C A M B O YA
Camboya bajo fuego
E
n 1973, el Pr. y la Sra. Ng, dos jóvenes misioneros recién egresados de la universidad, llegaron a Phnom Penh, Camboya. Iba a ser su campo misionero por los próximos cinco años. Al menos, eso pensaron. Lo que sucedió después sobrepasó sus peores pesadillas, cuando la guerra civil dividió al país. Sin embargo, Dios siempre estuvo a su lado. El año pasado, el Pr. y la Sra. Ng aceptaron una invitación de Misión Adventista para grabar su historia in situ. “Este fue mi primer viaje de regreso a Phnom Penh 1 desde que dejamos Camboya, en 1975, justo antes de que cayera bajo el régimen de los Jemeres Rojos”, dijo la Sra. Ng. “Mi esposo regresó una vez para algunas reuniones, pero esta fue nuestra primera vez para volver a visitar lugares conocidos. No puedo expresar con palabras cuán emocionada estaba, aunque al mismo tiempo, nuestro regreso trajo de vuelta algunos terribles momentos de la guerra alrededor de la ciudad”. Mientras la pareja viajaba de un memorable lugar a otro, era envuelta por un mar de recuerdos, especialmente cuando volvieron a visitar un
Esta historia está basada en los videos “Camboya bajo fuego” y “Recuerdos misioneros” de Rick Kajiura, director de comunicaciones de Misión Adventista. Para verlos, visite m360. tv/s1934 y m360.tv/s1935.
Oriundos de Singapur, el Pr. y la Sra. Ng, han trabajado como misioneros en Camboya, Tailandia, Malasia, Filipinas y Estados Unidos. El Pastor Ng es el secretario ejecutivo de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, y la Sra. Ng es la coordinadora de los canales Esperanza TV de Asia. 6
antiguo edificio que una vez se usó como Centro de Inglés de la IASD, donde ellos trabajaron. Mientras subían las escaleras, el Pr. Ng describía la distribución del Centro de Inglés: “En este piso estaba la mayoría de los salones de clases, y en el segundo había una pequeña iglesia que se estableció gracias al ministerio del Centro de Inglés”. El Pr. Ng vino a Camboya, junto a su esposa, como pastor de esta iglesia. “Muchas personas de Phnom Penh querían aprender inglés”, continúa el Pr. Ng. “Nuestro Centro era uno de los más grandes de la ciudad con más de 450 estudiantes. Aquí”, dice él, haciendo una pausa en el tercer piso, “era donde vivían cinco misioneros estudiantes de los Estados Unidos que enseñaban inglés”. Al llegar al cuarto y último piso, el Pr. y la Sra. Ng señalan un pequeño apartamento donde ellos habían vivido. Estaba rodeado por una gran área abierta rodeada por una cerca. Arriba había un pequeño balcón, al cual se accedía por una escalera. “Este cuarto piso guarda los más vívidos recuerdos para nosotros”, dijo el Pr. Ng, mientras él y su esposa miraban hacia la ciudad. “Pasamos