Revista del Seminario de Géneros Literarios
Invitados: Ramón Castillo · José Luis López 30 minutos o muerto un cuento de Eduardo Acuña Un día tan simple y cotidiano una crónica de Lesli Jiménez
Número 3 · Agosto 2016
ÍNDICE
4
Cuento El hombre que tocaba el piano María Bolio
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12
Cuento 30 minutos o muerto Eduardo Acuña
46
19
Cuento Pay de durazno Jaime Escobar
56
22
Crónica Un día tan simple y cotidiano Lesli Jiménez
62
25
Crónica Cumpleaños número 20 Ximena Aguirre
68
Cuento La torre de astronomía Gerardo Rodríguez
28
72
Cuento Lo inevitable Renata Pérez
33
Minificciones La llamada Parto Un puente
Ensayo Cuestiones de fondo Ramón Castillo Ensayo Sigamos así Ximena Peinado Ensayo Lo opuesto al amor Andrea Alcalde Ensayo Generación del milenio Alejandra Trueba Ensayo Mi ciudad José Luis López
Diseño basado en la plantilla: “RED Borders LLC”, usada bajo licencia Creative Commons. Zaguán Literario es una publicación digital de carácter semestral, elaborada a partir de los trabajos de los alumnos del Seminario de Géneros Literarios, que es parte del plan de estudios de la carrera de Comunicación de la Universidad Panamericana. Esta publicación es un proyecto de difusión cultural sin fines de lucro. Todos los textos son propiedad de sus respectivos autores. Las fotografias utilizadas están bajo licencia Creative Commons y fueron tomadas de las páginas www.pixabay.com y www.unsplash.com; excepto la foto de portada, propiedad de los editores, y las fotografías de las páginas 25, 26, 27, 64 y 67, propiedad de Pablo Monroy. Las opiniones contenidas en Zaguán Literario son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente la posición de los editores y/o la Escuela de Comunicación de la Universidad Panamericana. Editores responsables: Santiago Uría, Edgar Rodríguez y José Luis López Corrección de estilo: María Bolio Benítez
Presentación La revista Zaguán Literario alcanza su tercer número con la certeza de seguir proporcionando un espacio que contribuye a la formación literaria y humana de los estudiantes de la Escuela de Comunicación. Tan es así que este semestre la calidad y cantidad de textos preseleccionados ha aumentado. De manera que nos hemos visto en la necesidad de elevar los criterios editoriales de publicación, así como de aumentar el volumen de la revista. Esta es la mejor prueba de que Zaguán Literario está en el camino de concretar las aspiraciones por las cuales fue creada. Para este número tenemos el placer de presentar a dos escritores invitados: Ramón Castillo y José Luis López. Ramón es un ensayista reconocido con más de una década de trayectoria. José Luis es Coordinador del área de Comunicación Escrita de Comunicación UP; su participación abre las puertas para que otros miembros de la comunidad académica colaboren también en el proyecto.
SANTIAGO URÍA & EDGAR RODRÍGUEZ PROFESORES DEL SEMINARIO DE GÉNEROS LITERARIOS
ENSAYO
Cuestiones de fondo Ramón Castillo
“Pensemos que las metáforas, como la gastronomía, como la literatura, viven de muchas formas con nosotros, que compartimos un fondo básico, un solo apetito por las ideas, los sueños y las palabras”
4
Uno se interroga por los componentes primarios de algún asunto. Pensemos en una aventura submarina, arqueológica, detectivesca y hasta culinaria. Pensemos en un lance al interior del inagotable seno de aquello que nos dio origen. Pensemos en ir al fondo de las cosas. Pero esa travesía es sólo una expresión, una imagen, un tropo. Este artilugio verbal tan flexible y tan potente, tan inesperado como asiduo, sin embargo, es el origen y posibilidad de nuestra realidad. A través de su uso y abuso edificamos la manera en que comprendemos, damos forma e interactuamos con nuestro interior y el mundo allende al cuerpo. El prodigio de la metáfora se revela al recrear el universo de tal manera que al multiplicar sus sentidos, multiplica sus posibilidades.
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ENSAYO
Pensemos en un viaje al centro de los elementos, una aventura en la que
ENSAYO
Así pues, ir al fondo es una suerte
llegamos a uno de los más grandes
de chapuzón que implica agotar
y distinguidos inventos del ser hu-
todas las opciones, aventurarse
mano, esto es, los caldos. Auguste
en lo profundo más ignoto de no-
Escoffier, chef francés que revolu-
sotros mismos y del afuera siem-
cionó la manera de comprender la
pre abierto. Buscamos sentidos
gastronomía de su tiempo, explica
como una vía para leer la realidad
la gravedad del tema al señalar que
mientras jugamos con ella, obser-
este jugo aromático, concentrado,
vamos las secretas coincidencias,
lleno de sabor, nutrientes y gallar-
los empalmes inesperados. Como
do poderío es un requisito indis-
en cualquier nuevo plato, anhela-
pensable para la grandeza. En sus
mos la revelación que nos invite a
palabras:
descubrir los ingredientes, pedir
“De hecho, el fondo es todo en la
otra ronda, disfrutar la experiencia
cocina, al menos, en la cocina fran-
de un nuevo motivo para seguir.
cesa. Sin él, nada puede ser hecho. Si un fondo es bueno, el resto del
Dos
trabajo es fácil; pero si, por otro
Aquí, el periplo tiene un senti-
lado, es malo o simplemente me-
do peculiar. En el territorio de fo-
diocre, es bastante inútil esperar
gones, cazos y cazuelas el fondo
cualquier cosa cercana a un resul-
es la piedra filosofal de toda coci-
tado satisfactorio. El cocinero con-
na, la fuente mágica desde la cual
centrado en el éxito, por tanto, diri-
emanan salsas, potajes y sápidas
girá naturalmente su atención a la
arquitecturas. Acostumbrados a
impecable preparación de su fondo
ir de adelante hacia atrás para en-
y, en vista de alcanzar este resul-
contrarlo, aquí es necesario aceptar
tado, no sólo encontrará necesario
que el fondo es lo primero.
hacer uso de los más frescos y finos
Servidos de la plasticidad de las
productos, sino también ejercer el
palabras, de sus sentidos y, espe-
más escrupuloso cuidado en su
cialmente, del poder de la comida,
preparación, puesto que, en cocina,
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el cuidado es la mitad de la batalla”. concentrados deben aunarse las virtudes de sus ingredientes. Su apariencia, rigurosamente ambarina, reclama que para ser perfectos sean límpidos, claros, sin ningún elemento superfluo. Justo como debe ser el estilo literario. En ambos registros, la construcción ambiciosa carente de motivo, los recursos y la técnica abigarrados, las palabras grandes, las frases presuntuosas hacen que cualquier platillo resultante sea indigesto y sobrecargado. El fondo es, como lo dice el chef galo, la extracción de lo mejor, el punto de partida, pero también la más sustanciosa de las preparaciones. En literatura, Jorge Ibargüengoitia, por ejemplo, es un claro ejemplo de que no se debe confundir la claridad con lo superfluo, la concentración de ingredientes con el acto de acumularlos, por ello es tan agradable su digestión y tan vivificante su lectura. Ahora bien, al partir de un buen estilo, lo demás viene por añadidura.
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ENSAYO
Se infiere por las palabras de Monsieur Escoffier que en estos portentosos
ENSAYO
El punto no es quedarse en un ex-
que anima, mueve, revitaliza a los
celente principio, sino el evitar dar-
alimentos y a nosotros mismos.
lo por descontado. Hay que ser me-
¿Qué argumentos en contra puede
ticulosos en su obtención, atentos,
esgrimir cualquiera ante la me-
pacientes al proceso para llegar a
lancólica autoridad del caldo de
él. Las palabras deben tener sabor,
pollo de nuestras madres o abuelas?
textura, aroma para dar al caldo la
Al percibir la caricia de su olor en
vitalidad necesaria que fortalecerá
el aire, la comida se vuelve en ese
el espíritu del lector. Tener enton-
instante una máquina del tiempo, y
ces dominada esa parte permite,
todos volvemos a tener unos cuan-
entonces sí, levantar increíbles
tos años. Quizá nos hemos caído
construcciones literarias. Habrá
y raspado las rodillas, padecemos
que tener como regla principal,
un terrible dolor de cabeza por la
cuando de comida y literatura se
fiebre y la gripa, o tal vez, por pri-
trate, tomar el tiempo de saborear
mera ocasión, quien nos gustaba
cada frase, limpiarla bien, extraerle
había destruido nuestras ilusiones.
su máximo y evitar a toda costa el
Entonces, la esperanza se adereza
infame Knorr Suiza.
con trocitos de pollo, tal vez mollejas, queso o limón. Un chile verde,
Tres
cebolla y cilantro reconstituyen las
No es coincidencia, ni gratuidad
heridas y poco a poco, cucharada a
que insistamos en la necesidad fi-
cucharada, las fuerzas vuelven.
losófica de ahondar en los enigmas
Desde la sopa de fideo hasta el
de un buen fondo, puesto que en la
mole, pasando por el arroz a la
revelación de un caldo bien concen-
mexicana, la comida se insufla
trado, caliente, en el punto exacto
cuando parte de un sólido fondo
de su plenitud buscamos la forma
de pollo, elevando su sabor a nive-
de llevar más allá el secreto de sus
les de fiesta patronal. Sin embargo,
confidencias, extender sus posibi-
también es cierto que estas cum-
lidades, utilizarlo como el espíritu
bres de nuestra cocina cotidiana
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son guisos que viven gracias a que en ellos encia más decantada. Sazonados con la lenta alquimia del recuerdo, al probarlos comprendemos que el sustrato elemental que nos anima pasa necesariamente por el estómago pero, sobre todo, por los sentimientos que ella nos permite compartir y rememorar. El fondo es la forma que nos delinea y alimenta, es la expresión de que existen ciertos elementos que, no por terrenales, son ajenos a las constelaciones celestes del universo. Cuatro Al rememorar la consoladora tibieza de su abrazo, el caldo primigenio en el que todos nadamos durante nueve plácidos meses es, de una manera evidente, el fondo base desde el cual todo comienza. Quizá ahí radique la búsqueda por el sentido, por la recreación de los gustos del paladar, la magia de esa perenne, aunque siempre infructuosa, pretensión de regresar al estrato primigenio. Líquido amniótico universal, el océano despierta sueños y deseos desconocidos, acaso otra añoranza todavía más lejana. El mar, con su reconfortante vaivén, desprende un olor a proteína ancestral, el misterio de su canto, la sal que lo aliña cumple con lo indispensable para ser el guiso ancestral del cual nació la
9
ENSAYO
se concentra la simplicidad de la vida, su es-
ENSAYO
vida sobre esta tierra. Lo imaginamos como bullente sopa, caldo de cultivo, desde donde alguna minúscula bacteria hace millones de años tuvo a bien dividirse en dos y propagar, de manera escandalosa, una progenie que en el código genético llevara inscrita la melancolía por su antiguo germen y por su ineluctable final. O, como mejor lo dijo Vicente Huidobro: He ahí el mar El mar abierto de par en par He ahí el mar quebrado de repente Para que el ojo vea el comienzo del mundo He ahí el mar De una ola a la otra hay el tiempo de la vida De sus olas a mis ojos hay la distancia de la muerte
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Cinco ven de muchas formas con nosotros, que compartimos un fondo básico, un solo apetito por las ideas, los sueños y las palabras. El acto de comerse los libros, las personas y el universo entero obedece a esta idea. Pensemos que esto implica acabarse a la existencia, devorar con deleite hasta la última gota, perdernos en su fuerza desconocida, en faltar a los modales de la buena mesa y sorber directamente del plato con la consigna de hacerlo por el puro placer de gozar hasta transgredir los límites de lo posible. Pensemos que, después de todo, quizá ese sea el fondo último de las cosas.
RAMÓN CASTILLO Orizaba, Veracruz. 9 de septiembre de 1981. En 2003 publicó un breve volumen de cuentos, en la editorial Enegé, de Guadalajara. Fue becario en la Fundación para las Letras Mexicanas de 2009 a 2011 en el área de ensayo. Textos suyos han aparecido en revistas como Este País, Replicante, Casa del Tiempo, el suplemento Laberinto, de Milenio Diario y Confabulario de El Universal. En 2013, fue incluido en el libro Asedios/Errancias Muestra de literatura joven de México, editada por Ediciones sin nombre y la Fundación para las Letras Mexicanas; en 2014 formó parte de la Antología del ensayo literario veracruzano 1950-2010, publicado por el Gobierno del Estado de Veracruz. En 2015 participó en el XI Encuentro Nacional de Ensayistas de Tierra Adentro.
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ENSAYO
Pensemos que las metáforas, como la gastronomía, como la literatura, vi-
ENSAYO
Sigamos así
XIMENA PEINADO FABREGAT
Definitivamente no hay mejor época que esta. Vivimos en la era de las oportunidades, de la tecnología, de la libertad. Una era de cambio y superación. No entiendo cómo hay personas que se quejan de nuestros tiempos, cuando en realidad lo tenemos todo. Es decir, ¡por Dios!, ¡ahora te-
(Monterrey, Nuevo León. 6 de sep-
nemos acceso a los avances en medicina!
tiembre de 1996.
Esos mismos que antes se desconocían,
cación en la Universidad Panameri-
por lo cual millones de personas sufrían a
cana. Es apasionada por la fotografía,
diario. ¡Operaciones sin anestesia!, ¡cáncer
la naturaleza, la escritura y los ani-
por todos lados! Además, ¡antes las perso-
males. Desde los cinco años, Ximena
nas no tenían la opción de la modificación
se envolvió completamente en el mun-
genética! Imagínense vivir en un mundo
do de la lectura, lo cual la llevó más
en donde no puedes escoger el físico de tus
adelante a convertirse en una fanática
futuros hijos. ¡Qué espanto! De verdad que
de la literatura, obsesionándose espe-
admiro nuestros tiempos.
cialmente con el naturalismo. Entre
¡Sigamos así!
sus novelas favoritas destacan: Loli-
Sí. Sigamos impulsando a los hijos a absor-
ta, Ana Karenina, Madame Bovary,
berse con la tecnología. Que la tecnología
Nana, Santa, La edad de la inocencia
los críe, de esa manera los padres tendrán
y Jane Eyre. Ximena trabajó como
menos peso sobre sus hombros. ¡Que mi-
voluntaria en National Geographic
lagro que existen las tabletas electróni-
México por un corto lapso de tiempo,
cas! Ahora ellas cumplen la función de las
e incluso llegó a publicar un test en la
molestas niñeras. Es un alivio, es decir, a
edición de marzo del 2015 de la revista
quién le gusta estar cuidando de sus hijos
National Geographic Traveler.
todo el santo día. Los niños son molestos,
12
Estudia Comuni-
en
verdad. Siempre lloran, se quejan y se la viven rogando a los padres
milia coincidirán conmigo. Pero, ¡buenas noticias!, ahora, con las tabletas electrónicas, no tenemos que esforzarnos con los infantes. Los berrinches, los lloriqueos y la intensidad se esfuman al momento en el que los niños ponen los dedos sobre la pantalla. Es más, ya ni nos fastidiemos con la cansada tradición de leerle cuentos a los niños por la noche antes de dormir. ¡El Ipad puede hacerlo fácilmente en una aplicación! ¡Qué bendición! Sigamos así e incrementemos nuestra comunicación en línea. ¿Por qué
hablar con una sola persona cuando puedes hablar con todos tus conocidos al mismo tiempo? Tenemos que admitir que las pláticas cara a cara son algo cansadas; normalmente tenemos que esforzarnos para prestar atención y a veces tenemos que fingir para no quedar mal frente a alguien. Pero el celular… ¡es maravilloso! Puedes hablar con quien sea y al mismo tiempo tienes la libertad de contestar a tus tiempos sin que nadie te presione. Uy, y para el coqueteo ni se diga. Es más fácil armarse de valor cuando no estás viendo directamente a la persona que pretendemos. 13
ENSAYO
para que jueguen con ellos. Es muy cansado, y todos los padres de fa-
ENSAYO Ya no hay necesidad de repa-
Sigamos
sar una y otra vez en el espejo la
buenos recuerdos en fotografías.
conversación; ya no hay necesi-
¡Qué maravilloso es presenciar
dad de estar sufriendo por ner-
algo hermoso y poder capturarlo
viosismo. ¡Y más maravillosas aún
en un video o en una fotografía!
son las relaciones que se conocen
Ya no tenemos que estar intentan-
en línea! Muchos de ellos ni si-
do absorber todo con nuestros
quiera se conocen en persona, pero
ojos para poder grabarlo con la
aun así se aman. No le veo nada de
memoria. Es más, ya ni tenemos
malo a eso, al contrario, todos de-
que ver un espectáculo o un con-
beríamos de ser así. ¿Para qué de-
cierto. Es preferible y más cómodo
jamos que nuestras parejas absor-
para todos si en el momento del
ban nuestro tiempo en incómodas
evento nos dedicamos únicamente
citas en donde además uno tiene
a tomar millones de fotos y videos
que pagar una buena cantidad de
para después tenerlos encerrados
dinero para poder llevarlas a cabo?
en el celular para siempre. De esa 14
conservando
nuestros
Son una bendición las redes socia-
de nuestra memoria. Los tendre-
les. Mediante ellas nos podemos
mos ahí, apretujados por toda la
dar a conocer al mundo. Decimos
eternidad para poder disfrutar de
lo que pensamos, lo que estamos
la experiencia a través de ellos. ¡Y
haciendo, lo que hicimos ayer,
aún mejor!, ¡los podemos compar-
con quién estamos, qué nos gusta,
tir en las redes sociales para que
qué no nos gusta, desahogarnos,
todos nuestros amigos los vean!
reírnos, llorar… Quien necesita de
Porque, la verdad, lo más impor-
la convivencia en persona cuando
tante es dar a conocer que fuiste
podemos convivir y hacer muchas
al evento en primer lugar. Es más
otras cosas más en las redes socia-
importante eso que el evento en sí.
les. Piénselo bien, de hecho, las re-
¿Si vas a una fiesta y nadie se en-
des sociales nos ayudan. Estas ma-
tera, ¿cuál es el chiste entonces? El
ravillosas herramientas virtuales,
punto es que nuestros conocidos lo
en efecto, hacen que nos volvamos
vean, le den like, y después coment-
más populares. Al exponernos en
en entre sí sobre lo cool que somos
ellas, nos adentramos a la sociedad
por haber ido.
actual. Sólo teniendo una puedes
15
ENSAYO
manera, los recuerdos jamás se irán
ENSAYO
tener una vida normal, la verdad. Por qué, ¿cuál sería el caso de tomarnos una fotografía en donde salgamos apuestos cuando nadie la va a ver? Tenemos que admitir que el punto de esas fotos es demostrarle al mundo lo encantadores y deseables que somos. Lo mismo sucede en las reuniones sociales. Claramente no tiene caso ir a una fiesta si no sales con evidencias de que estuviste con tus amigos tomando y pasándotela increíble. Al subir las fotografías con nuestros amigos la gente se percata de que, en efecto, somos personas que tienen muchas amistades; y al notar eso, nos volvemos aún más deseables. El control de nuestro estatus social, por primera vez, está en nuestras manos. Sigamos rompiendo las estúpidas costumbres impuestas por las generaciones pasadas. Ya evolucionamos. Ya no tenemos que estar comprometiendo nuestro cuerpo a una sola persona. Es más, en las series de televisión y en las películas se impulsa mucho a la poligamia. Y, ¡qué bueno que lo hacen! Porque de no haber sido por ellas, nunca nos hubiéramos podido escapar de los frustrantes compromisos. ¿Para qué acostarse con una sola persona cuando lo puedes hacer con el número de personas que quieras? A eso lo llamo plena libertad. Me es impensable el hecho de que antes las personas debían mantenerse con la misma persona durante toda su vida. Qué suplicio. Llegaremos a un punto en donde el matrimonio cesará de existir. Es lógico. Es evolución. Seguiremos teniendo la oportunidad de procrearnos, pero sin tener que estar atados a una sola persona por la eternidad. Pero para cuando ese momento llegue, tenemos mientras tanto el maravilloso acto del divorcio. Actualmente todos parecen hacerlo.
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Antes, el divorcio era muy mal visto, pero ahora se comprende complepresión por la que pasaban los novios ante la decisión de contraer matrimonio con alguien. Seguramente lo pensaban una y otra vez. Era una decisión de vida o muerte; pero ahora ya no tenemos que sufrir tanto por ello, ya que ante cualquier conflicto podemos acudir a la instantánea disolución del matrimonio. Ya no hace falta vivir a lado de una persona eternamente arrepentidos. En un dos por tres nuestros problemas se esfuman y podemos volver a zambullirnos en el mar de la soltería, con la página en blanco, en busca de nuestra próxima presa. Sigamos desgastando el planeta en donde vivimos, al fin y al cabo seguramente en el futuro habrá la opción de mudarse a otro. No es necesario que agotemos nuestra energía reciclando o haciendo el enorme sacrificio
de optar por la caminata en lugar de la cómoda opción del automóvil. Si es que hay en verdad un Dios, este lo que más querría es que nosotros gozáramos del fruto de la tierra que Él mismo nos dio en un principio. La tierra existe para ser explotada a nuestro parecer. Sería algo ilógico que pusiéramos en pausa todas nuestras actividades sólo para conservarla. No niego que exista la contaminación, pero, ¿para qué cuidarla si no nos afecta directamente? Se podrán morir los ecosistemas y los animales se podrán extinguir, pero a nosotros nos falta mucho para llegar a esa crisis. Falta tanto tiempo para que este fenómeno nos afecte, que es mejor no pensar en eso.
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ENSAYO
tamente que muchas veces es necesaria la separación. No me imagino la
Sigamos viralizando el uso de las drogas y
ENSAYO
el alcohol. Bien sabemos que esos temas son los que más nos interesan, y por esa misma razón son estas adicciones las que protagonizan actualmente los medios de comunicación masivos. La vida es para vivirla, ¿cierto? No hay nada más grato que pasar una buena tarde drogados o ebrios con los amigos. Todos estamos de acuerdo en que ninguna buena historia ha comenzado con un “bueno, entonces estaba comiendo mi ensalada cuando…” ¡No! El dulce alcohol es el motor de esos buenos momentos; ¡y de las drogas ni se diga, porque estas son aún más gloriosas! Aceptémoslo: la vida es monótona, rutinaria y aburrida. Sin estas substancias no habría sentido alguno en vivir, y de esto mismo se han estado dando cuenta las generaciones más recientes. De hecho, los jóvenes aprenden cada vez más rápido a divertirse. Ahora, los niños de 12 años se divierten tan bien como lo hacían antes los jóvenes de 21. ¡Dichosos ellos que han experimentado desde antes los placeres más grandes de la vida! Ignoremos las molestas “advertencias” que se nos plasman en los consultorios médicos o en los centros de salud; bien sabemos que esa publicidad sólo quiere engañarnos para que no podamos disfrutar del fruto prohibido que tanto se ha luchado por legalizar. Sigamos así, actuando como si no nos distinguiéramos de los animales. Sigamos así, echando por la borda todas nuestras tradiciones, cuya única función es la de limitarnos en nuestras acciones. Sigamos así, tratando de excluirnos del mundo real para poder adentrarnos al fabuloso universo virtual. Sigamos así, persigamos nuestras metas sin dejar que nadie se interponga en el camino. Sigamos así… sigamos destruyendo la poca humanidad que nos queda.
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ENSAYO
Lo opuesto al amor Andrea Alcalde Se han escrito tantas cosas acerca del
la indiferencia. Elie Wiesel bien dice:
amor. El más común es el de pareja,
“Lo contrario del amor no es el odio,
luego hacia tus amigos, tus padres,
es la indiferencia. Lo contrario de la
hermanos, etc. Inclusive se ha es-
belleza no es la fealdad, es la indife-
crito sobre el amor al conocimiento;
rencia. Lo contrario de la fe no es here-
como Platón lo veía: en la búsqueda
jía, es la indiferencia. Y lo contrario
del bien de nuestros
de la vida no es la muerte,
semejantes, en-
sino la indiferencia
contramos el
entre la vida y la
nuestro. Y,
muerte.”
finalmente,
¿Qué es la indif-
también
erencia?
la
que
una
fe
es forma
indife-
rencia es la más
de amor, como aquellos
la
Creo
grande desgracia hu-
religiosos
mana que puede existir,
que reconocen el amor en Dios.
porque inclusive en el odio existe un
Pero, ¿quién ha escrito acerca de lo
poco de amor e interés en la condi-
opuesto al amor? No, lo opuesto al
ción humana. En la indiferencia no
amor no es el odio. Es cierto que casi
existe nada más que un vacío que no
todas las películas de amor vienen de
se llena jamás. Es la falta de interés
la mano con el odio, alguien que im-
en el ejercicio cotidiano de los indivi-
pide que estén quienes se aman.
duos, así como la pérdida de los va-
Pero en realidad ese no es el lado
lores trascendentales o supremos.
opuesto del amor. Lo opuesto al amor
La indiferencia es insensibilidad, de-
no es el odio. Lo opuesto al amor es
sapego y frialdad. ¿Por qué somos
19
ENSAYO
indiferentes? ¿Lo usamos como me-
Martin Luther King: “no me duelen
canismo de defensa para no sufrir?
los actos de la gente mala, me duele la
¿A qué le tememos tanto? Hoy en día
indiferencia de la gente buena”.
vivimos inmersos en un mundo lle-
La indiferencia es, como la definiría
no de indiferencia. Caminamos como
la Madre Teresa de Calcuta: “La ma-
seres incompletos, somos mitades que
yor enfermedad hoy día no es la le-
no odian, pero tampoco aman, que
pra ni la tuberculosis sino más bien
no desprecian, pero tampoco apre-
el sentirse no querido, no cuidado y
cian. Ya nadie busca autorrealizarse.
abandonado por todos. El mayor mal
Se conforman con la simplicidad.
es la falta de amor y caridad, la terri-
Ya nadie cree en nada, no tiene fe ni
ble indiferencia hacia nuestro vecino
esperanza, no temen pero tampoco se
que vive al lado de la calle, asaltado
motivan por nada. El mayor dilema
por la explotación, corrupción, pobre-
está en que cuando se es indiferente
za y enfermedad.”
ya nadie siente, ya nadie actúa y sin
Creo que la mayoría preferimos que
acción, nada existe. Así como diría
mínimo nos odien si no nos aman,
20
ENSAYO
porque lo único que da más miedo que la muerte es la indiferencia. William Shakespeare decía que: “el peor pecado hacia nuestros semejantes no es odiarlos, sino tratarlos con indiferencia”. Esa, es la esencia de la decadencia humanidad. Sí, la realidad no va a dejar de existir porque se le ignore, como diría irónicamente Saul Bellow: - ¿Cree usted que hay alguna distinción entre la ignorancia y la indiferencia? - Ni lo sé, ni me importa.
ANDREA ALCALDE SALGADO Ciudad de México, 23 de julio de 1996 . Toda mi vida he buscado conocer la verdad, no fue sino hasta que comencé a amar la lectura que la encontré. Pero me di cuenta que la única verdad existente es la que uno se crea para sí mismo. Y la verdad es esta: Soy una joven de 19 años de cabello negro, esbelta, alta y ojos oscuros. Me encanta el chocolate y la música, combinados con un buen libro son mi tríada perfecta. En ocasiones soy tanto así que aún creo que un buen texto puede salvar a la humanidad.
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ENSAYO
Generación del MILENIO
ALEJANDRA TRUEBA CORTÉS
A lo largo de los años se puede decir que la manera de comunicarnos cambia. Especialmente entre los jóvenes. ¿Cambia para bien o para mal? Las opiniones varían. Hay quienes Ciudad de México, 27 de
ven los cambios recientes como algo negativo.
marzo de 1996. Actualmente
Sobre todo las personas de generaciones ante-
es estudiante de la UP en la
riores. ¿Pero en realidad esta época de los mi-
carrera
Comunicación.
llennials es la peor? La verdad es que con es-
Viajar por el mundo es una
tos cambios siempre resultamos criticados los
actividad que ha cambiado
jóvenes. Lo que a nuestros padres les parece
su vida, quizá el aspecto más
raro, a nuestros abuelos les parecía raro de
importante de su crecimien-
nuestros padres y a nuestros bisabuelos de
to intelectual porque la ha
nuestros abuelos, etc., etc.
hecho reflexionar sobre las
Así que, esencialmente, esta generación no es
cuestiones más importantes
muy diferente a las demás. Sin embargo, algo
de la vida. Ha vivido en In-
que nos distingue es que los millennials nos
glaterra, Alemania y Suiza,
caracterizamos por ser sumamente sociales,
donde aprendió lenguas
y
por la afinidad y la dependencia que tenemos
costumbres radicalmente dis-
de la tecnología y las redes sociales. Compara-
tintas a las suyas. La lectura
dos con otras generaciones, está comprobado
y la escritura se han hecho
que la generación del milenio tiene un alto
una parte importante de su
nivel de estudios de grado superior: algo más
vida porque es la forma en la
de tres de cada diez (33,6%). Por lo tanto, des-
que puede expresar sus ideas.
de un punto de vista académico me parece
de
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que no somos la peor generación moderna que ha habido. boomerang, ya que muchos hemos tenido que volver a la casa de nuestros padres y retrasar la formación de un hogar debido a la situación económica actual: menos oportunidades de trabajo, sueldos bajos y un poder adquisitivo debilitado. La creciente dificultad para encontrar un empleo y acceder a una vivienda es nuestra realidad cotidiana. Son muchos factores los que afectan las características de esta nueva generación, pero así como los adultos nos encuentran cuantos más defectos pueden, también tenemos nuestras virtudes. Somos los emprendedores del futuro, los innovadores evolutivos de la economía de nuestro país. Y de paso, hay que admitirlo, los limpiadores de la basura generacional anterior a nosotros: una avaricia sin limites y una ambición sin perspectiva. El enfoque individualista y la mentalidad de enriquecerse sin medir las consecuencias ni considerar el bienestar de la sociedad son, en parte, el precio que estamos pagando. Pero aún así, nos caracteriza la actitud de buscar respuestas, cuestionar y mejorar el mundo. Cada vez más se nota la pasión entre los jóvenes de hoy en día. La verdad es que yo, más que “adictos al internet”, “flojos” y “pesimistas”, nos llamaría creativos, innovadores, originales y únicos. Desde el vegano que busca la preservación del medio ambiente y el cuidado y los derechos de los animales, hasta el artista plástico moderno, el fotógrafo, el escritor, el empresario, el abogado y el médico; millones de jóvenes buscamos mejorar el mundo en vez de adueñárnoslo. Preferimos compartir en lugar de acopiar. ¿Y saben una cosa? Los millenials no nos sentimos superiores ni exclusivos… nuestra esencia es inclusiva. No estamos aislados del resto de la sociedad, ni enojados. Simplemente estamos enfocados y conectados. No creemos en las barreras ni en las fronteras. En el fondo tenemos más similitudes que diferencias con las generaciones anteriores. Nos gusta un buen café, ir a un restorán, viajar, escuchar
23
ENSAYO
A la generación del milenio también se nos conoce por nuestro carácter de
ENSAYO música, explorar y aportar. Sólo que nosotros le damos un twist. Por lo general vemos el menú en la pantalla de nuestro teléfono y cuando llegamos sabemos lo que vamos a ordenar. Los cambios no solo son saludables, sino inevitables. ¿Cómo será la generación posterior a la nuestra? ¿Cómo la percibiremos nosotros? ¿Será una característica de tipo evolutivo el hecho de desconfiar de lo nuevo? Por lo pronto, nos gustaría ser aceptados sin que nos vean como a seres deshumanizados y robotizados por la tecnología. No es para tanto. Igual que un abuelo o una tía, somos sensibles a una sonrisa… o a un “like” ;-)
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José Luis López Para introducirte al corazón de la Ciudad de México primero debes atravesar, acompañado de una plegaria, los cinturones de pobreza que habita el lumpenproletariado, que en un futuro no muy lejano amenazan con asfixiar a la que fuera conocida como “La ciudad de los palacios”. Después de haber librado el cerco de casuchas cimentadas en “la-esperanzanunca-muere” (versiones urbanas de la Luvina rulfiana), sin darte cuenta ya estás dentro de la ciudad o su complejidad ya está dentro de ti. Al andar por sus calles, colonias y barrios, mutables y expectantes, de inmediato observas que es una ciudad donde conviven las contradicciones: al sur, las
majestuosas y verdes aldeas residenciales. Ves desfilar a la vanidad y al poder escoltados por la lástima de los niños harapientos y los perros famélicos. Los extremos se toman de la mano: la ciencia con la superstición, la riqueza con la pobreza inacabable, el hambre con la gula, la vida con la muerte. La visión es grotesca, “pero -te contestas apático- esto sucede en todo el mundo”. Sin embargo, en la Ciudad de México se convulsionan varios mundos. Unos aplastando a otros, y estos luchando en desigual contienda por resurgir de sus cenizas, como una especie de maltrecha ave Fénix, en un ciclo interminable. El ambiente que respiras, amén de los contaminantes que tiempo hace se rebelaron contra “la región más transparente del aire”, te dan la sensación de 25
ENSAYO
Mi ciudad
ENSAYO
que algo está por suceder, pues la amaestrada intranquilidad se balancea cada segundo con peligro de desbordarse incontenible. Es como si la ciudad estuviese preñada y a punto de parir en cualquier momento... en cualquier momento. Por las noches, el choque del pedernal con el acero castellano no deja descansar a la enorme urbe... el sueño dura apenas un suspiro. Por las madrugadas observas desde la cúspide de la Latinoamericana cómo sus habitantes se deslizan hacia el valle como oleadas de cobre derretido. Aquí todo el mundo tiene pris... ¡quítese pen..! Los encuentros son fugaces. Las miradas no pueden contemplarse unas a otras porque entonces son indicio de violencia. En el transporte público, que viaja atestado y sudoroso, la agresión espera expectante el momento idóneo para irrumpir en el silencio.
La horda de limpiaparabrisas, los hijos de la calle, los indigentes que mueren atropellados en las noches de luna llena mientras un grupo de encadenados al móvil persigue a un escurridizo pokemón. Seres en los que se reproduce el suplicio de Prometeo. Unos a otros se tienen compasión y a la vez repulsión. El racismo se encuentra oculto y omnipresente. Los híbridos de esta sociedad son escandalizados y apartados. Ahora zigzagueas entre los cientos de puestos de vendedores que se apilan por las céntricas calles y avenidas como enormes culebras multicolores (quizá en homenaje a la Serpiente Emplumada), en donde se ofrecen todo tipo de productos y servicios: desde drones hasta “limpias” del chamán citadino. 26
sur de la ciudad. Los visitantes-consumidores a estas
JOSÉ LUIS LÓPEZ AGUIRRE
ENSAYO
Visitas los exclusivos centros comerciales de la parte plazas son seres clonados de los protagonistas de las series de entretenimiento o de los estándares que marca la influyente publicidad de lo que debe ser el hombre y la mujer contemporáneos: polifacétic@s, emprendedor@s e hiperguap@s. Este es el imperio donde las marcas comerciales jerarquizan a las clases sociales.
Profesor investigador en
Al encontrarte en las orillas de la ciudad experimentas
la Escuela de Comuni-
el sentimiento ambivalente de quedarte para siempre
cación de la Universidad
o largarte lo más pronto posible. Esta megalópolis
Panamericana. Es
tiene un extraño magnetismo que embelesa a sus seguidores. Lo que no sabes es que esta ciudad exige se le rinda culto. Esta ciudad está acostumbrada, desde que tiene memoria, a que se le ofrezca a diario un sacrificio, porque de lo contrario se queda uno postrado ante ella y condenado a padecer su inclemencia.
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un
apasionado del buen periodismo y un entusiasta migrante digital interesado en las nuevas tendencias periodísticas, educativas y tecnológicas.
CUENTO
La torre de astronomía
Sucedió muy entrada la noche. Cuando los lobos aullaban a la infinidad de lunas en el vacío. El viejo astrónomo invocó a las deidades planetarias; les rezó y les suplicó le dejaran sentir. Sus nombres eran aberrantes y se perdieron de la memoria de los sujetos comunes. Antes de concluir su rito, levantó una enorme estatua de horrenda figura. De sus innumerables sueños y pesadillas había salido el monumento. Tenía la cara deforme de un toro y la piel de leopardo. Vivía en su torre día y noche. Los años eran pocos para contar una existencia latente ya por siglos. Nadie recuerda cómo o de dónde llegó, cuándo surgió ni cuál era su labor ahí. Los locales se hicieron cientos de historias alrededor del anciano. Le llamaban brujo, demonio, fantasma, atrocidad. Ningún sustantivo respondía a su verdadera naturaleza. Las tardes las pasaba estudiando al ser humano. Le resultaba demasiado curioso que fueran creados y traídos al mundo como meras criaturas indefensas; pequeños 28
29
GERARDO GARCÍA RODR´ÍGUEZ
Tengo 19 años. Nací en el Edo. de México y de inmediato mi familia y yo llegamos a la Ciudad de México. Desde pequeño he amado el cine y la literatura y soñé con dedicarme a alguno de estos medios. Hace tres años descubrí que la literatura llena todos los aspectos de mi vida. En la carrera descubrí que también me apasiona la fotografía y me quiero dedicar al periodismo, además de perseguir mi desarrollo profesional en el mundo de las letras.
CUENTO
parásitos informes, irracionales e inocentes. Más curioso aún, le parecía que crecieran y la hermosura se posara sobre ellos, que continuaran siendo estúpidos y violentos en extremo. Lo más curioso para el astrónomo, sobre los humanos, era cómo después de llevar vidas vanas y avaras, inmundas e incomprensibles, hallaran una contradictoria belleza en sus muertes. Era casi gloriosa, digna de criaturas mayores, la gracia con la que cada persona moría. La inevitabilidad del acto mortuorio apasionaba al astrónomo. Si tan solo él supiera lo que es morir, lo que implica. Si tan solo pudiera sentir de verdad; la agonía del espíritu desprendiéndose incierto del cuerpo, la angustia inefable de dejar de existir, el frío en el cuerpo y la muerte de los miembros, el último latido. Pensar en exhalar el aliento final le fascinaba más que cualquier otra cosa de su realidad inmediata, y de las demás realidades por él conocidas también. Sus noches eran mucho menos propicias para pensar y discurrir estos asuntos. En lo observacional son infinitamente más sorprendentes. Desde su planetario estudia el Universo alrededor de él. Se encarga de ver y capturar visualmente cada momento de la acción o inacción estelar. En lengua vernácula se les conoce con un nombre que equivale a “cazadores o receptores de luz”. Su trabajo es meramente pasivo y perceptivo. Uno no imagina la cantidad de conocimiento arcano que le es suministrado a diario, en medio de
CUENTO
supernovas, cuásares, lluvias de meteoritos, agujeros negros, cúmulos estelares, galaxias, cometas, asteroides. A la mitad de sus vistas nocturnas, cada noche, suena una melodía que ningún humano ha escuchado. Es la música del principio del Universo, capaz de suministrar calor y movimiento a los cuerpos. Es el principio de todo, pero no conoce el final. En uno de los libros de la infinita biblioteca, un cosmólogo escribió que si un hombre llegara a escuchar la Sinfonía, una de dos cosas pasaría: sería iluminado y ascendido a la bóveda estelar o sería anonadado por el sonido de miles de millones de años cayendo sobre la vida de un simple mortal sacado del polvo. El astrónomo en ningún momento se encuentra solo del todo. Cuando así lo desea, convoca a toda una multitud de seres, encargados de escribir y almacenar los libros, mantener y arreglar la maquinaria del observatorio. Escuchan las enseñanzas del maestro y de vez en cuando debaten sus ideas. Todo es una ilusión. Ninguno puede generar conocimiento por su propia cuenta. Son clones de un original fallido; pequeñas copias sin cuerpos sustentables; tristes proyecciones programadas para servir y hacer poco más. El hombre de las estrellas no lograba recordar cuándo aparecieron los fantasmas por primera vez. Tan solo estaba seguro de que él no los creó. Probablemente estaban ahí desde antes que él. Tal vez llegaron después o quizás siempre estuvieron
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31
CUENTO
y siempre estarán. La posibilidad de su preexistencia lo alarmó. Lo olvidó de inmediato. Llegó la extraña noche que algunas civilizaciones más tardías llamaron 12-lluvia. No tuvo un miserable segundo de adormecimiento. Mucho menos un indicio de sueño. En su desesperación lloró sangre. Pretendió encender en llamas la vieja torre y sepultar su trabajo de siglos. No lo hizo. Soportó la desventurada noche lleno de rabia. Se tranquilizó y entendió; los dioses le habían dado sensibilidad. Salió el sol y consagró su mañana a hacer ofrendas a la estatua de toro-jaguar. Sintió felicidad por primera vez. Durmió todo el día; soñó toda la noche. Se le apareció un cometa que describía una elipse alrededor de él, no paraba de moverse y al mismo tiempo parecía quedarse en un solo lugar. Le encomendó salir al mundo del hombre y enseñarle cuanto sabía; era el precio de los dioses por haberle concedido sentir. El anciano despertó, dudó de su sueño todo un día y al final del mismo decidió usar por última vez su ancestral telescopio; lo usó con temor, con respeto, como si fuera primerizo. Cien años tardó el astrónomo en enseñarle su arte a los locales. Empezó por lo fácil, lo evidente; sus lecciones se tradujeron en herramientas que les permitieron vivir mejor y por más tiempo. Los hombres se hicieron inquisitivos, productivos y temerarios. Domaron a las bestias, entendieron el funcionamiento de la tierra
CUENTO
primitiva y la cuidaron, le dieron a su cosmogonía una estructura definida y un panteón para alabar. Les llegó la felicidad y la plenitud, pero no por mucho tiempo. El sabio astrónomo (como fue conocido por sus alumnos), sintió que su final estaba cerca. Se retiró de nuevo a su torre, pero estaba tan cansado que no pudo hacer sus actividades de antaño por muchos días. Acostado una noche de invierno, pensó quién había sido su creador. Estaba demasiado enfermo y se preguntaba si en verdad este sería su fin; después de todo había vivido una infinidad de años y el mismo concepto de vida, irremediablemente iba acompañado de muerte. Recordó su situación hacía ya un siglo, lo mucho que le fascinaba la idea de morir, pero eso era relativo a los humanos, no a sí mismo. Se abrió de golpe su ventana y entró un helado viento que le congeló el alma. Se dijo que ese debía ser el fin, se encomendó a los dioses planetarios y suplicó que alguno de ellos tuviera misericordia de él. Exhaló y su corazón dejó de bombear la sagrada sangre. Se encontró en la nada con una infinidad de espejos blancos que lo reflejaban una y otra vez. Preguntó al vacío quién era su dios, cuál había sido su propósito, qué sucedía ahora. No hubo respuesta; en el silencio pareció entender, pareció recordar. Él era el dios primigenio, el creador de todos y todo. Y en su terror y angustia por la eternidad había borrado su propia memoria.
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Lo inevitable Renata Pérez De la O “Ahí estaba. Eterno e impasible, hermoso y gigantesco. Me quedé hipnotizada. Siempre que lo veía me sentía pequeña e impotente, frágil y a la vez afortunada de poder ser partícipe, al menos con la mirada, de un milagro tan exquisito”
CUENTO Espero que no sea hoy el día en que nuestra isla se hunda. Hemos trabajado tan duro para mantenerla en pie. Al principio sólo era cuestión de construir unas cuantas barreras. El mar había comenzado a olvidarse de sus límites usuales y tímidamente acariciaba pedazos de arena a los que nunca antes se había acercado. Al observar tal fenómeno, los ciudadanos de Marina nos sentimos sumamente alarmados. Después de una asamblea de todo el pueblo, concluimos que solo se 33
CUENTO
trataba de un leve desplazamiento en el curso de las olas. Seguramente en cuestión de meses el agua volvería a su lugar. Ocurrió todo lo contrario. Apenas había transcurrido medio año y las barreras de cemento ya se encontraban sumergidas bajo el incansable e impaciente océano. Las olas comenzaban a acercarse cada vez más a la zona habitacional. Aquel camino que los niños normalmente usa-
diariamente marcando posibles puntos de riesgo y las otras tres irían construyendo barreras. El equipo de los vigilantes indicaría a los constructores qué barreras era necesario reforzar y cuáles debían agrandar. Claro que me ofrecí a formar parte de la brigada. Marina era el único hogar que conocía y no iba a dejar que desapareciera frente a mis ojos. Fui asignada al grupo de vigilantes. Hacíamos muy bien nuestro
ban para ir a la escuela, el mismo que yo recorrí tantas veces cuando era pequeña, era intransitable. Tuvimos que convocar a otra asamblea. En esta ocasión el asunto fue tratado con mayor seriedad y decidimos que era necesario asignar un equipo. Participarían seis personas: tres se encargarían de recorrer la isla
trabajo y después de dos meses logramos asegurar la isla. Todo había vuelto a la normalidad. Continuábamos con nuestros rondines solo por precaución, pero ya no había mucho que hacer. Una noche, de esas tan oscuras que es imposible distinguir dónde termina el cielo, salí a dar 34
bebés. Era necesario preservar la isla, mantener nuestras vidas y rutinas lo más intactas posible; todos merecíamos eso, nunca habíamos hecho daño alguno a la naturaleza. Estaba sumida en esos pensamientos cuando sentí algo helado que tocaba mi espalda. Me levanté rápidamente y entonces lo vi. Aquello que temimos por tanto tiempo y tontamente creímos controlar. El mar comenzaba a
la mirada, de un milagro tan exquisito. Lo observé hasta que mis pies se cansaron de sostenerme y después me senté recargada en la barrera. Era una lástima que hubiéramos tenido que construir un muro entre él y nosotros, pero no podíamos permitirnos simplemente desaparecer; en Marina había familias, ancianos,
rodear las vallas; la humedad y la sal habían debilitado sus cimientos y el agua comenzaba a colarse entre la construcción. Era cuestión de días para que todo se viniera abajo. Entonces me di cuenta de lo irónica que era nuestra situación. Ahí estábamos todos, organizando asambleas, proponiendo soluciones, 35
CUENTO
una vuelta para inspeccionar las barreras. Caminé por mi ruta usual y luego de unos minutos me detuve a admirar el mar. Tuve que pararme de puntitas para ver, las vallas ya habían alcanzado una altitud considerable. Ahí estaba. Eterno e impasible, hermoso y gigantesco. Me quedé hipnotizada. Siempre que lo veía me sentía pequeña e impotente, frágil y a la vez afortunada de poder ser partícipe, al menos con
CUENTO
intentando evitar lo inevitable, dando pequeños pasos a un lado cada vez que el destino se acercaba trayendo pedazos de la imparable realidad. Y la realidad era que nuestras casas, escuelas, tiendas y lugares de reunión, aquel lugar en el cual cada marinense había echado raíces y enterrado innumerables recuerdos, no tenía más que algunos meses de vida restantes. Toda nuestra isla estaba condenada a desaparecer. Al amanecer convoqué una junta para comunicar a todos lo que había descubierto, pero nadie me
creyó. Ellos estaban convencidos de que, para mantener todo en orden, simplemente era necesario reforzar los muros y añadir más personas a los equipos de vigilancia y construcción. No sé si fue miedo a aceptarlo o ese ego tan típico de los humanos que creen poder controlar la naturaleza, pero mis coterráneos decidieron que era seguro y viable continuar viviendo en Marina. Han pasado dos meses y ahora todos los habitantes dedicamos nuestro esfuerzo diario a fortalecer las paredes que
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RENATA PÉREZ DE LA O
Estudiante de Comunicación en la Universidad Panamericana. Interesada en la fotografía y el cine, pero sobre todo en la escritura; la cual fue su principal motivación para decidir estudiar esta carrera. Su objetivo principal es producir contenido que ayude a la concientización y mejora de la sociedad.
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CUENTO
débilmente nos rodean. Ya nadie trabaja en otra cosa, los niños ya no van a la escuela, no hay reuniones al atardecer o fiestas en la arena. Ni siquiera dialogamos los unos con los otros. Lo único que hacemos es vigilar y construir. Temer en silencio. A pesar de eso nadie escapa, nadie sugiere que nos vayamos. Yo me quedo porque aquí está mi familia, mis amigos, porque no hay otro lugar al que pueda ir. Aunque ahora estoy completamente segura de que me había equivocado, el destino no hace excepciones, la naturaleza no se detiene. La vida jamás permanece intacta.
El hombre que tocaba el piano María Bolio Benítez
CUENTO
“Una nota sigue a la otra como brincando. Como juegan los niños en el parque. Fluye. El corazón del pianista y la música se unen.”
El sol arde seco sobre las cabezas de los capitalinos que corren de un lado a otro de la ciudad, como en cualquier otro viernes de quincena. Tráfico, cláxons, hombres de traje y el metrobús como lata de sardinas sudadas. Las calles están alfombradas de lila como siempre en Pascua y los árboles vuelven a uniformarse de verde. En los puestos de tacos callejeros la gente se amontona, como se amontonan en el pavimento los baches y los puntos negros que alguna vez fueron chicles. Los edificios altos son testigos de la nata de smog que no permite ver los volcanes el día de hoy. Pero en un punto exacto, en las afueras de la gran ciudad, todo aquello no
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se escucha. Es un punto aislado del estrés y los semáforos. Unos largos dedos bailan sobre las teclas blancas y negras de un piano recién afinado. Una nota sigue a la otra como brincando. Como juegan los niños en un parque. Fluye. El corazón del pianista y la música se unen. El cielo arriba del jardín es un azul realmente profundo. En el jardín una jacaranda se estremece porque la melodía es más dulce que cualquier otra. Qué día tan propio de abril. Todo parece estar en sintonía. Él tiene los ojos cerrados. Es el himno de un alma. La brisa respira y con ella baila el castaño claro do el sonido armonioso, el cual nos remonta a varios años atrás. Las notas son graves, claro que denotan suspenso, hablan. Es mayo, se acerca junio. ¿Y de qué se trata el mes de junio? Es el mes de las graduaciones, la época de los cierres, de los espíritus esperanzados y las promesas. Un corazón enamorado que promete no olvidar. Los lazos, cuerdas flojas, que tiemblan y aunque se proponen y se juran no romper y rendirse, están llenos de dudas. Junio es mes en el que todo brilla. Pero “no todo lo que brilla es oro”. ¿Alguna vez has estado en un trampolín de diez metros, con adrenalina invadiendo tu estómago, sabiendo que cuando dejes de pensar en el riesgo será cuando te atrevas a saltar al vacío? ¿O has estado a punto de entrar a presentar un examen final, con el estómago hecho guacamole, queriendo simplemente hacerlo y ya, y que todo acabe? ¿Y has sentido el alivio una vez que cumples con tu reto? ¿Has sentido el desahogo que viene cuando las mariposas se van? El pianista sí. Y así fue como se sintió aquella tarde de mayo en la cual unas gotas de alcohol en las venas durmieron sus mecanismos de defensa. En la cual su corazón latía amenazando: “hable ahora o calle para siempre”. Y entonces eso hizo, le dijo todo. El piano cuenta cómo hubo reciprocidad, pero también responsabilidad.
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CUENTO
y lacio, alborotado, libre. Al girar, el viento hace un torbellino, traducien-
CUENTO
Hubo cautela, sentimien-
recordar el momento, abre los ojos
tos genuinos, ni
y el árbol lila lo anima a seguir
una sola barre-
contando la historia. Y la música,
ra de mentiras o
con toda sinceridad, continúa con
hipocresía. Ella le
el cuento del niño que quería tocar
dijo que los sen-
el piano y quería aprender a amar.
t imientos no podían haber sido
¿Alguna vez has ido Roma, te has
unilaterales. Pero también había un
maravillado ante los monumentos
cronómetro. Una cuenta atrás. “En
que han visto milenios de histo-
sus marcas, listos...” Porque
ria, pero encontrado con una Fon-
el año se terminaba, el final
tana di Trevi en remodelación,
estaba cerca.
sin agua, sin chiste? ¿Algu-
Luego hubo balazos, y
na vez te has sentido solo a
la canción se vuelve
pesar de estar rodeado de gen-
grave y tenebrosa. A pesar
te? ¿Alguna vez has mendigado
de lo que él dijo, ella se volteó y lo
contraseñas de Wi-Fi, para poder
apuñaló por la espalda. Y derramó
contactar a quien ocupa tu mente
sangre azul. Pero todo eso puede
día y noche?
ser sólo un piquete de mosco si
La dueña de la canción sí. Y por eso
cabe el perdón. Y el corazón del pia-
regresó a él. Porque estando en
nista era enorme y generoso, en-
Roma se sintió sola
tonces la perdonó.
en medio de una
Sus ojos son cafés, su sonrisa es
multitud y los
enorme, casi del tamaño de su
pensamientos
nobleza. Suspende la música al
la llevaban a él.
40
Porque en sueños, en el silencio y
La comisura
a la hora de meditar, una voz que
de la boca del
no es de este mundo le aconsejaba
pianista se cur-
que no perdiera su amuleto de la
va
buena suerte. Si tenía una brújula
al recordar esto.
era para que la usara. Si tenía un
Sus dedos y su espíritu aventurero
amigo tenía un tesoro. Y a veces
continúan tejiendo esta burla al si-
hay cosas que brillan y que sí son
lencio. Son una oda a la victoria de
de oro.
una dulce amistad.
ligeramente
Las notas una a una, una a
se van silenciando, al son
una, en una dorada cabalga-
del otoño, las hojas co-
ta. La jacaranda entiende y
loreadas, el rojo vivo y al
baila con ellas. La melodía
final la nieve. La vida que
brilla. En el piano descan-
el hombre que tocaba el
sa molesto un cenicero, con
piano solía vivir antes parece más
cigarros degollados. Y entre las
como un sueño, como alguna otra
cenizas hay cubitos de hielo en
dimensión. Pero si hubo una vela
donde se refleja un invierno que se
que nunca se apagó, ni siquiera en
comienza a derretir. Un congelado
la víspera de Año
mes de febrero.
Nuevo, era la de
¿Y de qué se trata el mes de febre-
ella.
ro? Claro que el día 14, todos sabecons-
mos: chocolates, rosas, miel, dine-
perseve-
ro, globos, gente enamorada con la
Incesante, tante, rante.
cabeza en la estratósfera; y el club
41
CUENTO
Poco a poco los acordes
CUENTO
de los escépticos con las rodillas en
Hay
el pantano de quien no sabe ni lo
la muy particulares, que duran
que espera.
sólo nueve segundos. Son las cor-
¿Pero habías oído hablar del día 20?
tadas de hoja en los dedos. El tím-
Sí, el 20 de febrero.
pano de la destinataria se agudi-
Para el pianista y su Dulcinea era el
za, quiere escuchar música clásica.
día en el que se prendían los faros
Llegan de cuando en cuando, a
de las calles, la neblina se disolvía,
lo largo del día, en especial en la
y todos los cronómetros se ponían
noche. Son el agua caliente en una
en sintonía. Porque él anunció con
tina. Son incienso, un masaje en la
transparente esperanza que pronto
espalda, una cabina que aísla el rui-
iba a regresar, y que aunque ella no
do de la sucia ciudad. Son la voz de
era la única razón para hacerlo, sí
su músico enamorado cada vez que
era el motor que lo tenía inquieto.
se la manda atraviesan 4000 km en
Quería verla, quería desenredar lo
lenguaje binario.
que alguna vez dejó atado.
En esta historia también había una
El árbol escucha y se detiene intere-
guitarra, y la guitarra era ADN.
sado. Sígueme contando el cuento,
Porque cuando era niño, antes de
no sé en qué va a terminar. Como
ser pianista, aprendió a tocarla.
cuando ves una película y estás
Pero también es juventud, también
seguro de que te imaginas el fi-
es ingenuidad. El pianista tocaba el
nal, pero luego la trama da un giro
piano hoy en día porque el piano
inesperado y el guionista te atrapa.
era novedad. La guitarra era parte 42
unas
luces
de
benga-
ninguno tiene una bola de cristal.
voz, un poco más grave, un poco
¡Perdóname, no tengo telepatía! Y
más seria, un centímetro más de él.
los abrazos de bienvenida, los aero-
Si algo había aprendido al pasar los
puertos y las lágrimas de adiós se
años y al ir y venir la gente era que
repetían y se repetían. Aún en el
la vida es un rompecabezas, con
silencio más cruel, una luz roja,
más de un solución, que el amor
diminuta, parpadeaba…
es una elección, la filosofía es un
La gente amontonada pide tres
cuento, las mentiras son una dro-
tacos de longaniza, la marchan-
ga, y el pianista, hoy, se había con-
ta hecha la masa a la alberca de
vertido en su canción.
grasa. El pianista abre los ojos de
Y es que la historia del pianista y
golpe.
su enamorada continuaba y con-
Hay tráfico de aviones en el embu-
tinuaba. Y hubo un invierno muy
do de este aeropuerto que todos di-
largo. Y hubo un eclipse de sol.
cen que está ya obsoleto. Aterriza
Porque la noche, porque la fiesta,
un 777.
porque las prioridades, porque mi
Las notas brincan revitalizadas,
amigo el alcohol. Y es que a veces
son cada vez más hermanas, son
se sentía cómo la razón, con mano
cada vez más niñas, son cada vez
firme, tomaba las riendas. Y es que
más veloces. Ya va a llegar el día.
el pianista no tocaba tan bien el pia-
Ting. La voz del capitán agradeci-
no todavía. Es que la infancia del
endo. Ya se pueden bajar. La ola de
niño ingenuo se interponía. Es que
gente de trabajo, que tiene escala,
43
CUENTO
del alma bohemia, el piano era la
familias completas. La cola de migración, la banda de las maletas, la alfombra gris y una estampa en el pasaporte. “Bienvenido, paisano”. El viajero de este cuento hace fila, presiona el botón, medio segundo de suspenso y, gracias al Cielo: luz verde. La maleta pesada detrás de él,
CUENTO
viene empachada de ropa sucia. En la espalda su guitarra y en la cartera
una foto, una herradura y una carta. Amuletos que no soltaría. Se abren la puertas corredizas. Y por fin. Se miran. Frente a frente. Un pianista de alma desgreñada e incansable amor para repartir y una niña. Una niña, que con mente de números y de calendarios, analiza y analiza qué va a pasar, quién va a perder. La música se calla. Un silencio perturba y vibra quieto en el jardín. El pianista se levanta y parece que se va a ir. La jacaranda lo detiene y le pregunta cuál es el final, en qué fueron a parar. El pianista contesta que no conoce el final. Que este es un cuento que no
44
cuenta un pianista. Que lo cuenta una escritora, escondida detrás de una calculadora, acerca de una niña y un niño, que en el último segundo de una infancia vieron la verdad. Y que la niña ya no era una niña, era una conductora que se las arreglaba sola, que sabía decir que “no” al color rojo y al azul. Y que sabía leer un corazón. Y el niño esta vez ya no era un niño. Era un hombre. Era el hombre que tocaba el piano.
CUENTO
MARÍA BOLIO BENÍTEZ 20 años. Estudiante de Comunicación apasionada de la fotografía y de escribir cuentos. Las rimas y los ritmos visuales en el lenguaje la obsesionan. Ama las alturas, ver nubes, practicar yoga, correr y pasar tiempo al aire libre en medio de la nada. Las playas solitarias y los bosques son definitivamente los mejores lugares para estar. Tiene cinco hermanos. Una vez al año busca colaborar en algún tipo de proyecto social. Cree que tiene la responsabilidad de poner su granito de arena en el mundo. Es defensora de la vida desde el momento de la concepción y cree en Dios. Sigue esperando su carta de Hogwarts.
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30 minutos o muerto
CUENTO
Eduardo Acuña Martínez Hola. Permíteme contarte la me-
que fácilmente podríamos ser tú o
jor historia que tengo para ofrecer
yo: con algo de sobrepeso, y cuya
después de varias horas de procras-
vida ha visto días con más gloria y
tinar. Por favor no lo tomes a mal,
menos porno.
estaba haciendo cosas de vital im-
Nacho es cinéfilo, melómano, ego-
portancia como ver videos en You-
céntrico, cafeinomano, y muchos
tube que mostraban en cámara ge-
más términos que él utiliza para
nialidades como ¿Qué se encuentra
presentarse de forma interesantí-
en el interior del cascabel de una
sima, con las chicas nuevas que
serpiente,
cuando
conoce en sus pobres
este es partido
(pero constantes)
a la mitad
intentos
con una na-
conseguir un
vaja?
poco de sexo.
Tenía el revolver
La
apuntado
verdad
por
es
que no la tiene tan
contra la sien. Las lágrimas
mal como otros en el aspec-
se deslizaban una a una por sus me-
to económico: tiene un puesto ele-
jillas, sentía como todo le temblaba:
vado como ingeniero en sistemas
“perdóname” seguía repitiendo.
trabajando para Pemex, un depar-
Estaba listo para mandar todo al
tamento en la Colonia Del Valle, y
infierno. De repente, alguien llamó
maneja un hermoso Camaro ama-
a la puerta: “Domino’s Pizza”
rillo con rayas negras. ¿Cuál es el
Esta es la historia de Ignacio Pérez
problema con este llorón entonces?
Martínez: un hombre de 30 años,
Ignacio dice que jamás se entregará
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a las garras de la rutina sin dar una —¡Jefesito ahora si no me va a creer! buena lucha, que a pesar de vestirse Y es a partir de esa célebre frase alma bohemia. Sin embargo, esas a su jefesito lo que ha visto o leíafirmaciones son risas nerviosas do acerca de su horóscopo y como ante la cruda realidad de Nacho P. está segura de que, “ahora sí” ya va Martínez.
a encontrar un hombre que a sus
Desde hace unos cuantos años, 52 años la quiera con todo y sus la vida de nuestro gordito amigo varices y estrías. Nacho no cree en ha sido estúpidamente común y pelotudeces como esas, pero como aburrida. Se levanta todos los días aún conserva un poco de cordura, a las 5:30 a. m. para ir al gimnasio tiene que aguantar eso todos los antes del trabajo, conducta que le días en lugar de decirle a Normita serviría para bajar de peso sino fuera que se deje de idioteces. porque come cuanta porquería se El día de Nacho por lo general va atraviesa en su camino. Después en picada a partir de este momende eso se dirige a la oficina, saluda to, se encierra en la oficina, atiboa su secretaria, Normita.
rrado de proyectos, y escucha in-
—Hola jefesito hermoso. ¿Cómo cansables regaños del viejo senil está hoy?
de su jefe. Sin embargo, hoy Nacho
—Bien Normita gracias. ¿Y usted? tenía una motivación para sopor—contesta Nacho, con la misma tar el día. Por fin le iba a confesar jeta amargada y actitud indiferente su amor a alguien. de siempre
Se trata de Sofía Ricciardi. Alta, 47
CUENTO
como todo un Godínez tiene que, Normita, le cuenta siempre
güerita, ojos azules, y nacida en Argentina, esta mujer se ha convertido poco a poco en una de las personas más importantes en la vida de Nachito Pérez. Al principio Sofía era simplemente una de las tantas amigas y amigos con quienes Nacho se juntaba desde la prepa. Sin embargo, Ricciardi se había ganado el cariño de este, por un acto de solidaridad en el pasado. Resulta que Ignacio P. Martínez no siempre había sido el Grinch que es hoy en día. En la universidad era otra persona en varios aspectos: romántico y
CUENTO
amante de la cursilería marca Bécquer, obsesivo con el ejercicio y su figura, además de tener un gran gusto por la comedia, expresada en cualquier género. Hoy en día conserva algunos de estos aspectos con ciertas modificaciones. Por ejemplo, todavía ama hacerse el chistosito y los stand-up shows, pero ahora con un gusto por un humor más negro, y en lugar de ser romántico ahora es un pesimista. ¿Pues qué te pasó Nachito? La respuesta yacía en uno de los elixires más amargos de la vida, y no me refiero al tequila. Tenía que ver con los últimos años de la prepa y la mitad de su vida universitaria. Nacho tenía 19 años, y todo era color rosa, y todo era poesía, y todo era tan melancólicamente bello como “Clair de Lune” de Debussy.
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Su nombre era María Fernanda Pérez Sanchez, y como diría Nacho en aquellos días: “La prosa no alcanzaba para describirla”, recurría entonces al poema de Othón: “En la estepa maldita, bajo el peso de sibilante grisa que asesina, irgues tu talla escultural y fina como un relieve en el confín impreso” “Vibran en el crepúsculo tus ojos, que en mi carne y mi espíritu se clava” Esto, querido lector, no es una exageración. ¿Acaso no hemos sentido todos este amor desbocado e irracional en algún punto de nuestras vidas? Esta era la situación de Ignacio cuando encontró todo lo que necesitaba en Fernanda. Y encontró también destellos de felicidad, y encontró el amor y encontró así, su perdición. Duró dos años el carnaval de las emociones para Ignacio y Fernanda, dos años que ahora le parecían a Nacho como décadas de su vida, que no dejaron atrás más que recuerdos agridulces que invadían sus constantes pesadillas. Lo peor de todo es que había sido su culpa. Probablemente no del todo, pero definitivamente es imposible argumentar que la relación no terminó por las acciones impulsiva de Ignacio. Fue culpa de los celos, de la inseguridad. Sucede a menudo que cuando buscamos conservar algo con tantas ganas, y anhelamos con todas nuestras fuerzas que aquello sea para siempre, el afecto se convierte en obsesión. Llevaban ya un año de relación los tórtolos cuando empezó el declive. Fernanda tenía uno de esos “amiguitos”. De aquellos que para el lado de los novios son unos malditos bastardos, pero que para las novias
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CUENTO
un dardo negro de pasión y enojos
CUENTO
simplemente son uno “ay solo es
pues Fernanda no conocía el ver-
un amigo, que exagerado eres”. El
dadero nivel de inseguridad en su
nombre del imbécil no es impor-
pareja. Para Nacho esto era la cul-
tante, sino lo que detonó en la re-
minación de sus temores. Para su
lación de Ignacio.
ego y su ira, esto era muy grande
Se podría decir que Fernanda era
para razonarlo de forma objetiva.
el primer gran amor de Nacho, lo
Esa noche, Ignacio le fue infiel a
tomó completamente por sorpre-
Fernanda.
sa, lo idiotizó. Toda racionalidad
Era un grito de ayuda, una subli-
fue expulsada de Ignacio cuando
mación de las frustraciones y an-
conoció a Fernanda, quedaban solo
gustias de Ignacio que con el alco-
impulsos, sentimientos y ninguna
hol se transformaron en pasión, en
voluntad o razón para controlar
estupidez por la carne, pero más
todo ese desastre.
que nada en la preservación de su
Un día, en una fiesta, Fernanda
ego.
ya estaba cansada de las inseguri-
El resto es historia, no hay mucho
dades y reclamos injustificados de
que explicar. Por supuesto que
Ignacio. No es que los reclamos
Fernanda lo dejó, sintiéndose trai-
fueran completamente injustifica-
cionada y asqueada al mismo tiem-
dos, Nacho estaba desconectado de
po por las acciones de Ignacio. Al
la realidad, veía problemas donde
darse cuenta de lo que había hecho,
no existían, se estaba volviendo
con una perspectiva más sobria y
paranoico, le atormentaba la idea
racional, Ignacio se sumió profun-
de perderla a tal grado que lo hizo.
damente en una longeva depresión.
Fernanda decidió pasar toda la fies-
Fue Sofía Ricciardi, quien poco a
ta con el amiguito para demostrar-
poco se preocupó en su buena vo-
le a Nacho lo que en realidad era
luntad, por sacar a Ignacio adelan-
ignorarlo por estar con el imbécil.
te, porque creía que él era una bue-
A Ignacio, más que servirle de es-
na persona que no merecía tanto
carmiento, lo llevó a su perdición,
sufrimiento. Era esa misma Sofía
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gresara a la mesa.
tos estaba sentada en la mesa de
—Hola, ¿en qué estábamos?
un Bistro frente a Nacho. La misma
Nacho sudaba cada vez más y más,
Sofía Ricciardi quien en estos mo-
sentía como todo le temblaba, de-
mentos desconocía los motivos de
seaba estar en otro lugar y en otro
Nacho, para tan llamativa comida.
universo, pero era demasiado tar-
—Hola, ¿cómo estás? —dijo Sofía
de para aquello.
—Tenía tiempo que no nos veíamos
—Sofía, tengo que decirte algo —
—replicó Nacho
tartamudeó Nacho.
La conversación transcurrió de for-
—¿No había papel en el baño? —
ma habitual, una que otra carcaja-
contestó Sofía en tono burlón.
da y anécdotas de ambas partes.
—Desde hace tiempo quería decirte
Ignacio no sabía en qué momento
esto —dijo él en un tono más serio
debía actuar, le sudaban las manos
—la verdad es que tenía miedo…
y estaba más concentrado en sus
tengo miedo de perderte, pero ya
propios pensamientos que en lo
no sé cuánto tiempo más pueda se-
que Sofía estaba diciendo. De re-
guir así, creo que no es saludable.
pente, reaccionó.
—¿Qué no es saludable? —pre-
—Voy al baño, ahorita regreso —
guntó consternada Sofía.
dijo Sofía.
—Me gustas, desde hace tiempo
Era la oportunidad de Ignacio,
me siento atraído por ti, no sabía
sabía que no debía posponer su
cómo decírtelo o cómo reacciona-
confesión ni un minuto más, debía
rías, pero me gustas y no sé cómo
actuar en cuanto Ricciardi re-
seguir siendo tu amigo sin antes 51
CUENTO
Ricciardi quien en estos momen-
CUENTO
decirte esto que siento.
sin embargo, continuó respondien-
Sofía plasmó la mirada en la mesa
do, desesperanzado.
durante varios segundo. Definiti-
—Pues ya sabes, siempre has estado
vamente no era el tipo de augurio
ahí para mí y bueno, además creo
que confortaría a alguien en esa
que eres hermosa, simpática…
situación, dio un gran suspiro y
—Yo siempre voy a estar ahí para
dijo:
ti, pero, simplemente no te veo así,
—¿Desde cuándo? ¿Por qué no me
eres como mi hermano —dijo Sofía,
habías dicho? No…
dilapidando el sistema nervioso de
no me lo es-
peraba.
Ignacio.
—Ya tiene un rato, pero te digo, no
—Está bien —contestó Nacho, —lo
sabía cómo decírtelo.
entiendo.
—Es que no entiendo, ¿por qué?
Aunque la verdad, Nacho no lo
El ánimo de Nacho decaía con cada
entendía. Se realizaba los mismos
pregunta, pues sabía que tantas
cuestionamientos que todo hom-
preguntas no eran sinónimos de
bre fracasado se hace antes esta
que el sentimiento fuera recíproco;
situación: ¿Por qué no le gusto? Si
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de Jack Daniels y drogas. Su men-
cucho sus problemas. ¿Por qué no
te se centró en los fracasos: cómo
lo aprecia? ¿Acaso solo busca estar
odiaba su trabajo a pesar de que le
con imbéciles como sus exnovios?
iba muy bien; cómo había hecho el
Terminaron de comer en silencio,
ridículo frente a Sofía, reclamán-
sumamente
Inten-
dose por haber sido tan incrédulo;
taron, sin éxito, ignorar lo recién
pero, sobre todo, cómo había arrui-
suscitado y abordar otros temas
nado su oportunidad con el posible
irrelevantes. Nacho sentía náuseas
amor de su vida, María Fernanda,
hacía sí mismo, solo quería llegar
la única persona que podría llegar
a casa. Pagó la costosa cuenta, in-
a quererlo con todos sus defectos.
cluyendo los gastos de la argentina
En otras palabras, Ignacio se dio
y se fue.
cuenta de que no tenía una moti-
Al llegar a casa, Nacho confrontó su
vación para seguir adelante. Su
fracaso como mejor sabía hacerlo:
vida era un completo fracaso, un
se quedó en calzoncillos, puso un
chiste enfermo.
disco de Pink Floyd a todo vol-
Se paró y se dirigió a su recámara,
umen, se sirvió un vaso de whisky
donde guardaba una 45mm que su
casi al borde, y encendió un porro
padre le había dejado hace muchos
al mismo tiempo que buscaba por-
años, y que él nunca había consi-
nografía en su laptop. Su comporta-
derado utilizar. Regresó a la sala
miento era como el de un autóma-
y terminó su trago de sopetón.
ta deprimido, probablemente hizo
“Comfortably Numb” estaba en
más cosas al llegar a su casa, sin
la mejor parte, en el clímax del se-
embargo no tomaba conciencia de
gundo solo de guitarra, una de las
la mayoría.
obras maestras de Gilmour.
En algún punto sus pensamien-
Tenía el revólver apuntado con-
tos se distanciaron de los solos de
tra la sien. Las lágrimas se desli-
guitarra de David Gilmour y de su
zaban una a una por sus mejillas,
precario estado bajo la influencia
sentía como todo le temblaba: “per-
incómodos.
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CUENTO
siempre estoy ahí para ella y es-
dóname” seguía repitiendo. Estaba listo para mandar todo al infierno. De repente, alguien llamó a la puerta: “Domino’s Pizza” En su alienación y actitud de sonámbulo, Ignacio había olvidado que al llegar a su casa había pedido una pizza, sabía que fumarse el porro le generaría un hambre monstruosa. —Domino´s Pizza —repitió el repartidor del otro lado de la puerta. Después de unos minutos, y justo cuando el repartidor estaba a punto de irse, Ignacio abrió la puerta un tanto desconcertado, todavía en calzonci-
CUENTO
llos. —Domino´s Pizza —dijo el repartidor, encabronado, por vigésima sexta vez. Ignacio ni siquiera preguntó cuánto era, le entregó un billete de 500 pesos, le pidió perdón por la tardanza y le cerró la puerta en la cara. En serio tenía hambre y la pizza olía demasiado bien. Era la favorita de Ignacio: mitad pepperoni, mitad tres quesos. Nacho se dijo a sí mismo, de forma más serena, que comería la pizza y luego decidiría qué hacer con su vida. Después de todo, en serio tenía mucha hambre. Se sentía agotado por la combinación del alcohol con la marihuana. También estaba cansado de llorar como un bebé. Por otra parte el disco de Pink Floyd estaba por terminar, y tenía años que no escuchaba uno de sus discos favortios de principio a fin. Decidió guardar el revólver y encender la televisión, era la hora donde la mayoría de los canales solo trasmiten estúpidos infomerciales, donde se intentan vender soluciones a problemas que en realidad no existen. Ignacio seguía un poco ebrio y sonrió ante la estupidez ajena. Teminó de comer la pizza gustosamente y se fue a dormir. Ya sé, ya sé que esto podría parecer un final absurdo para esta historia, que las buenas historias concretan sus finales y que probablemente soy un maldito arrogante por contar una historia como esta. Sin embargo, así es la vida.
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La vida no solo termina de forma abrupta, incluso para los que sí cometen suicidio, siempre hay un funeral después, una segunda vida dependiendo de nuestras creencias. No existen los finales cerrados, pero sí la pizza. Ignacio Pérez Martinez no renunció al suicidio solo por una vulgar (aunque deliciosa) pizza, sino porque entendió que la vida es un jodido chiste sin sentido. Una voluntad externa a todos nosotros que se ríe a carcajadas cada vez que fracasamos. Y entendió también que la felicidad no es algo a lo que se llega, sino pequeños instantes que nos dan la posibilidad de estúpidos infomerciales, y exigir nuestras pizzas antes de 30 minutos.
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CUENTO
reirnos nosotros también de la vida: manejar un Camaro, reírse de los
Pay de durazno
CUENTO
Jaime Escobar Ibarrola
Son las cinco en punto de una mañana fría en el sur de Boston, despierto con la desgraciada alarma que suena como un saco lleno de gatos en celo. Decido no dormir cinco minutos más, gracias a que recientemente en un artículo de internet aprendí que esta acción solo me hace sentir más cansancio. Bajo al baño preparado para la ducha mañanera que me dará fuerza para despertar y espero y espero a que el agua se caliente. Mientras tanto, en estos dos minutos increíblemente prolongados, trato de quitar de mi encía ese miserable pedazo de palomita con el cual he peleado a morir desde anoche. La espera se vuelve interminable y la batalla con el maíz exhaustiva, mi mente no lo soporta. En un punto de desesperación recuerdo a la amiga de mi abuela, Ethel, esa señora que siempre tenía comida entre su dentadura. Hace mucho no veo a Ethel.
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Recuerdo que su cumpleaños era una semana antes que el mío, la abuela siempre lo decía y siempre me traía un pedazo de pay de du-
JAIME ESCOBAR IBARROLA
razno de su fiesta. Una rebanada de ese pay de durazno era lo primero que mi abuela me daba de cumpleaños. Yo no era el único que disfrutaba tanto de ese pay. Casualmente Ethel era abuela de un hombre muy temido y poderoso, Raymond Dartell, de la ciudad. Cada año Raymond compraba un pay de durazno para el cumpleaños de su abuela, en una pequeña panadería de la calle 58, manejada por una humilde familia israelí. Como era habitual, Raymond subió a su Gran Marquis 84’, se dirigió hacia la panadería israelí y compró el majestuoso pay. El reloj apuntaba al cuarto para las ocho cuando Dartell se dirigió al cuartel de operaciones de los napolitanos, justo después de ir por el pay de su abuela. Salió de su auto, metió el pay en la cajuela y entró al bar “La Nostra” de la calle
3 de febrero de 1995. Estudia en la Universidad Panamericana la licenciatura de Comunicación y está muy interesado en la creación de contenidos para guiones cinematográficos. Está envuelto en el mundo mediático de la información con la finalidad de poder transmitir sus ideas al público de una manera creativa.
76. Al llegar, observó el rostro de su jefe (se veía furioso), prendió su puro, ordenó un whisky en las rocas y revisó la bolsa de su saco en busca de antidepresivos. Después de su divorcio y las decenas de ejecuciones que su revólver había perpetrado, Dartell había desarrollado una apasionada relación con la mezcla de antidepresivos y licor de malta, lo cual le causaban esporádicamente pérdidas de memoria. El jefe estaba preocupado por su guerra contra los colombianos. La noche anterior ellos habían robado un tráiler de cigarrillos, que los napolitanos
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CUENTO
mano derecha del jefe de la mafia napolitana
quien perdió dos dedos en sus hu-
manas atrás. Esto significaba que
mildes comienzos en las plataneras
alguien estaba trabajando con los
de Colombia –por eso el apodo.
colombianos, el jefe dudaba de to-
Raymond entró al coche, junto con
dos, incluyendo a Raymond. Los
sus inferiores en la jerarquía, Enzo
napolitanos estaban a punto de
Romagnoli alias el “Cane Corso”
comenzar una guerra contra los
(raza más sanguinaria de perros
colombianos por el control total de
italianos) y Franz Fachetti (el italo
Boston.
germano), quienes eran respon-
El día en que se desataría la iracun-
sables de decenas de ejecuciones.
da tempestad del jefe de la mafia
Pasadas las nueve y media, se di-
napolitana,
desafortunada-
rigían a matar al futuro descen-
mente el cumpleaños de su “Tita”
diente y heredero del poder de la
Ethel. El jefe pidió a Raymond
familia colombiana de Boston.
encontrar y ejecutar a Fidel Ech-
Después de varias horas de búsque-
enique, primogénito de Gustavo
da, Raymond, Enzo, Franz y el jo-
“18 dedos” Echenique –jefe de la
ven Fidel Echenique se dirigían
familia colombiana de la ciudad–,
al muelle de la ciudad (el lugar
CUENTO
habían previsto robar desde se-
era
58
a pensar que él era quien estaba
deshacerse de los cuerpos), cuan-
trabajando encubierto para los co-
do Franz recibió una llamada con
lombianos. Raymond estaba per-
órdenes del jefe de regresar al bar.
diendo cantidades importantes de
Más tarde, Raymond despertó jun-
sangre.
to a un basurero cerca del estacio-
Al borde de la muerte, Raymond
namiento de un supermercado. Se
Dartell, recordó el pay de duraz-
encontraba al lado de los cuerpos
no. Ese pay que estaba dentro del
de Enzo y Fidel Echenique, cada
Grand Marquis que Franz se había
uno con una bala entre las cejas.
llevado. Recordó que en el super-
Él también estaba herido, una bala
mercado vendían pays de duraz-
había atravesado su pecho sin per-
no. Arrastrando las piernas logró
judicar ningún órgano vital, por lo
entrar a la tienda y, con los últi-
que después del balazo, cayó des-
mos suspiros que le quedaban, se
mayado y eso hizo creer a su ver-
formó en la línea de pago después
dugo que había muerto como los
de tomar un pay de una vitrina en
demás.
la sección de repostería. Había una
La llamada del jefe a Franz había
sola caja abierta. Raymond se en-
sido para pedir la ejecución de los
contraba luchando contra las frías
tres. Él siguió la orden, les disparó
caricias de la muerte, cuando la
mientras ellos estaban en el muelle
mujer delante de él pidió una recar-
encargándose de Fidel Echenique.
ga para su celular –justo después
Subió los cuerpos a la cajuela, los
de que la señorita registrara las
tiró en los basureros detrás del su-
compras de su carrito. Raymond
permercado cerca del muelle y se
había preferido morir en el inten-
fue.
to de hacer llegar el pay que tanto
Los napolitanos respetan la amis-
disfrutaba como regalo de cum-
tad, pero el negocio es primero. El
pleaños su abuela, a buscar ayuda
jefe quería a Raymond como un
para salvar su vida. Raymond Dar-
hermano, pero su paranoia lo llevó
tell tiró el pay de durazno, la cajera
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CUENTO
ceremonial de los napolitanos para
CUENTO interrumpió a la mujer cuando dictaba su número telefónico, y ambas lo vieron morir. Esa tarde, en la fiesta de la “Tita” Ethel, toda la familia comió del delicioso pay de durazno. Raymond, en una de sus tantas pérdidas de memoria, olvidó que le había pedido a Franz que entregara a su abuela el pay de durazno que estaba en el Gran Marquis, en caso de no sobrevivir a la misión. Como buen italo-germano, Franz cumplió su promesa. Finalmente, el agua se calentó. Entré a la regadera y me lavé los dientes hasta que pude escupir ese desgraciado pedazo de maíz. La incomodidad de la palomita desapareció, pero nunca olvidaré esa deliciosa rebanada que mi abuela me daba en mi cumpleaños. Te extraño abuela, descansa en paz.
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Un día tan simple y cotidiano Lesli Jiménez Espinosa
CRÓNICA
“Cada persona tiene pedacitos de dicha, algunos más inocuos que violentos, más inocentes que perversos, o más ignorantes que instruidos, pero todos gozamos de un pedacito de dicha.”
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Subir al auto y comenzar la rutina universitaria, que acompaña lo que resta de la luna y la tranquilidad sin tránsito por la hora de salida. Una ciudad callada a las seis de la mañana, que resulta hipócrita ante la realidad de este país, y es que de mañana, la ciudad, está callada y en orden, sin tanto idiota caminando, y no es que esté mal caminar, está mal ser idiota, no parar el ruido ni un segundo y vivir desordenado. Esa es la hermosa Ciudad de México. Sí, la que tiene más de 100 museos, la que se vuelve de colores por equidad de género, orientación y ocio, la que tiene pobreza y delincuencia, esa donde la corrupción se vuelve impunidad, donde algunos gozan y otros sufren y sí, también la que tiene contingencia ambiental.
CRÓNICA
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Musicalizar el recorrido, con Suggar Minott y Gloria Trevi, animar el día que luce de pereza. El café ya cumplió su cometido, apenas llego a la escuela y ya estoy ansiosa de tomar clase, de anotar una concatenación de redundancias, de escuchar las opiniones vacías del profesor, de soportar la realidad, y las inclemencias de un plan de estudios turbulento con un personal caduco y retrógrado, pero nada cambia, todos cabizbajos, critican volteados pero no hacen nada. En fin, la primera clase terminó, un cigarro -paradójicamente- se vuelve mi respiro. Comienza la clase y con actitud positiva decido entrar. El profesor, amable y claro en su información, explica la clase a detalle, lo suficiente para conocer el timo del 3x2, y cualquier concurso de marca que no es más que una promoción de ventas. Uff, 10:30, hora de irme, de fumar otro cigarro y de irme, la escuela no me impacta, su gente no me impacta, solo camino rápido hacia el Metro mientras escucho Disclosure: entrar, bajar rápido las escaleras, ver las típicas muestras vulgares de afecto -¿qué afán
CRÓNICA
de besarse, abrazarse y tocarse en un lugar público y sucio? Solo pienso en el asco que me provoca y en no hacerlo jamás. Un Metro que tiene vida
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propia, cutre pero la tiene, no es un lugar mágico ni transgresor, pero sin él sería una joda recorrer la “preciosísima” Ciudad de México. Viajar con frescura, con independencia, y a pesar de venir muchos nadie interactúa con nadie (qué bueno); cada uno defiende su individualidad y su sentido de extraño en el otro frente al otro por el otro. Ay los vendedores... Al subir las escaleras la gente ya no trae prisa, viene tan lenta como una tortuga; no es que lleve prisa todo el tiempo, es que son flojos y lentos hasta para caminar, me nefastean, pero con el tiempo… Ay mexicano, ¿qué nos has hecho creer que hemos hecho? ¿Por qué somos tan lentos y mediocres? Que cuando pedimos más nos malmiran como si careciéramos de cordura, ay mexicano, tú vienes sin dignidad, a creer comprarla con dinero, poder e impunidad, o simplemente vivir sin ella y resignarte a que no te pertenezca. Llega el vagón después de una larga espera, entro y cierro los ojos, ni por error quiero ver a mis acompañantes, no es lo mío. De pronto, escucho a un joven ilustre de aproximadamente 16 años, riendo con su madre de y pienso “México, me da pena nuestra gente”, y es que el himen de otras mujeres nos dotó de humor, porque el mexicano es chistoso, se burla “hasta de la muerte...” Ay imbécil, el mexicano promedio es ignorante, irrespetuoso, entrometido y además moralino, y por lo tanto no tiene empacho de burla y su sentido del humor lo delata. Sin ganas de ver bellezas griegas y escuchar eruditos, cierro los ojos y subo el volumen de la música, France Gall me tranquiliza, hasta llegar a mi estación de salida, me siento una triunfadora, camino rápido y llego a casa, con una sonrisa me siento en el sillón, leo unas páginas de mi revista favorita, abrazo a mi perrita Catalina y caliento agua para un té. No hay más tranquilidad que esa. Un pedacito de dicha. Cada persona tiene pedacitos de dicha, algunos más inocuos que violentos, más inocentes
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CRÓNICA
una extraña... ¿señorita? De señorita no tiene nada. Suspiro con lástima
LESLI JIMÉNEZ ESPINOSA Ciudad de México. 14 de agosto de 1995. Cursé la preparatoria en el Colegio Salesiano, donde gané el primer lugar en un concurso de poesía en quinto de prepa. Tiempo después de terminar la prepa, gané un concurso en el Festival Internacional de Cine de la UNAM e ingresé a la Universidad Autónoma de México a cursar la carrera de Sociología en Modalidad Abierta. Un semestre más tarde ingresé a la Universidad Panamericana a estudiar la licenciatura en Comunicación.
que perversos, o más ignorantes que instruidos, pero todos gozamos de un pedacito de dicha. El aire es fuerte, abre y cierra la puerta del balcón, agita la cortina como si quisiera decir algo, y lo único que escucho es a la puerta golpear con una mesa, anunciando un no sé qué. Me mantiene hipnotizada, cual síndrome
CRÓNICA
catatónico, hasta que de pronto se pierde la poesía, abro la puerta y le pongo una silla de frente –qué ruido tan castroso. El calor es demasiado, es insufrible o por lo menos yo lo odio, lo mío no es la playa, ni estar bronceada. Lo mío, lo mío, es el frío, pero entre la capa rota, el deshielo de los polos, la irresponsabilidad humana y yo qué sé, el calor está de infierno, me pongo una playera delgada de tirantes, un short corto y unos tenis; salgo a hacer mis deberes. Dejo ropa en la tintorería, pago el gas y el teléfono, llevo fruta y compro medicinas naturistas. Todo caminando, buscando sombra, deteniéndome en el parque a fumar un cigarro, a mirar a quien está ahí, y nada, nada rescatable. Cansada como si hubiera corrido un maratón, acomodo los encargos y reviso la tarea, pongo Bella de Día en la tele y comienzo con la tarea, tan pronto la termino le cedo toda mi atención a la película, donde es inevitable no darse cuenta de la evocación que hace Buñuel a Sade en esa película, en
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especial en dos secuencias de la cinta. Pongo otra película, mientras hago tarea de la UNAM, pues llevar dos licenciaturas simultáneas me satura de trabajo. Mientras, sigue corriendo Tesis, de Alejandro Amenábar –es de mis películas favoritas. La noche comienza a caer, y con ella llegan mis ganas de dormir, de abandonar este día improductivo y de esmerarme en el día de mañana.
CRÓNICA
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Cumpleaños número 20 Ximena Aguirre Rodríguez “Un año más de vida intentando satisfacer lo que mi madre espera de mí, lo que mis maestros esperan de mí, lo que mis amigos esperan de mí, lo que la sociedad espera de mí. ” Cumplo un año más de ser esclava. En realidad mi acta de nacimiento dice que es mi cumpleaños número 20, y es cierto, cumplo 20 años de ser esclava. Por supuesto que de regalo de cumpleaños le pedí a mis padres el iPhone 6; que aunque sé que no tienen con qué pagarlo, y en el fondo siempre he preferido Samsung, no me importa; quiero el iPhone 6 porque todas
CRÓNICA
mis amigas lo tienen y qué oso ser la rara del grupo. Dan las 12 a.m. del 10 de junio, mi celular con la pantalla estrellada comienza a vibrar. No sé por qué siento esa emoción al ver felicitaciones de personas que no se han acordado de mí durante todo el año; felicitaciones de personas que ni si quiera saben que mis padres se acaban de divorciar, que trabajo como becaria por las tardes o que mi postre favorito es el helado. Me hago la interesante y decido contestarles después. 6 a.m. y mi madre entra a mi cuarto junto con mi hermana, sosteniendo un “Gansito” y una velita prendida; ambas sonrientes cantando las mañanitas. Nunca he entendido porqué se tiene esa costumbre, que todos te canten una canción pasada de moda; estoy segura que nadie entiende el por qué se canta y sólo provoca que la persona festejada (en este caso yo) se sienta sumamente incómoda; pero bueno, sonrío. Mi madre me da una bolsa, supuestamente es mi regalo. No puedo evitar una pequeña decepción al ver que es una blusa y no el iPhone 6 que pedí, y es que acaso ¿no me lo merezco? 68
Trato de fingir que es mejor de lo que esperaba y que me hizo muy feliz. que no formo parte de mi grupo de amigas. 7 a.m. Todos están de vacaciones pero yo me preparo para asistir a mi escuela. Estoy cursando la materia que no pude inscribir hace dos semestres porque se elevaba demasiado mi colegiatura. Total flojera. 9 a.m. Llego a mi clase. Nada fuera de lo común. El profesor da su cátedra como siempre, la mitad de los alumnos fingen poner atención y el resto cínicamente buscamos alguna distracción. Entro a Facebook esperando un alto número de felicitaciones en mi muro. Aparece en mi pantalla Alejandra y su mejor amiga luciendo cuerpazo en Cancún; veo eso y me duele justo en la lonja. Ojalá algún día pueda verme así. 11:30 a.m. Salgo de mi clase y en mi camino por la universidad mis compañeros pasan frente a mí y se siguen de largo. 2 p.m. Mi novio pasa por mí y definitivamente es la mejor parte del día. Me recibe con un ramo de 69
CRÓNICA
Otro año más con mi celular de 3 generaciones pasadas, otro año más en
mi flor favorita, 6 girasoles en su mano derecha. No cabe la emoción en mí. Subo a su auto, me veo a través del retrovisor y aunque me acomodo varias veces el pelo, sigo sin sentirme lo suficientemente bonita. Llegando al restaurante voy corriendo al sanitario para cubrir el barrito que me salió. Gracias vida, por darme de regalo de cumpleaños una imperfección más. Regreso a la mesa y me pido algo ligero aunque muera de hambre, pero si pido mi pasta favorita jamás podré lucir un cuerpazo como el de Alejandra; o como el de todas. Mientras pienso en que ya debería ponerme a dieta, mi novio voltea y me dice que me veo especialmente bonita el día de hoy, pero no le creo, sé que sólo lo dice por compasión, porque es mi cumpleaños. 8 p.m. Llega la noche y mi madre pide ir a cenar conmigo, a pesar que yo quería ir a un antro con mis amigas. Lleva a su nueva pareja y en automático pienso ¿por qué ella sí puede traer a su novio y yo no? ¿no era yo
CRÓNICA
la festejada? Pero bueno, sigo sonriendo.
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Comienzo a contestar mis felicitaciones con tal de evadir la plática con mi madre y su novio. Se intenta hacer el simpático y yo sólo pido que esta tortura acabe pronto. 10 p.m. Por fin en mi casa, por fin llego al lugar más seguro del mundo: mi cuarto a puerta cerrada. Me recuesto y me doy cuenta que terminó el festejo. Terminé de festejar otro año de ser esclava. Un año más de vida en la que trato de encajar en un grupo de amigas, un año más de vida que si salgo de casa sin maquillaje me siento horrible; un año más de vida siendo “gordita” a pesar que el doctor me dice que estoy en mi peso ideal; un año más de vida en el que no puedo ponerme una mini falda aunque muera de calor para no parecer “zorra”; otro año de vida sin usar sudadera y pants porque eso me convertiría en marimacha. Un año más de vida intentando satisfacer lo que mi madre espera de mí, lo que mis maestros esperan de mí, lo que mis amigos esperan de mí, lo que la sociedad espera de mí. Hoy es 11 de abril y aún tengo 19 años.
Ciudad de México. Tengo 19 años. Soy estudiante de comunicación, becaria por las tardes y vicepresidenta del área de mercadotecnia de AIESEC en Universidad Panamericana. Decidí dedicar mi tiempo a estas actividades por la simple razón de que amo a México, y es por esto que decidí formar parte del cambio. Quiero ser una líder diferente a lo que se tiene acostumbrado. Quiero elevar la calidad de los mensajes que se le comunican a mi gente y lo más importante, que esto no se detenga ahí. Mi mayor objetivo es que esto se convierta en un efecto dominó en el cual cada quien aferrándose a lo que ama hacer, impulse a quien esté junto a él para así lograr un objetivo común.
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CRÓNICA
XIMENA AGUIRRE RODRÍGUEZ
La llamada Janice López Suárez Llevaba todo el día esperando escuchar ese sonido tan simple, pero tan significativo para mí. Me dijo que me llamaría esa misma tarde, aunque el sol ya se había ocultado y no recibía respuesta. De repente sucede, suena el teléfono, y con una sonrisa asomándose en mi mejilla, sé que conseguí el primer empleo.
MINIFICCIÓN
Parto María José Muñoz Navarro El tiempo vuela, y más cuando estás saltando de un puente.
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Un puente Jaime Escobar Ibarrola Llovío toda la noche. Siguió durante el día. Él la invitó a salir. La regresó a su casa pero el agua se interpuso entre el coche y la banqueta. Ella llegó con los pies secos y él con una chamarra empapada.
MINIFICCIÓN
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Agosto 2016 Ciudad de MĂŠxico