ESCRITORES Crónica
Daniel Zetina El crecimiento de Querétaro
C
onocí la ciudad hace casi 20 años. Llegué por primera vez una primavera algo menos calurosa que la de ahora, a la Terminal de Autobuses, que me pareció fastuosa en aquel entonces, con mis pocos años de edad. Sí, puedo decir que muchas cosas de por aquí me deslumbraron: la calma, la seguridad, las calles, el nulo tráfico, la gente que caminaba como si no tuviera necesidad de llegar a ningún lugar, los horarios de los comercios y los parques públicos.
P
ara cualquiera, por entonces era común que los negocios cerraran para comer, además de abrir tarde y cerrar temprano. Sorprendía que de plano en ciertos días y horarios no podías encontrar algunos productos. Yo simplemente pensaba “¿Por qué son así?” Sabemos que eso ha cambiado en alguna medida, pero que aún persisten dichas costumbres en varias colonias y yo sigo sin poder contestar por qué son así.
E
n 2003 Querétaro capital tenía poco más de medio millón de habitantes. Lo que yo vi de ella, además, fue un Centro Histórico que invitaba a dar largos paseos; sus cielos claros y nubosos, no únicos, pero sí espectaculares; un sitio con muy pocos decibeles en la vía pública; personas con costumbres muy extrañas para mí, como eso de vivir con los papás hasta ya muy grandes o fiestas donde no se bailaba.
A
diferencia de otros fuereños (como se les suele llamar a los foráneos), en mi caso no hubo un choque culinario. Digamos que yo caí en blan-
dito: llegué directo a conocer diversas taquerías y acudí a las famosas cenadurías, donde probé todo cuanto pude y salí casi siempre victorioso y satisfecho. No padecí en principio la gastronomía local… y tiempo después tampoco, pues cuando llegué a vivir ya había muchas más opciones y más bien yo cocinaba en casa.
E
l crecimiento de Querétaro es real: ha duplicado su población en 20 años, el número de casas seguramente excede la demanda y la ciudad se ha poblado de cosas nuevas: plazas comerciales, nuevas vialidades, semáforos, restaurantes de todo tipo, autos y autos por doquier y otras cosas raras, como el smog, pero también se ha invertido en la imagen y en la urbanidad con una visión difícilmente superadas en otras ciudades, de eso no hay duda. Puedo asegurarles que el Querétaro de ahora es mucho más bello del que yo conocí al principio. Como quiera, este crecimiento es algo engañoso y hay que ser prudentes. 10