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Apéndice: El empleo en el siglo XXI
Apendice I
EL EMPLEO EN EL SIGLO XXI
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La salida de la Convertibilidad (dic.2001/enero 2002) se produjo en un contexto de muy alto desempleo. La devaluación (al triplicar el precio del dólar) condujo a una caída generalizada, en términos internacionales, de los salarios reales de aproximadamente el 66%. Como es de esperar, esto llevó a una mayor cantidad demandada de trabajo (al deslizarnos hacia abajo por la curva de demanda laboral). Al cambiar la relación de precios trabajo•capital, las labores se fueron haciendo mano de obra intensiva, lo que condujo a disminuir la desocupación (al corrernos por la isoquanta). A su vez, la suba durante el 2002 de los commodities agrarios, permitió la rápida recuperación de los salarios vinculados a su producción. El enorme flujo de dinero al agro y sectores vinculados reactivó otras industrias (como la construcción, que se tornó en un lugar de resguardo financiero, al haberse perdido la confianza en los bancos).
Así, paso a paso al principio, y desde el 2005 con gran rapidez, se recuperaron los mercados laborales, tanto en ocupación como en salario. Sólo permanecieron deprimidos, en términos comparados a otras remuneraciones, los salarios de todo el arco de servidores estatales (desde maestros a policías, pasando por funcionarios del ejecutivo, médicos, etc.), como una estrategia de gobierno con el doble propósito de contener el gasto público pero mantener a la vez el Estado de Bienestar (cosa que se llevó a cabo vía un deterioro en la remuneración relativa de los asalariados públicos respecto del grueso de trabajadores formales).
La baja del desempleo y subempleo se debió al fuerte crecimiento de la economía, con un aumento promedio del PBI del 7% entre 2004/2008. En el 2004, por cada punto de aumento del PBI, el empleo (sin planes sociales) creció en 0,7 puntos. En el 2003 y el primer semestre del 2004, la elasticidad del empleo era del orden de uno, pero en el último tramo del 2004 descendió a 0,4%.(6)
Cierto es que gran parte de estos empleos generados fueron informales (en negro). Este sector informal, surgido en los sesenta (como ya vimos), ha ido ampliando sus dimensiones. En 1990, la participación del trabajo en negro era del 26%. Luego fue subiendo: en 1995 ya era 34%, en 1997 del 38% y en octubre del 2001 algo más. Entre marzo 2002 y octubre el coeficiente saltó al 45%, y en el 2° trimestre 2003 a casi 50%(7). El empleo de personal en negro es harto riesgoso para las empresas(8)
Los numerosos empresarios Pyme que tienen personal en negro parecen no ser conscientes de estos riesgos. Claro que la diferencia de costo, tanto por menores salarios
como por evasión de cargas sociales, impuestos y otros conceptos, es tan grande,
que para muchos justifica el riesgo.
Las empresas que tienen trabajadores en negro, inevitablemente evaden el IVA, el impuesto a las Ganancias y a los Ingresos Brutos (provincial), ya que deben contar con
6 Desde el ángulo de la ocupación, lo más conveniente es una alta elasticidad empleo del producto, pero desde el punto de vista de la productividad lo conveniente es lo opuesto, esto es un bajo coeficiente (pues significa que con poca mano de obra se aumenta mucho el producto). 7 2 Hay que tomar conciencia que los informales son “desamparados” futuros, sin derecho legal a jubilación; salvo que se continúe con periódicas moratorias previsionales. En ese caso, los perjudicados son quienes, desde el mercado formal, cumplen con sus obligaciones previsionales pagando su impuesto al trabajo (que es el aporte jubilatorio) 8 Es difícil comprender que tantos empresarios asuman una actitud que puede calificarse de temeraria. Si son detectados, la AFIP les exigirá el pago de todo lo adeudado en concepto de cargas sociales e impuestos evadidos; pero además, como no cuentan con un seguro por accidentes y enfermedades laborales, en caso de siniestro, si son demandados, soportarán a su costo las altas indemnizaciones.
dinero “negro” para poder pagar los salarios también en “negro”. El Gobierno, en cierto modo, se ve obligado a tolerar esta situación anómala pues si se realizan inspecciones masivas llevaría a la clausura de innumerables Pymes, con un efecto catastrófico sobre la ocupación(9) .
Por su parte, a diferencia de los años noventa, hoy los sindicatos cuentan con una buena capacidad de negociación (más por razones políticas que por razones de mercado, ya que no hay presiones de demanda laboral). Pese a ello, acotemos que, desde 2002 en adelante, con los cambios de precios relativos producto de la devaluación, se fue conformando una sociedad económica dual: sectores muy beneficiados con la devaluación de 2002 y la política posterior... y otros sectores muy castigados. Lo cual condujo a esa doble sociedad a nivel de ingresos: los que viven insertos en el mundo global y los que no están insertos en él (especialmente los asalariados que se encuentran en el área de las prestaciones propias del Estado de Bienestar: policías, guardaparques, médicos de la sanidad pública, docentes, etc).
Por otro lado, hace ya tiempo que se alcanzó el piso de desocupación. Lo que restaba era núcleo duro. En su mayor parte en el sector informal, con desocupados que carecían de las calificaciones demandadas hoy. Un problema de capacitación, resultado de conductas “culturales” y de las políticas educativas vigentes durante gran parte de los últimos 60 años (que han asignado muy bajos porcentajes del PBI a educación, largamente menores que en los países de la OECD, e incluso que en Chile o Brasil). Entre enero 2016 y 2019, consecuencia de los intentos de corregir los numerosos desequilibrios (déficit fiscal, déficit de balance comercial, atraso cambiario, alta presión tributaria, déficit energético, precios relativos lejos de los costos de oportunidad internacionales,etc), la demanda agregada permaneció bastante estancada y, por tanto, crecieron las posibilidades de desempleo. Además, el futuro del empleo tradicional parece complejo ante una sociedad cibernética y robotizada (ver art. “Problema del Desempleo, Acápite II). Crece la informalidad y el trabajo precario. En abril 2021, sólo el 13% de la población tenía un empleo formal en el sector privado y un 7% eran empleados públicos. Es decir, del total de empleo formal, el 36% era empleo público. La incapacidad de generar empleo productivo ha llevado, como paliativo, al empleo público y a los planes sociales (que crecen sin pausa: eran 250.000 al cierre del 2015; 750.000 al cierre del gobierno de Macri y a mediados del 2022, con el presidente Fernández, 1.250.000).
EDUCACIÓN Y EMPLEO Los resultados de cualquier política de empleo guardan relación directa con
la educación.(10) Se advierte actualmente una creciente escasez de personal capacitado y especializado en determinadas tareas. Mientras que en el mundo moderno las exigencias laborales aumentan, nuestro nivel educativo paradójicamente baja (en especial, en la comparación internacional con países de similares características económicas). Muchas empresas informan que cuando piden personal muy pocos de los que se presentan califican. El problema arranca con la pobre calidad de la educación en muchas escuelas primarias y sigue con insuficiente cantidad de alumnos en escuelas técnicas. En cambio hay un exceso de alumnos universitarios, muchos de los cuales por múltiples motivos no califican para carreras académicas, se tornan crónicos, y finalmente sufrirán la frustración del “fracaso”.
9 Tal vez, simultáneamente, habría que disponer un blanqueo para las empresas que registren sus trabajadores en negro, lo que implicaría que no se les exija que paguen los montos evadidos anteriormente, tanto por cargas sociales como por impuestos y otros conceptos. Una vez que legalicen la situación, empezarán a ser contribuyentes normales, aunque tal vez la costumbre de estar fuera del sistema las haga mantener cierta evasión. 10 Para adentrarse en el problema del desempleo juvenil son muy interesantes los trabajos de Gerardo García Oro, por ejemplo, Problemática juvenil y políticas públicas que pueden mejorar sus oportunidades, presentado en el Aniversario 38 del IERAL, Cba. 2015; o bien, La problemática de inserción social de los jóvenes en Argentina, 48 Jornadas Internacionales de Finanzas Públicas, Cba. 2015
Además, dada la importancia acordada a los diplomas como señales de formación para el mercado laboral, las universidades se han convertido de transmisoras de conocimientos en meras “productoras” de egresados de muy regular calidad. Situación difícil de revertir cuando apenas se aplica al conjunto de todos los niveles educativos (tanto entidades públicas como privadas) el 6% del PBI (al nivel universitario público aproximadamente entre 0.8% y 1%), mientras en países de peso se destina cerca del 4% exclusivamente a investigación y desarrollo, mientras que la docencia propiamente dicha recibe cerca del 8% del PBI(11) .
Estos porcentajes, magros en la comparación, no necesariamente reflejan una decisión
gubernamental sino una consolidada preferencia social: el conocimiento no mere-
ce mayores sacrificios. Sin embargo, debe destacarse que en los últimos años se han aumentado bastante las proporciones destinadas a educación en general (no tanto a educación universitaria), pero los aún reducidos porcentajes (comparados)(12), insistimos, no hacen sino reflejar la muy poca inclinación de la sociedad por asignar recursos a su educación: de tal modo, por ejemplo, los salarios de los profesores•investigadores de las universidades son muy inferiores a sus costos de oportunidad (en países limítrofes, en la actividad docente, las remuneraciones más que duplican las argentinas), pese a que se les exige cada vez mayores niveles de trabajo (no solamente trasmitir conocimientos, sino asimilar otros nuevos…, y además generar innovaciones).
LAS PREFERENCIAS DE NUESTRA SOCIEDAD
Una prueba bien clara de las verdaderas preferencias sociales de la gente, más allá del discurso, fueron los resultados de las paritarias 2013: verbi gratia, mientras en el gremio del transporte se otorgaron aumentos del 30% de una sola vez, a los docentes, particularmente universitarios, sólo el 16% de una vez, y unos cuatro puntos más en cómodas cuotas. En 2016, se está ofreciendo a los universitarios 15% de aumento en mayo, 5% en octubre y 11% en diciembre, mientras a los bancarios se lo otorgó un 33% retroactivo a enero. Si los docentes no ganan bien es porque a nadie le interesa realmente lo que hacen. Es un momento adecuado para desmitificar algunas ideas respecto del esfuerzo dedicado a educación. Es falso que se dedique un gran esfuerzo a la formación universitaria pública (comparada con países de América Latina). Por ejemplo, el presupuesto de la totalidad de las universidades públicas alcanzó en el presupuesto 2016, votado en octubre de 2015, sólo 0.78% del PBI (como en 1996). Más datos: la UBA con 300.000 alumnos, tenía un presupuesto de 600 millones de U$S, mientras la UNAM de México, con 308.000 alumnos, contaba con 1950 millones, 3.25 veces más. Y la Universidad de San Pablo, con 1550 mill. 2.6 veces más.
Para refrendar esta particular escala de preferencias de la sociedad argen-
tina, que habla de educación todo el tiempo pero que cínicamente no le dedica recursos, es la estructura de ponderaciones en el gasto de la canasta familiar: a “Esparcimiento” la familia tipo aplica casi el 9% de sus ingresos (8.67% exactamente) y a “Educación” menos de la mitad, sólo 4.2% (a Libros escasamente 0.86 %, prácticamente lo que dedica a “Flores, plantas y animales domésticos”). ¡Y después la sociedad se queja de la educación!…, pues bien que sacrifica muy poco por ella.
11 Cierto es que los resultados de aplicar un gran esfuerzo a investigación y desarrollo no necesariamente sean tan halagüeños como se puede llegar a pensar en abstracto. En la mitología que circula la idea de que si nos dedicamos a investigar podríamos mover la frontera del conocimiento (y eso nos insertaría en un primer escalón a nivel mundial, y con ello aumentar el ingreso por habitante…, que es lo que interesa por lo general, no el conocimiento per se). Pero, ¿puede eso acontecer cuando en términos de volumen, por ejemplo Estados Unidos dedica un volumen de recursos más de mil veces mayor que el de Argentina? No es solamente un problema de porcentaje del PIB sino también de escala absoluta. 12 Como una pauta comparativa de salarios, consúltese la nota al pie en el Acápite I del artículo