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Cuando el Bajío fue “EL GRANERO DE MÉXICO”

La región conocida como el Bajío mexicano, que comprende los valles drenados por el río Lerma y que hoy forman parte de los estados de México, Querétaro, Michoacán, Guanajuato y Jalisco, fue conocida como el granero de México por la alta producción de cereales y su distribución en buena parte del territorio novohispano y después llamado mexicano.

Celaya en particular era llamada “La puerta de oro del Bajío” por su gran auge.

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“Celaya desde antes de la llegada de los españoles en el siglo XVI siempre fue una tierra muy dedicada a cuestiones agrícolas, a lo que llaman los economistas actividades primarias, agricultura y ganadería, sobre todo cuando llegan las cabras y se desarrollan las cuencas lecheras de vacas y cabras”, explicó el Cronista de la Ciudad, Fernando Amate Zúñiga.

“Hacia el oriente Celaya colinda con los Apaseo, en el siglo XVI era el ‘Mezquital de Apaseo’, era un solo nombre, y no es gratuito que ahí se fundó antes que Celaya, y los primeros pobladores vieron la riqueza de las tierras en esta parte del país y surgió la ambición y entre otros motivos piden permiso para fundar una villa precisamente por la riqueza agrícola, Celaya históricamente tiene tierras muy pródigas”.

Explicó que el Barrio de Tierras Negras lleva precisamente ese nombre por el terreno apto para la agricultura.

“Toda la zona de lo que es hoy el barrio de Tierras Negras y hacia el norte San Antonio y Santiaguito eran terrenos aptos para la agricultura, para la siembra de hortalizas”.

En el siglo XVI Celaya, dijo, era el granero del Bajío por sus amplias extensiones de tierra dedicadas a los cultivos.

“También aprovechaba Celaya su posición geográfica, era punto de paso a muchos lugares, esto propiciaba un comercio muy fluido, entonces la agricultura y el comercio fueron dos actividades primordiales en Celaya desde antes del siglo XVI”.

“Celaya no estaba tan densamente poblada, lo que es en sí el territorio Celayense el 80 por ciento era ocupado por sembradíos, realmente las casas habitación se limitaban al 20 por ciento del total del territorio”.

“Eran sembradíos tradicionales con frijol, maíz, jitomate y había también hortalizas, jícama, zanahoria, con el paso del tiempo fueron cambiando estos cultivos tradicionales por cuestiones económicas, de productividad, de poder generar más ingresos”.

“Las grandes parcelas fueron sustituidas por el sorgo que es una planta forrajera, o por la alfalfa que tiene un grave problema porque consume muchísima agua y deteriora mucho la tierra, pero es un cultivo que sale rápi- damente y tiene un buen valor de mercado, entonces sorgo y alfalfa vienen a sustituir lo que eran los cultivos tradicionales de Celaya”. La etapa más fuerte de producción de granos en esta región, dijo, fue durante el siglo XVI, XVII, el XVIII y parte del XIX.

“Fuimos grandes productores, las mesas en México se surtían con productos guanajuatenses y básicamente con productos de Celaya”.

En el siglo XX pese a la Revolución Mexicana, dijo, Guanajuato seguía produciendo y dándole de comer a las fuerzas revolucionarias.

“Era muy común asaltar los trenes para robarse el grano”, reveló.

En el siglo XX, expuso, también con el inicio de la industrialización, ya no sólo se trataba de sembrar y cosechar, sino también distribuir y sobre todo industrializar el alimento.

Así, hacia Apaseo el Grande se desarrollaron industrias secadoras de chile; en Celaya abrió sus puertas Productos Embasa.

“La Embasa funcionó hasta aproximadamente 1970 y recuerdo que el olor muy penetrante, pero cuando menos no olía a porquería, olía a verduras, se encontraba en Abasolo”.

En el siglo XX, informó que también cambian los cultivos y se privilegia la economía, las ganancias sobre los cultivos tradicionales Amate Zúñiga resaltó que hoy día el sector agrícola se ha esforzado por tecnificar sus tierras a través de sistemas como riego por goteo, tener mejores ductos o canales para llevar el agua.

“Lo que de pronto no sabemos exactamente qué tanto lo que se siembra responde a la canasta básica de los mexicanos, porque sabemos que se siembra mucho brócoli, coliflor, berries, y el 90 por ciento se va a Estados Unidos”.

Recordó que otras grandes empresas en la región fueron Birds Eye, Campbells, y Expor San Antonio, que junto con Embasa, consideró, fueron los grandes detonantes de la industria agroalimentaria.

Hoy día, dijo, resalta una gran producción de hortalizas donde Celaya es líder en producción de zanahoria y jícama, y Guanajuato en cebada.

“En general el campo se debe ver con optimismo porque tenemos muy buenas tierras, buena tecnificación del campo, todavía se puede hacer más porque no debemos desperdiciar el agua, tenemos una posición geográfica envidiable, la logística que existe es extraordinaria para que siga creciendo el agro en Celaya”.

“De 50 años para acá la gente decía el campo no es productivo, estamos viendo una especie de reauge del campo guanajuatense, ojalá que nuestros campesinos que son los que nos dan de comer sigan ahí”.

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