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Apéndice: La relación inflación / desempleo

Apendice I

LA RELACIÓN INFLACIÓN / DESEMPLEO

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Habitualmente trabajamos con una curva de oferta agregada graficada en el espacio nivel de precios•nivel de producto. A partir de esa expresión se puede por sucesivos pasos algebraicos llegar a definir una curva de oferta agregada, pero ahora “dinámica”, en un espacio tasa de inflación•nivel de producto (Cfr. Blanchard, 2000, Cap. 17), que no es sino una “expresión” de la curva de Phillips.

La curva de Phillips es una relación decreciente (convexa y no lineal) entre la tasa de variación de salarios monetarios y la tasa de desempleo, presentada en 1958 por A. Phillips (como un resultado empírico para el Reino Unido entre 1861 y 1957). Su teorización correspondió a R. Lipsey (1960), quien supuso que: a) la tasa de cambio de los salarios monetarios es una función del exceso de demanda en el mercado laboral (una hipótesis walrasiana); b) este exceso de demanda es función inversa del desempleo. De tal

modo, se llega a una relación inversa entre tasa de cambio de salarios monetarios

y tasa de desocupación. Y luego, alternativamente, en su versión más famosa, la curva de Phillips se expresa como una relación entre tasa de inflación y tasa de desempleo. La implicación de este vínculo es la existencia de una relación de negociación (o intercambio) entre inflación y desocupación: el aumento de uno implicaría la disminución del otro. Si se quiere incrementar la ocupación, bastaría aumentar la inflación. Esto inspiró a los gobiernos la idea de que podían “comprar” empleo, “pagando” con una menor estabilidad de precios (mayor inflación).

Pero lo que en principio se entendió como una relación estable, a medida que los procesos inflacionarios se hicieron habituales y persistentes perdió estabilidad y comenzó a “desplazarse” hacia arriba, en un proceso de aceleración de la inflación por incorporación de las expectativas sobre precios. De tal modo, se fueron dando sucesivas curvas de Phillips, de manera que a cada tasa de desocupación le correspondería una tasa de inflación mayor que la señalada por la curva primitiva.

Es decir, que haría falta un desempleo cada vez más alto para reducir la inflación; o bien, una inflación cada vez mayor para reducir el desempleo. Incluso, en algunos países (v.gr. los países de la OCDE), en los años ´70 y ´80, la relación entre el porcentaje anual de inflación y el nivel de desempleo en lugar de mostrar una conducta decreciente pasó a tener una forma creciente (esto es, mayor inflación con mayor desempleo). Lo cual puede explicarse, desde lo conceptual, porque cuando los gobiernos constatan que la inflación se les descontrola, suelen aplicar medidas económicas (p.ej. reducir la oferta monetaria o subir la tasa de interés) que, a menudo, tienen un pequeño impacto sobre la inflación a corto plazo, pero conducen rápidamente a niveles más elevados de desocupación: coexistiendo tasas de desempleo más altas con tasas de inflación más elevadas.

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