MALVIAJE TRAS BEBER UN FRASCO DE JARABE PARA LA TOS Estaba adolorido y exhausto. Mi cuerpo se combó de aprensiones y fui, una noche entera, de la pesadumbre el ámbito oscuro. Estremecido en la sombra, la electricidad jugaba en mi cuerpo porque entidades espirituales me alargaban su poder, manipulando mis emociones, mirándome con lástima. Enfermo, mi frente se nublaba de agonía; sudorosa mi cara ardía en fiebre inconsolable. Al lecho me visitaban horrendos recuerdos; la conciencia de la soledad y la pobreza me recorrían como un escalofrío. Quería escapar de todo. Mi pensamiento atormentado volaba sobre la calle con últimas fuerzas, de sí mismo huyendo, perseguido por el fúnebre repique de los campanarios. Mi corazón fue un tambor de resonar lúgubre ahogado en la marea nocturnal. Flotaba en el ambiente un fuerte sentimiento de luto, un olor a bienes perdidos, un pavor al futuro, un resonar de pasos de auxilio cada vez más lejanos. Oí llantos de recién nacidos abandonados y la certeza de su muerte inminente me taladró el corazón. Y quise dormir, para soñar o morir. Y cuando se cerraron mis párpados abatidos, mi alma se desdobló. Un enemigo de otra dimensión, jaló mi pie etéreo; espectrales seres de mi tiraban, me doblaron el cuerpo sutil y contra la pared lo oprimieron. Incapaz de despertar, me asfixiaba sintiendo mi cuerpo entumecido tan lejos de mí. Tuve innumerables pesadillas; mis miedos se proyectaban sobre un fondo negro. La conciencia del mundo, de odio y maldad repleta, me hablaba una vez más de desesperanza y miseria, en un idioma que yo desde siempre a la perfección conocía.
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