ALKARREN BARRI 279 AZAROA 2021
GAZTEAK
La Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud, en Bilbao El lunes 18 de octubre, llegaron a Bilbao los símbolos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se celebrará en Lisboa en 2023 y que están recorriendo todas las Diócesis del Estado, durante estos meses. Se trata de la Cruz y el icono de María, que, a lo largo de toda la jornada permanecieron en la basílica de Begoña. Durante el día, el templo acogió dos mesas de testimonios para jóvenes y un tiempo de oración a cargo del Seminario diocesano. Las nueve horas de programa concluyeron con la vigilia de oración dinamizada por el grupo de fe Hakuna, precedida por la Eucaristía de clausura y envío, que presidió Mons. Joseba Segura.
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ons. Joseba Segura, en su saludo, al inicio del encuentro señaló que ambos símbolos “son importantes en la medida en que hay mucha gente que comparte su significado. Representan a todas las comunidades que los van recibiendo y que hacen oración con ellos”. Por la mañana, la hermana religiosa de Artagan Luzmila Calderón, el religioso claretiano Juan Martín Askaiturrieta y la joven participante de experiencia misionera Jaione López, ofrecieron sus testimonios ante alumnado de los colegios de Artagan, la Pureza y Ayalde, en una mesa experiencial titulada “La fe manifestada en las obras” y moderada por el seminarista Jaime Pizarro. A mediodía, los seminaristas diocesanos establecieron turnos de oración que acompañaron con música y textos, hasta que llegó el momento de la segunda mesa de testimonios titulada “Distintos modos de vivir la fe”, moderada por Nagore Martínez, en la que participaron Alba Orbegozo, joven que compartió su participación en la JMJ anterior (Cracovia 2016), Irati Amezaga, eskaut, que relató su participación en el curso Norte-Sur y su experiencia misionera “increí-
ble y transformadora”, con las religiosas mercedarias de Berriz, en Lima. También tomaron parte Sonia Cortina, religiosa de Artagan; y Patxo Ateca, seminarista diocesano que expuso su vivencia de fe desde su pertenencia al grupo Effetá. El obispo presidió la Eucaristía en clave de envío para los jóvenes presentes. “Queremos –dijo- confiarnos a esta cruz y pedir al Señor que no nos deje desear que resucite demasiado rápido, porque esperar tiene un profundo sentido y también acompañar a los que esperan y a los que están clavados en la cruz. Queremos quedarnos en el sábado de la espera y acompañar a quienes han sufrido tragedias. Estamos con ellos, porque sabemos que al día siguiente Jesús se levanta de la tumba. Queremos acompañarles y vivir lo que nos toque vivir con ellos. Hoy hemos recibido ese mandato que hemos escuchado en el Evangelio. Queremos acoger delante de estos dos signos, esta invitación que el Señor hace a mayores y jóvenes, cuando nos dice ‘El reino de Dios está cerca’ y queremos vivirlo y sintonizar el corazón con otras generaciones” •
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