibidos, están utilizando recursos (escasos) que si se aplicaran en otras actividades incrementarían el producto bruto legal medido.
III. Los efectos
Centralmente, y para ser breves, son dos los efectos, que alcanzan: a) equidad; b) política económica
La cuestión de la equidad es particularmente significativa en la distribución de la carga, como ya lo mencionamos. Si la presión sube, hay quienes "huyen"; por tanto, los que quedan soportan más presión. Precisamente, la tendencia claramente creciente de la economía subterránea suele conducir a dificultades de financiamiento tributario (por la evasión), lo que suele llevar, , en una primera etapa, a su vez (entre otros factores), a un financiamiento inflacionario del gasto (el “impuesto inflacionario no puede ser eludido por estar operando en la economía oculta); y también a pensar que un proceso de menor regulación y menor presión tributaria del Estado reconduciría a la formalidad a los que han “huido" de la economía medida (o formal).
Esto nos lleva al tema de la política económica. La economía subterránea está inevitablemente asociada con una mayor dificultad para conocer los indicadores del desempeño real y por ende para definir las políticas. Por otra parte, como la economía irregular crece más rápidamente que la economía oficial, la tasa de crecimiento de la economía está subestimada.
Suelen señalarse a los factores tributarios como una categoría central para incurrir en informalidad; en especial cuando las tasas tributarias marginales son altas (o cuando se tiende sistemáticamente a subir las tasas año a año). En este mismo concepto deben incluirse los tributos al trabajo (los costos de la seguridad social) que llevan al trabajador y al empleador a ubicarse en la informalidad completa (o parcial, subdeclarando salarios). El aumento constante de la presión tributaria genera una inequidad manifiesta: los que pueden eludir escapan del cerco estatal, y los que no (asalariados, en especial) se ven obligados a sostener un peso cada vez mayor. En definitiva, las crecientes apetencias recaudatorias de los gobiernos (sus políticos y su burocracia) culmina en impuestos más altos para quienes relativamente más cumplen... y estadísticas económicas distorsionadas… ¡Quizás inútiles¡
Otro aspecto que empuja a lo subterráneo son las reglamentaciones. Uno de los mercados preferidos es el laboral; en muchos casos, para tutelar la protección del débil, pero a menudo se sobrepasa el nivel óptimo, y el propio trabajador resulta perjudicado pues los temores del empleador conducen a un nivel de demanda menor para los distintos niveles de salarios (y a una preferencia a sustituir por capital). Un segundo ejemplo son las reglamentaciones en el mercado de divisas (controles al movimiento de capitales) que lleva a la sobrefacturación de importaciones y a la sub- facturación de exportaciones.
Las reglamentaciones además suelen tener efectos no deseados, y a veces contrarios a las propuestas. Un caso ejemplar es la "Eighteenth Amendment" (la décimo octava enmienda) en la Constitución de EEUU, en 1919, que prohibía "producir, vender o transportar licor" y que condujo finalmente a la formación de la Mafia y su poderío (hoy sustentado por la venta de drogas).
A todos nos consume una cuestión ¿si la informalidad es una respuesta flexible, natural y libremente adoptada por los sujetos, será beneficiosa o perjudicial? Edgar Feige, uno de los más importantes analistas y pioneros del tema, no se pronuncia sobre si la economía oculta es beneficiosa o perjudicial.
Por nuestra parte, entendemos que el mayor peso tributario sobre los pequeños comercios (no sólo nacionalmente, sino provincial y municipal), que originó ciertos "costos fijos" tributarios para las micro Pymes, a principios de los '90 en Argentina, obligó a su cierre... y con ello salieron de la informalidad... para caer en el desempleo. ¿No hubiera sido más funcional "entornar los ojos" y dejar pasar, como ocurre en muchos pequeños emprendimientos del norte de Italia?
IV. La medición: el caso argentino
Las primeras estimaciones datan de fines de los '70, y uno de sus pioneros fue Edgar Feige con su "How big is the irregular economy?". En el caso de Argentina, los trabajos del recordado Adrián Guisarri en el Instituto Di Tella en 1986 y luego su libro "La Argentina informal" (1989) son los hitos más destacados.
Existen distintos métodos para cuantificar el tamaño de la economía irregular: a) directos, como , por ejemplo, el uso de cuestionarios para averiguar si los entrevistados han participado en ella, como compradores o vendedores (según Tanzi, ha dado interesantes resultados en Suecia y Noruega); b) indirectos, vinculados al análisis de estadísticas monetarias (y que resultan los más extendidos) o estadísticas de otras variables representativas (v.gr. kilovatios consumidos)
Entre estos últimos se destacan el de Peter Gutmann, el de Vito Tanzi y el de Edgar Feige. El de Feige puede ser rápida e intuitivamente comprendido. Parte de la identidad cuantitativa en la versión de Fisher (esto es, MV = PT), y si M y V son valores conocidos, y también tenemos idea de la relación habitual entre el total de transacciones (PT) y el nivel de producto total, a partir de algunos supuestos, tomando como base de partida un año en que se postula que no hubiera economía oculta, puede estimarse la economía irregular de un año a calcular por medio de la evolución de la demanda de dinero.
Una vía más sofisticada es la de Tanzi, que modificada resultó de aplicación por Guisarri para la Argentina, Guisarri estima la demanda de circulante por las variables habituales (PBI, inflación y tasa de interés), y adicionalmente, gasto público respecto del PBI y de la brecha cambiaria (como variables que explicarían la demanda para transacciones informales). "El método propuesto por Tanzi consiste en calcular la demanda de circulante, "acumulando" los efectos de las causas de informalidad. Esta sería la demanda sin informalidad cuya diferencia con el circulante observado daría el circulante utilizado para las transacciones informales" (Guisarri, 1989, pág. 132).
A su vez, aprovechando el uso generalizado de la energía eléctrica como insumo, y a partir de establecer la relación producción/energía, se estima también el nivel de economía subterránea (Guisarri, pág. 137).
Las comparaciones entre ambos métodos permiten concluir que, pese a las diferencias, sus órdenes de magnitud son razonablemente similares (Cuadro II). Como se ve, por los períodos, las distintas políticas han condicionado la evolución de la economía informal: cuánto más intervencionismo (mayores rigideces o mayor presión fiscal) mayor resulta la economía oculta. Cuando más respeto se dio a la actividad privada, el PBI informal disminuyó relativamente (por ejemplo, en el período 1956-1972).
Por otro lado, la tasa de crecimiento de la actividad oculta mayor a la formal ha
dado lugar a un comportamiento de la economía "real" superior al que hubiera
permitido la economía formal(9) (por ejemplo en el período 1931-1985, el PIB registrado evolucionó al 2,6 %, y el PIB total lo hizo al 3,7 %); y, por supuesto, permitiendo un mayor bienestar.
V. Palabras de cierre
Como dijimos, citando a Feige, es difícil pronunciarse acerca del beneficio o perjuicio neto a que la economía subterránea da lugar. No obstante, nuestro juicio personal es que gran número de cuentapropistas pequeños, que constituían un trabajo domiciliario
no declarado, al aumentar en los noventa el control fiscal no pudieron sobrevivir, puesto que el Estado absorbió sus pobres ingresos (en realidad conformaban gran parte del "sector informal urbano"). Entendemos que ese control fue un error. En vez de un pequeño taller de reparaciones, luego se tuvo un desocupado. Sin embargo, esto no implica que aboguemos por una economía sumergida, sino sugerir obrar con prudencia en el caso de los microemprendimientos.
En orden al fenómeno macroeconómico, lo que importa es tener conciencia de la economía oculta, de su presencia, conocer sus causas y su funcionamiento, para tenerla presente en el momento de las decisiones.
Unas palabras finales para el caso de las economías planificadas de antaño (socialistas). Los mercados paralelos (una de las manifestaciones de la economía oculta) eran tan extendidos y diversos que recibían denominaciones pintorescas.
Existían mercados "semilegales" (mercados “grises") y mercados "ilegales" (el "marrón" y el "negro").
En el caso del mercado marrón, el Estado dejaba operar veladamente (era el caso de productos racionados) y mientras en el mercado negro, se perseguía a sus intervinientes, calificados como criminales (era el caso de las divisas, y los libros extranjeros, por ejemplo). En los países de economía planificada, la creación de estos "mercados paralelos" obedecía a la necesidad de obtener bienes vedados en el mercado oficial.
Hoy, más de veinte años después de aquella clásica obra del recordado Adrián Guisarri (de 1989) una pregunta se impone: ¿en qué nivel se encuentra la economía subterránea, particularmente en Argentina? Desde el punto de vista impositivo, creemos que los valores porcentuales de la economía informal deben ser por lo menos similares, sino superiores; especialmente por la gran presencia del sector agropecuario (que en todo el mundo, suele tener comparativamente a los otros sectores niveles altos de evasión) y la proliferación del comercio de drogas (inexistente en aquella Argentina de 1989).
A su vez, desde el punto de vista estadístico, las opiniones sobre la economía informal son diversas. Por ejemplo, según un Informe de Fiel, Abece y el Estudio Broda (agosto 2010), los datos de Indec estarían sobrestimando el nivel del PBI nacional (p.ej. en 2008 el PBI creció oficialmente el 6.8% y en 2009 el O.9%, pero para el Informe mencionado los valores fueron 4.9% en 2008 y una caída del 2.7% en 2009). Por el contrario, la percepción personal de quien esto escribe era que los valores de PBI por habitante, si nos guiarnos por los niveles de consumo que se observan en la sociedad argentina, deben ser superiores a lo que las mismas estadísticas oficiales señalan (diez mil dólares por habitante en 2009). En esta misma dirección apuntan algunos trabajos, por ejemplo el artículo de Gabriela Cugat, presentado en la Reunión de la AAEP 2009, que basada en un método monetario estima el porcentaje de economía informal en cerca del 35%. Sin embargo, es de apuntar que los técnicos del Indec (presentes en la sesión de exposición del excelente trabajo de Cugat
en la AAEP) argumentan que las estimaciones oficiales contemplan ya la economía irregular por vía de ajustes ad hoc. En otras palabras, sostienen que las estadísticas oficiales son correctas, y no brindan datos subestimados. Por nuestra parte, con nuestro modesto equipo de investigación de la UNC (Arrufat, Freille, Iturralde, Rodríguez, Figueras), en 2010, intentamos estimar el Producto Bruto Geográfico por habitante de las distintas provincias (desde 1995 a hoy), en base a un método de energía eléctrica (sustentado en la elasticidad ingreso per cápita del consumo eléctrico, diferente al método de Guisarri), pero lamentablemente fracasamos en el esfuerzo, posiblemente por la presencia de desplazamientos de la ''función macro" de producción (que utiliza, como variable de estimación para el caso, el consumo eléctrico) por mayor eficiencia de los aparatos eléctricos.
Según Fiel (2000), referenciado en Orlando Ferreres, "Dos siglos de Economía Argentina: 18102004", Bs.As., 2005, pag. 162, la economía nacional ha sufrido cifras importantes de economía informal. La presencia de esta economía informal exigió ciertas decisiones metodológicas para elaborar las Cuentas Nacionales, que son explicadas en Ferreres (ob. cit. 2005) pág. 162 y s.s.
Si bien la economía subterránea y el mercado laboral informal son conceptos diferentes, tienen una profunda vinculación, ya que para abonar a empleados informales hay que operar en la economía subterránea. Por eso, como una aproximación, presentamos la gráfica del Profesor Ferreres (La Nación, 21/11/2019)
Tomado de https://www.lanacion.com.ar/opinion/la-evolucion-informalidad-laboral-nid2307931/
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
• BRUS, W., 1969; Funcionamiento de la economía socialista, Oikos • FERRERES, O.,2019; Evolución de la Informalidad Laboral, La Nación, 21/11/2019 • FREDIANI, R., 1989; El desafío de la economía informal, Bol. Techint 252 • GUISSARRI, A., 1989; La Argentina informal, Buenos Aires. • SABA, A., 1981; La industria subterránea, Ed. Alfonso, Valencia • TANZI, V., 1982; The underground economy in the USA and abroad, Mass