SÍNDROME DE PETER PAN Porque el pensamiento incide en la materia, así deseamos tanto no envejecer que el cuerpo deja de madurar para la muerte. No es el pan el alimento favorito del hombre: es la juventud, su hermosura irrepetible. Déjanos pues, mundo, morir jóvenes o vivir para siempre volando sobre la fábula en la que nosotros seamos la maravilla: elasticidad de la esbeltez, risa imberbe embriagada de sí misma, manos amigables con el juego y una vestimenta verde para conocer mejor la vida que, como nosotros, produce lo que sueña.
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