La formación de tu autoestima es un laberinto. Descubre cómo encontrar la salida. Por Talita Castelão, psicóloga clínica, sexóloga y doctora en Ciencias de la Universidad de San Pablo, Brasil.
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ómo y cuánto te aprecias a ti mismo es la forma más sencilla y rápida de definir si tienes o no una buena autoestima. Sin embargo, claro está que el concepto de autoestima puede ampliarse para incluir la evaluación personal de la satisfacción con la propia forma de pensar y afrontar situaciones cotidianas. Más allá de esto, la autoestima será siempre un fenómeno afectivo que interferirá directamente en tu salud, tu bienestar y tu calidad de vida. Las personas con una autoestima saludable son más seguras y eficientes porque creen y sienten que tienen un gran valor personal. Seguro que conoces a gente así. Pero, si te detienes a pensar un poco, también recordarás quienes entre tus amigos son todo lo contrario: se trata de personas que piensan que no valen nada y que nada les funciona; se sienten disminuidas y poco interesantes. Es muy triste vivir percibiéndote así. Ahora, piensa un poco en ti mismo. Quizás estés enfrentando actualmente un problema de baja autoestima. En la adolescencia es muy común afrontar este desafío. Pero ¿por qué ocurre esto y cómo cambiar esta condición?
Todo comienza en casa…
Para empezar a comprender tu autoestima veamos cómo se formó. Su configuración tiene una relación directa con la historia de tu vida. Cuando nace un niño, sus necesidades se satisfacen sin que sepa que esa satisfacción es promovida por otra persona. Con el paso del tiempo el niño comprende, poco a poco, el 8