GLORIA
TRIUNFO MATEMÁTICO DEL AGUILUCHO El querido y recordado periodista Federico Kirbus escribía para la revista El Gráfico: «En la prueba de Tres Arroyos, reservada a la Fórmula B, se impuso en el excepcional promedio de 179,883 km/h. Los tres hermanos Gálvez se clasificaron dentro de los primeros cinco puestos».
REVISTA EL GRÁFICO DEL 7 DE SEPTIEMBRE DE 1956
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as referencias que poseíamos hasta ahora de la Fórmula B para Turismo en Carretera eran pocas. Sabíamos que estas máquinas eran sumamente veloces, teniendo en cuenta que en el kilómetro lanzado realizado por el Buenos Aires Moto Club a fines del año pasado en la pista de Ezeiza, Ernesto Petrini había marcado 205 km/h de media con un vehículo de la Fórmula A y 181 km/h con una máquina de Fórmula B. Aun considerando que nos hallábamos en aquel entonces en el principio mismo de esta nueva Fórmula, no era de preveer que al cabo de pocos meses se correría una competencia de esta índole con un promedio equivalente a aquel récord. Por otra parte resulta oportuno recal-
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car que las máquinas de la Fórmula A nunca llegaron a las velocidades fantásticas que algunas personas suponían. Se hablaba de que los coches de la Fórmula A alcanzaban velocidades topes de 220230 km/h. Eso, por supuesto, era —y es— muy exagerado. Como quiera que sea, las velocidades a que llegan las máquinas de Fórmula B a pocos meses de haberse implantado la misma son notables. El paso de los punteros por el control de Necochea, a 134 km del punto de partida, nos daba la pauta del duelo que iba a entablarse entre los hombres más veloces. A esta altura Oscar Gálvez y Garavaglia repartían el primer puesto con una media de 184,879 km/h. Los hermanos Emiliozzi, Peduzzi y Juan Gálvez eran los que desde el principio se mantenían junto con aque-
