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Un recorrido Biográfico

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UN RECORRIDO BIOGRÁFICO UN RECORRIDO BIOGRÁFICO

A partir de los relatos educativos, podemos evidenciar las claras diferencias y similitudes entre las tres generaciones plateadas, mientras que a su vez la diversidad de puntos a trabajar dentro de las mismas secciones etarias permite realizar un seguimiento histórico, social y educacional de los procesos formadores de las personas involucradas en este recorrido biográfico. Esta última sección de la revista tiene por objetivo recopilar y analizar las diversas visiones y aspectos de la escolarización de las personas entrevistadas, analizando la sucesión de hechos, además de los encuentros y desencuentros entre los relatos familiares y los grupos generacionales, sacando a relucir temas controvertidos que permitan hilar una línea histórica con el acontecer nacional. En este punto, la mirada editorial de esta publicación emplaza el análisis desde una mirada crítica hacia los roles de género imperantes en cada época y cómo estos afectaron sus procesos educativos.

Acercándonos a la mirada e historia relatada por nuestro primer grupo, compuesto por Ana Luisa y Graciela, podemos notar como las fuertes reglas sociales asociadas a los roles de género coartaron las posibilidades educativas de las entrevistadas, pues en ese entonces, se concebía la formación educativa como materia casi exclusiva para los hombres, entendiendo que la educación potencia la inserción laboral en sectores más cualificados, asegurando el bienestar económico y por lo tanto sostener, fomentar y establecer su rol como “padre de familia”. Por otro lado, el rol de las mujeres estaba relegado a la labor doméstica, viéndose esto fuertemente reforzado en la educación separatista en asignaturas como Técnico-Manual, donde las mujeres se dedicaban exclusivamente al bordado, mientras los hombres incursionaban en habilidades de carpintería.

De la mano de lo anterior, muchas niñas vieron omitido su derecho a una educación formal por prejuicios machistas, tales como negarles la posibilidad de la alfabetización al asociarlo con la libertad afiliativa y sexual, consideradas

como único interés de las mujeres. También se encuentra la situación de ver la profundización de sus estudios como algo inviable, pues estos conocimientos no les servirían para su potencial futuro, que, bajo la mirada machista de la época, era casarse y criar hijos.

Sumado a lo anterior, el acceso a la educación era muy abajo en las urbes, en las zonas rurales lo era aún más, debido a la baja o nula existencia de establecimientos educacionales disponibles en estas áreas, viéndose severamente afectadas las personas de escasos recursos, quienes resultaron fuertemente aislades de la sociedad. Por otro lado, quienes sí pudieron acceder, vieron truncadas rápidamente sus posibilidades se continuar su escolarización, pues en su mayoría, tuvieron que enfrentarse a la realidad de tener que ser parte del trabajo infantil para sostener su hogar, por lo que, hasta cierto punto, la educación fue vista como un estorbo.

Si bien, la educación resultaba escasa y de difícil acceso, el tema de las dificultades no terminaba ahí; como pudimos apreciar en uno de los relatos, la implementación de material en la sala de clases era inexistente, les estudiantes no contaban con ningún texto o guía de apoyo, lo que sumado a la metodología de enseñanza conductista, centrada en la memoria y repetición, jugaba un rol trascendental en la formación de las personas, pues no se buscaba la estimulación de les niñes para un futuro, sino más bien, entregarles las mínimas herramientas para poder desarrollar actividades laborales, en este caso, la alfabetización y habilidades matemáticas básicas. A pesar de lo anterior, les niñes que podían acceder a la educación, entraban dentro de un sistema unificador, pues aprendían en igualdad de condiciones y conocimientos que sus pares de otras instituciones y locaciones del país, cosas que se eliminará progresivamente en los siguientes años. en este sentido juega un rol crucial el hecho de tener un currículum rígido, el cual logra completar por un lado esta igualdad planteada, mientras que, por el otro, al ser basado en estándares de éxito y fracaso, apocaba aún más las matrículas al reprobar y estigmatizar a quienes no podían seguir su ritmo, además de establecer metodologías de castigo a quienes no cumplieran con los estándares. 43

Por otro lado, el rol socializador de la familia es notablemente distinto con respecto a las generaciones venideras, pues esta toma una posición restrictiva, en donde se busca desincentivar la educación formal, en pro de una inserción laboral temprana, o en el caso de las mujeres, la instrucción como dueñas de casa y la formación de una familia. Otro factor importante, es la mirada conservadora y tradicionalista del grupo familiar, basada en una especie de mayorazgo, donde los hijos mayores resultan privilegiados al recibir ropa, utensilios y educación de primera manos, y a su vez, estos deberían heredar estos objetos y conocimientos a les hermanes más pequeñes, siguiendo la idea de “el más grande, enseña a los más chicos”, estableciendo una lógica vertical en cuanto a la jerarquía entre pares, basándose en el acceso desigual a bienes y servicios.

El rol socializador de la escuela era escaso, debido a los cortos periodos educacionales en los que les alumnes se veían inmerses, por lo que el rol de les profesores se tornaba en el de une docente encargade de la educación formal y habitual de les estudiantes, destacando el hecho de evaluar y reforzar la higiene personal, las reglas de vestimenta y los modales de la época. Dentro de este último ámbito, resulta llamativo un momento del relato donde se explicita que una profesora solía amarrar la mano de un estudiante zurdo, puesto que la práctica de escribir con la mano izquierda resultaba de mal gusto a los ojos de la época, reflejando que el enfoque socializador del docente no apuntaba a la inserción activa de la persona en la sociedad, sino, más bien, en el reforzamiento de la moral y las buenas costumbres.

A medida que avanzamos en los años y nos acercamos a nuestra segunda generación de entrevistades, podemos notar cómo se empieza a igualar el ingreso a la escuela entre hombres y mujeres. Sin embargo, esta aún presenta sesgos de género, en el caso de los hombres, estos son formados promoviendo ideales de progreso económico, basados en la idea de ser el sostén de una familia y encajar con el rol hegemónico de su género en la sociedad. Al contrario de lo anterior, las mujeres son educadas con el fin de cumplir con la educación formal establecida, apuntando a la conclusión de esta etapa en un rol pasivo y de servicio, con la visión de su persona 44

como un ser enfocado en la maternidad y la figura como dueña de casa. Si bien, el género femenino presenta un gran progreso en cuanto a una educación formal efectiva con respeto a la generación anterior, como se puede ver en el hecho de que no hay una diferenciación curricular por género, se puede notar que se siguen replicando los mismos patrones de subestimación y omisión de sus opiniones.

En cuanto al acceso a la educación, algo que llama la atención es el hecho de la mención de la educación parvularia como parte del parte del proceso de formación, etapa que en las entrevistas anteriores no se nombra, o directamente se señala como inexistente. Se puede evidenciar un claro aumento en la matrícula de la etapa básica, debido principalmente a un aumento en los establecimientos disponibles en zonas rurales y sectores populares de las grandes urbes, junto con el hecho de una mejora cualitativa en esta, como los es el hecho de ser ahora una institución que busca no sólo formar personas, sino que suprimir algunas problemáticas sociales de la época, como lo era la desnutrición infantil, evidenciado en el hecho de que Eugenio sufriera de un caso grave de anemia. Sumado a ello, la mejora en la implementación de material para las clases, como lo es la entrega de textos escolares, fomentó en gran medida la continuación de este proceso formativo hasta una etapa secundaria, periodo de estudios que era de escaso alcance en las primeras entrevistadas, reservado principalmente para hombres y/o gente con buena situación económica. A pesar de lo anterior, la educación nacional continúa enfocada en la inserción laboral temprana, reservando el acceso a las instituciones de educación superior a las clases altas, o al menos a la postergación de esta en la espera de una mejor situación económica. Bajo esta misma línea, se puede observar una mayor amplitud en el tipo de educación a recibir, siendo ahora la educación técnica una opción para una mayor cualificación laboral y expectativas de vida a futuro, como es señalado por Margarita en esta entrevista.

Debido al inicio del estado subsidiario, el acceso a la educación se ve progresivamente supeditado al alcance económico de las personas, de esta forma, y por medio de los testimonios, queda claro que se comienza a asociar la idea de que 45

pagar por los servicios educativos es sinónimo de una mayor calidad de este, lo que iría de la mano con una vida más próspera. Esto forma ciertos puntos de igualdad y diferenciación con las primeras entrevistadas, en el hecho de que sigue siendo el dinero un agente decisivo al momento de ingresar a la educación. Sin embargo, ahora, por medio de la reforma de 1965, les estudiantes deben asistir hasta al menos el 8° grado, haciendo que el dinero no juegue un papel definitivo en discernir entre quien entra o quien no entra al sistema educativo, sino que, cumple un rol estratificante, al establecer una relación directo entre el costo y la calidad del servicio entregado. Por lo anterior, también se pueden notar los ligeros cambios respecto a la liberación del currículum ocurrido durante el periodo, en favor de la libertad de enseñanza y los sostenedores particulares, lo que generó que se comience a perder el carácter unificador señalado en los casos precedentes, siendo ahora los contenidos adaptados no solo al entorno social, si no en razón del tipo de educación y el costo de esta.

En cuanto a la familia como ente socializador, se aprecia que ahora que este grupo humano toma una visión más abierta y optimista respecto a la educación de sus hijes, comprendiendo esta etapa como la clave para desarrollo de una vida más fructífera en base a la obtención de trabajos mejor remunerados, que prescindan de labores que impliquen una alta demanda de esfuerzo físico. Junto con lo anterior, se incentiva a les niñes a desarrollar la etapa escolar en su plenitud, si bien, sigue existiendo el trabajo infantil, este es sostenido como un medio para mantenerse dentro del proceso educativo, y no como elementos antagónicos en la vida del infante. Por otro lado, ahora se puede evidenciar un rol más activo en cuanto a la introducción de les hijes en lo que concierne a costumbres y modales en la sociedad, alentándoles a una inserción activa en esta, y no desde una mirada como agentes pasivos con funciones restringidas.

En cuanto al rol docente como agente socializador, se puede notar que hay un cambio sustancial en este desempeño, pues en la primera generación se describe al profesor como persona encargada meramente de la formación académica de les estudiantes, además de incentivar los hábitos de aseo, mientras

mientras que en la visión de les segundes entrevistades, el docente toma una mayor relevancia en la inserción de les estudiantes en el medio social, mediante el manejo y enseñanza de valores morales de la cultura nacional, aprendiendo modales, formas de relacionarse con otros y la normativa del respeto estricto hacia el tercero. Además, en uno de los relatos, se habla directamente de cómo un profesor, incentiva el pensamiento crítico y el desarrollo de la ciudadanía activa mediante la protesta social, siendo esto señalado como inédito, al punto de tener que ser a escondidas de los padres de la alumna, demostrando atisbos de lo que serían las asimetrías con respecto a la socialización primaria impartida en la familia.

Finalmente, algo llamativo, es la presencia del castigo físico como método de enseñanza tanto en la escuela como en el ambiente familiar, prácticas que pueden haber existido en la primera generación, pero que, sin embargo, son señaladas como comunes y hasta esenciales en esta segunda generación. En palabras términos concretos, se nos habla de golpes de mano o con objetos por parte de les docentes, como forma de detener situaciones que interfieren con el desarrollo normal de la clase, mientras que, en el caso de la familia, los golpes toman un rol de castigo y reprimenda por las malas prácticas en diferentes espacios.

Si bien las cifras muestran que Chile ha logrado supe rar la desigualdad entre hombres y mujeres en el acceso a la educación, las trayectorias educativas y los re sultados indican que siguen operando en esta área pa nes culturales que reproducen estereotipos y represen taciones tradicionales de género y de esta forma, la de sigualdad e inequidad (Ministerio de Educación [MINE DUC], 2007, p. 13)

Bajo el análisis del machismo y la desigualdad, realizado por el mismo ministerio de educación, es posible notar que hoy en día la escolarización es un proceso mucho más abierto al mundo femenino en comparación a las generaciones anteriores. Pese a ello, se destaca el hecho de que se siguen perpetuando roles, hábitos y conocimientos asociados a estereotipos de género, dentro de ellos está el factor de considerar a los47

hombres como seres con una gran capacidad de un razonamiento lógico-matemático, mientras las mujeres son vistas como personas sensibles y artísticas.

De la mano de la anterior, y junto con el desarrollo de la educación de mercado, implantada en el periodo de les entrevistades de las segunda generación, el ingreso del copago y el acceso a educación de orden religioso, genera que se instauren y repliquen en las aulas roles de género asociados al tradicionalismo bíblico, estableciendo las personalidades del hombre como proveedor y sostenedor de la familia, mientras la mujer queda relegada a un ser sexual, tentador y libidinoso, razón por la cual estos colegio tienden a separarse por géneros. En este mismo ámbito, surge el ideal de mujer bajo el nombre de “señorita”, estableciendo nuevas normas morales sobre cómo debe de comparse una mujer para no “tentar al hombre” ni menoscabar su imagen como tal. Si bien, este es un hecho tan antiguo como la sociedad chilena, en la contemporaneidad, toma especial relevancia con la inserción del género femenino en espacios y puestos que antes estaban reservados para el sexo opuesto. Una notable diferencia con las generaciones anteriores es el hecho de la instauración de una notable lucha y defensa permanente de los derechos de las mujeres, de una manera colectiva y masificada, que, si bien en el relato de Margarita se expresa el rechazo a un trato denigrante en su trabajo por ser mujer, hoy es desde las salas de clases que se levantan movimientos en contra del machismo y la opresión, siendo las jóvenes activas y críticas en su proceso educativo y social.

Como se puede evidenciar en les dos últimes entrevistades, se establece una gran brecha educativa en relación a los relatos anteriores, en este caso el acceso a la educación es casi total, con una extrema baja en la deserción, basándose principalmente en la ley n° 19.876 en la cual el MINEDUC (2003) señala una reforma a la constitución, estipulando la obligatoriedad de la educación básica y media, siendo el estado responsable de su impartición gratuita hasta al menos los 21 años, donde la persona sería capaz de abandonar el sistema escolar si lo desea, sin que ello tenga implicancia en sus tutores. Sumado a lo anterior, la educación preescolar se torna habitual y necesaria para la correcta inserción

en el primer año de la educación básica, lo que marca una gran diferencia con la segunda generación donde su acceso era escaso, y con la primera generación donde ni siquiera era pensada.

La educación superior se transforma ahora en una realidad y un anhelo por parte de les estudiantes, ya que la escolarización por lo general apunta a la continuación de estudios en instituciones de educación superior. Este escenario se ve reforzado con la aparición de le estudiante como un agente social, quién desempeña la labor de educarse para tomar un rol activo en la sociedad, lo que sumado a la disminución del trabajo infantil, fomenta del posicionamiento del estudiante como una persona que exige que se respete su calidad como tal, apelando a la educación como un derecho y no como un privilegio. Otro factor importante de señalar es la aparición de sistemas de becas y créditos para “facilitar” el ingreso y permanencia en esta etapa final de la educación, hecho que resulta nuevo y decisivo al momento de acceder a este servicio, pues como fue expresado por Eugenio y Margarita, debieron renunciar y/o postergar a esta etapa por su situación económica, en pro de alcanzar estabilidad e independencia económica, mediante la inserción laboral temprana, visión que cambia en la tercera generación al ver el trabajo como un medio para la formación universitaria y no como un impedimento para esta.

El modelo neoliberal, por el contrario, produce una crisis orgánica del sistema educativo (...) La escolarización no se dirige a la uniformización de toda la población, sino a su educación por bandas o sectores. El sistema escolar ha variado en su función uniformizadora para tomar un rol protagónico en la producción de fronteras culturales. (Puiggrós, A. y Dussel, I., 1999, p. 16)

Tal y como señala la cita, en estos últimos relatos, Valentina y Juan José se encuentran inmerses en el desarrollo del sistema neoliberal implantado en la generación anterior, por lo que es en sus entrevistas donde se puede notar los efectos de las medidas en la educación, en este caso, la estratificación educacional en base al alcance monetario de las personas,

lo que relaciona la calidad con la que se imparten los servicios educativos de forma directa con el costo de esta. Es a tal punto esta segregación, que se pueden diferenciar las clases sociales en relación al tipo de establecimiento al que pueden acceder, además de otorgar un perfil de comportamientos específico a cada una de estas instituciones.

Al permitir el ingreso masivo de particulares en el escenario educativo, la selección y la defensa acérrima de la libertad de enseñanza, terminó de sepultar la uniformidad educativa planteada en las primeras generaciones, provocando diferencias radicales en las expectativas y la autopercepción de les estudiantes, viéndose la educación pública como un riesgo asociado al fracaso; la educación particular-subvencionada es entendida como un ticket de salida de la pobreza, basándose en planteamientos profundamente meritocrático; mientras que la educación particular es señalada como el aseguramiento de la prosperidad y calidad de vida. En sintonía con lo anterior, es que emerge con fuerza la idea de la elección del establecimiento educativo bajo los parámetros anteriormente indicados, lo que se hace notar en la tercera generación al preferir entidades de copago, estando en similitud de condiciones con el caso de Margarita, donde señala su matrícula premeditada en un liceo comercial con el fin de asegurar su futuro, mientras que en el caso de Graciela y Ana Luisa, esto no es un tema a tratar, debido al escaso alcance educativo, por lo que, de asistir a la escuela, lo hacían a la más cercana su lugar de residencia.

El rol socializador de les docentes en la contemporaneidad se torna esencial, pues ahora le profesor desarrolla no solo su labor formadora curricular, sino que es caracterizado como una persona que se preocupa por sus estudiantes tanto dentro como fuera del aula, incentivando la formación integral, mediante el abordamiento conocimientos más profundos y experienciales. En este sentido, le docente apela a la inserción de les jóvenes de forma activa en la sociedad, reforzando la figura de estos como agentes encargados de su propia formación, distinguiéndoles del mercado laboral, apuntando a este último como una instancia resultante de la finalización de la escolarización, en la cual la persona 50

es quien decide, en cierta medida, su lugar dentro de la sociedad y su posición para con la cultura circundante.

Se puede notar el progresivo abandono de la pedagogía tradicionalista por enfoque más modernos, en los cuales le estudiante toma un papel más protagónico en la formación de sus propios conocimientos, si bien, no se abandona el aprendizaje memorístico y repetitivo de las generaciones anteriores, ahora le docente puede crear y sostener instancias más democráticas en la formación. Le profesor en este periodo sigue siendo visto como una figura de autoridad, pero ahora ya no está encargade, ni autorizade, a impartir castigos físicos como los descritos por Eugenio o Graciela. Otra labor suprimida, o al menos limitada, es la de fijar y cautelar por el cumplimiento de las reglas morales o habituales de les estudiantes, puesto que, bajo la mirada contemporánea, estos son conocimientos asociados a las tempranas etapas socializadoras, reservadas preferentemente al núcleo familiar.

Finalmente, el rol de la familia ha cambiado y en la actualidad resulta crucial en la formación extraescolar de les jóvenes, encargándose de la impartición de las reglas culturales, sociales y morales en pro de una adaptación efectiva de les niñes en su entorno. Sumado a lo anterior, madres y padres, ahora se presentan como personas completamente abiertas a la educación formal de sus hijes, es más, siendo ahora ellos quienes instan a sus hijes a completar dicha formación,(con el anhelo de entregar las herramientas para un futuro más prometedor) apuntando a que estes alcancen la vida, estudios o experiencias que ellos no pudieron concretar por diversas razones, normalmente asociadas a la escasez de oportunidades y/o dinero. En este sentido, el rol de la familia resuena en total concordancia con el de le docente, sin embargo, es aquí donde les estudiantes toman un rol trascendental en su desarrollo como personas dentro de una sociedad, pues ahora contamos con la capacidad de levantar la voz para pelear y exigir nuestras demandas, para poder optar a aquellas oportunidades y posibilidades de vida a la que nuestras familias tal vez no pudieron acceder. 51

A lo largo de la revista hemos podido observar y analizar cómo la educación no se ha logrado consagrar como un derecho fundamental, debido a que el rol del estado se entiende como subsidiario, el cual interviene casi únicamente en donde los particulares se ven limitados, o derechamente no les es rentable participar; se permite, mediante la constitución, que privados intervengan y decidan en materias de educación, transformándola en un servicio, y relegando el rol de les estudiantes a meros clientes.

En Memoria Educativa, creemos que la educación no podrá ser aquel acto transformador de la sociedad, mientras sigan existiendo diferencias estructurales que sigan levantando barreras sociales, limitando así, el desarrollo y el progreso de les niñes. En tanto siga existiendo una educación para ricos y una para pobres; solo se seguirá reproduciendo el modelo de desigualdades, el cual está instalado fuertemente en los cimientos del país.

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