LA PRIMERA MITAD DE UNA CERVEZA
N U E S T R O P U N T O D E V I S T A E N E S Q U I R E _______________________________________________________
los mejores sonidos del mundo. Marca el inicio del fin de semana, el saque de centro, el cambio del reloj de las 5:59 a las 6:00 p. m. El dulce sonido de la libertad que precede ese primer trago refrescante de cerveza. Ahhhhh. Nada se le compara, ¿verdad? La espuma que se desborda de una cerveza recién servida, los primeros tragos helados que recorren la garganta. Burbujeante, espumosa, helada, refrescante. Pero nada dura para siempre. Te dejas llevar por los chicharrones o los cacahuates, o vas al baño, o te entretienes platicando y te olvidas de tu trago. Agarras la cerveza con tu mano sudada demasiado tiempo. Está más tibia y no tiene tanto gas. No es tu culpa que el primer verde de la naturaleza sea dorado, el tinte más perecedero. Es otra pérdida del paso del tiempo: la bebida que quita la sed por excelencia –que incluso deja en vergüenza al Gatorade azul– se convierte en un vaso de líquido tibio, insípido. La primera mitad de una cerveza es el motivo por el que tomamos cerveza. La segunda mitad sale sobrando, es sedimento puro. Si vieras todos los comerciales de cerveza desde el principio de los tiempos, escucharías las palabras “fría” y “refrescante” una y otra vez. Esto porque las personas de marketing no son creativas y también porque es lo que vende. Nadie toma cerveza por la tibia segunda mitad. Es lo que Target a Walmart, Slack a Microsoft Teams. Sí, tienen el mismo fin, igual que la primera y la segunda
mitad de tu cerveza. Pero ni siquiera se comparan. Bueno, relájate. Sí, las soluciones factibles tienen su razón de ser, pero también suponen sus propios desafíos. Tales como: tomarse una botella mini de cerveza (¿en dónde se consiguen?) o pedir una bandeja de degustación (¿pero qué pasa si no estamos en una cervecería artesanal?). Las antisoluciones son más frecuentes, como la lata de medio litro o el pesadillesco tanque. No te dejes distraer por el Oktoberfest y su dip de queso y cerveza o demás crímenes colosales de cerveza tibia. ¡Ninguna de estas es una solución aceptable! Gracias a Dios tenemos una. Cuando bajes la vista para ver tu vaso, a medias, gotas de condensación por los lados, no revivas tus años universitarios y te la acabes de un trago desesperado. No es manda. Pide otra primera mitad. De aquí en adelante no nos importa qué hagas con la segunda mitad de tu cerveza, es en serio. Tírala por el caño. Regrésala. “Accidentalmente” tírala con la mano. Riega las plantas. Apaga un incendio. Dásela a tu perro. Prepara una mezcla para rebozar pescado. Dásela a la persona que se queja porque tomas muy lento. Rellena una alberca inflable para que un día, por fin, puedas tener una alberca de cerveza. Haz lo que sea para tener otra cerveza enfrente, para darle un trago a esa lata refrescante y revivir la belleza de la primera mitad.
F OTO : G E T T Y I M A G E S
TSSSSSSS. Abrir una cerveza bien fría produce uno de
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