Zaguán Literario 05

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Zaguán LITERARIO

Número 5

ComunicaciónUP

Agosto 2017


ÍNDICE cuento Canaima Iván Medina Castro

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Carpe Diem Samantha Korber Brito

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Heridas de guerra Sofía Rodríguez Cardoza

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El viaje interior Aldo Catalán Hernández

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El hombre herido Natalia Nicte Cabañas

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Our place among the stars Denise Rojas Jiménez

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El terror de la borrachera Zuriel Jaime Arteaga

ensayo

crónica 26

La felicidad en cuatro palabras Raúl Martínez Cifuentes

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Reyes sin trono Carlos Puebla Pavlovich

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Ciudad natal María Turner Canalla

58

El enemigo Paula Castillejo Villaseñor

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Desde la azotea María de Lourdes López

Zaguán Literario es una publicación digital de carácter semestral, elaborada a partir de los trabajos de los alumnos del Seminario de Géneros Literarios, que es parte del plan de estudios de la carrera de Comunicación de la Universidad Panamericana. Esta publicación es un proyecto de difusión cultural sin fines de lucro. Todos los textos son propiedad de sus respectivos autores. Las fotografias utilizadas están bajo licencia Creative Commons y fueron tomadas de las páginas www.pixabay.com y www.unsplash.com; excepto la foto de portada, propiedad de los editores, y las fotografías de las páginas 34 y 39, propiedad de Paula Castillejo Villaseñor. Las opiniones contenidas en Zaguán Literario son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente la posición de los editores y/o la Escuela de Comunicación de la Universidad Panamericana. Editores responsables: Santiago Uría, Edgar Rodríguez y José Luis López Corrección de estilo: Arantxa Márquez Ampudia


Presentación En este número hemos incorporado algunas de las propuestas que los alumnos de Diseño periodístico de Comunicación UP, a cargo del profesor Javier Rodríguez, nos hicieron llegar durante el semestre. De ese modo, el quinto número de Zaguán Literario aparece con una imagen más afín a las expectativas del público mayoritario al que esta revista va dirigido. Queremos insistir, además, en el invaluable apoyo que la Escuela de Comunicación brinda al proyecto Zaguán número tras número. Entre otras cosas, esto nos ha permitido tener más presencia en las redes sociales, así como involucrar a mayor número de alumnos en los procesos de diseño, corrección y planeación. Como ya es habitual, en este número tenemos el placer de presentar a dos escritores invitados: Iván Medina Castro y María de Lourdes López. Iván es un narrador cuyo trabajo ha sido editado en distintas revistas de Latinoamérica y Estados Unidos. Lourdes es Secretaria Académica de la Escuela de Comunicación UP, y Jefa de la Academia de Investigación de la Comunicación; les agradecemos expresamente a ambos su simpatía para con Zaguán Literario.

Santiago Uría & Edgar Rodríguez Profesores del Seminario de Géneros Literarios


CUENTO

Canaima Ivรกn Medina Castro

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“Un hombre muere en mí siempre lugar, asesinado por el miedo y la prisa de otros hombres.”

Jaime Torres Bodet

A María Celina Santos Madre cavó en tres momentos su tumba y a nada pueden compararse aquellas fosas alineadas con la aridez. Ella no se encuentra debajo de ninguna de esas cruces acertadas en el corazón de la tierra, no tuvo tiempo. Madre abandonó su casa, dispersó a la familia y se fue sin decir nada pues tomó en serio las palabras de padre quién siempre le dijo: “Mercedes, cuando encuentre a su príncipe azul… Váyase con él”. La noche de su ausencia pensamos que su distracción la llevó a fugarse del tiempo, pero tras horas de desconcierto supimos que se había marchado con su profesor polaco. Madre dejó como prueba de su existencia un cántaro estrecho, sin asas, con cuatro hoyos laterales que cuando ella entristecía creaba música. Ánfora andina que mantendría durante décadas hasta proyectarla hacia el futuro una vez que en el horizonte se presentó un mundo nuevo para mí. A padre lo conocían como el juglar de Táchira, también era astrólogo, pero de adivino nada, a pesar que el firmamento noche tras noche vaticinaba el mal augurio. Padre perdió toda esperanza de recuperar a madre y enloqueció por falta de amor. Dejó de recitar poesía. Él fue el primero en ocupar una de las fosas cavadas por madre. De repente, la vida se eclipsó. Mi hermana Laura, Galletana y yo debimos avanzar a solas como el caudal del río Orinoco a pesar de las apariencias y de las miradas indiferentes. Para Laura, la exuberante, la desdicha parecía no perturbarla. Ejerció sus encantos y engatusó a los militares de la zona. Ella fue la segunda en ocupar la fosa cavada por madre, una enfermedad venérea de súbito la devoró como a un personaje de Rómulo Gallegos. Galletana, la soñadora,

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CUENTO

que un hombre muere en cualquier


CUENTO

como era costumbre, fantaseaba con el regreso de madre y en cualquier oportunidad decía: “El tiempo del retorno de madre se aproxima”. Ella fue la tercera en ocupar la fosa cavada por madre, murió ahogada en su propio vómito. Aunque Galletana era más recatada que Laura, cedió a los escarceos del alcohol. No supe si fue por depresión o lo traía en los genes pues la abuela hasta a gatas iba por guarapo. Estaba sola y en ese momento reflexioné que en ese cementerio familiar ya no quedaba sino la tierra sobre la tierra sepultando como lápida cuerpos dormidos, labios que ya no podrían decir ni una sola palabra. La vida, si existió aquí, había sido apenas un recuerdo. Al cabo de los días, cedí a la galantería de un luchador social por necesidad más que por amor o ideología, pero con el tiempo lo amé. La dicha fue pasajera, una bala en una manifestación le reventó la frente. El hecho fue muy comentado en la prensa nacional. Él llegó con vida al nosocomio, pero los médicos se negaron a atenderlo pues había firmado la lista Tascón exigiendo la revocación del presidente. Él, entre mis brazos, agonizante, se vaciaba en sangre viva por cada uno de los poros. Lloré a mi muerto haciendo bramar el ánfora de barro. A él también se lo tragaba la tierra. ¿Se es o no se es? Me cuestioné una y otra vez hasta decidirme enarbolar la lucha de él que era también la causa de mi país. Se vislumbra un escenario de deterioro, todo pronostica que la escasez de alimentos y medicamentos puede derivar en un estallido social. Estudiante de Leyes de la UIC. El día 12 de febrero a las 6:00 de la mañana, sindicalistas y motorizados pertenecientes a las UBCH en apoyo al gobierno, iniciaron la marcha desde Paseo las Industrias con detonaciones de cohetes. Nosotros, los congregados en el Bulevar de la Resistencia, nos manifestamos con proclamas antigubernamentales en contra de la inseguridad, la corrupción,

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el desabasto de alimentos y medicinas, mientras, bloqueábamos las calles y los vecinos salían de sus hogares para apoyarnos con piedras en las manos, víveres y bebidas. Del lado contrario, miembros del Servicio Bolivariano de Inteligencia se hacían presentes sobre tanquetas con la intención de levantar la barricada. Para ahuyentar a los manifestantes, la autoridad realizaba disparos con armas automáticas sin distinción e incluso disparaban a los edificios para amedrentar a sus moradores y así desalentar algún tipo de filmación. El sonido de las balas se escuchaba cortando el aire y la disonancia de la corredera y el griterío desencajado era apabullante. Hubo detenciones ilegales, múltiples evidencias de tortura y persecución. A quienes les tocó vivir aquellas vio- laciones humanas, en las protestas contra del régimen, fueron repri-

midos por la “Guardia Nacional Bolivariana”, quienes

disparaban con perdigones y gases lacrimógenos a los manifestantes, incluso entraban a los edificios buscando a los manifestantes para detenerlos. Patricia López, refugiada. A las 9:30 de la mañana regresé a casa para buscar un botiquín de primeros auxilio y regresé para asistir a los manifestantes, había muchos heridos. Las ráfagas que desprendían un olor seco y duro persistían; de pronto, él cayó a mi lado. Era poco lo que podía hacer. Empezaron las manifestaciones es- tudiantiles en la que se sumó la sociedad civil, después, iniciaron los asesinatos durante las protestas que ocurrían en las principales ciudades del país. Miguel Sánchez, comerciante.

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CUENTO

principales para atajar la marcha de los colectivos. La protesta continuó


CUENTO

Al día siguiente consentí una entrevista televisiva para desmentir al presidente de la república quien en cadena nacional afirmó: “francotiradores antagonistas al régimen, establecidos en las azoteas de los edificios, fueron quienes habían matado a los manifestantes en el Bulevar de la Resistencia”. Mi testimonio causó revuelo y el mismo día de los funerales llegaron periodistas que querían escuchar el testimonio de lo sucedido. Por eso llegaron a mi domicilio miembros del SEBIN identificados con brazaletes ceñidos al brazo izquierdo con las siglas “4F” quienes me sacaron a empellones, me subieron la camisa amarrándola en mi rostro y sentí el frio metal que apuntalaba mis costillas. Después, una voz cavernosa como bufido de toro de lidia dispuesto a embestir dijo: “Jodida escuálida, si continúas dando entrevistas, la próxima vez te florearé el culo con una macana”. El Estado no garantiza la seguridad para vivir en el país y si no te gusta dicen que te vayas. Los funcionarios del Estado no viven la realidad. Damián Romero, Jefe de familia. No me intimidé ante las amenazas y proseguí dando entrevistas. El país se colapsaba ante los atropellos judiciales así que decidí fundar un grupo llamado “Escuálidos en contra la represión” que congregaba a miembros de diversas universidades y a víctimas del régimen; en poco tiempo constituimos una verdadera resistencia civil. El 18 de marzo convoqué a los medios para emitir un comunicado de prensa y llamar a la movilización, pues las arbitrariedades habían escalado hasta lo insoportable. Ahora las consignas serían en contra de las detenciones ilegales, la tortura y el asesinato. El día de la entrevista la Guardia Nacional Bolivariana ya nos esperaba en la sede de la rueda de prensa, pero después de esta los reporteros nos llevaron por una salida alterna. Al llegar a la Plaza Bolívar nos percatamos que una camioneta sin placas, mientras nos seguía, nos

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CUENTO tomaba fotografías, por lo que decidí dispersarnos y vernos en mi domicilio. Fui la primera en llegar al punto de reunión y me postré en la ventana para avisar a los compañeros; así fueron llegando hasta que en contra esquina al edifico se estacionó el mismo vehículo que previamente nos había seguido y de él descendieron cuatro personas. Nos sentíamos protegidos dentro de la casa, pero faltaba en llegar Manuel, uno de los organizadores. Marqué a su aparato móvil, pero no respondió. Manuel llegó, lo abordaron los esbirros y lo encañonaron en el rostro. Él no opuso resistencia, lo montaron en el automóvil y se lo llevaron. No supimos durante semanas qué había pasado con él hasta que un vecino suyo nos llamó para decirnos que en su departamento emanaba un olor nauseabundo, fuimos a averiguar y lo encontramos ahorcado. Si regresara al país, yo seguiría participando en el movimiento, porque no se puede ser indiferente. Rafael Acosta, restaurantero.

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CUENTO

Para abril, un grupo de motociclistas identificados como los “Tupamarus” arrojaron piedras a la casa de la periodista Viczelis Faudul, simpatizante del grupo y, en una de las piedras había una hoja con trazos amenazantes: “Los perseguiremos hasta matarlos, uno a uno, guarimberos de mierda”. En la hoja estaba mi retrato. Viczelis se asustó y me exigió que abandonara el país antes de que algo grave me pasara. Aprovechamos los contactos de Viczelis en el exterior y ese mismo día, a mi pesar, salí del país. Mi mirada y mi voz quedaron desnudas y por mi desnudez pasó la vida posible en otro lugar. Tomé el ánfora y la rompí. Yo planifico salir esta semana pero hay restricción de vuelo. Gerardina Machado, maestra. Todo está derrumbado, roto, y nada queda en pie, ni un sepulcro para mí. Ahora alcanzo a comprender por qué madre no cavó una cuarta fosa, no fue por falta de tiempo, sino que ella sabía que yo era la única con un destino por completar. Salí de mi país por la situación política y social que se vive. ¿Cómo podría vivir en donde se tienen que hacer colas por horas para comprar alimentos de primera necesidad? Gilberto Romero, músico. IVÁN MEDINA CASTRO Becario del progama Residencias Artísticas FONCA-CONACYT en 2012. Convocado por el departamento de Literatura de la U. de Caldas (Colombia) para participar en una ponencia sobre el proceso creativo en la literatura. Convocado por The Department of World English and Cultures de la Universidad Northeastern de Illinois, para la lectura de su libro de cuentos En cualquier lugar fuera de este mundo.

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Sofía Rodríguez Cardoza

A mí me gustaba salir con mis

—Pues yo no sé si Milagro tenga

mejores amigas, las hermanas Susana

ganas ¿querés ir? ¿o ya te vas para la

y Roxana Martínez. Y es que a una

venta? —me volteó a ver Roxana. Yo

le agarra más platicadera mientras

encogí los hombros y asentí con la

se camina. Cuando llegábamos al

cabeza.

parque Darío, nos sentábamos abajo

El tiempo en la casa de Mabel se

del árbol de mamones. A cada rato

pasaba volando sin que nos diéramos

se caían y había un montón tirados

cuenta. Entre platicar y ver como

en el suelo. Era el único momento en

su hermano Carlos tocaba el piano,

que nos paraba la boca, que si no, se

no volteábamos siquiera a ver el

nos podía atorar la semilla que estaba

reloj. En esa ocasión en particular,

enorme.

se hizo bastante tarde. Ya era de

—¿Y si vamos a la casa de la Mabel?

noche y todavía nos encontrábamos

—preguntó un día Susana.

charlando en la puerta. A punto

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CUENTO

Heridas de guerra


CUENTO

estábamos de irnos cuando la Susana

Ese problema ya existía desde

dijo, extrañada:

antes de que yo naciera. Sandino

—Oíme, vos ¿Qué es eso?

buscaba acabar con los ideales de los

Seguimos su mirada hasta el final

Somoza desde el comienzo de los

de la calle y pudimos ver a un

años sesenta. Pero no fue sino hasta

grupo grande de guardias armados

hace dos años atrás, en 1976, que los

acercándose.

levantamientos entre el ejército de

—¡Metete ya, chavala! —me dijo

Somoza y la guerrilla de Sandino

Carlos, agarrándome del hombro. No

comenzaron a tomar fuerza. A veces,

me había dado cuenta de que ya todos

algunos civiles que se oponían a la

estaban dentro de la casa menos yo.

dictadura, llevaban a cabo revueltas

El hermano de Mabel cerró la puerta

y

despacio, apagó la luz y se unió a

intervenía lanzando bombas de gas

nosotras a ver qué estaba pasando.

lacrimógeno o disparando. Mi familia

Ahí nos encontrábamos los cuatro,

no se metía en esas cosas, pero como

haciendo tumulto en la ventana.

éramos simpatizantes de Sandino,

Tal vez eran más, pero solo alcancé

donábamos material de papelería

a contar quince. Caminaban todos

para que se pudieran hacer folletos

bien sincronizados y en fila con sus

que fomentaran la lucha contra el

uniformes y cascos verdes; traían sus

régimen opresor. Por lo menos, así

armas en mano.

era aquí en Matagalpa. Me imagino

—¿Son los de Somoza? —pregunté

que, en la capital, era más fuerte.

yo.

Que un grupo de guardias patrullara

—Sí —confirmó Mabel— Pero ¿Para

las calles no era algo extraño, siempre

dónde van? No he escuchado que

pasaba. Pero era la primera vez que

haya ningún alboroto.

lo veía en persona. Y es que ese día se

—¿Y cómo vas a saber vos? Si no te para

nos había olvidado el toque de queda.

tomaban iglesias. El

ejército

la boca, ni tiempo nos da de escuchar las noticias —bromeó Roxana; pero

***

nadie se rió. No daba risa.

A la mañana siguiente, no pude ir al

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instituto. Mientras comía rosquillas

CUENTO

y to- maba fresco de cacao junto con mis siete hermanos y mis padres, escuchamos en la radio la noticia de un paro nacional. El Frente Sandinista de Liberación Nacional logró entrar a varias ciudades del país, pero aún le faltaba Matagalpa. Ya no eran movimientos civiles, ahora era una lucha entre el ejército de Somoza y los guerrilleros de Sandino. Uno no podía estar tranquilo ni siquiera en su propia casa. La venta ya no abría. Ya no veía gente venir a comprar lápices, libros o cuadernos. Mis amigas ya no me visitaban, ya no podía ir a comer fruta con ellas al parque; se les presentó la oportunidad de irse a Costa Rica para escapar de la guerra que se avecinaba y, por supuesto, la tomaron. Las extrañaba, pero estaba feliz por ellas y agradecía a Dios que estuvieran a salvo. *** Escuché que mataron a Mauricio, un muchacho con retraso mental que vendía periódicos en la calle. Todos lo queríamos mucho, era muy amable. Le advirtieron que no saliera a vender,

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porque afuera era muy peligroso.

CUENTO

—¿Qué decís vos? ¡Si de los dos bandos son amigos míos! —fue lo último que dijo antes de salir y que un francotirador le disparara en la cabeza. Tuvieron que enterrarlo a medias en el patio de una casa, pues era imposible ir al cementerio. *** En una ocasión, mi hermano David partió hacia el cerro junto con un grupo de guerrilleros sandinistas. Él quería ayudar en lo que se pudiera. Mi madre le imploraba que no fuera, pero era terco, decía que no pasaba nada, que ya llevaba una pistola para estar bien protegido. —¡Ahí viene la avioneta! —avisó mi hermana María. No era necesario que lo gritara, ya todos sabíamos muy bien como sonaba un push and pull cuando se aproximaba. Corrimos rápidamente a uno de los cuartos del fondo donde siempre nos refugiábamos. Tuvimos que llevar a mi padre casi arrastrando, pues tan preocupado estaba por David que comenzó a sentirse mal. Una vez ahí, colocamos un colchón sobre la puerta.

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dentro de la casa.

oyendo a la avioneta volar por los

Gracias a Dios, nuestro hogar estaba

aires. De repente, un silbido; conocía

intacto.

bien ese sonido. Y entonces, ocurrió una explosión tan fuerte y cercana,

***

que hizo temblar todo. Jamás había

La vecina, junto con su hija de

oído caer una bomba tan cerca.

veinte años, nos sugirieron ir a la

El miedo se había apoderado de mí.

estación de bomberos. Esta, junto

Me recargué en la pared y me fui

con las iglesias, estaba funcionando

arrastrando poco a poco hasta el

como refugio; pero mi familia y

suelo; estaba tan aterrorizada que,

yo, aunque contemplamos la idea

pese a sentir las lágrimas caer por

de

mis mejillas a montones, de mi boca

permanecer en casa.

no salió ni un sonido. “Ya tiraron la

Al final, ninguna vivienda de la

casa…”, pensé.

cuadra quedó destruida ese día; sin

Ya estaba harta. Quería ir a sentarme

embargo, la estación de bomberos

en la venta y que José me sacara de ahí,

fue bombardeada. La señora y su hija

porque yo no hacía absolutamente

nunca regresaron.

acompañarlas,

optamos

por

nada. Deseaba que las Martínez volvieran para que me acompañaran

***

al parque para platicar y reír sin parar.

Conforme pasaban los meses, la

Tan solo tenía dieciséis, yo no merecía

situación en Matagalpa empeoraba y

nada de lo que estaba pasando. Nadie

mi padre temía aún más por nosotros.

lo merecía.

Por lo que un día, de forma repentina,

Milagrosamente, David volvió al

nos dio la noticia de que junto con

cabo de unas horas, cuando ya estaba

unos vecinos huiríamos a San Isidro,

anocheciendo. Nos dijo que lo mejor

excepto él y mis tres hermanos Juan,

era ponerse manos a la obra y cavar

Samuel y José. Eso sería hasta las

un refugio antiaéreo en el jardín

cinco, cuando el anochecer impedía

en lugar de seguir escondiéndonos

cualquier tipo de lucha. Mientras

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CUENTO

Todos nos quedamos en silencio,


CUENTO

tanto, pasaríamos la mañana entera y

cómo no me iban a disparar, si traía

parte de la tarde en casa de un amigo

un suéter naranja chillón? ¿Así, quién

suyo, al otro lado del Río Grande de

no me vería?

Matagalpa.

—¡Vos, chigüina, te van a pegar! —me

Yo lloraba, no quería irme de mi hogar

regañó uno de los vecinos. Yo no dije

ni de mi ciudad, menos si tenía que

nada, solo comencé a caminar más

dejar a cuatro seres queridos atrás.

rápido.

—Pues si nos vamos a morir todos

Una vez que logramos llegar al límite

¡Qué nos muramos en el mismo lugar!

de la ciudad, los guerrilleros nos

—decía yo. De cualquier forma, nadie

prohi- bieron escapar, pues ya mucha

me escuchó.

gente lo había hecho y si el ejército

Así que, ni cortos ni perezoso,

se daba cuenta que ya no quedaban

salimos a las nueve de la mañana

civiles, destruirían Matagalpa por

de la casa rumbo al otro lado del

completo.

río. Todo el trayecto tuvimos que

Nos regresamos a casa otra vez.

caminar agachados para que no nos

Cuando estuvimos en la esquina,

balacearan.

Minerva, nuestra perra bóxer, pegó

Después de ocho horas encerrados

la carrera para donde estábamos

en la casa del amigo de mi padre,

nosotros, feliz de vernos otra vez.

escuchando bombas, balazos y el

No intentamos huir de Matagalpa

avanzar lento del avión Dundo

nuevamente.

Eulalio mientras ametrallaba, nos dispusimos a irnos a San Isidro.

***

Caminamos agachados otra vez;

El 17 de julio de 1979 se anunció el

tal vez en las noches ya no había

Día de la Alegría Nacional, pues la

aviones, tanquetas o francotiradores

mayoría de las ciudades de Nicaragua

que amenazaran nuestras vidas, pero

fueron tomadas por la guerrilla de

sí se podía escuchar una vez por allá

Sandino, acabando con el ejército

un balazo. En una de esas ¡Escuché

enemigo. Pero no fue sino hasta dos

una bala chiflarme justo encima! ¿Y

días después que todo el país celebró

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su libertad y la partida permanente

CUENTO

del último integrante de la dictadura Somocista. Todos nos abrazamos, felices de estar sanos y salvos, pero con el dolor de corazón por aquellos guerrilleros y personas inocentes que murieron. Me acuerdo que salí hacia el parque Darío, sola. Ahí encontré al árbol de mamones intacto entre todo el caos que lo rodeaba. Me quedé con la mirada fija en él. La gente que festejaba a mi alrededor se comenzó a mover en cámara lenta, sus voces sonaban como ecos en la lejanía. Otra vez comencé a llorar sin producir sonido alguno y estuve a punto de caer de rodillas. Estaba feliz. La guerra se había acabado.

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CUENTO

El hombre herido Natalia Nicte Cabañas

Como todas las tardes, saqué a pasear a mis perros. Debía hacerlo o de lo contrario me lo recriminarían destruyendo la casa. Además eran mi responsabilidad, pues fui yo quien insistió en quedárselos, porque me aterraba la idea que mi madre los arrojara a la calle, sabía que afuera no durarían mucho. Aunque en ocasiones pospusiera demasiado mi caminata vespertina, era sin duda mi momento predilecto. Mis largas travesías al lado de mis compañeros caninos me permitían disfrutar del refrescante viento de verano que ayudaba a aclarar mi mente. En ese momento era lo que más necesitaba, no podía seguir dentro de mi casa; el encierro me estaba llevando a una locura total. Nos dirigimos al parque, a todos les encantaba ese sitio. Siempre encontrabas niños corriendo alegremente, parejas enamoradas tomadas de las manos, artistas en pleno proceso creativo. En fin, era como si en aquel espacio cada ser pudiera encontrar su lugar, incluso aquellas almas solitarias como la mía. Perdí la noción del tiempo, pero cuando el cielo se

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tornó anaranjado supe que era momento de regresar. Además mis perros el camino de regreso a casa. Unas cuadras antes de llegar a nuestro hogar divisé a lo lejos un bulto, parecía una persona, pero la luz tenue no me permitía afirmarlo. Mi inquietud fue más grande que el miedo que pudiera tener, por lo que me acerqué cuidadosamente para asegurarme de que estuviera bien. Al encontrarme a una distancia en la cual la persona me pudiera escuchar, pero que fuera segura para mí, le pregunté si se encontraba bien. No obtuve respuesta alguna, lo intenté dos veces más y parecía que ni siquiera me escuchaba. Asustada me acerqué más para ver si estaba conciente o si simplemente había decidido ignorarme porque no quería mi ayuda. Intenté una vez más, pero en esta ocasión sacudí ligeramente su hombro y al ver que no reaccionaba me asusté, creí que estaba muerto. Tomé su pulso para comprobar si aún seguía vivo. Probé en su muñeca, pero no encontré nada. Lo busqué en su cuello, donde hallé un tenue pulso, casi nulo. Necesitaba hacer algo, porque si no actuaba rápido este hombre moriría frente a mí y realmente no quería cargar con ese peso en mi conciencia. Sabía que una ambulancia se tardaría años en llegar, por lo que preferí llamar a David, el portero de mi fraccionamiento. Seguramente él podría llegar más rápido que cualquier otro tipo de ayuda. Alterada lo llamé por teléfono y le dije que lo necesitaba, me aseguró que llegaría lo más pronto posible. Mientras esperaba a David traté de parar la hemorragia que tenía el hombre en el abdomen. Era un escenario impactante, una chica tratando de salvar la vida de un desconocido. Sin embargo nadie se acercaba a ayudarme. No pasé mucho tiempo sola, pues la ayuda llegó rapidamente. El noble portero estaba asustado, porque únicamente le dije que necesitaba su ayuda, pero no ahondé más. Por mi tono de voz debió asumir que algo me había sucedido a mí. Primero preguntó si yo estaba bien; le contesté que sí, pero que neceistábamos ayudar a aquel hombre.

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CUENTO

ya estaban hambrientos y yo muy cansada, por lo que decidí emprender


CUENTO

Él creía que lo mejor era llamar a una ambulancia para deslindarnos del problema, pero lo convencí de que era preferible llevarlo a mi casa, ahí yo podría atenderlo a la perfección. A regañadientes David accedió a ayudarme. Entre los dos lo cargamos hasta mi habitación, donde lo atendí. Curé sus heridas y aunque me preocupaba que siguiera sin reaccionar, me aliviaba saber que sus signos vitales eran estables por lo cual lo dejé descansar. Al parecer aquel curso de paramédicos al que me registró mi mamá el verano pasado por fin había servido de algo. Le dije a David que podía irse, pues no quería que se metiera en problemas por mi culpa. Aunque poco convencido aceptó irse y dejarme con el hombre herido, pero me recalcó que si llegaba a necesitar algo no dudara en llamarlo. Amablemente le contesté que sí y lo acompañé hasta la puerta, donde le pedí de la manera más atenta que no fuera a contarle nada a mi madre. Me aseguró que sus labios estaban sellados y que él no diría absolutamente nada. Cuando se fue David, regresé para revisar a mi paciente. Me percaté de que en todo este tiempo no había visto su rostro y que tampoco sabía quién era. Traté de buscar entre su ropa alguna identificación o su teléfono, pero no tuve éxito. Aparentemente lo habían asaltado, como a otras tantas personas en esta colonia. Nunca lo había visto o al menos no lo recordaba, pero extrañamente su rostro me era muy familiar. No lograba recordar a quién se me asimilaba, pero su cara estaba tan hinchada que podía parecerse a cualquiera. Hasta que no despertara y se presentara él mismo no podría conocer su identidad. Para matar el tiempo decidí leer una novela, y hacer así el mínimo ruido posible, pero al mismo tiempo estar alerta por si algo surgía. Tiempo más tarde tomé su muñeca para revisar el pulso y lo encontré estable. Dejé su brazo cuidadosamente y fue cuando me percaté de quién era. Me sentía tan torpe al no haberlo recocido antes, pero fue ese singular anillo con

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sus iniciales en el dedo índice lo que me permitió conocer su identidad. Es más, durante mucho tiempo fuimos entrañables amigos, pero un día simplemente se alejó de mí. Sin ninguna explicación se fue y desapareció de mi vida. Íbamos en la misma escuela, lo que todavía me permitía verlo aunque fuera a distancia, pero no me atrevía a confrontarlo, quería darle su espacio. Esperaba que con el tiempo él mismo me aclarara qué había sucedido. Al terminar la primera semana sin él, llegué a mi casa destrozada, lo extrañaba demasiado. Pero mi orgullo era más fuerte que la necesidad de tenerlo a mi lado. Además, yo estaba segura de que no había hecho nada malo, no tenía la obligación de buscarlo. No quería rogarle, si quería estar a mi lado debía ser por iniciativa propia y no por lástima. Sin duda con su partida dejó un gran vacío en mi vida. Santiago no era mi único amigo, pero sí era con el cual podía hablar de cualquier cosa sin ser juzgada. Me fascinaba su compañía, podíamos pasar horas hablando, pero también estar uno al lado del otro sin la necesidad de decir ni una sola palabra. Después de un mes de no hablarnos acepté que no regresaría nunca, que aquella mágica amistad se había acabado para siempre. No quería nada que me siguiera atando a él, por mi bien debía olvidarlo. Era consciente que nada podría borrarlo completamente de mi memoria. De hecho, recuerdo que en una ocasión discutimos. Yo le dije que jamás sería capaz de olvidarlo, tal vez solo podría si me diera alzhéimer o alguna enfermedad que me hiciera perder la memoria. Él con su singular arrogancia me contestó que ni así sería capaz de desplazarlo de mi mente, pues sabía lo mucho que significaba para mí. Me aseveró que cuando tienes ese tipo enfermedades no olvidas completamente aquellos sucesos o personas determinantes en tu vida. Nunca investigué si era cierto, pero en ese momento le creí, ingenuamente siempre creía todo lo que decía. Estaba en clase de filosofía, en aquellos días era mi clase predilecta,

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CUENTO

No era cualquier persona, de hecho tenía ya varios años de conocerlo.


CUENTO

porque me hacía desplazar a Santiago de mi mente por un momento. En esa ocasión el profesor habló acerca de Heráclito, filósofo que afirmó la impermanencia de las cosas. Nos explicó que para él, el principio de la vida era el fuego, porque representa el cambio constante al que nos enfrentamos. Finalizó la sesión diciéndonos que en ocasiones debemos ‘arder’ para poder cambiar plenamente. La última frase del profesor, como simpre, me dejó pensando. Más tarde ese día recordé una escena de una película la cual mostraba a una mujer que había perdido a su pareja; le aconsejaban que para poder liberarse y seguir con su vida debía escribir una carta con todo aquello que deseara decirle y posteriormente debía quemarla. Esa parecía ser la perfeta solución para mí, poner en práctica las

enseñanzas de mi profesor. Por lo cual tomé cartas, fotografías, todo aquello que me atara a Santiago o de lo contrario me condenaba a toda una vida anhelando su regreso. No deseaba ser ese tipo de persona y aunque sabía que era un hecho extremista, también estaba segura que no regresaría nunca. ¿Y por qué debería hacerlo? Yo no aportaba nada en su vida, él era más importante para mi de lo que yo era para él. Comencé el fuego y vi arder todos nuestros recuerdos, cómo se convertían en cenizas e inevitablemente comencé a llorar. Al darme cuenta de lo que había hecho traté de salvar un collar que me había regalado, una pequeña luna que representaba nuestra dualidad, o eso decía él. Lo único que conseguí fue quemar las llemas de mis dedos. No se creó una llama muy grande, pero lo suficiente como para que mi madre se percatara.

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No estaba en casa, nunca estaba; pero entre mis llantos posiblemente no lo que provocaba el humo y me encontró frente a la pequeña llamarada de recuerdos. Llena de lágrimas y con los dedos quemados. Entré en una especie de trance, solo recuerdo el fuego y un calor intenso. Mi mamá corrió a llevarme al hospital o al menos eso fue lo que la escuché decirle a una enfermera. Le encantaba ser la protagonista, siempre quería quedar como la heroína aunque no hubiera hecho nada. Creo que trataba de probar que era una buena madre, que a pesar de estar siempre fuera se preocupaba por mí. Esa misma tarde me dieron de alta, porque unas quemaduras de primer grado y un desmayo no eran motivos suficientes para mantenerme internada. Durante el trayecto a casa mi madre me

sermoneó. Como siempre yo solo asentía, pero nunca la escuchaba. Estaba harta de sus recriminaciones que terminaban con un: “te digo todo esto porque me preocupas, porque no quiero verte sufrir”. Cuando oía esa frase asentía y sonreía para externar que había comprendido todo lo que me había dicho. Nuestra relación no siempre fue mala, hubo un momento en nuestras vidas que fuimos felices o al menos eso creía. Pero después de que mi padrastro la abandonó, comenzaron nuestros problemas. La perdí paulatinamente y cuando me di cuenta ya no estaba aquí. Estaba irreconocible, siempre que mi padrastro Mario me llamaba para saber cómo estaba, mi mamá me arrebataba el teléfono para reclamarle su abandono y después terminar rogándole que regresara con ella. Un día Mario tocó a nuestra puerta, lo vi desde la ventana y corrí lo

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CUENTO

logré escuchar cuando llegó. Subió corriendo las escaleras para encontrar


CUENTO

más rápido posible para que mi mamá no fuera a hacer una escena. Me llevaba un regalo, lo que me sorprendió profundamente, porque para mi cumpleaños faltaban varios meses. Me abrazó, me dio el presente y me explicó que era la última vez que nos veríamos, porque ya no quería causar más problemas en nuestras vidas. Se iría del país, pero esperaba que algún día pudiera volver a verme. Me aseguró que siempre estaría a mi lado aunque no estuviera físicamente. A los pocos meses nos enteramos que había muerto, no quisieron decirme por qué. Obviamente me dolió, él era muy importante para mí. Solté una lágrima cuando me enteré, pero al momento de observar cómo mi madre enloquecía por el dolor me hice la fuerte, sabía que ella me necesitaba… Con el tiempo me di cuenta que aquel día no había perdido solo al hombre que era como mi padre, sino también a mi madre. Esa mujer que yo tanto amaba y admiraba había sido remplazada por un ser sin vida, adicta al trabajo y que ya no se preocupaba más por mí. Cuando llegamos a la casa lo primero que hice fue ir a mi cuarto, me recosté un momento, estaba muy cansada, solo quería dormir. Los días siguientes me la pasé así, durmiendo y prácticamente despertando para comer. Me comenzó a preocupar que durmiera tanto tiempo, le externé a mi madre mi preocupación, pero ella me aseguró que era a causa de los medicamentos. Según ella era muy normal lo que me estaba sucediendo. La respuesta de mi madre me dejó aún más preocupada, así que investigué los medicamentos que me habían recetado. Descubrí que la mitad de ellos los utilizaban para personas con depresión y que precisamente uno de los efectos secundarios era cansancio extremo. No lo podía creer, mi propia madre creía que tenía depresión y no era capaz de hablar conmigo al respecto. Inmediatamente me deshice de todas las pastillas, lo que menos necesitaba era medicarme para evadir mis problemas. Durante una semana mi mamá no me dejó salir para nada. Pero, como siempre, llegó el momento en que se tuvo que ir a un viaje de trabajo. Ese

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día aproveché para salir, porque quedarme ahí lo único que provocaba es más vueltas a las cosas. Qué curioso, justo el día que decidí salir me fui a encontrar a la persona más inesperada. Cuando despertara Santiago no sabía cómo iba a reaccionar. Me daba miedo que mi presencia lo alterara al punto en que se fuera a poner mal por mi culpa. No sé, yo tenía la idea que me detestaba a muerte. No dormí en toda la noche por cuidarlo, pero no me molestó. Era reconfortante tenerlo a mí lado de nuevo. Puse su música favorita, para que cuando se despertara mi presencia no lo molestara tanto. Cuando amaneció decidí hacer algo de desayunar, porque sabía que en cualquier momento despertaría. Lo hice lo más rapido posible, porque a pesar de estar asustada por cómo fuera a reaccionar, quería estar ahí cuando despertara. Cuando subí me alivió encontrarlo profundamente dormido. Seguí leyendo mi novela, era impresionante que ya casi la fuera a acabar aunque fuera un libro muy denso. Estaba sumamente metida en la historia, a tal grado que no me percaté cuando Santiago abrió los ojos. Hasta que con su voz ronca, que tanto extrañaba escuchar, me dijo “pensé que nunca volvería a estar aquí”. Con miedo bajé mi libro para verlo, no sabía qué contestarle. Estaba muy emocionada como para hablar. Como siempre se burló de mí, pero el esfuerzo le provocó un fuerte dolor. Me acerqué para asegurarme que estuviera bien, le toqué la frente para descartar que tuviera fiebre. Él se limitó a sonreírme, con esa sonrisa torcida que tanto me gustaba. Tenía tantas preguntas ¿qué te pasó? ¿por qué te alejaste de mí? ¿me odias? ¿qué te hice? Pero decidí guardármelas, quería disfrutar este momento y hacerlo durar todo el tiempo que fuera posible. Estaba aquí conmigo ahora, me necesitaba como antes y eso era lo único que me preocupaba en ese momento.

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CUENTO

que me pusiera peor. Rondar todo el día en mi cuarto solo me hacía darle


ENSAYO

Desde la azotea

Si uno ha tenido la fortuna de volar sobre la Ciudad de México y es medianamente curioso, es decir, pide ventanilla y pega la cara al vidrio, seguramente se habrá dado cuenta de la cantidad de trebejos, coloridos y descoloridos, que viven abandonados en las azoteas. Las azoteas son, en apariencia, partes poco importantes de las casas y edificios. Nadie toma la decisión de vivir en un lugar por las características de su azotea, sin embargo son escenarios de dramas humanos, vistosos escaparates de ropa tendida o salas de exhibición de los objetos que por alguna razón nadie tira a la basura, como partes de bicicletas, calentadores rotos y botes de pintura con 10 años de añejamiento. Así como se planea una exposición con la cantidad de objetos encontrados en el fondo del lago de Chapultepec, podríamos hacer una gran instalación urbana con los triques abandonados en las azoteas. Hace algunos años, las azoteas eran los cotos de las trabajadoras domésticas, cuando los cuartos de servicio se utilizaban para lo que fueron creados:

26


María de Lourdes López

ENSAYO para que “la muchacha” viviera allí. Pero como el servicio “de planta” está en extinción, el uso de los cuartos empezó a variar y las azoteas cambiaron de fisonomía. Seguramente todos, en algún momento de nuestra adolescencia, huimos a la azotea en búsqueda de ese espacio de soledad tan necesario como difícil de encontrar en la casa. La azotea ha sido refugio de corazones rotos, de lágrimas y enojos por los líos familiares, de amoríos secretos, de las primeras fumadas y seguramente de uno que otro conecte. Dicen que la ropa sucia se lava en casa, lo que quiere decir que no se deben andar ventilando problemas en público. Sin embargo, a la hora de la tendida se exponen al sol y a la vista de todos las intimidades de la vestimenta. Quienes viven en casas particulares se pierden de la experiencia de conocer a sus vecinos a través del tendedero. De la pareja que parece de bajo perfil aparecen un día, en el tendedero, gasas y encajes rojos; al vecino que sale tempranito a trabajar le descubrimos su pequeña colección de calcetines

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azules con incipientes agujeros; hay sujetos muy excéntricos que lavan los jeans todos los días y siempre es divertido ver calzones, tangas y sostenes secándose con desenfado al sol. Hay casos en los que no tenemos el gusto de conocer personalmente a nuestros vecinos, pero sabemos que a la tipa le gustan los colores chillones y que sus sábanas son de dibujitos. Las azoteas son también pequeños museos domésticos. ¿Por qué la del 202 guarda el esqueleto de un árbol de Navidad que no pone desde 1976? ¿Quién necesita dos metros de tela de alambre oxidada y torcida? ¿Cómo

ENSAYO

vamos a tirar el carrito Little Tikes de Santiaguito, si era su favorito? Eso le tiene sin cuidado a Santiaguito, que anda en los puestos de peircing escogiendo el clavo que se va a poner en la ceja. El tiradero de las azoteas es un mudo testigo de tantas cosas que dejamos a medias cuando nos traga el vértigo de la vida cotidiana; los rines que nunca vendimos y que no encontraron mejor destino que servir de renegrido asiento, los muebles desterrados e inservibles, que ya sólo se lleva el carro de la basura por una lana; los botes de la fábrica que puso el papá y luego cambió de giro y…allí quedaron. Antes de las playas artificiales, las azoteas eran una buena opción para asolearse. Ahora son un mirador privado para ver las estrellas o los aviones; en la azotea se respira mejor, la altura nos da la sensación de fuerza y libertad porque si se le mira bien, de cualquier inmueble, la azotea es el lugar más cerca del cielo. MARÍA DE LOURDES LÓPEZ Lic. en Comunicación con especialidad en Cine, por la Universidad Iberoamericana. Maestra en Ciencias de la Educación. Especialista en Antropología Filosófica. Cursa el Doctorado en Historia del Pensamiento en la Universidad Panamericana. Actualmente es Secretaria Académica de la Escuela de Comunicación. Es evaluadora de CONAC, (Consejo Nacional de Acreditación de la Comunicación). Es miembro de la IAMCR (International Association on Media and Communication Research) y de la Red Iberoamericana de Narrativas Audiovisuales.

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Reyes sin trono

Carlos Puebla Pavlovich

ENSAYO

“No tengo trono ni reina Ni nadie que me comprenda Pero sigo siendo el rey” José Alfredo Jiménez

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ENSAYO

La canción de José Alfredo Jiménez,

la mediocridad.

El rey, es una de las piezas musicales

Esta canción seguirá penetrando en

más exitosas y más representativas

nuestra sociedad porque aunque

en nuestra sociedad mexicana. Esta

parezca ridícula, la letra describe

canción se transmite de generación

perfectamente

en generación; la mayoría de los

presente

mexicanos la hemos escuchado

hablo de México soy el primero en

y cantado con gran euforia, nos

incluirme. Lo más impresionante

identificamos con la letra; como

es cómo nos enorgullecemos del

adolescente la escuché muchas

famoso “ingenio mexicano”, el

veces, porque mi abuelo era fan de

mexicano sí es muy ingenioso,

José Alfredo Jiménez: cada vez que

pero de nada sirve utilizar ese

escucho esta canción, recuerdo a

ingenio para resolver algo con

mi abuelo ya fallecido. El éxito de

el menor esfuerzo posible. El

José Alfredo Jiménez es describir

“ingenio mexicano” debe ser una

el sueño de muchos mexicanos:

herramienta para hacer las cosas

ser reyes sin tener nada. Hemos

con gran calidad, no para hacer

escuchado en repetidas ocasiones

las cosas con el menor esfuerzo.

la satisfacción que le da a la gente

Hace falta enseñar a través de la

pensar en ganar dinero sin trabajar;

educación que las cosas no se hacen

muchos admiran ese método de

solo para que sean terminadas, sino

tener cosas sin esforzarnos. Son este

para que estén bien terminadas; con

tipo de canciones las que nos han

esa educación nos ahorraríamos las

creado una imagen del mexicano

carreteras que tenemos, las calles

flojo que solo busca pasársela

llenas de hoyos, el sistema jurídico

bien, sin preocupaciones, tomando

que nos rige, etc.

alcohol todo el día. El problema

Los políticos son los máximos

es que el ideal o esa imagen del

representantes de esta idea de

mexicano sí está presente en

terminar las cosas lo más rápido

muchos; identifican la felicidad con

para sufrir menos y conseguir un

30

en

la

mediocridad

México.

Cuando


a base de sufrimiento. Un rey que

no nos podemos quejar de los

no la pase mal por su pueblo y no

políticos si nosotros hacemos lo

sacrifique sus cosas por los demás,

mismo. Debo admitir que, como

seguramente será mal rey y en

estudiante, sobre todo en mi

consecuencia será infeliz. El rey

adolescencia, muchas veces busqué

sin trono nunca será feliz, porque

eso, conseguir buenas calificaciones

el rey está hecho para ocupar el

con el mínimo esfuerzo. Trato de

trono. Aristóteles era claro en esto,

rectificarme para hacer las cosas

la vida buena solo se consigue a

bien, pero por eso no me quejo de

través de la virtud: la virtud solo

los políticos. El día que logre dar

se consigue con el esfuerzo por

lo máximo de mí para obtener los

adquirir el hábito. Mi intención

mejores resultados, seré el primero

no es comparar a Aristóteles con

en exigirles a los demás que hagan

José Alfredo Jiménez, mi intención

lo mismo; lo que sí puedo exigir

es entender lo ridículo que es esa

es que mínimo luchen, porque

idea de felicidad como ausencia

yo sí lucho por no caer en esa

de sufrimiento; ya que esta idea

mediocridad.

impera en la cultura mexicana.

Recapitulando la canción del rey,

Las cosas no andan bien en el país,

les pregunto a cada uno de ustedes

si uno ve el nivel de educación o

¿Puede existir un rey que no tenga

la cantidad de libros leídos que

nada y sea feliz? Es ridículo pensar

promediamos los mexicanos al

que una persona sin tener nada y

año, nos podemos dar cuenta que

sin esforzarse por nada sea feliz,

la mayoría de los mexicanos somos

los exitosos y felices son aquellos

mediocres. Nos conformamos con

que han trabajado arduamente

resultados inferiores, digo esto

por conseguir sus objetivos en la

porque en México se permiten y se

vida. No me imagino la felicidad

toleran a los reyes sin trono; la flojera,

como ausencia de sufrimiento,

la ignorancia son perdonadas y

sino que la felicidad se consigue

toleradas. La mediocridad es la

31

ENSAYO

beneficio de ello: como mexicanos


ENSAYO causa de la tolerancia hacia el flojo,

un claro ejemplo de mediocridad

ignorante y corrupto: no solo la

en la cultura del entretenimiento.

tolerancia, también la justificación

Después de cada torneo importante

hacia estos mismos.

nos decepcionan, pero al cabo de

No tengo nada en contra de José

unos meses otra vez estamos los

Alfredo Jiménez, al contrario, lo

mexicanos admirando a la selección

admiro mucho. Crecí con muchas

y justificando sus errores pasados.

de sus canciones y hasta la fecha

Como ya había mencionado en el

admiro su gran voz. El problema no es

párrafo anterior, nos conformamos

José Alfredo Jiménez y una canción

con resultados inferiores, pierden

que promueve la mediocridad, el

7-0 contra Chile, todo México se

problema es en general la cultura

enoja pero al siguiente partido en

del entretenimiento en México.

el Azteca se ve el estadio lleno.

Como pasa en la música, pasa

La única forma de castigar su

en la televisión, cine, noticieros,

mediocridad es quitándoles los

periódicos.

ingresos a los que manejan el

La selección mexicana de futbol es

fútbol: no ir al estadio, no ver

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el partido en la televisión. Otro

cosas sin esfuerzo y nos atrevemos

ejemplo de nuestra cultura del

a exaltar al “ingenio mexicano”.

entretenimiento son nuestras series

Mientras cada quien busque hacer

de televisión o telenovelas de baja

lo que quiera para pasársela bien,

calidad. Desde chico odié Televisa,

la cultura de la mediocridad no

mi mamá veía las telenovelas, yo

terminará y como país seguiremos

crecí viendo algunas telenovelas

dando la impresión de mediocridad.

hasta que me di cuenta de la falta

Si no cambiamos siempre seremos

de creatividad y la baja calidad en

reyes sin trono.

ENSAYO

ellas. Existe la capacidad de hacer series de televisión con mejor nivel, pero las televisoras se conforman con lo que tienen, porque es más fácil de hacer y siguen recibiendo su recompensa. Gracias a la nueva competencia se han visto obligados a mejorar, así funcionamos muchas veces: tenemos que esperar un extremo para buscar esforzarnos y cambiar las cosas. Para terminar, en México muchos quieren ser reyes sin trono, nuestra cultura está impregnada de esta idea de que la felicidad está en el no esforzarnos y que cada quien haga lo que quiera para pasársela bien. “Con dinero y sin dinero hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley”. Hasta nos enorgullecemos por conseguir las

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El enemigo ENSAYO

Paula Castillejo Villaseñor

«Los miedos nos acompañan desde los primeros momentos de nuestra vida...»

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Hay quienes lo consideran su peor enemigo, que no los deja crecer y desenvolverse como les gustaría, que no los deja alcanzar sus sueños. Como el que los engarrota y nos los deja avanzar en ninguna dirección, los paraliza, los detiene. Puede ser el responsable de estancarnos o también de salvarnos la vida, de cambiarnos y transformarnos o de lastimarnos; un arma de doble filo. Hablo de un personaje a quien todos conocemos, y lo conocemos bien. Me refiero nada más y nada menos que al miedo. Desde tiempos ancestrales, el ser humano desarrolló el sentimiento de miedo como un mecanismo de defensa a partir del momento en el que de nuestro cuerpo que se activa como un sistema de preservación de la vida en el instante en que sentimos peligro. Estos efectos podrían ser los responsables de la supervivencia de nuestra especie hasta nuestros días. Con la evolución del hombre, la función de este sentimiento innato ha ido modificándose de manera que ya no solo lo utilizamos para huir de situaciones peligrosas, sino que se ha diversificado la manera en que sentimos miedo y las razones de por qué lo hacemos. Es como si pasáramos a una nueva dimensión de temor, del biológico al mental. Este tiene las mismas capacidades de producirnos reacciones físicas, como acelerar nuestro corazón, hacernos sudar las manos o paralizarnos, pero es un tanto diferente. Para ejemplificar lo dicho, me gustaría hacer una analogía de la transformación de los miedos a lo largo de la vida de una persona. Los miedos nos acompañan desde los primeros momentos de nuestra vida, y empiezan siendo una cobardía irracional, que aunque nos puede paralizar de la misma manera que un miedo más intenso, es mucho más fácil de superar. Si pensamos en un bebé, podemos imaginar que sus temores consisten en que la madre lo abandone, sin poder hacer nada al respecto. Estos miedos siguen estando en un nivel puramente biológico, porque el bebé no es consciente de sí aún. Cuando pasamos a los miedos de un niño pequeño, empezamos a ver

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ENSAYO

tuvo consciencia de sí mismo. El miedo funciona como una alerta natural


reflejado el segundo nivel de turbación del que hablábamos, el nivel mental. Aquí comienzan los miedos irracionales a la oscuridad, a los monstruos, a no querer quedarse solos porque alguien se los va a comer, a no querer dormir solos porque les van a jalar los pies o incluso a perder de vista a su madre en el supermercado. Recuerdo que cuando tenía cinco años, mi peor miedo era que se me apareciera algo, que ni siquiera puedo describir, y que me fuera a atacar por la espalda sin que yo pudiera verlo para defenderme, y la manera más inteligente que se me ocurría para

ENSAYO

contrarrestarlo era caminar con la espalda pegada a la pared hasta llegar a un lugar seguro. A medida que vas creciendo tus prioridades cambian, así como tus pensamientos y experiencias. Tus miedos sobrepasan en cierto sentido la barrera de la imaginación fantástica y comienzas a tener preocupaciones terrenales. ¿Qué tal que me roba un ladrón de niños? O ¿Qué tal que mis papás me regañan porque me fue mal en un examen? Hay una consciencia mayor de uno mismo y el papel que desempeña nuestra propia figura dentro de la sociedad. Pero también se puede pensar en la imaginación de seres fantásticos como fantasmas y brujas, que amenazan con hacernos algo. ¿Quién no ha sentido esa persecución a nuestras espaldas cuando tienes que bajar a la cocina en la noche por un vaso de agua y todo está oscuro, por lo que tienes que correr lo más rápido posible para llegar arriba de nuevo ileso? Cuando llegamos a la pubertad, los miedos irracionales pierden cada vez más peso y empezamos a centrarnos en nosotros mismos. Podemos identificarnos en esta edad con el miedo al ridículo y al rechazo. Nos preocupamos por lo que piensan los demás de nosotros y queremos dejar la mejor impresión. Esto puede hacer que nos comportemos de manera muy distinta a como lo haríamos en un ambiente sin presión. Buscamos encajar y ser aceptados sin cometer errores tontos. Desde una corrección de un maestro frente a todos tus compañeros, hasta una caída en público

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pueden significar atentados contra la autoestima. También comienzan en la juventud los miedos a las pérdidas de los seres queridos como una posibilidad mucho más cercana y real. Este es uno de los cambios más radicales que podemos encontrar en la manera en que sentimos miedo las personas, porque por primera vez se pueden ver influenciadas por situaciones que vivimos en carne propia y que no queremos volver a experimentar algo tan fuerte e intenso como el duelo. Este momento cambió mi concepción de la vida por completo, porque cuando pierdes a alguien cercano te vuelves consciente de la fragilidad que tenemos: la vida se desarrolló en mí un pavor a perder a mis seres queridos y a perder mi propia vida. Me llena de angustia y frustración pensar en lo débiles que somos y que no podemos combatir el momento en el cual llega la muerte, pues es lo único en nuestra vida terrenal que no tiene remedio. Nos convertimos en adultos y empezamos a añadir cada vez más miedo al catálogo completo de cobardías que llevamos cargando desde la infancia. Comienzan a ser cada vez más complejos y difíciles de superar. Podemos decir también que son muy personales, pues cada quien experimenta sus temores de distinta manera, pero es al mismo tiempo interesante observar que la mayoría de las personas nos sentimos oprimidas por los mismos tormentos. Nos angustian situaciones en las que nos encontramos solos; sin seguridad y estabilidad económica; sin un trabajo, sin amigos ni familia; nos da miedo envejecer, nos da miedo morir o enfermarnos; no ser lo suficientemente buenos para algo. La imaginación desempeña aquí un rol muy importante también, pero un tanto diferente a como lo hacía cuando éramos niños. No nos ponemos a pensar en la posibilidad de que venga un monstruo a comernos o a jalarnos los pies, sino que la dejamos volar, a veces de manera infinita, para plantearnos escenarios verosímiles en donde nuestras peores pesadillas se hagan realidad. Si tenemos un familiar enfermo grave, le damos cuerda a la imaginación mediante el

37

ENSAYO

que damos por hecho puede desaparecer en cualquier minuto. Y entonces


miedo y empezamos a pensar en cuánto tiempo le queda, qué haremos cuando ya no esté y el sufrimiento que tendremos. En cierta medida, es muy fácil dejarnos dañar por nuestros propios pensamientos sin medida. En otro aspecto, el propio miedo también desempeña un papel importante en el arte, pues es una manifestación de nuestra esencia misma. Es a partir de los sentimientos que consideramos perniciosos y molestos como surgen las obras de arte más íntimas, intensas y profundas. El poder representarlo sobre un lienzo, palabras en tinta, partituras, esculturas o largometrajes,

ENSAYO

lleva al arte a un nivel mucho más profundo. No se queda en el plano superficial, sino que nos transporta hasta las entrañas de aquel que crea. Es precisamente esa apertura a la oscuridad tormentosa de cada sujeto la que nos hace conectarnos con él en una región recóndita e intrínseca de nuestra especie, personal y colectiva. Pero entonces, después de toda esta reflexión, ¿podemos concluir que el miedo es nuestro peor enemigo o nuestro mejor aliado? La respuesta depende de qué tanto lo dejemos apoderarse de nosotros, porque el miedo es positivo en cierta medida. Al miedo podemos atribuirle el crecimiento personal, porque cuando lo enfrentamos nos convertimos en personas más fuertes. La clave está en no dejarlo crecer incontroladamente hasta que nos envuelva y engarrote, porque salir de esa cárcel es cada vez más complejo. Nunca voy a olvidar cuando alguien me dijo alguna vez que debería estar feliz de sentir miedo, porque el miedo es lo que nos hace sentir vivos. Y es precisamente en ese momento en donde más terror sentimos. Es cuando tenemos el corazón palpitando a mil por hora y escuchamos nuestra respiración acelerada, que podemos sentir la misma vida corriendo por nuestras venas. Es una ironía singular encontrar algo tan bello, penetrante y profundo en un sentimiento incómodo que nos saca inmediatamente de nuestra zona de confort. Si lo desconocido está ahí hasta el final, ¿no es mejor opción aliarnos con nuestros miedos?

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«Nunca voy a olvidar cuando alguien me dijo alguna vez que debería estar feliz de sentir miedo, porque el miedo es lo que nos hace sentir vivos.»

ENSAYO

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El terror de la borrachera

ENSAYO

Zuriel Jaime Arteaga “Igual que una película de miedo donde la gente sigue entrando en la casa embrujada de noche y totalmente a oscuras, bueno, los amigos siguen y siguen tomando más alcohol sin ser conscientes de lo que les espera.”

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¿Qué tienen en común una borrachera y una película de terror? Casi todo. Al igual que en las películas de miedo, una borrachera empieza con un grupo de amigos sin preocupaciones ni problemas. Todo es felicidad y diversión. Pasa un rato y todos siguen tomando. Se empiezan a sentir un poco extraños, algo ha cambiado, las cosas se empiezan a mover y escuchan ruidos raros. Pero no les interesa, siguen divirtiéndose como si nada pasara. Igual que una película de miedo donde la gente sigue entrando en la casa embrujada de noche y totalmente a oscuras, bueno, los amigos siguen y siguen tomando más alcohol sin ser conscientes de lo El ambiente ya está enrarecido para todos, es obvio que algo malo pasa. El villano por fin se hace presente en la película: la completa ebriedad. Los primeros en caer son los más débiles. Terminan en un baño o una mesa o en cualquier lugar, muertos. Después hay algunos otros a los que manipula, poseídos por el demonio del Malacopa. Son esos que enloquecen y se vuelen en contra de sus amigos (y en contra de cualquiera); están enojados, tomando y dando de tomar más alcohol a los demás, intentando terminar con ellos y que eso acabe. Pero no, no acaba. Y no termina porque tenemos al principal, al héroe, a ese personaje que nunca cae, él siempre aguanta lo que le pongan enfrente. Él pelea en contra de ese mal y es el encargado de sacar el mal de sus amigos. Por fin están en sus casas, creyendo que todo ha pasado, pero no es así. El villano sigue ahí y no los dejará dormir en paz. Al día siguiente los que pueden se levantan. Todos están muy mal y esperan que jamás les vuelva a pasar, presintiendo que el mismo mal los está esperando, el siguiente fin de semana.

41

ENSAYO

que les espera.


Carpe diem Samantha Korber Brito Algunos lo llaman espíritu, sobrevivencia, ganas de vivir, otros simplemente creación. Si lo pensamos un poco, el mundo siempre ha

ENSAYO

estado en crisis. Con mi corta memoria solo podría enunciar la Revolución Mexicana, la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial, los conflictos de Irak y de Siria; qué desesperanza si únicamente vemos eso de nuestra historia. Sin embargo, si nos detenemos un poco, podríamos ver todo aquello que el hombre ha creado; poesía, edificios enormes, pintura, y también en el ámbito de los deportes me vienen a la mente algunos íconos contemporáneos como Messi o uno nacional: Paola Espinosa. Veo sus logros y siento bienestar.

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La inspiración que me dieron esas figuras, ver lo mucho que se disfrutan sus triunfos, me llevó al concepto de Carpe diem: “Carpe es una expresión de raíces latinas que fue concebida por el poeta romano Horacio. Su traducción literal otorga relevancia a la frase “cosecha el día”, cuyo contenido intenta alentar el aprovechamiento del tiempo para no malgastar ningún segundo”. Pareciera sencillo, pues vivir es algo que podríamos hacer fácilmente quienes nacemos con un panorama favorable; disfrutaríamos el momento y seríamos felices. Pero habría que pensar en todas aquellas personas que habría que reflexionar y no solo tratar de vivir el momento, sino pensar cómo vivirlo, cómo hacer del tiempo algo útil. Cuando pienso en Messi, o en algún otro deportista, imagino todo el trabajo que les costó llegar a donde están. Cuando le pregunté a mi mejor amigo cómo hacía eso en la cancha, me respondió de una manera sencilla: “Practica un chingo”. Entonces deduje que la práctica lleva a ser profesional y creativo. Pero, ¿qué pasa con aquellos que no tienen condiciones favorables? A lo que otro amigo me dijo: “Ahí están los atletas paralímpicos”. Eso fue más alentador: esos chicos pueden esforzarse y hacer del paso por esta vida algo muy bueno. Así que me di a la tarea de preguntar y encontré a una figura que, al igual que yo, disfruta nadar. Su nombre: Juan Ignacio Reyes, nadador paralímpico con más de cinco medallas en Juegos Paralímpicos. No tiene brazos y solo tiene una pierna, perdió los demás miembros después de sufrir, a los cinco años, Púrpura Fulminante. La Púrpura Fulminante o Meningococemia es muy rara y se presenta cuando un paciente está por curarse de enfermedades infecciosas —generalmente de vías respiratorias. Cuando se da esta enfermedad, la infección no se cura e invade el torrente sanguíneo. Algunos de sus síntomas son la hemorragia cutánea, bulas,

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ENSAYO

carecen de oportunidades y no pueden hacerlo. Al hablar de Carpe diem


flictenas, necrosis de la piel y tejido subcutáneo y lesiones en extremidades. Esta enfermedad tiene una rápida evolución y ataca el sistema nervioso central, el renal y el digestivo. En una entrevista que le hizo la revista Vice él dice: VICE: ¿Qué es para ti la natación? Juan Ignacio Reyes: Es mi modo de vivir y me llena. Me hace sentir bien, contento. Es una gran parte de mi vida. V:¿Por qué escogiste natación?

ENSAYO

JIR: Porque no puedo hacer boliche (se ríe). En un principio fue un medio de reintegración social, después de la discapacidad. Podía ir a algún balneario con mi familia, meterme a una alberca, disfrutar y jugar con ellos en el agua. V: ¿Cómo empezaste a nadar? JIR: Empecé a los 6 años como parte de la rehabilitación. Poco a poco

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descubrí el deporte paraolímpico y ya me metí en serio cuando tenía 14 años. Cuando me enteré de los juegos paraolímpicos, los vi como un sueño, pero cuando me dijeron que podía asistir, lo convertí en una meta y en un objetivo. V:¿Qué es lo más difícil? JIR: Es difícil tener una disciplina. Pero lo importante es la constancia. Yo lo hago con gusto, pero es difícil, sobre todo al principio. Es pesado estar nadando tres o cuatro horas seguidas y luego ir hora y media al gimnasio, pero a la larga ves el beneficio. Y ahora ya no se me hace complicado. JIR: Me gusta estar con mi familia y con mis amigos. Me gusta escuchar música y ver la tele. También de vez en cuando ir al cine. Son cosas que disfruto mucho. V: Tu mamá te apoya mucho. Te acompaña a las competencias y te ayuda en lo que puede, ¿qué es ella para ti? JIR: Mi mamá es mi brazo izquierdo y el derecho y también mi pierna izquierda. Es todo mi apoyo y mi soporte. Espero que sigamos juntos hasta que se pueda, seguir apoyándonos el uno al otro. V: ¿Qué le dirías a alguien que quiere ir a las olimpiadas? JIR: Que escojan un deporte por gusto. Y échenle ganas. No es fácil, así que háganlo por gusto. Ejemplos como el de Juan Ignacio Reyes me hacen comprender mejor para qué venimos a la vida y me ayudó a entender aún más el concepto Carpe diem. No basta con vivir el momento, hace falta inspirarse, luchar por lo que uno quiere con acciones y hacer de la vida una experiencia única.

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ENSAYO

V: ¿Qué haces además de nadar?


El viaje interior

ENSAYO

Aldo Catalán Hernández

Según cuenta cierta leyenda hindú,

Brahma desestimó estas opiniones,

hubo un tiempo en que todos

pues sabía que tarde o temprano

los hombres poseían los dones

el hombre llegaría a alcanzar

de la divinidad. Sin embargo,

incluso el sitio más recóndito del

Brahma, el dios supremo, decidió

planeta. En cambio, reflexionó

arrebatárselas por considerarlos

detenidamente y resolvió que el

indignos de dicha gracia. Entonces,

sitio idóneo para depositarlo era

reunió en consejo a sus dioses

en el interior del propio hombre,

subalternos

determinar

porque es justamente en el punto

cuál sería el lugar donde habrían

más soterrado de su propio ser en

de esconderla. Ellos le sugerían

donde aquel nunca decide explorar.

colocarla en la montaña más alta

Lo que trasluce en este pasaje

o en el océano más profundo, pero

mítológico es el hecho de que

para

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ENSAYO

viajar con el objeto de hallar

cualidad latente en ellos, que, sin

el

un

embargo, no habían desvelado y

despropósito. Es cierto que, en

difícilmente lo habrían hecho de

la ficción, cuando los personajes

no ser gracias al trayecto realizado.

realizan un recorrido, la jornada

Por el contrario, Ulises, el viajero

suele emplearse para enmarcar un

por antonomasia en la cultura

proceso de transformación. Tal es

occidental, pese a su consabido

el caso, por ejemplo, del formato

ingenio y el gran cúmulo de

cinematográfico road movie, en el

experiencias vividas durante su

cual se inscriben títulos como: “Y

odisea, hubo de descender hasta

tu mamá también” o “Thelma y

el inframundo para consultar a

Louise”. En cintas como estas, sus

Tiresias, un ciego clarividente

protagonistas descubren alguna

que, en vida, estaba afincado

autoconocimiento

es

47


ENSAYO

permanentemente en Tebas. Así,

Y

inclusive el hombre que lo había

que apoyan la aseveración. Sin

visto todo precisó de la aguda

embargo, cuando se trata de

percepción y sabiduría del privado

un

de la vista.

trasladarse a un destino exótico es

No obstante lo ilustrativos que

absolutamente innecesario y hasta

puedan

es

contraproducente, particularmente

pertinente hacer una distinción

en aquellas situaciones en que el

entre el esquema estratégicamente

viajante pretende evadirse de sí

diseñado de la ficción y la amorfa

mismo, lo cual, por otro lado, tiene

realidad. Sucede con frecuencia que

tanto sentido como huir de su

cuando una persona emprende un

propia sombra.

viaje prolongado, lo hace a manera

Realmente la propia identidad no

de escape. Quizás sea porque

se descubre deambulando por los

necesita refrescar el aire rancio

caminos, sino en dos situaciones

de sus circunstancias o porque

bastante más ordinarias: en la

considera

fría reflexión solitaria y mediante

ser

estos

necesario

relatos,

sustraerse

en

efecto

proceso

hay

argumentos

autocognitivo,

el

temporalmente de sus allegados.

la periódica

En estos casos, buscar destinos

quienes nos rodean. Y es que

desconocidos es una alternativa

el

eficaz. La urgencia fugitiva que la

en

orilló a apartarse de su lugar de

y se refuerza gracias al reflejo

origen podrá ser aliviada mediante

proyectado en el espejo de los

el contacto con lugares distintos,

demás. Dicho de otra forma: no

personas de idiosincrasias diversas

hace falta recorrer el orbe a fin de

y hasta sensaciones insospechadas;

abrevar de los manantiales de la

olores y sabores del todo ausentes en

sabiduría, porque la ducha provee

su cotidianidad. Todo este conjunto

la ocasión perfecta para hacerlo.

de experiencias se sintetiza en la frase “los viajes instruyen”. 48

propio

confrontación con concepto

momentos

de

se

define

aislamiento


Our place among the stars Denise Rojas Jiménez

Dylan Thomas

Son las 7 p.m. y todo luce taciturno.

podía sostenerlas en la palma de

Alzo la mirada para contemplar

mi mano.

cómo los últimos rayos del sol

Si aquella era mi concepción de las

pintan la escena de un rosa tenue.

estrellas me pregunto qué habrán

Los colores se van perdiendo poco

visto quienes vivieron muchos años

a poco y a lo lejos veo la primera

antes que yo, qué habrán sentido

estrella que anuncia la llegada de

aquellos seres cuya presencia el

la noche. Al mirarla recordé una

tiempo casi ha borrado de la Tierra.

época, hace muchos años atrás,

¿Vieron y se asombraron? ¿O vieron

cuando a mi pobre e ingenuo co-

y temieron?

nocimiento me dejaron creer que

Hoy en día la gente mira, pero no

aquellas no eran más que luces

observa, sabe pero no comprende;

brillantes

como

se pregunta constantemente por

luciérnagas, en un manto de

qué se invierte gran cantidad

oscuridad, y que, si lo deseaba,

de tiempo y dinero en centros

que

flotaban,

49

ENSAYO

“Do not go gentle into that good night; rage, rage against the dying of the light.”


ENSAYO

dedicados a la búsqueda de nuestro

en aquellos seres erguidos a los que

lugar en el universo cuando el

llamamos nuestros antepasados—

cosmos, al final, también es una

se ha notado el deseo por querer

historia sobre nosotros mismos. Es

destacar sobre las demás especies,

la saga de cómo las bandas errantes

a pesar de nuestra pobre y frágil

de

recolectores

condición. Sin la menor idea

encontraron su camino hacia las

de cómo terminar con nuestro

estrellas. Y recordemos lo que dijo

aislamiento

en su día el célebre astrónomo Carl

que dilucidarlo nosotros mismos.

Sagan: “El universo está dentro de

Nuestra mayor ventaja fue nuestra

nosotros. Estamos hechos de polvo

inteligencia, especialmente nuestro

de estrellas y somos un medio

talento para el reconocimiento de

para que el cosmos se conozca a sí

patrones —afinado a través de años

mismo”.

de evolución.

Nos despertamos en este mundo

Las culturas que se encontraban

diminuto bajo un manto de estre-

en el planeta miraron arriba, hacia

llas, como un bebé abandonado en

las mismas estrellas, y encontraron

un portal sin una nota que explique

diversas imágenes dibujadas en él.

de dónde venimos, quiénes somos

Así, usamos este don nuestro para

y cómo surgió nuestro universo.

reconocer patrones en la naturaleza

Nacimos en un misterio que nos ha

y leer el calendario del cielo.

fascinado por tanto tiempo desde

Los mensajes escritos en ellas les

que somos humanos. Desde los

indicaban a nuestros ancestros

primeros años de nuestra existencia

cuándo

nos hemos preocupado por el

mudarse; cuándo vendrían los

lugar que ocupamos en la tierra,

rebaños migratorios, las lluvias y el

queriendo dominar todo cuanto

frío; cuándo cesarían por un tiem-

nos rodea. Desde el descubrimiento

po. Cuando observaron la conexión

del fuego y de la agricultura —

directa entre el movimiento de las

señales de una conciencia mayor

estrellas y los ciclos estacionales de

cazadores

y

acampar

y

tuvimos

cuándo

MINIFICCIÓN

50

cósmico,


la vida en la Tierra, concluyeron,

por venir. “Desastre”, igual que

naturalmente, que lo que ocurría

la palabra griega “mala estrella”,

allá arriba debía estar dirigido para

podía significar muchas cosas. Para

nosotros aquí abajo.

unos era hambruna, para otros

Y así, cuando el orden celeste se

significaba guerra y para algunos

veía de repente violado por la

más era enfermedad.

aparición de un cometa en el cielo,

Ansiamos la relevancia; buscamos

se lo tomaban como algo personal

señales de que nuestra existencia

¿podemos culparlos de verdad? En

personal

esa época no tenían otra explicación

especial para el universo y, para

lógica para lo que pasaba. Esto fue

tal fin, estamos dispuestos a

mucho antes de que cualquiera

engañarnos a nosotros mismos y a

imaginara que la Tierra era un

otros: como hallar una advertencia

planeta que giraba sobre un eje

divina en un cometa.

inclinado y que orbitaba alrededor

las cuarenta mil generaciones de

de un sol.

la humanidad debieron haber

las

culturas

un

significado

Durante

humanas

alrededor de cien mil apariciones

antiguas cometieron el mismo

de un cometa brillante. Durante

error: creían que el cometa debía

todo ese tiempo, lo más que

ser un mensaje enviado por los

podíamos hacer era ver hacia

dioses (o por un dios en particular)

arriba maravillados, indefensos,

especialmente para ellos. Y casi

prisioneros de la Tierra y sin un

invariablemente nuestros ancestros

lugar donde buscar una explicación

concluyeron que las noticias no

más allá de nuestra culpa y de

eran buenas. No importaba si se

nuestros propios temores.

trataba de un azteca, un anglosajón,

Pero ¿cómo podemos los humanos,

babilonio o un hindú; los cometas

que raramente vivimos más de un

eran portentos de perdición. La

siglo, esperar entender la extensión

única diferencia entre ellos era la

del tiempo que es la historia del

naturaleza precisa del desastre

cosmos? El universo tiene 13, 800

51

ENSAYO

Todas

tiene


su aparición, esto nos permitió

imaginarlo podemos comprimir

guardar nuestros pensamientos

todo ese tiempo en un calendario

y enviarlos mucho más lejos del

de un año, donde el primero

espacio y en el tiempo. Aquellas

de enero sería el nacimiento de

marcas diminutas en tablas de

nuestro universo, pero no sería

barro se convirtieron en un medio

hasta las 23:59 horas con 46

para derrotar la mortalidad. Pero

segundos del último mes donde se

no fue sino hace menos de dos

grabaría toda la historia registrada

segundos que las dos mitades de

de la humanidad. Todos esos reyes

la Tierra se descubrieron entre sí.

y batallas, migraciones e inventos,

Y fue solo en el último segundo del

guerras y amores; todo cuanto

calendario que empezamos a usar

conocemos en los libros de historia

la ciencia para revelar los secretos

ocurrió en los últimos segundos

y leyes de la naturaleza.

del calendario cósmico.

El método científico es tan pode-

Hace 6,000 años la escritura realizó

roso que en tan solo unos siglos nos

ENSAYO

millones de años, pero para poder

52


ha dejado atrás el tinte rosado y en

de Galileo por un telescopio a otro

su lugar se ha colocado un ejército

mundo, hasta dejar nuestras huellas

de estrellas. Recuerdo entonces

en el satélite más cercano: la Luna.

una época, hace ya muchos años,

Nos permitió ver a través del espacio

cuando creía que no eran más que

y del tiempo para descubrir cuándo

puntos brillantes flotando en un

y dónde estamos en el universo.

manto de oscuridad. Las veo de

Ahora lo sabemos… Sabemos que

nuevo, pero las miro diferente. Las

la edad y el tamaño del cosmos se

miro de lejos, con respeto. Las miro

encuentran más allá del ordinario

con el peso de los años luz que nos

entendimiento

Nos

separan. Las miro como un millón

encontramos perdidos en algún

de fantasmas que acechan la noche,

lugar entre la inmensidad y la

pues muchas de ellas ya han dejado

eternidad, donde en una perspectiva

de existir; sin embargo, su luz —

más amplia, las preocupaciones

presente después de su muerte—

humanas

e

nos sigue contando que alguna vez

insignificantes. Sin embargo, nuestra

vivieron y brillaron, nos cuentan

especie es joven y curiosa; hacemos

que venimos de ellas y a ellas

nuestro mundo significante por

vamos, nos cuentan que nosotros

la valentía de nuestras preguntas

algún día seremos olvidados y

y por la profundidad de nuestras

que solo somos un parpadeo de su

respuestas. Reconocemos nuestra

existencia.

humano.

parecen

tristes

grandeza en la inmensidad del universo, sabiendo que flotamos en él, como una mota de polvo por el cielo de la mañana, y que cada uno de nosotros es valioso, pues en cien billones de galaxias no volverás a encontrar otro igual. Alzo de nuevo la mirada. El cielo

53

ENSAYO

ha llevado desde el primer vistazo


La felicidad en cuatro palabras Raúl Martínez Cifuentes

CRÓNICA

“Yo lo veía todo tan extraño y tan normal al mismo tiempo. No notaba que nada fuera a cambiar después de esto. No me percataba de que mi mamá no estaba despidiéndose de mí, sino “despidiéndose de mí”. Pero nadie me lo aclaraba.”

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Era solo un niño, tenía menos de diez años de edad y me preparaba para un viaje a Acapulco con mi mamá. Ella se estaba bañando, cuando escuché un golpe proveniente de la regadera, y los gritos de mi mamá que pedía ayuda. Menos de dos horas después me encontraba en un laboratorio médico, con mi viaje frustrado, moviendo mi pie con rapidez mientras esperaba el resultado de los estudios. “Tiene un aneurisma cerebral reventado, y debe ingresar de inmediato a un hospital”, escuché. Y al instante sentí una preocupación que nunca antes había sentido. Y vi la cara de preocupación que se pintaba en el rostro

CRÓNICA

55


de mi mamá, luego miré a mi papá en quien se pintaba un gesto similar, pero no sabía qué estaba pasando. Y al hospital fuimos. Tendrían que operarla. Nadie quería decírmelo, pero las posibilidades de supervivencia no eran muchas. Pero ¿cómo le dices a un niño de diez años que su mamá se va a morir? Toda mi vida había disfrutado de los fines de semana en que me quedaba a dormir en casa de mis abuelos. Pero el quedarme durante semanas enteras no fue exactamente lo que esperaba. Parecían como unas simples vacaciones, pero algo andaba mal. Extrañaba a mi mamá, quería verla, abrazarla. Me preguntaba qué estaría sintiendo en esos momentos. Y un día fuimos a verla, previo a su operación. En su cuarto había siempre visitas. Incluso mi abuelo, al que nunca había visto en mi vida, había pasado a visitarla. La abracé y ella me abrazó de regreso. Estuvimos un rato juntos. Aparentemente algo que no se podía hacer, pues por ser menor no podía ingresar al hospital, pero habían hecho una excepción conmigo. Una excepción que en su momento no entendí porqué había sucedido.

CRÓNICA

No recuerdo muy bien las cosas que me dijo mi mamá, pero recuerdo que algo sonaba extraño. Me decía cosas muy bonitas, pero no son cosas que uno diga todos los días. Finalmente llegó mi momento para retirarme, tenía que dejar a mi mamá un rato sola. Ella se despidió de mí, su voz sonaba entrecortada, como si intentara contener el llanto. Yo lo veía todo tan extraño y tan normal al mismo tiempo. No notaba que nada fuera a cambiar después de esto. No me percataba de que mi mamá no estaba despidiéndose de mí, sino “despidiéndose de mí”. Pero nadie me lo aclaraba, después de todo ¿cómo le dices a un niño de diez años que no volverá a ver a su mamá? Regresamos a la casa de los abuelos. No sabía cuánto tiempo llevaba viviendo en esa casa, días, semanas, meses. Solo sabía que era mucho tiempo y lo único que quería era regresar a mi hogar con mi mamá. Pasó la operación. Milagrosamente, días antes los doctores habían encontrado

56


una nueva manera de operar, la cual disminuía considerablemente la posibilidad de muerte. Toda mi familia esperaba en el hospital a que los doctores salieran a decirnos cómo había salido todo. Después de unas horas los doctores salieron. Mucha gente pelea en el mundo por decidir cuál es la verdadera felicidad, o qué la causa. El dinero, el amor, la salud, los amigos, las cosas materiales, el trabajo, etc. Nada de eso importa realmente. Para mí la verdadera felicidad llegó en tan solo cuatro palabras. “Tu mamá está viva”. Mi mamá estaba viva, estaba bien. Tendría que cambiar considerablemente su vida, en cosas que aún a la fecha nos siguen afectando. Pero nada de eso importaba, mi mamá estaba viva. Yo era un niño de diez años, ni siquiera sabía que mi mamá podía no haber salido con vida. Esos pensamientos no pasaban por mi mente. Sin embargo, esas cuatro palabras generaron un calor en mi corazón bastante grato. Mi mamá estaba viva. Mi mamá estaba viva. Y desde ese momento, no pasa un solo día en el qcual no le agradezca a Dios, infinitamente, por tener a mi mamá conmigo.

CRÓNICA

57


Ciudad natal

CRÓNICA

María Turner Canalla

Mis dedos, aún entumecidos por el frío aire de la mañana, recorren el marco de la ventana del coche. Gotitas de rocío juegan a ser lágrimas sobre el cristal, pero son rápidamente arrastradas por el viento. Los árboles se suceden unos a otros; los he visto tantas veces que ya son viejos amigos. Me sonríen al verme pasar, pues ellos, más que nadie en este mundo, conocen el afán que llevo en el corazón. 58


Dentro del coche la atmósfera alimenta la nostalgia. La música habla sobre una bella y una bestia, sobre una joven capaz de ver más allá de su miedo y salvar el corazón de un hombre que la ama. La melodía, que conozco desde niña, quiere arrancarme una lágrima. Miro por la ventana para evitar que las demás lo noten. Mi corazón late cada vez más rápido conforme empiezo a reconocer las últimas curvas de la carretera. La luz dorada y fresca de la mañana ilumina las calles cuando entro a la pequeña ciudad en la que nací. Recuerdos comienzan a asaltar mi cabeza, sin importar lo doloroso que pueda ser. Abro los ojos, miro con avidez cada detalle que había podido olvidar durante mi ausencia. Me encuentro con los árboles que me vieron crecer y con el mismo anciano que pide dinero junto a un semáforo. Lo veo con el pelo aún más blanco, pero le sonrío y él me devuelve la sonrisa. Finalmente, una casa aparece al fondo de la calle. Me bajo del coche, pero aún no me atrevo a entrar. Cada rincón guarda una voz que me grita: “¡Recuerda! ¡Recuerda! ¡Recuerda!”. Los dos árboles que custodian la puerta me sonríen. Testigos de toda mi vida, me vieron entrar y salir de esa casa riendo, llorando, Me pregunto si todos los que han dejado su hogar para perseguir sus sueños temen entrar una vez más. Cada casa guarda todos los sueños de la niñez; el miedo a verlos de nuevo y perder la esperanza de cumplirlos puede ser demasiado fuerte. Sin embargo, la valentía para volver a enfrentarlos es el secreto de la juventud del alma. Si recuerdas las metas con las que soñaste cada noche mientras abrazabas tu almohada y leías con emoción todos los cuentos de aventuras que tu papá te había comprado, será más fácil recordar quién eres… Quién esperas ser. Abro la puerta de la casa. El olor de mi antiguo hogar me llena la cabeza y me hace sonreír. Casi lo había olvidado. Mis ojos recorren las escaleras que se alzan frente a mí y las que descienden al resto de la casa. Elijo subir, consciente de que mis papás me esperan. Verlos siempre me pone

59

CRÓNICA

gritando y cantando. Ahora, me reciben con orgullo.


nerviosa. Los quiero tanto que el miedo a decepcionarlos me recorre las venas y me paraliza como las pesadillas que solía tener. “¿Mamá?”, mi voz suena tímidamente. Pero mi mamá me ha escuchado, como siempre. Parece que casi lee mi pensamiento: verla dispersa todas mis dudas. Está parada junto a su cuarto, esperándome. Me recibe con una sonrisa que me llena de seguridad. Abrazarla es la mejor de las bienvenidas. Detrás de ella, mi papá ríe. Siempre puedo contar con él para pasar un buen rato; sospecho que tiene copia de la llave de mi risa. Quiero quedarme con ellos todo el tiempo, pero también tengo un deseo terrible de ver a mis hermanos. Me apresuro a bajar las escaleras. Mis pies las recorren con facilidad, recordando acaso todas esas veces en las que les sirvieron como puente para llevarme al mundo real. Entrar a mi antiguo cuarto es un nuevo salto de fe. Temo el vacío que puedo encontrar. Abro la puerta lentamente; esta cede silenciosa, como rendida ante su impotencia. Suspiro. Todo está tal y como lo dejé. Los rayos de la mañana atraviesan la cortina, permitiendo adivinar el nacimiento de

CRÓNICA

un día dorado. La luz cálida juega con las sombras que rodean mi cama. Marcos que cuelgan de las paredes encuadran imágenes que juegan a imitar mis memorias. En su cama, mi hermana duerme. Es extraño mirarla. Ha dejado de ser la pequeña niña que me pedía que le cantara cada noche antes de dormir. Ahora tiene sus propios sueños e ilusiones. Estoy orgullosa, pero me duele un poco pensar que jamás volveremos a encontrar refugio en un castillo de sábanas y almohadas. Después de despertarla, subo a la cocina. Me mueve un deseo intenso de sorprender a mi familia. A pesar de mi ordinaria dificultad para preparar cualquier cosa que supere el nivel de dificultad de una quesadilla, un suave olor a hotcakes comienza a bailar por la casa. La reacción no se hace esperar. Mi hermano pequeño sube rápidamente. No puedo dejar de sorprenderme al notar su altura. A sus 10 años, es

60


como cualquier otro niño de su edad, por lo que reprimo el impulso de abrazarlo, consciente de lo mucho que le molestaría. Uno a uno, los demás lo siguen para desayunar. Ver a toda mi familia sentada en torno a la mesa enciende un suave calor en mi pecho. No puedo dejar de mirar a cada uno, grabando cada detalle. Ver al tercero de mis hermanos, casi del tamaño de mi papá, jugar con el pequeño me hace reír. Pienso en todas las aventuras que los cuatro vivimos juntos. Todavía podría atravesar el bosque encantado sin perderme y vencer al malvado hechicero con la palabra secreta. El día transcurre rápidamente. Cada minuto forja un cariño aún más estrecho y alimenta las raíces que me hacen recordar quién soy. No sé si al lector le pueda interesar la historia de cómo dejé mi hogar para estudiar o la gran nostalgia que todavía me encuentra por la noches, por más que intento ocultarme bajo las sábanas de mi cama. Sin embargo, sé que el hogar es el último pétalo en caer; y, cuando lo hace, la magia termina. Me fui con los últimos rayos del día. Creo que ellos fueron los culpables del nudo que inundaba mi garganta y que ahogó el último adiós a mi mamá. Ansiaba la soledad de mi cuarto, el cual ya es experto en consolarme y en recoger las gotitas de agua que inundan mis ojos. Recorro, una vez más, la carretera que me separa de la pequeña ciudad en la que crecí. Mientras las estrellas intentan arrullarme desde su lugar en el firmamento, una pequeña pregunta crece en mi interior. ¿Soy feliz? Para mi sorpresa, no tengo reparos en responder que sí. ¿Cómo lo sé? Porque el dolor que me desgarra al dejar a mi familia me hace ser consciente de mi gran capacidad para amar y de la gran suerte que tengo de ser amada. ¿Acaso no es esa la felicidad?

61

CRÓNICA

Me dolió no poder decirlo. El regreso a la gran ciudad fue muy doloroso.


Agosto, 2017 Ciudad de MĂŠxico


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