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Sobre la primera Generación

Sobre la primera generación Sobre la primera generación

Como vimos en estos primeros acercamientos históricos, el contexto socioeducativo en el cual se desarrollan es den tro de la primera mitad y mediados del Siglo XX, periodos marcados por grandes cambios en el sistema y alcance de la educación, pero que, sin embargo, refleja uno de los problemas que aqueja hasta nuestros días, la centralización.

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A lo largo de la historia educativa nacional, la escolarización había sido relegada a las clases altas, las cua les se suponía, ya contaban con ciertos acercamientos a los conocimientos básicos que abordarían en una futu ra institución, mientras que, por otro lado, las clases obreras y campesinas estaban relegadas a los traba jos relativos a sus clases, con jornadas extenuantes y con una inserción temprana al mundo laboral, en razón de generar más fuentes de ingreso para el grupo familiar, lo que sumado a la alta mortandad infantil, resul taba en una bajísimo alcance de la educación en las clases populares, además de un masivo analfabetismo.

Si bien, en 1920 se promulga la ley N°3.654 la cual estipula que “la Educación primaria es obligatoria. La que se dé bajo la dirección del Estado y de las Municipalidades será gratuita y comprenderá a las personas de uno y otro sexo”. (Consejo Nacional de Educación [CNED], 2020) estableciendo la obligatoriedad universal de la educación básica hasta el 4° grado en estableci mientos de orden público, y posteriormente, en 1929, extendiendo la obligatoriedad hasta los 6 años que componen la educación primaria completa. Sin embargo, el alcance de dicha expansión institucional no abarcó la totalidad del territorio nacional.

“El crecimiento rápido de la matrícula se detuvo en 1928, debido, principalmente, al desarrollo inarmónico entre los sistemas fiscal y particular. Mientras el primero se estancó, el segundo aumentó” (Reyes, L. 2011, p. 6). Lo que da cuenta del escenario educacional al que se vieron enfrentadas nuestras entrevistadas, “una redistribución del servicio educacional en perjuicio de la población rural y de la clase baja urbana” (Hamuy, E. 1960, p. 50). Sien do esto claramente visible en el hecho de que Ana Luisa no asistiera a una educación formal, por la no existen cia de esta en su sector de residencia, y que Graciela desertara de la educación secundaria. Dejando en evidencia el poco alcance de la legislación, y la precaria regulación de esta en los sectores alejados de las grandes urbes.

Sobre la primera generación Sobre la primera generación

Como vimos en estos primeros acercamientos históricos, el contexto socioeducativo en el cual se desarrollan es dentro de la primera mitad y mediados del Siglo XX, periodos marcados por grandes cambios en el sistema y alcance de la educación, pero que, sin embargo, refleja uno de los problemas que aqueja hasta nuestros días, la centralización.

A lo largo de la historia educativa nacional, la escolarización había sido relegada a las clases altas, las cuales se suponía, ya contaban con ciertos acercamientos a los conocimientos básicos que abordarían en una futura institución, mientras que, por otro lado, las clases obreras y campesinas estaban relegadas a los trabajos relativos a sus clases, con jornadas extenuantes y con una inserción temprana al mundo laboral, en razón de generar más fuentes de ingreso para el grupo familiar, lo que sumado a la alta mortandad infantil, resultaba en una bajísimo alcance de la educación en las clases populares, además de un masivo analfabetismo.

Si bien, en 1920 se promulga la ley N°3.654 la cual estipula que “la Educación primaria es obligatoria. La que se dé bajo la dirección del Estado y de las Municipalidades será gratuita y comprenderá a las personas de uno y otro sexo”. (Consejo Nacional de Educación [CNED], 2020) estableciendo la obligatoriedad universal de la educación básica hasta el 4° grado en establecimientos de orden público, y posteriormente, en 1929, extendiendo la obligatoriedad hasta los 6 años que componen la educación primaria completa. Sin embargo, el alcance de dicha expansión institucional no abarcó la totalidad del territorio nacional.

“El crecimiento rápido de la matrícula se detuvo en 1928, debido, principalmente, al desarrollo inarmónico entre los sistemas fiscal y particular. Mientras el primero se estancó, el segundo aumentó” (Reyes, L. 2011, p. 6). Lo que da cuenta del escenario educacional al que se vieron enfrentadas nuestras entrevistadas, “una redistribución del servicio educacional en perjuicio de la población rural y de la clase baja urbana” (Hamuy, E. 1960, p. 50). Siendo esto claramente visible en el hecho de que Ana Luisa no asistiera a una educación formal, por la no existencia de esta en su sector de residencia, y que Graciela desertara de la educación secundaria. Dejando en evidencia el poco alcance de la legislación, y la precaria regulación de esta en los sectores alejados de las grandes urbes.

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