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Food of war: Génesis y gastronomía inmersiva

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Food of war, génesis ygastronomìa inmersiva

HERNÁN BARROS

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Una bolsa de café palestino y un plato de humus fueron la semilla de lo que hoy es un colectivo artístico con miembros de diferentes países, varias exhibiciones y experiencias multidisciplinarias. En sus inicios como artista, Omar Castaneda hizo de la comida uno de los ejes conceptuales de su obra trabajando desde esculturas basadas en utensilios de cocina, pasando por instalaciones de gran tamaño con neveras hasta campañas de publicidad falsa usando tamales en reemplazo de hamburguesas. La comida era su manera de dilucidar el origen de sus crisis familiares que fueron evolucionando hacia posiciones políticas y asuntos de identidad cultural. Un viaje a Israel en 2008 detonó preguntas y reflexiones sobre aspectos identificados referentes a la situación de la comida y su relación con posiciones políticas y la identidad cultural en este país. Las anécdotas de Omar tuvieron eco en varios de sus colaboradores quienes aspiraban a desarrollar el concepto de forma escrita, audiovisual o plástica. Este concepto parecía bastante simple pero muy interesante: La relación entre comida y conflicto.

Palestina sufre de un embargo económico que la deja por fuera de la escena global en muchos aspectos, incluyendo las marcas de comida que se consiguen en la mayoría de calles comerciales del planeta tales como Starbucks y Pizza Hut. Omar encontró imitaciones de esas marcas con idénticas dirección de arte, fuente y carta de color. La primera era Star & Bucks, la segunda Pizza Hot. Tal iniciativa es una reacción política a través de la comida en contra del embargo. Resistencia social confrontando y apropiando la imagen como representación del producto y la forma en la que este se consume. Esto es Comida de Guerra.

El Humus es un plato típico del Oriente Medio, el cual se ajusta a las condiciones de la dieta de los Israelitas quienes lo han adoptado y adaptado a su mesa al punto de convertirlo en símbolo nacional. Semejante declaración ofendió al mundo árabe y fue el catalizador de la Guerra del Hummus entre Israel y Líbano, y como en las guerras, cada bando perdió y ganó varias batallas. Dichas confrontaciones fueron desde agresivas campañas de mercadeo hasta disputas por ostentar el récord Guiness del humus de mayor tamaño. Tanto la resistencia palestina al embargo vía marcas de comida como la guerra del humus despertaron en varios artistas el concepto que daría nombre al colectivo con sede en Londres y que hoy se conoce como Comida de Guerra, o “Food of War”. Hernán Barros sería el primero en unirse a Omar, y se dieron en la tarea de crear el colectivo e investigar más relaciones entre el conflicto y los alimentos. Barros, artista de efectos visuales, fue enfático en llevar esa relación mucho más allá de enfrentamientos bélicos.

Tras varios meses de investigación, llegaron a la conclusión y piedra angular del colectivo, la cual se centra en que el poder es lo que tienen en común la comida y la guerra, por eso se conectan de manera profunda en distintos niveles de la sociedad. Encontrar esas conexiones se convirtió para ambos en una labor casi arqueológica y en esa búsqueda otros artistas se fueron uniendo. Olga Pastor, curadora española, coescribió con ellos el manifestó que marcaría los lineamientos del colectivo. Quintina Valero, fotoperiodista Hispano-alemana, dio un tinte más social y político, cargado de trabajo de campo, incentivando a ir a sitios pertinentes y a trabajar con la comunidad. Simone Mattar, de Brasil, creadora del

término Gastro performance, trajo consigo diversas maneras de relacionar la gastronomía con otras disciplinas artísticas. Zinaida, artista ucraniana, fue pieza clave de la primera exhibición del colectivo fuera de Londres, la cual se llevó a cabo en Kiev para conmemorar el trigésimo aniversario de Chernóbil y entender cómo el desastre afectó la manera de comer en Europa. Muchos otros artistas se han unido en forma de colaboradores especiales y el colectivo ha ganado cada vez más relevancia debido a fenómenos que incluyen el calentamiento global, la sostenibilidad y la seguridad alimentaria.

La Gastronomía es hoy en día considerada un arte y las diversas maneras de aproximarse a ella han hecho que las investigaciones y creaciones de “Food of War” como las de Gastronomía Inmersiva, capten la atención de los espectadores por la forma en que sus exhibiciones involucran los cinco sentidos.

La Gastronomía Inmersiva en el camino del colectivo se dio de forma orgánica tras diversas maneras de involucrar los sentidos en las exhibiciones e inició con “El Espíritu de la Colmena” y “Colony Collapse Disorder”, espacios comisionados por Proposition Studios en Londres en los que el colectivo exploraba el apocalipsis de las abejas y el impacto en la vida humana.

Al sumergir al espectador en un espacio predominantemente amarillo, lleno de pinturas e instalaciones, sonido, olores y sabores, los sentidos se rodeaban de un concepto primordial. La audiencia absorbía información tanto académica como estética y era guiada por miembros del colectivo quienes hacían un performance vestido de apicultores.

A partir del éxito de estos espacios inmersivos, el colectivo ha desarrollado otros como “La Fruta Prohibida” y está en camino de muchos más. Es una forma de interactuar en mayor profundidad con el espectador y comunicar más efectivamente el sentir de la práctica artística. Son cada vez más los adeptos de este peculiar concepto y quienes tras conocerlo descubren con asombro que si somos lo que comemos, entonces todos somos Comida de Guerra.

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