Revista Misión 360° - Misión Adventista - Vol 8 No 3

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BRASIL

Escuela en Brusque.

Los misteriosos caminos de Dios

U

no de los primeros convertidos al adven­ tismo en Brasil, aceptó el Sábado debido a la acción de un criminal y un borracho. La historia comienza en Europa. Mientras estudiaba la Biblia, el joven de habla germana Guilherme Belz, descubrió que Dios había santificado solamente el día sábado. Este descubrimiento le asombró, porque su familia guardaba el domingo. Guilherme le preguntó a su madre y ella lo llevó con un pastor. Pero su respuesta de que Cristo había cambiado el día de reposo no le resultó muy convincente1. Guilherme olvidó el asunto. Sin embargo, años más tarde, en una tierra lejana, volvió a encontrar la enseñanza bíblica respecto del Sábado2. A fines del siglo diecinueve, Guilherme emigró desde Pomerania (en la actualidad una región germano-polaca) hacia Brasil. Se estableció en una colonia alemana, hoy llamada Gaspar Alto, ubicada cerca de Brusque3, y se casó con Johanna, con quien tuvo seis hijos4. Aquí se devela la curiosa historia de su conversión: Por 1878, un hombre llamado Borchardt cometió un crimen. Huyó de Brusque y comenzó a trabajar en un barco que navegaba entre Europa y Sudamérica. En sus viajes, Borchardt conoció a

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unos misioneros adventistas que le pidieron una dirección para enviarle literatura5. Él les dio la dirección de Carlos Dreefke, su padrastro, que vivía en Brusque6. En 1880, un paquete que contenía 10 copias de Stimme der Wahrheit (El Heraldo de la Verdad), dirigido a Carlos Dreefke, llegó al almacén de comestibles de David Hort, que era adonde llegaba toda la correspondencia7. Al principio, Dreefke lo rechazó porque pensaba que tendría que pagar por él. Sin embargo, Hort insistió en que lo abriera para ver de qué se trataba. Al encontrar revistas en el paquete, Dreefke las regaló a nueve personas interesadas en el tema y recibieron cada nuevo ejemplar que llegó. No mucho después, Dreefke no quiso recibir más estos envíos. Un maestro, llamado Chikiwidowsky se hizo responsable de las revistas y de los gastos. Después, Chikiwidowsky le entregó la responsabilidad a Dressler, un borracho del lugar. Este, buscando dinero para seguir bebiendo, pedía más literatura8. Dressler vendió una parte a los comerciantes, que usaban el papel para envolver lo que vendían. Así fue cómo las publicaciones adventistas llegaron a Guilherme Belz. Después de comprar en Brusque, Guilherme notó que los papeles en que envolvieron su compra fueron impresos en Alemania. Los leyó y meditó en la información durante varias semanas. Luego de un tiempo, se encontró con el libro Gedanken über das Buch Daniel, una traducción alemana del libro de Urías Smith Pensamientos sobre Daniel, que trataba sobre el mismo tema de los papeles de envolver. El título de un capítulo llamó la atención de Guilherme: “El Papado Cambia el Día de Reposo”. Comparando el contenido de estos materiales con la Biblia, concluyó que la observancia del domingo era una tradición humana, y que el séptimo día es el Sábado de Dios9. El sábado después de hacer este hallazgo, Guilherme no pudo desayunar, porque no se sentía cómodo yendo a trabajar ese día. Cuando Johanna le preguntó qué pasaba, Guilherme le explicó lo del Sábado. Decidió no ir a trabajar e invitó a su esposa y sus hijos menores a que lo acompañaran a honrar a Dios. Aunque ellos no aceptaron inmediatamente, porque no comprendían el asunto, muy poco después guardaron su primer Sábado, alrededor de 1890. Sus hijos mayores, que estaban casados, no lo aceptaron fácilmente. Emilia, la mayor, nunca aceptó el mensaje adventista. Sin embargo, la comunidad adventista registra a la familia Belz como los primeros guardadores del Sábado en Brasil, ¡antes que llegaran otros misioneros adventistas!10.


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