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Metáfora caribeña: El evangelio de Makandal y los hacedores de lluvia de Raúl Guadalupe de Jesús
Metáfora caribeñea: El evangelio de Makandal y los hacedores de lluvia de Raúl Guadalupe de Jesús
Mario O. Ayala Santiago
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[crítica-literatura-historia]
La metáfora del nacimiento o alumbramiento ha sido muy usada al momento de reseñar o hablar sobre una publicación. Sin embargo, las seducciones maravillosas del lenguaje nos pueden llevar a la utilización de otras figuras retóricas que en algunos casos pueden ser más o menos pertinentes. Es de amplio conocimiento los avatares y pormenores que se ciñen al fenómeno editorial, y sobre todo, las implicaciones a nivel profesional y académico que en muchas ocasiones redundan en discursos acomodaticios, en juicios templados y en retóricas flexibles de goma de mascar azucarada. Sin embargo, cuando el intenso sabor inicial se desvanece, se va perdiendo el gusto y se termina por tirar ese cuerpo deforme a fuerza de quijada que no puede ser digerido. Sin embargo, cuando nos topamos con un producto de alta calidad intentamos mostrar con todo gusto la complejidad, el tiempo de elaboración y las propiedades que lo califican como tal.
Este es el caso del libro del Dr. Guadalupe, El evangelio de Makandal y los hacedores de lluvia: Ensayos sobre literatura, historia y política del Caribe, quien por muchos años estuvo reflexionando sobre muchos de los temas presentados en el libro. El mismo representa un reto intelectual, y precisamente por ser de ese tipo, evoca e impone la fascinación al lector del espacio académico. Sin embargo, este texto no está construido o concebido desde la cárcel del lenguaje, sino desde la seriedad y la rigurosidad buscando el mayor acercamiento a la verdad por lejana que parezca. En este sentido, uno de los mayores atributos del texto es la recuperación de la relación inherente entre la realidad material y la política como elementos sustanciales y esenciales para la vida humana en sociedad. Este libro es entre muchas cosas un llamado a la reflexión, la discusión, la autocrítica, a la cordura a grandes rasgos; y el mismo se hace desde el espacio de la universidad y de la academia, el cual es y debe ser siempre polémico, pero nunca arbitrario ni impositivo, aunque esto parezca una utopía, o sea el poco idealismo que queda en mi persona.
Este texto puede y debe ser leído, por cualquier persona que inicie estudios graduados en cualquiera de las ramas de las humanidades mencionadas en el título; sin importar el gran número de críticos y teóricos que conforman las propuestas de análisis del Dr. Guadalupe, pues ese lector encontrará en el mismo la franqueza que brinda la rigurosidad investigativa, sin las grandes pretensiones de los lenguajes herméticos, que disfrazan en muchas ocasiones, los graves desaciertos de las ideologías, las imposturas y agendas políticas que unidas a muchos métodos, sin el debido proceso de reflexión, imponen etiquetas o crean tropos incuestionables.
Este libro tiene un carácter heterogéneo e interdisciplinario. Atiende diversos temas y formas tales como: la crónica y la memoria, la crítica literaria, la teoría literaria, la investigación histórica y literaria, el testimonio, la política y la poesía. Como dije anteriormente, evoca y provoca la fascinación, pero no sólo por los contenidos, sino por la claridad del lenguaje utilizado. El autor, no sólo cultiva los temas mencionados, sino que tiene la franca intención de que se entiendan sus argumentos, que se le escrudiñe a él mismo como sujeto que escribe, piensa y reacciona. La diversidad de ensayos que conforman el libro están unidos por una claridad de pensamiento y por la perspectiva política del autor. Es sin lugar a dudas un producto de la conciencia en sentido epistemológico y en sentido político, desde la más amplia perspectiva intelectual; es sin temor a exagerar, un triunfo del intelecto y de muchos años de reflexión. El género del ensayo, género dúctil como dijo Pedreira, es el medio exacto para abrir el espacio para la discusión como objetivo general del mismo. El estilo junto a la claridad del lenguaje utilizado nos hace volver la vista a los grandes autores puertorriqueños. Sin embargo, existe una gran diferencia, la voz del autor se distancia de muchos de los grandes autores de diversas maneras. En primer lugar, no pretende decir la palabra lapidaria sobre ningún tema u obra estudiada y prescinde de cualquier tono autoritario. Segundo, no teme, ni vacila, al señalar directamente a los protagonistas y responsables de los hechos en cuestión. Y tercero, su voz no se trasviste, no se esconde tras teorías o métodos, no hay cortapisas, se evitan las ambigüedades, sobre todo, en lo que tiene que ver con su conciencia política, la defensa del país y la búsqueda de la verdad como parte de la realidad ontológica humana.
La composición del libro es muy peculiar, la Introducción es básicamente un viaje crítico por muchos de los argumentos teóricos que han servido de base y estructura a muchos escritores e historiadores del patio y de las Antillas para establecer sus visiones generales y canónicas sobre la realidad caribeña. En esta, el autor abre el cuestionamiento a las mismas e incluye varios aspectos de la antropología y la filosofía que apuntan a un desarrollo epistemológico propio, muy distinto a las generalizaciones canónicas que gozan otros libros e interpretaciones dentro del privilegiado espacio académico oficial y editorial. La misma realmente se extiende por las primeras 90 páginas, en las que expone toda una serie de problemáticas sobre el quehacer académico-investigativo, los métodos utilizados, las conclusiones lógicas e ilógicas que se desprenden de los mismos, pero sobre todo, puntualiza en los discursos hegemónicos que excluyen la posibilidad del establecimiento de perspectivas propias. Destacamos de esta parte del ejercicio la explicación de la gran metáfora literaria que utiliza como parte del título, la buena nueva palabra de Makandal, como personaje cimarrón de la obra de Alejo Carpentier, dado que el propio ejercicio del texto conforma una nueva especie de cimarronería académica que poéticamente nos lleva a una cimarronería existencial, sobre todo, en el carácter liberador y libertador como ejercicio consciente, como hacedor de lluvia...
De la misma manera, al unir el lenguaje poético a la forma del ensayo, le imprime una coherencia particular al libro completo. Si bien los ensayos son variados y atienden, como dije antes, diversos temas, los mismos están unidos por una metáfora marítima contestataria. La metáfora del viaje marítimo es esencial en el Insularismo de Pedreira, y el mismo, como ensayo canónico de interpretación cultural ha sido y sigue siendo uno muy problemático. No entraremos en las argumentaciones de Pedreira por falta de tiempo y espacio, sin embargo, debemos destacar que el libro de Guadalupe de Jesús utiliza la metáfora marítima con otro sentido. Mientras que en el ensayo de Pedreira se parte de la “brújula del tema”, se va a la “biología, geografía y alma”, para “levar el ancla”, “hacia el rumbo de la historia”, “buscando el puerto en una nave al garete”, pasando por “el retoricismo” para llegar a “las raíces”; en el libro de Raúl vamos de puerto en puerto con la seguridad de que al menos la nave conceptual no está al garete. Si bien Pedreira nunca tuvo la intención de que su ensayo se utilizara como base, como lo utilizó el Partido Popular Democrático para el proyecto político-ideológico del Estado Libre Asociado, muchos de sus aciertos, prejuicios y desaciertos conformaron una tara desde una ideología particular que ha legitimado por demasiado tiempo el coloniaje. Por lo cual, el texto que tenemos ante nuestra consideración, se distancia del canónico ensayo mencionado y de otros ensayos de interpretación cultural, pero, sobre todo, de las ideologías que han dominado a la crítica y los ensayos de ese tipo.
Este libro se convierte en la nave de un intelectual cimarrón, cual Makandal metaforizado, en metamorfosis permanente, Makandal pirata y no corsario, pues no tiene patente de corso, porque lleva consigo el carácter revolucionario que carga la verdad en sentido literal y metafórico. El primer puerto nos ofrece una visión crítica de las posturas de José Luis González, una de las figuras más reverenciadas por el espacio académico y por la llamada izquierda académica. Examina no sólo los desaciertos de muchas de sus posturas, sino que expone parte de los desaciertos que la crítica postmoderna esgrime como parte del espacio institucional citado. Posteriormente, contextualiza el problema racial en tiempos de la colonia norteamericana como uno de los tropos más importantes de la tradición de ensayos de interpretación cultural en el país. De igual forma, reflexiona sobre la novela El sabor del tiempo, de Félix Córdova Iturregui, estableciendo la importancia de la misma como propuesta narrativa al proceso de transformación y modernización del país en el contexto del dominio norteamericano. Y antes de salir de ese primer puerto, nos ofrece un trabajo de crítica literaria sobre la novela Paradiso de José Lezama Lima, en el cual utiliza de manera muy peculiar el aspecto de lo corpóreo-popular del teórico ruso Mijail Bajtin, en combinación con el amplio lenguaje y sistema poético lezamiano.
El segundo puerto nos ofrece dos grandes trabajos historiográficos: el primero, sobre la importancia de la revolución haitiana y la abolición de la esclavitud en Puerto Rico como parte del proceso histórico de la consecución de una identidad antillana; y el segundo, sobre el desarrollo de la memoria histórica en Puerto Rico. De estos ensayos, destacamos dos conclusiones generales. La primera, el carácter revolucionario de su acercamiento, no sólo a los temas en cuestión, sino la aptitud crítica que es capaz de desarticular y desmontar los aparatos ideológicos institucionales y los discursos que han impedido la visión de una mirada propia.
El tercer puerto se expone como una síntesis lógica, estableciendo una crítica a las tendencias postmodernas en el espacio académico junto a la crítica política. En el primer ensayo de esta parte, el autor describe y disecciona al supuesto intelectual postmoderno, exponiéndolo a la apertura de las nuevas tendencias como el naturalismo crítico, estableciendo la importancia de la interdisciplinaridad real y la relación inherente entre el trabajo académico investigativo, la docencia y la política. Este ensayo es una exhortación franca a recuperar la ética del docente y el compromiso humano con la verdad.
El ensayo que cierra el libro es muy elocuente, en este se mezcla la crítica política a las organizaciones de izquierda, pero también el testimonio de todos aquellos que como estudiantes neófitos, comprometidos políticamente con el país, nos topamos con la dura realidad de un espacio académico moldeado por las grandes macro-narrativas euro-céntricas con viejos resabios imperialistas, o por el nuevo imperialismo académico y político que se esgrime desde los nuevos centros de poder. Mencionada esa anécdota, es de gran importancia política la apertura crítica que expone Ángel Agosto en su libro, 5 ensayos para épocas de revolución, y que el autor retoma como nueva apertura ante la apremiante situación que vivimos, la crisis de la llamada izquierda puertorriqueña y la profunda crisis político-económica del país.
Sin embargo, de este ensayo debemos destacar la recuperación del materialismo histórico como ciencia historiográfica y como herramienta conceptual, junto a la sugerencia de adoptar una teoría interdisciplinaria real, en la que se tomen en cuenta otras disciplinas como las ciencias naturales y sociales, no solo con la intención de ampliar el conocimiento, sino para volver a interpretar al mundo y transformarlo. Si bien estoy de acuerdo con la conclusión de Guadalupe de Jesús, de que el libro de Ángel Agosto nos lleva a ver la historia del Partido Socialista Puertorriqueño y de la izquierda con elementos no antes discutidos en la palestra pública abriendo nuevos horizontes de investigación sobre el movimiento obrero, debemos destacar que tanto de parte de Ángel Agosto como de Raúl Guadalupe hay una crítica certera a los distintos movimientos de izquierda en el país, pero sobre todo, hay una recuperación del trabajo político que se hacía en ese entonces. No es casualidad que el ensayo que cierra el libro sea una reseña crítica al libro de Agosto, sobre todo, cuando éste nos presenta una seria reflexión del trabajo político realizado por las diferentes organizaciones de izquierda, y en el cual se incluye una crítica más amplia. El libro de Ángel Agosto presenta, en términos generales, cómo se ha desvirtuado y abandonado el trabajo político dentro del movimiento obrero en el país, en contraste con la perspectiva académica y teórica.
Este libro de Raúl Guadalupe, como dije antes, representa un reto teórico e intelectual desde el espacio académico. No utilizaré la metáfora del nacimiento, ni la del alumbramiento, utilizaré el adjetivo del deslumbramiento. El texto es, ante todo, una apuesta coherente y deslumbrante para la recuperación del trabajo intelectual crítico en el más amplio sentido de la palabra, y esto no solo es necesario sino valiente.