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De la tierra al fuego
De la tierra al fuego: Una lectura del otro en uno mismo
Rafael Alejandro Sepúlveda & Víctor Juan Sepúlveda
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[memoria-autobiografía-arte]
Nota del Editor
Ras y Jhon Caridad son dos extraordinarios artistas dominicanos que desde hace más de 30 años trabajan el barro (esa metáfora hecha de tierra, agua, aire y fuego) desde la sombra que impone la escasez, la falta de compromiso gubernamental y el azar. Todo esto, y más, no ha impedido que a través del tiempo hayan completado un valioso cuerpo de trabajos de cerámica escultórica en arteobjetos (utilitarios y decorativos), murales, mosaicos, vitrales, esculturas, instalaciones y señalizaciones. Este escrito, ¿a dos voces?, intenta visibilizar esta comprometida pasión hacia el arte de la cerámica de estos artistas que también son hermanos. Les hemos pedido a cada uno que nos hablen del otro sin el temor que nos hablen de ellos mismos.
¿Quién es Jhon Caridad? Jhon Caridad y yo
Víctor Juan Sepúlveda es John Caridad, mi hermano, 2 años menor que yo, aunque siempre se ha comportado como si fuera todo lo contrario.
Nació en la época en la cual teníamos que hacer parte de nuestros juguetes o juegos. Para eso teníamos a nuestra disposición diversos materiales, pero en tiempo de lluvia el barro era el más abundante. Como galería o pasarela, usábamos las aceras y contenes en donde colocábamos en fila toda la producción, por así decirlo.
Luego, para darle de trabajar a los gomeros (tapa-pinches), se nos ocurre la (macabrita) idea de colocar clavos con las puntas hacia arriba en el interior de lasfiguritas de barro, para ponchar los neumáticos… esto lo hacíamos por diversión pero los gomeros, supongo, les daban gracias a Dios por el incremento de trabajo y a la vez de ingresos, sin darse cuenta de que los que estaban haciendo ese trabajito eran en realidad un par de diablitos. Sin temor a equivocarme podría decir que todo esto fue el inicio de lo que luego se convertiría en un estilo de vida y sobre todo de subsistencia.
Cuando John aprende a leer se convierte en un devorador de paquitos (cómics) y novelitas de vaqueros, y, a la vez, en un persistente copista de los dibujos que aparecen en dichas revistas. Recuerdo que la pintura que usaba era la misma que se usa para pintar casas, pues, siendo un mozalbete tanto él como yo, éramos de los ayudantes de un tío materno que era el pintor del pueblo, y a quien llamábamos Papatío.
“Teníamos a nuestra disposición diversos materiales, pero en tiempo de lluvia el barro era el más abundante. Con éste hacíamos unos muñecos que representaban a todos los miembros de la familia incluyendo vecinos y mascotas…”
Como pueden haber notado, para hablar de mi hermano es inevitable hablar de mí, no solo por el vínculo familiar, sino también por el grado de complicidad con que nos hemos manejado en esta búsqueda constante como hacedores de artesanía, arte-objeto... arte. Como dato curioso, al momento de declararnos se cometió un error y nos declaran como mellizos, algo así como un fijador para reforzar dicho vínculo.
Jhon Caridad
Aunque algunos dicen que el tiempo no existe, aun así ha pasado. Luego de culminar los estudios secundarios (en República Dominicana, bachillerato), se inscribe en la Universidad Autónoma de Santo Domingo –UASD– en donde estudia la carrera que él buscaba: diseño gráfico y publicidad.
Había que trabajar para poder estudiar... En la universidad, un amigo le habla de otro amigo que tenía un tío que había abierto una tienda-taller de cerámica en la zona colonial de Santo Domingo y que necesitaban jóvenes con habilidades artísticas para trabajar allí específicamente en el área de decoración y pintura.
Ahí entra John a ese reencuentro con la tierra, la forma y el fuego. De inmediato ve un espacio para su hermano (Yo), y hace los movimientos adecuados para involucrarme en ese trabajo. Marialejos tenía una línea de trabajo ya definida, con diseños geométricos limpios, elegantes y con una inclinación hacia lo orgánico muy bien llevada, pero aun así nos permitían hacer algunas innovaciones y, si pasaban la prueba, entraban en producción. Esta experiencia laboral fue una escuela para muchos de nosotros, y motivo de sueños y estímulos porque sus dueños, ambos arquitectos, se relacionaban con nosotros más que como jefes, como maestros. Así comenzamos a realizar nuestros propios trabajos.
En una pensión de la ciudad colonial, donde teníamos una habitación rentada, John modelaba algunas piezas y, como no contábamos con un horno de cerámica, tenía que llevar las piezas crudas a quemar a cualquier sitio donde brindaban ese servicio. Luego se recogían, se decoraban (pintaban) y de nuevo al horno, esto así, porque comenzamos haciendo cerámica de doble cocción. En ese entonces, John tenía su pareja y juntos se mudaron de la pensión para montar su taller en el apartamento que habían rentado, así nace D’Barro y fuego: taller. Este proyecto surge como una sociedad un tanto implícita entre nosotros. Como verdadero alquimista se entrega con toda la pasión a la experimentación y búsqueda en la cerámica; yo hago lo propio, paralelamente.
A finales de los ‘80 habíamos dado un paso de gran trascendencia. Se trata de nuestra primera gran exposición de cerámica artística en uno de los centro de arte más importante y emblemáticos en su momento como lo fue Casa de Bastidas (Museo de las Casas Reales), esta exposición fue llamada Vivencias en barro.
A Casa de Bastidas llegamos de la mano, y con el apadrinamiento del afamado artista dominicano Manuel Montilla, después de haber participado en algunas ferias artesanales y otras actividades afines. El éxito de esta exposición nos expuso como referentes en este quehacer y motivó a que otros artistas incursionaran en la cerámica; y los que ya habían dejado el arte, se reactivaran. Todo provocó que esta cenicienta de las plásticas, la cerámica, fuera tomada en cuenta al punto de ser incorporada como renglón artístico en la Bienal Nacional de Artes Visuales en la República Dominicana.
Ya en los ’90, John forma un trío con dos amigos y compañeros de carrera, y realizan exposiciones conjuntas en diferentes centros, destacándose la que se hizo en El Museo del Hombre Dominicano con el tema taíno. En esta elaboraron una pieza tripartita que hoy forma parte de la colección permanente de dicha institución. Durante esa década es cofundador de lo que fue el 1er. y 2do. Salón de Cerámica realizado en el recinto del Centro Español de Santo Domingo. También hay que destacar su participación como director artístico del Centro Nacional de Artesanía –CENADARTE–. Luego viaja a Tenerife, Islas Canarias, España, a participar en una Feria Internacional de Artesanía, donde es muy bien acogida la muestra con la que participa y es merecedor de un reconocimiento; esto motiva ser considerado para las próximas ferias, pero ya como invitado especial. Al año siguiente, regresa a España en donde permanece por un periodo de diez años; allí, tiene que involucrarse en quehaceres totalmente divorciados de lo que hubiese querido hacer... Aun así se mantuvo haciendo lo que más le apasiona, cerámicas, vitrales y pinturas. Cabe decir que nuestro personaje, en cuestión, es un artista-artesano multifacético y multidisciplinario. Sus vitrales más importantes los encontramos en la capilla del Instituto Tecnológico San Ignacio de Loyola de San Cristóbal, Sto. Domingo, en el ITESIL y en la Iglesia de Partido, ambos en Dajabón.
Hoy en día, se desempeña como docente de artes aplicadas en un centro de excelencia orientado a las artes, parte del nuevo sistema educativo de la Rep. Dominicana. Y aún prosigue con su pasión creativa, dedicándole siempre parte de su tiempo a ese quehacer que viene de la tierra y el fuego.
¿Quién es Ras?
Rafael Alejandro Sepúlveda es Ras. Sus dotes de artista se revelaron a muy temprana edad, pues, cuando pequeño, a la orilla del río Soco (Sta. Cruz del Seibo) donde suele llover con mucha frecuencia y la tierra se ablandaba, se daba lugar a una tierra amarillenta que él y yo usábamos para hacer figuras. Las formas eran varias (animales, humanas y unas que otras veces muebles y casitas). Diría que en esas pequeñas cosas, se reflejaba el talento que emanaba de un niño y más tarde se convertiría en el artista que es hoy. En otras ocasiones, en las paredes de nuestro hogar, solía hacer unos dibujos que ahora me hacen recordar la pictografía que hacían los indígenas en las cavernas, porque eran algo parecido a ese nuestro primer arte.
Los años pasaron y ambos compartíamos ese don, y pasión, por el arte. Más tarde, Rafael da el salto a la universidad y empieza sus estudios en Ingeniería Civil, algo totalmente desvinculado de lo que es el arte; allí pareció perder todo el contacto con ese mundo, hubo una desconexión. Sin embargo, el mundo da muchas vueltas y al entrar yo a la universidad, empezando mi carrera en el ámbito artístico, con el paso del tiempo, de cierta forma, lo convencí de regresar a aquel barro, y el arte lo atrapó nuevamente. Es por eso que pienso que el arte es algo mágico. De repente, Ras se encontró en Santo Domingo trabajando en una fábrica de cerámica (cerámica decorativa y una que otra utilitaria), dónde empezó a revolucionar los diseños de las vasijas de la compañía, al grado que hubo un momento que la producción de la empresa parecía una obra suya por completo, a causa de los diseños, creación suya, utilizados en la cerámica.
Años más tarde, surge la primera exposición pura de cerámica hecha por artistas dominicanos. Ubicada en la galería principal de Casa de Rodrigo de Bastida (Zona Colonial, Sto. Domingo, R.D), se le dio el nombre de Vivencias en Barro, dónde exhibimos obras tales como: murales, esculturas, platones, entre otros. Esta exposición, y experiencia, le permitió conocer lo que más tarde le sirvió como trampolín para catapultarse en su trayectoria de artista, descubriendo nuevas técnicas para crear texturas en la pintura (uso de cristales, nuevos materiales, etc.). Hasta con el paso del tiempo llegar a participar en bienales, ferias internacionales, exposiciones colectivas, y otras individuales, y así mismo obteniendo premios y menciones en el medio artístico, todo gracias a sus logros.
A medida que participaba en diversos actos y eventos del medio, iba dejando buena impresión de sus obras en Terracota, un evento que tiene lugar en Santiago de Cuba, dónde fue partícipe tres años consecutivos, así mismo en el evento Terracaribe, celebrado en su país natal.
En sus obras se ve reflejada la experiencia que adquirió en la universidad estudiando ingeniería, pues sus creaciones, la mayoría de las veces, se enfocan en la estructura, siempre pensando en la estética de éstas. Por varios años se dedicó a su taller/escuela llamada De barro y fuego, desde donde ha formado y orientado a otros artistas plásticos para realizar murales, y a la producción no meramente artesanal que reinventa las pictografías taínas. Ha trabajado como instructor de artes en diversas instituciones del estado y, actualmente, sus obras están diseminadas en diversos países de América Latina (Cuba, Puerto Rico, República Dominicana, etc.).
Al día de hoy, no se ha alejado del arte y se encuentra inmerso en el trabajo de su empresa y creando piezas escultóricas para futuras exposiciones.