BOCA DE SAPO 35 (VOL. 1)

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ARTE, LITERATURA Y PENSAMIENTO

35 BOCA DE SAPO

Aguilar - Mendoza

Paredes - Kohan - Del Llano - Dámaso Martínez - Amante - Néspolo

Boito - Huergo - Pereyra - Gascón -González de León - Laudan

Homenaje a Noé Jitrik / Arte La formigonera del Poblenew - Miralda

Informe Emergencia Alimentaria en Argentina

VOL.1

Era digital, año XXIV, Abril 2023.
COMIDAS

Esta edición de la revista se aboca al tema “COMIDAS”. Las imágenes que corren en la actualización web y en la tapa pertenecen a la serie “La Formigonera del PobleNew. Balada para el estómago” de Antoni Miralda. La serie nace en el marco de Llum 2022 que se celebró en Barcelona, entre el 4 y el 6 de febrero. Este Festival de Artes de la Luz invitó al legendario artista, en colaboración con la Fundación FoodCultura, para realizar una acción de luces móviles que desfilaron por el barrio de Poblenou. El objetivo de este trabajo performativo fue generar una reflexión sobre la metamorfosis del barrio a través de la figura icónica de la hormigonera. El desfile, con un camión transformado en un gran estómago simbólico, representa la transformación, las idas y venidas y la evolución de un nuevo espacio urbano. El “Estómago devorador del Poblenou”, en continua digestión, deconstruye y construye un nuevo horizonte en la ciudad, metabolizando el pasado y el presente, transformando la vida de los vecinos. El el corazón de esta edición lo constituye el Dossier Homenaje a Noé Jitrik, compuesto con aportes de Juan José Mendoza , Demian Paredes , Aymará del Llano, Martín Kohan, Carlos Dámaso Martínez, Pablo Rocca, Adriana Amante y Jimena Néspolo, con fotografías cedidas por Magdalena Jitrik.

Boca de Sapo 35 se abre con un ensayo de Gonzalo Aguilar, “Los herederos de la antropofagia”, y se continúa con otro de Rachel Laudan, “La expansión de las cocinas intermedias”. Leonel González de León comparte una crónica guatemalteca sobre el mercado de San Francisco el Alto, en el municipio de Totonicapán; y Daniel Gascón, una reflexión sobre el lenguaje inclusivo. María Eugenia Boito, Juliana Huergo y Ailen Suyai Pereyra analizan las transformaciones del barrio Güemes, en la ciudad de Córdoba, a partir de la creciente oferta turístico-gastronómica.

Cierra Boca de Sapo #COMIDAS el Informe de Emergencia Alimentaria en Argentina, realizado por la Universidad Popular Barrios de Pie.

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COMMUNITY MANAGER

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BOCA DE SAPO

Arte, Literatura y Pensamiento

Era digital, año XXIV, Abril 2023.

Sumario: comidas vol. i-ii

• Los herederos de la antropofagia. Gonzalo Aguilar

• Opinión: La inclusividad lingüística debe ser radical. Daniel Gascón (Vol.2)

• Crónica: Viernes de mercado. Leonel González de León

• Dossier: Homenaje a Noé Jitrik (Vol.2)

Una vida de experiencia y riesgo. Juan José Mendoza

Seis comentarios a su bibliografía. Demian Paredes

Maestro en Mar del Plata. Aymará del Llano

Presentación del limbo. Martín Kohan

Entrevista a Noé Jitrik. Carlos Dámaso Martínez

Jitrik lector: una mínima aproximación. Pablo Rocca

¿ Y las paltas?. Adriana Amante

Nuestro Chapulín. Jimena Néspolo

• Gastronomía e imperio. Rachel Laudan

• La formigonera del Poblenew. Antoni Miralda (Vol.2)

• El espacio barrial a la carta del urbanismo capitalista. M. Eugenia Boito, Juliana Huergo y Ailen Suyai Pereyra

• Informe: Emergencia Alimentaria en Argentina

Derechos reservados – Prohibida la reproducción total o parcial de cada número sin la cita bibliográfica correspondiente y/o la autorización de la editora. La dirección no se responsabiliza de las opiniones vertidas en los artículos firmados. Los colaboradores aceptan que sus aportaciones aparezcan tanto en soporte impreso como en digital.

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ISSN 1514-8351

Editor responsable:

Jimena Néspolo

Dirección: Avenida Dardo Rocha 3652, CP (1629) Pilar, Provincia de Buenos Aires, Argentina.

35 STAFF

* Gonzalo Aguilar es profesor de Literatura brasileña de la Universidad de Buenos Aires y ha publicado, entre otros libros: Poesía concreta brasileña. Las vanguardias en la encrucijada modernista (2003), Otros mundos. Un ensayo sobre el nuevo cine argentino (2006), Episodios cosmopolitas en la cultura argentina (2009), y Por una ciencia del vestigio errático. Ensayos sobre la antropofagia de Oswald de Andrade (2010). En 2010 publicó Borges va al cine, escrito en colaboración con Emiliano Jelicié. “Los herederos de la antropofagia” fue originalmente publicado en portugués en Modernismos 1922-2022, Gênese Andrade (comp.), São Paulo, Companhia das Letras, 2022.

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LOS HEREDEROS DE LA ANTROPOFAGIA

La antropofagia como metáfora cultural de la devoración se consolida en las últimas décadas del siglo XX brasileño y se proyecta sobre Latinoámerica como un concepto que permite pensar las relaciones entre el continente y el mundo. El rescate de la figura de Oswald de Andrade, desde un arco ampliado de la cultura brasileña, fue una respuesta al autoritarismo y también la puesta en circulación de un dispositivo que permitió rediseñar la producción y el consumo cultural de los años posteriores al golpe de 1964.

Por Gonzalo Aguilar
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El 24 de octubre de 1964, el Suplemento literário del Estado de São Paulo que dirigía Antonio Candido, conmemoró los diez años de la muerte de Oswald de Andrade. Con colaboraciones de Haroldo de Campos, Paulo Emílio Salles Gomes, Geraldo Ferraz, Sergio Millet, João Marschner, Flávio de Carvalho, Décio Pignatari, Benedito Nunes y una pequeña antología de sus textos, la publicación iniciaba la rehabilitación de Oswald de Andrade quien, en pocos años más, se transformaría en un clásico de la literatura brasileña. No es que antes no lo fuera pero, si en los años inmediatamente posteriores a su muerte era algo así como un busto de mármol en las galerías de la historia de la literatura, a partir de 1964 se convertiría en una figura altamente operativa y actual. Comienza entonces en el décimo aniversario de su muerte la reedición de varios de sus textos: en 1964, se publica Memórias sentimentais de João Miramar con estudios críticos de Antonio Candido y Haroldo de Campos (lo que mostraba una convergencia entre modos muy diferentes de lectura) y, dos años después, Poesias reunidas de Oswald de Andrade y A marcha das utopias, un extenso ensayo escrito al final de su vida1. En 1967 se estrena, en el Teatro Oficina, O Rei da Vela, con puesta en escena de Zé Celso Martinez Correia y también se publica en libro. Su presencia es cada vez mayor en las revistas y sus manifiestos (Pau-Brasil de 1924 y el Antropofágico de 1928) circulan de mano en mano al punto que, en 1968, Torquato Neto y Gilberto Gil incorporan varias de sus frases en “Geléia Geral”. La canción es incluida en el disco Tropicália ou panis et circensis que coloca a Oswald como una de sus inspiraciones más poderosas. Pero tal vez lo más decisivo es que muchas de sus frases se convierten en un rumor de fondo cotidiano e insistente. En el curso de cuatro años, Oswald realiza un recorrido meteórico que lo ubica en el centro de la escena cultural brasileña y lo convierte en un autor contracanónico.

Unos meses antes de la publicación del homenaje en el Estado de São Paulo, más exactamente el 31 de marzo, se produjo el golpe militar que iniciaría en Brasil una dictadura de veinte años. Aunque ambos hechos no se relacionan directamente, su coexistencia explica en cierta medida el lugar que comienza a ocupar Oswald en la cultura brasileña. El autoritarismo del nuevo gobierno, que fue resistido por una militancia de izquierda de larga tradición, dio lugar también a un movimiento contestario más anarquista y más novedoso, que tuvo en Oswald su numen.

La diferencia entre militante y aventurero, que propuso Roger Stephane y divulgó Jean-Paul Sartre, es válida aquí entre los militantes que piensan su acción desde una razón constituida (la dada por el partido o por las organizaciones sociales) y los aventureros que se oponen al poder de un modo menos disciplinado pero igualmente explosivo. Oswald participó de ambas categorías: fue un aventurero vanguardista en los años veinte, un militante comunista a partir de 1929 y a partir de 1945 trató de lograr una síntesis por fuera del Partido Comunista. En la valoración de ambas tendencias en su obra y en su vida, es clave el prefacio que escribió para Serafim Ponte Grande, una autocrítica furibunda a su pasado vanguardista desde su flamante adhesión al Partido Comunista pero que será leída, en los sesenta, de modo invertido: aquello de lo que Oswald se arrepiente, es lo que sus lectores (los jóvenes aventureros alimentados de la contracultura y el juvenilismo)

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rescatan. Las frases “o anarquismo da minha formação” (p.9) o “do meu fundamental anarquismo jorrava sempre uma fonte sadia, o sarcasmo” (p.10) dichas con tono un poco apesadumbrado en el prefacio, serán las más citadas y celebradas a partir de 19642 El “palhaço de classe” que lamentaba haber sido Oswald, es el que haría las delicias de las generaciones por venir en una noción de anarquismo que no por ser vaga era menos eficaz. Ese “anarquismo” no hundía sus raíces en la militancia de principios de siglo sino que era más una actitud de vida que ofreció una respuesta en tiempos de la dictadura en por lo menos tres aspectos: la crítica a la autoridad y a toda forma de paternalismo; una temporalidad que no se manifestaba evolutivamente (como quería el desarrollismo que compartían grupos de izquierda pero también algunos de derecha) sino por supervivencias, represiones y develamientos; y una visión sarcástica, satírica o crítica del nacionalismo en favor de una ampliación de los universales.

1. Primeros arqueos

El décimo aniversario de la muerte de Oswald no era la primera vez que se revisaba el legado del modernismo. La disputa alrededor de su herencia había comenzado mucho antes: en 1942, al cumplirse los veinte años de la Semana de Arte Moderna, los diarios son testigos de rememoraciones, críticas y debates. Comienzan entonces una serie de balances retrospectivos en un contexto –el de la Segunda Guerra Mundial– que no autorizaba entusiasmos y hasta ponía en cuestión el ímpetu destructivo de las vanguardias (eran momentos en que la destrucción de la civilización tenía un significado mucho más atroz que el que podían imaginar los artistas de los años veinte). El entusiasmo de la Semana parecía muy lejano y el poder de su intervención totalmente agotado. Por eso no es casual que la compilación de entrevistas de Edgar Cavalheiro llevara el melancólico título de Testamento de uma geração , como si esa generación ya estuviera muerta o a punto de morir y tuviera que dejarle algo a sus sucesores (Oswald, quien participó de la coletánea, tenía entonces 52 años)3 La serie apareció en el diario

O Estado de São Paulo en simultáneo con la publicación de otro balance: el texto confesional “O movimento modernista” de Mário de Andrade quien se negó a participar de la compilación de Cavalheiro. Los apuntes distanciados del artículo de Mário serían reforzados en la conferencia que brindó el 30 de abril de 1942 en Itamaraty a pedido de la Casa do Estudante do Brasil4. Si

el libro de Cavalheiro recurría a esas voces con el fin de recoger una sabiduría de lo que había sido el modernismo, los textos de Mário de Andrade eran más bien pesimistas y estimulaban a las nuevas generaciones a buscar caminos menos equivocados: “O modernismo no Brasil foi uma ruptura, foi um abandono conciente de princípios e de técnicas, foi uma revolta contra a Inteligentzia nacional […] Mas o espírito e as modas foram diretamente importados da Europa”, escribió en “O Movimento Modernista”, publicado el 22 de febrero de 1942 en O Estado de São Paulo .Y en la conferencia en Itamaraty se muestra todavía más desencantado: fuimos “arrebatados pelos ventos da destruição”, repite varias veces la palabra “engano”, hace una cita bíblica (“vaidade, tudo vaidade”) y termina invocando un “amilhoramento político-social do homem” y un consejo: “marchem com as multidões” algo que el modernismo no había logrado hacer: afuera del “salão de Tarsila… o povo amotinado gritava: - Getúlio! Getúlio!”5. Mário estaba muy decidido a cerrar el ciclo modernista en su perfil más de vanguardia (es evidente, en su conferencia, el borramiento de las figuras de Tarsila y Oswald) aunque reforzaría una idea que se convertiría en un lugar común de la cultura brasileña: el modernismo como un movimiento que incluía todas las formas de innovación que se produjeron desde la Semana del 22, incluyendo desde Gilberto Freyre a Jorge Amado. El modernismo fue “criador de um estado espírito nacional” y de “uma liberdade ( infelizmente só estética ), uma independência, um direito as suas inquietações e pesquisas que não tendo passado pelo que passaram os modernistas da Semana, êle [o artista brasileiro] nem pode imaginar que conquista enorme represente”6.

Frente a la visión crítica de Mário, en la serie de textos que escribe entre 1942 y 1944, Oswald se preocupa sobre todo por dotar al modernismo de un correlato político que lo redimensiona: la Semana es contemporánea al Levantamiento de Copacabana, la Antropofagia a la crisis de Wall Street. La importancia de los movimientos artísticos y literarios adquiere sentido histórico al completarse con los acontecimientos políticos. Era una defensa pero a la vez un anclaje del acontecimiento en el contexto como si fuera la esfera política la que legitimara al movimiento artístico. En “O caminho percorrido (Conferência pronunciada em Belo Horizonte)”, incluido en Ponta de lança , escribe: “E o modernismo que era uma vanguarda expressional tomou posição na vanguarda política e social do Brasil”7 En estos balances, Oswald no menciona sus libros de

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poemas ni sus novelas, ni siquiera los manifiestos: está más preocupado en mostrar cómo algunos vanguardistas (entre los que se encontraba él mismo) se convirtieron en comunistas o militantes de izquierda (mientras otros habían pasado al fascismo o se habían incorporado al Estado Novo). En el contexto de la guerra y desde su adhesión al Partido Comunista, Oswald atenuaba el poder estético específico de las vanguardias y su rebeldía política que no admitía subordinaciones a instancias exteriores. Sin embargo, fue la visión más pesimista y melancólica de Mário la que proyectaría con más fuerza la Semana del 22 y al modernismo como categoría general para entender el percurso de la literatura y arte brasileños.

2. Compañero de ruta

En el artículo “Depoimentos: Oswald de Andrade no cotidiano”, escrito por João Marschner e incluido en la conmemoración del décimo aniversario de la muerte de Oswald en el Suplemento de O Estado de São Paulo , dan testimonio Guilherme de Almeida, Tarsila do Amaral y otros compañeros de ruta. Es particularmente interesante la palabra de Flávio de Carvalho porque puede ser considerado el artista que preserva la herencia anárquica de Oswald, que es la que finalmente se impondrá en los años sesenta. Flávio y Oswald fueron compañeros en el movimiento antropófago, aliados en tiempos de O homem do povo (la experiencia número 2 en la que Flávio camina en dirección opuesta a la procesión católica) y sobre todo en el CAM (Clube de Arte Moderna), donde Flávio presentó la obra O deus do bailado morto (censurada) y Oswald estrenó O homem e o cavalo. “Ele era um anarquista, antes de mais nada”, recuerda Flávio en su evocación del amigo. Ahora bien, la consecuencia más fuerte en ambos de este anarquismo era el cuestionamiento de la autoridad (lo que Flávio llamó el “estado anti-hierárquico de começo”) que los llevaba revisar el pasado en aquellas zonas en las que el Estado o los sectores dominantes habían impuesto su versión discursiva, su poder de interpretación y la expulsión o supresión de lo que la cuestionaba. Este modo de leer la historia a contrapelo en búsqueda de lo reprimido, para reconstruir los restos del Matriarcado, es denominado por Oswald “Errática” o la “ciencia del vestigio errático”. Se trataba, a partir de la hipótesis de Bachofen de que el Matriarcado había sido universal antes del Patriarcado, de buscar sus restos o indicios para imaginar un mundo post-patriarcal. De ese modo, la antropofagia se convertía

en un modo de leer la temporalidad y el Matriarcado como llave para hacer la crítica del presente; que era, en definitiva, un cuestionamiento del Estado, la propiedad privada y las formas de dominación patriarcal.

A mediados de la década del cincuenta, Flávio inicia los estudios sobre la moda que finalizarán con la Experiencia número 3. En estos textos, que después recopilaría en su libro A moda e o novo homem, Flávio aplica la Errática al estudio de la historia y basa su estudio en aspectos marginales como ser las vestimentas, la bijouterie o los volados de las prendas: objetos de la moda, como “sobrevivências-vestígios”, que adquieren sentido cuando son desplazados de una posición marginal a un lugar central. Con este gesto transforma el vestigio anacrónico en síntoma, revelando una contradicción que hace productiva la lectura. Como Oswald, aprendió de J.J.Bachofen que lo primitivo no es lo antiguo sino algo que actúa permanentemente en las diferentes constelaciones históricas del presente8

En 1958, Flávio emprende la experiencia número 4 con un viaje al Amazonas en busca de una tribu supuestamente perdida de indios rubios de ojos azules que menciona Fray Carbajal en 1541 cuando recorrió la selva amazónica con la expedición de Francisco Orellana9. Con esta expedición transforma la mirada especulativa del movimiento antropofágico, basado en fuentes históricas y escritas, en una etnografía en acción. Si bien la expedición de Flávio fue un fracaso (se peleó con sus compañeros de travesía y nunca pudo realizarla), sus experiencias fueron una encarnación y una puesta en performance de los principios antropofágicos postulados a fines de los años veinte10.

Los años de la posguerra hasta su muerte fueron difíciles para Oswald en términos de reconocimiento. Su ausencia en la Apresentação da Poesia Brasileira (seguida de uma pequena antologia) de Manuel Bandeira, publicada en 1946 pero con diversas reediciones, no era menor, tratándose de un poeta como Bandeira que, por un lado, oficiaba como legitimador del canon, y, por otro, había sido aliado en viejas batallas. “Tanto os ‘poemas’ de Pau-Brasil como os do Primeiro caderno e os de Cântico dos cânticos –escribe Bandeira en el prólogo– são versos de um romancista em férias”11. Si bien en 1945 publica Poesias reunidas O. Andrade, el neoclasicismo de la generación del 45 no daba un marco propicio para la apreciación de su obra. Aunque el arte concreto parecía no ser el programa más adecuado para rescatar su figura (si bien compartían el impulso constructivo, se distanciaban en su concepción de lo racional), serán

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Décio Pignatari, Augusto y Haroldo de Campos –los jóvenes poetas que después crearán la poesía concreta–quienes lo visiten en su departamento, por intermedio de Mário da Silva Brito, y se interesen por su poesía concisa, antimetafórica y ajena al verso lírico convencional. Otro poeta joven que se acercó a Oswald fue Ferreira Gullar, quien narra así su encuentro: “Creio que foi em 1953 que eu, ao entrar na livraria da editora José Olympio, então na rua do Ouvidor, deparei-me, sobre um balcão, com vários exemplares do livro Serafim Ponte Grande, de Oswald de Andrade, a preço de liquidação”12. Oswald estaba en “liquidação”, algo que la antología de Bandeira había refrendado: tenía un lugar en la historia del modernismo por su liderazgo, pero su poesía no pasaba de ser una “brincadeira”.

En “nova poesia: concreta”, manifiesto de Décio Pignatari publicado en la revista ad – arquitetura e decoração en mayo de 1957, no solo se cita un fragmento de Oswald sino que Décio utiliza el mismo método del poema readymade “Biblioteca Nacional” de Pau Brasil para hacer un poema con los títulos de los poemarios publicados en los últimos años:

praia oculta

claro enigma

narciso cego a obscura efígie 13

Son reconocimiento de poetas que estaban comenzando a hacer su camino pero que unos años después serían fundamentales para la consagración de Oswald.

3. Resistencia a la autoridad

A Ze Celso Martinez Corrêa no le gustaba O Rei daVela Es más, lo irritaba. En la lectura grupal que hizo a principios de los años sesenta encontró el texto “modernoso e futuristoide”14. Debieron pasar algunos años para que la obra apareciera bajo una nueva luz. ¿Qué es lo que había sucedido entre la lectura irritada de principios de la década y la adaptación celebratoria estrenada, en 1967, por el Teatro Oficina? Muy sencillo: habían cambiado los modos de leer, la interpretación de la cultura y la función de la literatura. En el Brasil cultural de principios de los sesenta, marcado por la creencia en el desarrollo y las políticas de izquierda, la obra no permitía un distanciamiento a lo Brecht y mucho menos la posibilidad de construir un punto de vista aleccionador y, de algún modo, superador sobre la realidad (como era habitual en el teatro progresista de esos años). El golpe

de 1964, a la vez que instauró el autoritarismo y empoderó a los sectores más reaccionarios, reveló también la apatía popular, la incapacidad de la dirigencia política y una democracia en la que no faltaron pasos de comedia. Para aquellos que, opuestos al golpe militar, ya no creían en las tácticas políticas culturales tradicionales (una pedagogía de izquierda que había calado hondo), la salida irreverente, autocrítica e iconoclasta resultó una salida. Leída desde ese lugar, O Rei daVela se revelaba repleta de posibilidades.

Aunque el cineasta Glauber Rocha nunca fue un adepto a Oswald (más bien tenía reticencias que cedieron parcialmente hacia finales de la década), el estreno de Terra em transe fue fundamental en la puesta en escena de Ze Celso y, de hecho, se la dedica. En palabras de Ismail Xavier, el film “desmontava o teatro populista”15, y ponía el acento en la tragicomedia de la sociedad brasileña (sin ceder a fáciles discursos o tramas redentoras). Personajes como los dos intelectuales de O Rei da Vela, como Cristiano de Bensaúde y Pinote, seguían siendo “irritantes” pero, después del golpe militar y de Terra em transe, sintomáticos, representativos y con una pizca de gracia absurda (y, en definitiva, más pedagógicos que cualquier modelo impoluto de intelectual que pudiera presentar a la izquierda). Terra em transe, de Glauber, y otros textos de Oswald le revelarán a Ze Celso lógicas que en la lectura anterior habían quedado ocultas: el sarcasmo, la crítica al nacionalismo y al colonialismo, la acentuación de lo circense y una crítica al poder que difería del teatro militante que, en ese entonces, se oponía a la dictadura.

Pero no solo el Cinema Novo y Glauber modificaron la postura del director teatral. El mismo año del estreno de la obra, Chacrinha desembarcaba en la TV Globo con dos programas: A Buzina do Chacrinha, emitido el domingo a la noche, y A Discoteca do Chacrinha, los miércoles a las 20:30. En el “Manifesto de Oficina”, Zé Celso habla de la “chacriníssima realidade nacional”, en un gesto que recuerda al que Oswald tuvo con Piolín. Lo payasesco, el elemento clown, que en una primera lectura parecían no condecirse con la seriedad que exigía la militancia y la crisis política, vuelve en 1967 como grotesco crítico, ambivalencia carnavalesca y, como yapa, posibilidad de participar en la arena circense de los medios masivos. El payaso descarta el distanciamiento brechtiano y pone en el cuerpo el drama cómico de la repetición, lo incomunicable y el absurdo. En la relectura de los sesenta, O Rei da Vela trae otro modernismo: el que trabaja con clisés, la desmesura, el mal gusto y todos los elementos de los medios masivos depreciados

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Abaporu, obra de Tarsila do Amaral

por la cultura de elite. La experiencia posterior al golpe del 64 encontraba en la obra –leída a la luz no de la militancia del Oswald, que la escribió en la década del treinta, sino del Manifiesto de 1928– la posibilidad de cuestionar el estado de la cultura brasileña, sus límites y sus distribuciones: una herramienta para criticar el nacionalismo y la distancia entre la cultura de elite y la cultura de masas.

El legado de Oswald funcionaba aunque con diferencias en todas las artes y la antropofagia fue invocada en el arte por Hélio Oiticica, en poesía y música por los integrantes del grupo Invenção y en el polémico mundo de la canción por los tropicalistas. La incorporación de los medios masivos a una obra de arte de alto repertorio fue lo que hizo Hélio Oiticica en su fundamental Bólide Caixa 18 Poema Caixa 2, Homenagem a Cara de Cavalo: la foto tomada de un diario no sólo implicaba el retorno de la figura humana (en un arte, el concreto, que la vedaba) sino de un lenguaje de los mass-media que daba cuenta de la necesidad de posicionar al artista frente a lo que estaba pasando políticamente. Por un camino diferente al de Zé Celso, como lo puso de manifiesto en uno de sus textos, Oiticica señalaba que la Antropofagia sólo podría actualizarse según una “vontade construtiva geral”16. Anarquista por formación (su abuelo fue un importante militante a principios de siglo), a Oiticica le interesaba más acoplar los procesos orgánicos a lineamientos constructivos y sacar el máximo partido de esa tensión. Así lo hizo en Tropicália, obra de 1967 que le inspiró a Caetano el nombre del movimiento y que incluía construcciones geométricas con animales vivos (papagaios) y el cuerpo del espectador en espacios que denominó penetráveis. Se trata, en palabras de Oiticica, de la “obra mais antropofágica da arte brasileira” tanto por su ambiente tropical irónico como porque devora el cuerpo del espectador y lo transforma. Esta visión constructiva del cuerpo, como campo de experimentación y sensorialidad será central también en la obra de Lygia Clark, quien se inspirará en el dispositivo oswaldiano, sobre todo en sus obras Canibalismo (1973) y Baba antropofágica (1981), en las que se pregunta si esa simbiosis comunitaria de los cuerpos no será una forma de antropofagia arcaica17.

Los integrantes del grupo Noigandres, que publicaban la revista Invenção, pusieron a Oswald como el origen de la posibilidad de superar el nacionalismo cerrado y la diferencia entre cultura de elite (Jaspers) y cultura de masas (Tarzán), en un texto sin firma que funciona como una manifiesto de lo que fue el último número:

& lançam mão do folclore outra vez que chato & se necessário lançarão mão da palavra nacionalismo & o que estamos vendo de nôvo em processo & a provincianização da cultura & não é à toa que certos trechos do Bicho lembram o Juca Mulato & que na capa da Revista Civilização Brasileira aparece aquele pescador típico dos velhos bons tempos & a rêde de nylon não apodrece não precisa secar pesa sete vêzes menos & os grandes países pesqueiros com barcos-fábrica e sonar para localizar cardumes são os primeiros interessados em financiar o nosso folclore [...] & e Oswald mostrou que é possível radicalizarse a média com Socrates & Tarzan & que são revoluções senão radicalizações da média?18

La radicalización de los mass média aparece descripta en el mismo texto como “geléia geral” (en referencia a una publicidad de un jarabe que curaba todos los males) fue retomada luego por Torquato Neto y Gilberto Gil en la canción “Geléia Geral”, donde también se incluyen varios fragmentos del Manifiesto de 1929. En esos recorridos de citas y referencias, Oswald se convertía en el hilo que juntaba a las diferentes perlas tropicalistas. En palabras de Caetano Veloso: “De hecho, si yo fuera rechazado por los sociólogos nacionalistas de izquierda y por los burgueses moralistas de derecha (o sea, por el camino medio de la razón), tuve en cambio el apoyo atraje o fui atraído- de los ‘irracionalistas’ (como Zé Agripino, Zé Celso, Jorge Mautner) y los ‘super-racionalistas’ (como los poetas concretos y los músicos seguidores de los dodecafónicos). Una figura, sin embargo, que yo estaba descubriendo en San Pablo entre los años 67 y 68, era visible por detrás de esos dos grupos que no siempre se aceptaron entre sí: Oswald de Andrade” 19

La metáfora de la devoración permitía, en un movimiento brusco, deshacerse del nacionalismo defensivo y de distribuciones culturales rígidas entre cultura de elite y cultura de masas. “Geléia geral”, de Gilberto Gil y Torquato Neto, crea un caleidoscopio de imágenes pero las dispone como si fuera un relicario, combinando barroco histórico y cultura pop, folklore y poesía de vanguardia, naturaleza y cultura:

Não vê no meio da sala

As relíquias do Brasil

Doce mulata malvada

Um LP de Sinatra

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Maracujá, mês de abril

Santo barroco baiano

Super poder de paisano

Formiplac e céu de anil

Três destaques da Portela

Carne seca na janela

Alguém que chora por mim

Um carnaval de verdade

Hospitaleira amizade

Brutalidade jardim

Ê bumba-yê-yê boi

Ano que vem, mês que foi

Ê bumba-yê-yê-yê

É a mesma dança meu boi20

Que haya entre las reliquias “un LP de Sinatra” o “formiplac” son el efecto de la visión anticolonialista de Oswald que no pasaba por un rechazo de lo extranjero sino por una crítica de los universales metropolitanos o europeos. Que convivan “bumba meu boi”, “yê-yê-yê”, “brutalidade jardim” (cita de Serafim Ponte Grande) y “pilão de concreto” habla de conexiones entre la cultura de elite y la de masas, mediante montajes y fricciones.Y que haya un “santo barroco” y un “céu de anil” es, entre otras cosas, la expresión de una temporalidad que no responde a la imagen de un Brasil moderno y desarrollado. La antropofagia dotaba de una teoría y una autoconciencia a todas estas operaciones artísticas.

La presencia de Oswald jamás abandonó a los integrantes de Tropicália, a Zé Celso, los poetas concretos o Hélio Oiticica y Lygia Clark. Funcionó como un dispositivo que por momentos se ocultaba pero que seguí operando, como puede verse en Ultimos dias de Paupéria (1973) de Torquato Neto o en las revisiones de Augusto de Campos, desde la Revista de Antropofagia (edición facsimilar en 1975) a su Pagu vida-obra de 1982. En Caetano Veloso, las referencias a Oswald continuaron, desde la musicalización de sus poemas (“Escapulário” en Jóia) a utilización de metáforas antropofágicas (“Vamo comer” en Caetano) al uso de los dibujos de Hélio Eichbauer para la escenografía de O Rei da Vela en la tapa de Estrangeiro. Sin embargo, más que una cita en particular, es mucho más importante lo que la antropofagia oswaldiana le permitió al músico bahiano: una incorporación sin límites, una devoración de todos los repertorios (que incluyen el latinoamericano en Fina Estampa, el norteamericano en A Foreign Sound, el italiano en Federico e Giulietta) y una preocupación por lo nacional, que no tiene que ver con una actitud previa de aceptación y rechazo sino en la capacidad de tomar

posesión de todas las canciones y, en ese gesto, colorearlas con la diferencia nacional. “A idéia do canibalismo cultural servia-nos, aos tropicalistas, como uma luva. Estávamos ‘comendo’ os Beatles e Jimi Hendrix. Nossas argumentações contra a atitude defensiva dos nacionalistas encontravam aqui uma formulação sucinta e exaustiva”21. El rescate de Oswald fue una respuesta al autoritarismo y también la puesta en circulación de un dispositivo (la antropofagia con la metáfora de la devoración) que permitió rediseñar la producción y el consumo cultural de los años posteriores al golpe de 1964.

4. Un Oswald afectivo

El proceso de canonización de Oswald de Andrade comienza entonces en 1964 y durará aproximadamente cuatro años. En el nuevo contexto posterior al AI-5, Oswald continuará siendo una fuente saludable de anarquismo pero ahora no tanto en clave de teoría de la cultura. El Oswald que se presenta es más afectivo (en consonancia con el antiintelectualismo del periodo22), más sexual y comunitario. Las lecturas comienzan a hacerse desde las políticas menores o marginales, y se recupera lo coloquial e irónico de su poesía y de su prosa. La dura objeción de Bandeira, de que Oswald como poeta se expresaba “irónicamente como se estivesse a brincar”23, era leída ahora de modo celebratorio. Los escritos periodísticos de Torquato Neto, el cine marginal pero también el cinema novo, los “poemas piada” y el “poema minuto” de la poesía marginal, el Jornal Dobrabil de Glauco Mattoso y su “manifiesto Coprófago”, el neologismo “antropofálico” del movimiento poema pornô: desde diferentes grupos y con diferentes objetivos se recupera a un Oswald de bolsillo, de formas breves que podían actuar, en el duro panorama posterior al AI-5, como píldoras antidictatoriales. Aunque no tuviera la centralidad de la que gozó en el Tropicalismo (Drummond, Cabral y el mismo Bandeira eran también referencias importantísimas), algunos de sus poemas, de sus ocurrencias y de sus escritos (sobre todo el Manifesto Antropófago) ya forman parte del aire cultural que se respira. Si en los sesenta Oswald y la antropofagia sirvieron para ocupar el centro de la escena cultural para disputarle la imagen a la dictadura24, en los setenta colabora en la formación de grupos que hacen un culto de la marginalidad como modo de escapar al clima sofocante impuesto por el gobierno.

Para los poetas de la llamada generación mimeógrafo, la síntesis del poema-piada permitió hacer poemas de comunicación rápida y con toda la complicidad que suponen los silencios y los sobreentendidos. En

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estas composiciones, se recupera la dicción más coloquial e infantil de Oswald, buscando dicciones de la intimidad y de una subjetividad que se siente amenazada. Y aunque la presencia de Drummond es la que domina, imposible no evocar a Oswald en poemas como “Jogos florais” de Cacaso o en su libro Grupo escolar, que guarda reminiscencias de Primeiro Caderno do aluno de poesia Oswald de Andrade. También Leminski o Chacal tienen un “verso twitavel” que recuerda al Oswald de los manifiestos, de sus polémicas, de sus poesías o del Dicionário de Bolso25 . Otro grupo marginal, más vinculado a la poesía concreta y al tropicalismo, se expresó a través de una serie de revistas experimentales en las que la presencia de Oswald –explícita o no– es innegable. Son muchísimas, de vida efímera o intermitente: Poesia em greve, Código, Artéria, Através, Bric a brac y, sobre todo, Navilouca, dirigida por Torquato Neto y Wally Salomão, que llegó a publicar un solo número. En el poema “Soneterapia”, incluido en Navilouca, Augusto de Campos practica una forma tradicional (el soneto) con fines irónico-terapéuticos: “na geléia geral da nossa história/ sousândrade kilkerry oswald vaiados/ estão comendo as pedras da vitória” 26

Augusto de Campos fue fundamental para legarle a los poetas más jóvenes varias de las obras de Oswald, que todavía en los setenta eran de difícil acceso, y sobre todo una actitud de resistencia a las “vaias”, una tradición en la que tuvo un carácter de amuleto su poema “Viva vaia”, dedicado a Caetano Veloso. Oswald aparece acompañado en el poema por Sousândrade y Kilkerry sobre quienes Augusto de Campos había hecho un trabajo de ReVisión (el primero junto con su hermano Haroldo). La ReVisión consiste en un recorrido a contra-

pelo del archivo con criterio de valor actuales para rescatar obras o autores olvidados (olvido producido por la radicalidad de esas intervenciones y la resistencia que producían en la estética de su época). Las revisiones que hizo Augusto de la antropofagia fueron fundamentales. En 1975, Augusto prologó una edición facsimilar de la Revista de Antropofagia con una introducción titulada “Revistas Re-Vistas: O antropófagos”, y en 1984 la edición también facsimilar de O homem do povo, periódico dirigido por Oswald27. Este último rescate formó parte de una investigación mayor que fue la que Augusto llevó a cabo con Lygia Azeredo sobre Patrícia Galvão “Pagu” y que resultó en el libro Pagu vida-obra de 1981. Augusto subrayó al Oswald más rebelde, reconstruyó su enfrentamiento con los estudiantes de la Facultad de Derecho y puso en circulación documentos que, junto con la rehabilitación de una luchadora política y feminista como Pagu, mostraron los aspectos más revolucionarios de la antropofagia. Así, la edición facsimilar de la Revista de Antropofagia reveló que el “Primeiro Congresso Brasileiro de Antropofagia”, anunciado en 1929, proponía el “divorcio”, el aborto (la “maternidad consciente”) y la eutanasia (o “impunidade do homicídio piedoso”). La antropofagia no sólo era una metáfora cultural gastronómica sino un programa que implicaba cambios muy profundos28

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Retrato de Oswald de Andrade y Julieta, de Flavio de Carvalho

Tan fuerte es la presencia de Oswald una vez construido su monumento, que también en el cine hay una disputa sobre su legado. Joaquim Pedro de Andrade adapta en 1969 Macunaíma de Mário de Andrade con una visión claramente antropofágica (salpica la adaptación de anacronismos y apropiaciones audaces) y en 1981 filma O Homem do Pau-Brasil, en el que el personaje de Oswald es interpretado por un actor (Flávio Galvão) y una actriz (Ítala Nandi), subrayando la matriz erótico-afectiva con la que se leía su obra en los setenta. Otros directores del Cinema Novo, también se animan con Oswald: Zelito Viana adapta Os condenados (1975), y Nelson Pereira dos Santos realiza Como era gostoso o meu francês (1971) en el que la antropofagia le permite trazar una crítica del colonialismo29

Las del cinema novo son básicamente lecturas históricas que componen alegorías de lo nacional, de un modo marcadas por el único texto que Glauber le dedicó íntegramente a Oswald (“Tropicalismo, antropologia, mito, ideograma” de 1969) en el que hace una interpretación tropicalista de Antonio das Mortes y llama a

“superar o desenvolvimento com os meios do subdesenvolvimento” y a rechazar la “cultura ocidental”30 . Son acercamientos, de todos modos, que siempre guardan una distancia con la posición antropofágica porque el cinema novo nunca se despojó de cierto mesianismo, es decir, de la esperanza de que el Estado asumiera sus principios, sus alegorías y sus imágenes. Para descolonizar antropofágicamente, entonces, según el cinema novo, era necesario volver a contar la historia, sea la de los años modernistas (O Homem do Pau-Brasil) o de los tiempos de la conquista (Como era gostoso o meu francês). Esta óptica no puede desligarse de la fundación de Embrafilme en 1969 y el intento de disputarle la producción de imágenes al Estado en su propio territorio, así como una búsqueda del pueblo (impulso en el que no es difícil ver un mesianismo muy propio de Glauber que emanaba desde su figura paternal hacia otros directores).

Para el cinema marginal o los udigrudi (como se los llamaba despectivamente), en cambio, había que internarse en el discurso de los medios y desde el margen hacer explotar las imágenes de nación y de la cultura oficial31

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Obra de Tarsila do Amaral

De ahí la importancia de considerar el lenguaje del cine y desarmarlo desde adentro. No había como en el Cinema Novo una idea de construir un nacional alternativo sino de desintegrarlo. La inspiración de Oswald fue fundamental: Rogério Sganzerla señaló la importancia de la antropofagia en su obra en diversas ocasiones y Júlio Bressane no sólo hizo un film que glosa el Manifiesto (O Monstro caraíba de 1975) sino que convirtió a Oswald en el personaje de uno de sus filmes (Tabú de 1982)32. Al crear un encuentro de Oswald con el músico Lamartine Babo (interpretado por Caetano Veloso), Bressane rescata ese legado en el que conviven la cultura de elite y la cultura de masas. Más allá de que se trata de una proyección que no se ajusta a datos históricos, no se trata –una vez más– del Oswald que realmente fue sino de lo que su figura posibilitó. De ahí la importancia que adquirió su frase “a massa comerá o biscoito fino que eu fabrico”, que Haroldo de Campos puso en circulación en “Uma poética da radicalidade” a partir de un artículo periodístico de Mário da Silva Brito33 La frase, que admite una lectura elitista, fue leída como profética.

La apertura sexual, pese a la dictadura, que se vivió en los años setenta de Brasil también recaló en Oswald. No era difícil unir el desbunde al hombre desnudo. El legado se expresa en posturas vanguardistas como las que asumió Glauco Mattoso en el “Manifesto Coprófago” del Jornal Dobradil (“A justificativa era a ANTROPOFAGIA oswaldiana”), pero también en la revista pionera de activismo gay Lampião da esquina cuyo primer número incluía un poema titulado “Antropofagia”, de Franklin Jorge (integrante de movimiento de poesía pornô), para referirse al acto sexual.También la película de uno de sus miembros del Conselho editorial, João Silvério Trevisan (Orgia ou o Homem que deu cria, 1970), incluía el recitado de un poema de Oswald. En el número 33 (1981) de la revista, el crítico Jorge Schwarz escribe sobre Mattoso y comenta: “Ao meu ver. Glauco é um enfant terrible de Oswald de Andrade. Do fechadissimo clube da Antropofagia. ele revela-se um dos membros mais devoradores da tribo”.

5. El giro conceptual

En 1980, Haroldo de Campos escribió el ensayo “Da razão antropofágica: diálogo e diferença na cultura brasileira” en el que reivindica la antropofagia como modo de lectura y herramienta de construcción de una historia de la literatura. Para Haroldo, los antropófagos son los nuevos bárbaros que hacen una “expropiação, reversão, desieraquização” de la literatura universal34. Esta operación supone varias innovaciones en la interpretación del legado oswaldiano: propone un

“Nacionalismo Modal”, abierto a los flujos universales, que se opone al “Nacionalismo Ontológico”, cerrado y endógeno. Implica, más allá del título del ensayo, la latinoamericanización de Oswald cuya teoría pasa a formar parte de una constelación mayor con Alfonso Reyes, Jorge Luis Borges, Lezama Lima y Octavio Paz, entre otros35. Y, finalmente, opera un giro conceptual: aunque siga teniendo relevancia en las prácticas artísticas, lo fundamental es cómo opera en los debates teóricos36

El ensayo de Haroldo aparece en un contexto en el que el concepto de cultura comienza a ocupar un lugar central y los debates sobre la modernidad, de una modernidad no autoritaria, crecen en función de lo que ya se anuncia como un retorno de la democracia en la región. Las intervenciones en el presente dependen ahora de la lectura de la historia, de los modos de recorrer el archivo y de entender la diferencia de la cultura latinoamericana en el debate por los universales. Por eso Haroldo ataca con tanto énfasis el concepto de “subdesarrollo”37 que había sido clave en los años sesenta: por un lado, reivindica la modernidad de los aportes literarios y artísticos que no pueden ser subordinados al contexto socioeconómico (tesis de Ferreira Gullar en su Vanguarda e Subdesenvolvimento) y que tienen valor universal; y, por otro, propone frente a las concepciones lineales y evolutivas de la historia literaria (entendidas como formação, otro concepto clave en los debates brasileños), un pensamiento por constelaciones, esto es, por actualizaciones sincrónicas del pasado y relaciones analógicas. Haroldo combina así la visión antropofágica con las metáforas astronómicas, uno de los dispositivos más productivos de su invención poética como lo muestran algunos de sus títulos: Xadrez de estrelas (percurso textual 1949-1974), Signantia quase coelum, Signancia Quase Céu, Galáxias, A máquina do mundo repensada. Ya en “Lirismo e participação”, publicado originalmente en el suplemento literario do Estado de São Paulo (6.7.1963) y después incluido en Poesias reunidas de Oswald de Andrade, Haroldo había comparado los poemas de Oswald con Hiroshima mon amour (1959) de Alain Resnais, rescatando el “pensamento por imagens”. En vez de proceder por acumulación y crecimiento (como hace la formación), Haroldo propone la constelación, el montaje y la actualización.

El concepto de “antropofagia” es una herramienta, entonces, para enfrentar la cuestión de la temporalidad cultural y literaria y las relaciones entre Europa y América. Aplicado al poeta barroco Gregório de Matos, revela su potencia heurística y polémica. En 1977, Augusto de Campos lo llamó “nosso primeiro antropófago”38

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y, en 1972, Caetano grabó una versión antropofágica de “Triste Bahia” en su disco Transa. Objetada la operación como anacrónica por algunos críticos, justamente el anacronismo es el motor de conocimiento del método haroldiano, sea porque es sincrónico-retrospectivo (el presente se reconoce como criterio de valor) o porque realiza, al modo de Oswald (como hizo, por ejemplo, cuando rechazó el calendario gregoriano y fechó el manifiesto por la devoración del obispo Sardinha), recorridos alternativos a contrapelo de la historia oficial. La metáfora de la antropofagia (devorar al otro para absorber sus fuerzas) era tan amplia como efectiva: contenía una pizca de autosatisfacción y permitía salirse de un proceso que a menudo había sido comprendido de un modo unilateral y simplista como cuando se sugería que las vanguardias latinoamericanas eran una imitación de la europea o se afirmaba que la cultura brasileña estaba sometida a lo que llegaba de afuera. Este sentido común era desplazado por otro, más triunfalista –es cierto– pero también más productivo. Convertido por el giro conceptual en un modo transversal de entender la cultura, algunos usos muestran la eficacia y la pertinencia del concepto en diferentes áreas como en las artes plásticas (la Bienal de São Paulo de 1999 titulada “Antropofagia”); en la antropología (los estudios de Eduardo Viveiros de Castro) o en la literatura marginal con la “Semana de Arte Moderna da Periferia / Antropofagia”, de 2007.

Si la intervención de Haroldo de Campos produjo una latinoamericanización de la figura de Oswald y una teorización de sus aportes críticos, la 24ª Bienal de São Paulo de 1999, curada por Paulo Herkenhoff y Adriano Pedrosa, implicará una internacionalización y un punto de vista posible para leer la producción artística universal. De hecho, el “Núcleo histórico: antropofagia e histórias de canibalismos”39, comienza con São Paulo (1924) de Tarsila y Le radeau de la Méduse (1819) de Théodore Géricault, que retrata un naufragio y el canibalismo que le sucedió entre los sobrevivientes. El montaje no sólo exhibe una operación temporal desplazada sino que sirve principalmente para hacer una crítica del eurocentrismo en la historia del arte: un concepto lanzado desde la periferia destruye los esquemas jerárquicos y derivativos con los que se han construido las historias del arte. Al evitar una selección temática, la antropofagia confirma su carácter teórico y su capacidad para cuestionar la autoridad eurocéntrica en términos temporales, nacionales y también estéticos: se abandona la figura del árbol por la de la diferencia. La antropofagia es anticolonialista pero no desde el regionalismo, el nacionalismo

cerrado o la particularidad, sino porque amplía drásticamente el universal cosmopolita y cuestiona el modo en que los universales se han dado históricamente (“a pobre declaração dos direitos do homem” como dice el Manifiesto).

Otro aporte desde otra disciplina (la antropología) fue el de Eduardo Viveiros de Castro. Tiene su importancia porque las visiones de Oswald parecían desligadas del trabajo de campo, etnográfico y antropológico. El indio de Oswald era más literario que etnográfico y aunque demolía al indio romántico, dependía de él. En el movimiento antropofágico, el indio (la figura del indio) era empleado para hacer la crítica del Estado y la sociedad patriarcal. La diferencia con el romanticismo no estaba tanto en el cambio de signo de la valoración del indio (del buen salvaje al mal salvaje) sino en que separaba al indio del Estado (específicamente el Estado nacional que se había construido alrededor del indio como figura emblemática) y lo oponía. Ya acá puede hacerse una relación entre textos que los modernistas habían compilado para la bibliotequinha antropofágica y la tesis de Pierre Clastres de pensar a las tribus tupíes como “sociedades contra el Estado”40. Sin embargo, el antropólogo Eduardo Viveiros de Castro fue más lejos y, desde su teoría del perspectivismo amerindio, sostuvo que “la antropofagia fue la única contribución realmente anticolonialista que generamos […] Oswald lanzaba a los indios hacia el futuro y para lo ecuménico; no era una teoría del nacionalismo, de retorno a las raíces, del indianismo. Era y es una teoría realmente revolucionaria […] No hizo trabajo de campo como Mário de Andrade pero tenía un fuego retórico superior: su inconsecuencia era visionaria. Tenía un punch incomparable. Si Mário fue el gran investigador de la diversidad, Oswald fue el gran teórico de la multiplicidad, una cosa muy diferente”41. La frase del manifiesto “só me interessa o que não é meu”, que inspiró a tantos escritores y artistas, encontró en el “perspectivismo” una confirmación de que la posesión, entre los indios, podía pensarse en oposición al concepto de propiedad.

Otra relectura fue la que realizaron los movimientos de la llamada literatura periférica o marginal a principios del siglo XXI. “No dia 4 de novembro de 2007, na principal avenida da Zona Sul de São Paulo, os comerciantes foram surpreendidos pela caminhada de um grupo de pessoas vestidas com camisetas que estampavam a expressao “Semana de Arte Moderna da Periferia”, e que avancavam aos gritos de: “É tudo nosso!”. Tratava-se, sem duvida, de uma referencia a famosa Semana de 1922 que teve a antropofagia como

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principal ramificação”42. Las escrituras y lecturas que desencadenaron estos encuentros, llamados saraus, realizados principalmente en la periferia de la ciudad de São Paulo, retomaron la noción de apropiación de la antropofagia pero ahora con un sentido de crítica a la elite cultural brasileña y de la necesidad de abrir la literatura a nuevas voces y a otros valores para considerar los productos literarios. Aunque Oswald no solo formaba parte sino que cultivaba el elitismo tan característico de la literatura brasileña, las diferentes relecturas a la que fue sometido y, sobre todo, su poder aforístico y sus sarcasmos contra todo lo que fuera oficial hicieron que quienes irrumpían en el centro de la ciudad desde la periferia pudieran invocar su nombre, como alguien estratégico, porque está tanto adentro como afuera, que los legitimaba sin convertirlos en oficialistas.

La clave de lectura a partir de los ochenta estuvo marcada por el giro conceptual que si bien tenía el riesgo de disolverse en una metáfora vacua, también sirvió como un dispositivo que activó diferentes prácticas y poéticas: Oswald ya está en el aire, no es propiedad de nadie, sino de quienes deciden comérselo.

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1 Memórias sentimentais de João Miramar. 2ª. ed. São Paulo, Difusão Europeia do Livro, 1964 (Antonio Candido. “Prefácio”, pp. 5-7; Haroldo de Campos. “Miramar na mira”, pp. 9-46); A marcha das utopias. Rio de Janeiro, Ministério de Educação e Cultura, 1966. Os Cadernos de Cultura 139; Poesias reunidas de Oswald de Andrade São Paulo, Difusão Europeia do Livro, 1966. (Haroldo de Campos. “Uma poética da radicalidade”, pp. 7-54; Paulo Prado. “Poesia Pau-Brasil”, pp. 59-63); O Rei da Vela São Paulo, Difusão Europeia do Livro, 1967 (Sábato Magaldi. “Teatro: marco zero”, pp. 7-16; Mário Chamie. “A vela do pan-sexualismo”, pp. 17-27; Fernando Peixoto. “Uma dramaturgia lúcida e radical”, pp. 28-44; “O Rei da Vela: manifesto do Oficina”, pp. 45-53; Orelha de Haroldo de Campos).

2 Ver por ejemplo la rememoración de Décio de Almeida Prado en su texto “Uma perspectiva crítica sobre Oswald de Andrade” publicado en el Estado de São Paulo (8 de octubre de 1967).

3 Publicada como libro por Livraria do Globo, Porto Alegre, 1944, los adelantos del libro salieron en el suplemento cultural de O Estado de São Paulo

4 Mário de Andrade. “O Movimento Modernista” en: O Estado de São Paulo, 22 de febrero de 1942.

5 Mário de Andrade. “O movimento modernista” en: Aspectos da literatura brasileira. São Paulo, Martins, 1968, pp.241, 255, 242 respectivamente. Nótese que dice “salão de Tarsila” y suprime a Oswald, algo de lo que el autor del “Manifesto Pau-Brasil” se quejó en uno de sus textos.

6 Mário de Andrade. “O movimento modernista” en: Aspectos da literatura brasileira., op.cit., p. 231 y 251.

7 Ponta de lança. São Paulo, Globo, 1991, p. 54.

8 Flávio acompañó la publicación del libro con una performance en la que salió a caminar por las calles de San Pablo con su vestimenta tropical. Flávio de Carvalho fue, en palabras de Diana Taylor, el primer performer de América Latina. Ver: Taylor, D. Perfomance. Buenos Aires, Asunto Impreso, 2012,

9 Sobre esta experiencia ver la reconstrucción que hace Luz Horne a partir del archivo de Flávio depositado en la Universidad de Campinas en: Futuros menores. Suspensión del tiempo moderno y nuevos modos de habitar el mundo (Brasil 1950-2020). Santiago de Chile, Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2021.

10 Resulta difícil determinar por qué Flávio no fue incluido en la reivindicación de Oswald en los sesenta, tal vez su oposición al arte concreto con el que tuvo una relación conflictiva explique su aislamiento o acercamiento a otras figuras (en los años sesenta, por ejemplo, a Gilberto Freyre).

11 Ver: Apresentação da poesia brasileira, seguida de uma antologia. São Paulo, Cosac Naify, 2009, p. 164. La exclusión no era un olvido o una supresión de Oswald, él estaba en realidad incluido en el prólogo donde se reproducían varios de sus poemas. En un rechazo que confirmaba su lugar vanguardista, Oswald quedaba como un antilírico que no entraba en el “panorama da poesia brasileira”. La antología fue muy importante en su momento como lo muestra la publicación en castellano en 1951 por la prestigiosa editorial mexicana Fondo de Cultura Económica, por lo que Oswald quedaba –paradójicamente– fuera de la poesía de exportación.

12 Ferreira Gullar. “Redescoberta de Oswald de Andrade” (“Ilustrada”, Folha de São Paulo, 17 de julho de 2011. En línea: https:// www1.folha.uol.com.br/fsp/ilustrad/fq1707201122.htm).

13 Incluido en Augusto y Haroldo de Campos y Décio Pignatari Teoria da poesia concreta, Teoria da poesia concreta (Textos críticos e manifestos 1950-1960). São Paulo, Ateliê Editorial, 2006, p. 70. El poema de Oswald coloca en versos títulos aparentemente tomados al azar de

la Biblioteca Nacional, en un método que recuerda al readymade duchampiano de ‘hacer’ obras con materiales tomados de la realidad.

14 “Manifesto de Oficina”, O Rei da Vela, São Paulo, Companhia das Letras, 2017 , p.91.

15 “Considerações sobre a estética da violência” en: Sertão mar (Glauber Rocha e a estética da fome), São Paulo, CosacNaify, 2007, p.196.

16 “No Brasil os movimentos innovadores apresentam, em geral, esta característica única, de modo específico, ou seja, uma vontade constructiva marcante. Até mesmo no Movimento de 22 poder-seia verificar isto, sendo a nosso ver, o motivo que levou Oswald de Andrade à celebre conclusão do que seria nossa cultura antropofágica, ou seja, redução imediata de otdas as influências externas a modelos nacionais. Isto não aconteceria não houvesse, latente na nossa maneira de apreender tais influências, algo de especial, característico nosso, que seria essa vontade constructiva geral”, Hélio Oiticica: “Esquema geral da nova objetividade”. Aspiro ao grande labirinto. Rio de Janeiro, Rocco, 1986 p.85. El texto en el que Oiticica se distancia de la puesta de O Rei da Vela lleva la fecha del “4 de março de 1968” y se encuentra en la p. 106.

17 Ver: “Writings by Lygia Clark 1968- MID 1980s” en: AA.VV. Lygia Clark. New York, MoMA, 2014, p. 243.

18 Las menciones remiten a las comparaciones que hace Oswald entre Sócrates, el DIP y André Gide y entre Karl Jaspers y Tarzán en la tesis “A crise da filosofia mesiânica”: “Um filosofo como Karl Jaspers não compreende o que significam para a massa democratica que sobe, o esporte, o recordismo, a gloria de Tarzan e a glamour girl”. Ver: A utopia antropofágica. São Paulo, Globo, 1990, p.145.

19 Verdade tropical. São Paulo, Companhia das Letras, 1997, p. 245.

20 Las citas están tomadas de Gilberto Gil, Todas as letras (Carlos Rennó, organização. São Paulo, Companhia das letras, 2003, pp. 105-106) aunque Gil hizo la música y la autoría de la letra pertenece a Torquato Neto.

21 Verdade tropical, op.cit., p. 247.

22 Ver para un retrato de la época el libro Impressões de viagem (CPC, vanguarda e desbunde: 1960/70) de Heloísa Buarque de Hollanda, São Paulo, Brasiliense, 1980.

23 A presentação da poesia brasileira, seguida de uma antologia. São Paulo, Cosac Naify, 2009, p.164.

24 Ver: Süssekind, Flora. Literatura y vida literaria. Polémicas, diarios & retratos. Rio de Janeiro, Jorge Zahar, 1985.

25 A expressão é de Chacal: “Chacal: o poeta dos silêncios”, entrevista de Paulo Henrique Pompermaier, Cult, 13 de julho de 2016 [En línea: https://revistacult.uol.com.br/home/63970-2/].

26 La frase “as pedras da vitória” pertenece a Sousândrade. Lo terapéutico hace referencia al efecto negativo que tuvo en Augusto la entrada en la Academia de Letras de su admirado João Cabral de Melo Neto en 1968. La revista salió, después de muchas dificultades, en 1974, cuando Torquato Neto ya había muerto. Para la producción de revistas marginales, ver Revistas na Era Pós-Verso: revistas experimentais e edições autônomas de poemas no Brasil, dos anos 70 aos 90 São Paulo, Ateliê Editorial, 2004) de Omar Khouri.

27 La edición facsimilar de la Revista de Antropofagia (São Paulo: Abril/Metal Leve, 1976) lleva el prólogo “Revistas Re-Vistas: O antropófagos” que fue reproducido también en Augusto de Campos: Poesia, antipoesia, antropofagia São Paulo, Cortez & Moraes, 1978 (hay una reedición con nuevos textos sobre Oswald: Poesia antipoesia antropofagia & cia. São Paulo, Companhia das Letras, 2015). La edición facsimilar de O homem do povo fue publicada en 1984 por la Imprensa Oficial do Estado. El prólogo “Notícia impopular de O Homem do

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Povo”, de Augusto de Campos, fue incluido también en su libro À margem da margem, São Paulo, Companhia das Letras, 1989.

28 Revista da Antropofagia, 2da dentição, número 15, 19/7/1929. Los otros ítems a discutir son los siguientes: “III –. / IV – Sentença indeterminada. Adaptação da pena ao delinquente. / V – Abolição do titulo morto. / VI – Organização tribal do Estado. Representação por classes. Divisão do paiz em populações technicas. Substituição do Senado e Camara por um Conselho Technico de Consulta do Poder Executivo / VII – Arbitramento individual em todas as questões de direito privado. / VIII – Nacionalização da imprensa. / IX – Suppressão das academias e sua subsituição por laboratorios de pesquisas. / (Outras teses serão posteriormente incluidas).” Las primeras tesis son de avanzada y se refieren a la familia y al cuerpo: pide por el divorcio (que en Brasil llegaría 48 años después, en 1977), el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo y el aborto (que todavía no fue legalizado) y a la eutanasia (que se legisla en 2012). Los tres primeras tesis dan una idea de la radicalidad del grupo y del foco político puesto en la familia y en la mujer.

29 Hubo otros filmes del Cinema Novo con esta revisión de la historia desde el punto de vista de los indios, como Uira, que no necesariamente están en la órbita de la antropofagia (este film se inspira en una investigación de Darcy Ribeiro).

30 “Tropicalismo, antropologia, mito, ideograma 69” en Revolução do Cinema Novo, Rio de Janeiro, Alhambra / Embrafilme, 1981, p. 119.

31 Para las polémicas del periodo entre los cinemanovistas y el cine marginal, leer el intrigante libro de Frederico Coelho: Eu brasileiro confeso minha culpa e meu pecado: cultura marginal no Brasil das décadas de 1960 e 1970, Rio de Janeiro, Civilização Brasileira, 2010.

32 “Minha ligação com esse pessoal todo, Caetano Veloso, Gal Costa, Gilberto Gil, é nossa disposição de voltar a Oswald de Andrade. Oswald é o ponto de ligação entre o meu trabalho e Caetano, Gil, os poetas concretistas de São Paulo, que têm essa nova perspectiva estética, e Fernando Coni Campos, Zé do Caixão” (Rogério Sganzerla: Encontros, Rio de Janeiro, Beco do Azougue, 2007, p.40). Para Bressane, ver: AA.VV. Júlio Bressane Cinepoética, São Paulo, Massao Onho, 1995.

33 La frase de Oswald fue transcripta por Mário da Silva Brito en “Mesa-redonda ou diálogo?”, Jornal de Notícias, São Paulo, 30 de octubre de 1949. La frase se convirtió en emblemática al punto que un sello discográfico muy importante la adoptó como título: Biscoito fino.

34 Texto de Haroldo publicado en la revista portuguesa Coloquio/ Letras en 1980 (p. 201); fue traducido o republicado en diferentes lugares e idiomas, en: Vuelta y Vuelta Sudamericana 1982 y 1986, en inglés en 1986, en francés y en italiano en 1989 y en alemán en 1990. En Brasil, fue publicado en el Boletim Bibliográfico de la Bibliotreca Mário de Andrade en 1983 (v.44, número 1-4, enero-diciembre).

35 En 1981, además, se publica Obra escogida de Oswald de Andrade en la célebre Biblioteca Ayacucho, fundada por Ángel Rama, que incluye por primera vez varias de sus textos en castellano. El prólogo le pertenece a Haroldo de Campos.

36 Esto también se verá en los trabajos de la academia norteamericana con el uso del concepto de antropofagia en los debates críticos. Ver, por ejemplo, los libros de Carlos Jáuregui, Sarah Castro-Klaren o David Jackson. Jorge Ruffinelli y João Cezar de Castro Rocha: Antropofagia hoje? Oswald de Andrade em cena, São Paulo, Realizações editora, 2011; Carlos Jáuregui. Canibalia. Canibalismo, calibanismo, antropofagia cultural y consumo en América Latina Ensayos de Teoría Cultural. Madrid, Iberoamericana, 2008.

37 Además del importantísimo “Literatura y subdesarrollo” (1970) de Antonio Candido, publicado originalmente en América Latina en su literatura, otros ensayos escritos en Brasil en la década del sesenta tienen como tema la relación entre cultura y subdesarrollo: Desenvolvimento e subdesenvolvimento (1961) de Celso Furtado, “Literatura e subdesenvovimento” (1969) de Antonio Candido, Vanguarda e Subdesenvolvimento (1969) de Ferreira Gullar, “Subdesenvolvimento e estrutura cinematográfica” (1969) de Glauber Rocha y “Cinema: trajetória no subdesenvolvimento” (1973) de Paulo Emílio Sales Gomes, entre otros. Candido menciona, al principio de su ensayo, el libro Desenvolvimento e cultura (O problema do estetismo no Brasil) (San Pablo, Companhia Editora Nacional, 1963) de Mario Vieira de Mello, quien polemiza, justamente, con los teóricos del desarrollismo (principalmente, Furtado y Jaguaribe).

38 “Sem a boca do inferno de nosso primerio antropófago, esse baiano e estrangeiro que deglute e vomita o Barroco europeu e o retempera na mulatália e no sincretismo tropical, não há formação –por mais bem-intencionada– que informe o que há de vivo por trás dessa coisa engraçada chamada literatura brasileira”: Campos, Augusto de. Poesia antipoesia antropofagia & cia. São Paulo, Companhia das Letras, 2015, p. 121.

39 Paulo Herkenhoff y Adriano Pedrosa (curadores). XXIV Bienal de São Paulo: antropofagia e histórias de canibalismos São Paulo, A Fundação, 1998.

40 En el libro Vida e morte da antropofagia, Raúl Bopp recupera uno de los textos ejemplares del canon de uno de “nuestros indigenistas” que serviría para dar lugar, en las sesiones del congreso de 1931, a las investigaciones sobre la “Indole Pacifica do Gentio”: “El jefe de una tribu, por atributos sobrenaturales, tenía poderes soberanos, marcadamente legítimos dentro de una determinada área (por ejemplo, la situada entre dos ríos que confluyen). Pero si en un momento el grupo quedaba disgustado con el jefe (ya sea por una conducta tiránica o por no haber cumplido lo que prometió) los componentes del clan no tramaban una revolución o una sublevación con el fin de usurpar el poder. Nada de eso. Toda la tribu, simplemente, se dislocaba hacia otro lugar y fuera de los limites de su jurisdicción y dejaba al jefe solo”. Para la tesis de Pierre Clastres, ver: A sociedade contra o Estado. São Paulo, Cosac & Naify, 2003.

41 Entrevista de Pedro Cesarino y Sergio Cohn incluida en: Eduardo Viveiros de Castro, organización de Renato Sztutman, Rio de Janeiro, Beco do Azougue, 2008, pp.168-169.

42 Tennina, Lucía. ¡Cuidado com os poetas! Literatura e periferia da cidade de São Paulo. Porto Alegre, Zouk, 2017, p. 99.

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CRÓNICA GUATEMALTECA Por Leonel González de León VIERNES DE MERCADO

San Francisco el Alto colinda con el cielo.

En muchos pueblos de Guatemala, los días de mercado son sábado y domingo, desde muy temprano y hasta la tarde. San Francisco el Alto, municipio de Totonicapán, a doscientos kilómetros de la capital, es la excepción: el día grande es viernes antes del mediodía, para que los clientes que vienen a abastecerse tengan tiempo para llevar su producto a las miles de plazas que se instalarán el fin de semana en el resto del país.

El sol aún no sale cuando el chofer del bus anuncia la llegada. Desde la ventanilla se ven, cuesta arriba, kilómetros de puestos de mercadería en medio del humo que nace de comales y parrillas que han pasado la noche cocinando cenas, y que según amanezca se irán convirtiendo en desayunos.

Algunas mujeres amasan la harina de maíz para las tortillas; otras hacen girar las paletas dentro de las ollas llenas de atol de elote, atol de manía o arroz con chocolate, exprimen naranjas para jugo o pican piña, papaya y sandía para licuados con suplementos que merecen un menú aparte: Sukrol para el cerebro y los nervios, ginseng para la tercera edad, uña de gato para la diabetes y Erectus, vigorizante masculino para cumplir con la jornada y más allá

Pollos enteros, carne adobada al achiote y cebollas del tamaño de un melón van dorándose en la parrilla, mientras el aceite reciclado de varios días fríe papas y pollo. El humo sube con olor de cueros crudos, suelas de hule y pintura fresca, irritando los ojos como si

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se cocinaran en el mismo comal. Niños y viejos de bastón suben y bajan la cuesta de entrada al pueblo, con un mecapal colgando de la frente hacia un costal lleno sobre la espalda.

Cuando los conquistadores llegaron, el mercado ya estaba en su ubicación actual. La primera mención data de 1586, por Fray Antonio de Ciudad Real, en su viaje desde México hacia Nicaragua. Luego, Francisco Fuentes y Guzmán lo menciona en la Recordación Florida, publicada en 1689; más tarde, en 1770, el obispo Pedro Cortez y Larraz pasó por ahí. Larraz coincide con los demás al describir la geografía de la zona: “Un camino malísimo de subidas y bajadas bastante violentas, con piedra, ciénagas y muchos gradones; todo el camino es un laberinto de montañas y cerros por todas partes”.

Incluso con botas cómodas y sin bultos encima, hay que tomar aire antes de empezar a subir entre callejones estrechos con ramificaciones infinitas. Detrás de cada venta hay patios con más locales, con docenas de nuevos puestos cada uno. El comercio florece extra e intramuros.

Suena marimba, huele a cebolla, media docena de perros corre detrás de una perra en brama, que huye sin dejarse encaramar.

Hay dos grandes ofertas en este mercado: la ropa y los animales.

Calles enteras de ventas de pantalones. No existe el corte recto, menos el cholo. La moda son los pachucos, bien pegados a las piernas, que requieren vaselina en los muslos para hacerlos subir. Botas de cuero, copia de piel de cocodrilo. Volcanes de lycras, sostenes y calzones de la talla XS a la XXL. Prendas deportivas, abrigos, chumpas impermeables, trajes tipo sastre, chales y bufandas, todo de a docena. Ilógico preguntar precios por unidad, cuando acá se habla de media docena, docena entera o seis docenas, aunque nunca falta algún desubicado.

Más arriba hay menos ropa y van apareciendo artículos de barro: jarrillas, tazas, pocillos, comales y escudillas, algunos de arcilla natural y otros con color y con barniz.

Costales de maíz blanco, maíz negro y maíz amarillo, papa grande, mediana y junior, rosa de jamaica, tamarindo, arroz, garbanzo, maní con y sin sal. Pedir dos libras de maní sería una burla: lo mínimo es un costal de cincuenta libras. Tomate, miltomate, macuy y flor de izote.

Imposible saber la hora. Los pasillos tupidos de nylon armados sobre estructuras de tubo articulado

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hacen que el día transcurra a media luz. Se adivina el avance de la mañana por la gente que va quitándose el abrigo y por los almuerzos que empiezan a circular. ***

Hojas de maxán sirven de plato para cuadriles de pollo con ensalada de ichíntal, piernas de cerdo con espagueti en mayonesa, o espinazo de res con frijoles blancos con guarniciones: arroz amarillo, ensalada rusa, huevo duro o longaniza. Todo se come con las manos.

Después, vienen los postres: plátanos fritos, torrejas, buñuelos, mangos maduros o ensalada de piña, papaya y sandía en rodajas, bañadas en miel o en polvo de pepitoria.

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Este mercado es famoso por sus animales. No se ven todavía, pero pollos, patos, pericas y canarios saturan el ambiente con su pío pío, cua cua y revoloteos de jaula en jaula.

Avanzar sin tener claro adónde. ¿Vale la pena pasar la mañana preguntando: dónde estoy? O ¿cómo llego? ¿Cuánto se gana o se pierde dejándose llevar por la inercia de la gente que empuja sin parar, sin tener idea adónde va el próximo paso? Un giro mínimo comunica con la escalera de piedra que sube sin

que se le vea final. Más arriba se hace más estrecha, hasta llegar a la explanada donde, al fin, terminan las ventas de ropa.

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Mediodía. Sin una nube, el sol golpea la tierra seca. Las voces se pierde en el tumulto, difícil definir si hablan en mam, k’iche’ o caqchikel mezclados con “castilla”, como le llaman acá al español. Suenan balidos, mugidos, relinches y rebuznos de las bestias que se ofrecen arriba, en la cumbre del mercado más grande de América Central, que se cruzan con los marchantes que se revientan la garganta promocionando sus productos.

«Neurobión para el estrés».

Reguero de altavoces, mitad vendiendo y mitad rezando, se confunden con las campanas de heladeros y coros cristianos anunciando que, ahora sí, el final está cerca y que urge arrepentirse.

«Si chelea, si le llora la vista o si le salió una carnosidad, llévese este colirio».

El viento trae olores: níspero, chile cobanero, moronga y chicharrones recién fritos. Los tetuntes de cal se deshacen por el calor y sueltan su polvillo.

«Pomada Sana sana para las ronchas».

Lazos de distintos colores, calibres y extensiones, naturales de maguey y sintéticos de nylon. Sombreros,

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cinturones, estuches para machete y piedras para afilar.

«Omeprazol para el mal aliento, para la boca amarga y la gastritis».

Esmeriles que raspan cuchillos y machetes. Hachas que rajan leña con golpes secos. Sierras eléctricas cortan el metal con el barullo de chispas calientes alrededor, sin que nadie use anteojos protectores.

«Marihuanol para desinflamar esguinces y torceduras».

Vajillas, ollas y sartenes con tapas de lata y de cristal, piochas y martillos, azadones y tijeras de jardín, bagazo oxidado de alguna mudanza o sobrevivientes de algún terremoto.

«Racumín, la última cena para las ratas».

Torres de biblias: edición latinoamericana, familiar, infantil ilustrada, católica, evangélica, pasta de cuero, pasta de papel, con relicario de madera con su llave, además de versiones en inglés, latín y alemán, ninguna en idiomas mayas.

«Panacur, para engordar a los marranos».

Los puercos desfilan entre la gente, arrastrando a las mujeres que intentan sujetarlos con un lazo plástico atado al cuello. Los lechones que aún se dejan cargar van bajo la axila de su dueña, que los sujeta con un solo brazo, frotándoles la cabeza cuando dormitan o apretándoles el cuello ante un ataque de rabia. Los más grandes no pueden desfilar como reinas de belleza, y esperan a los compradores en un punto fijo, atados de una pata y del cuello, como barcos junto al puerto, como si adivinaran que el final está cerca. A más carne y mayor peso, más chillan. La mujer les tira del lazo para moverse y embrecan las patas delanteras contra la tierra, chorreando del hocico una baba de sangre y coágulos, por el alambre que les amarra los labios para evitar que se traguen cualquier porquería.

Los niños juegan escondite entre los cerdos, escurriéndose bajo sus piernas o saltando sobre sus lomos. Ven con tristeza cada vez que alguno se vende, le hablan al oído y le acarician el lomo, como al oso de peluche que nunca tendrán.

Otro grupo muy movido son las ovejas. Van en manadas de tres o cuatro, atadas al mismo nudo y moviéndose sin parar, haciendo ir y venir al hombre que las sujeta.

Las vacas son la calma absoluta.Ya sea que estén a solas o en el rol de madres junto a sus terneros, apenas mueven la cabeza buscando monte para mascar y suspiran por no encontrarlo. El resto del tiempo lucen resig-

nadas, y lo pasan sacudiendo su cola sobre el lomo para espantarse las moscas.

Todas las cacas se mezclan sobre el suelo en una pasta seca, mitad blanco arena y mitad verde/café, revueltas con restos de tortillas, bagazo de naranja y pepitas de jocote.

Un grupo de Testigos de Jehová sonríe a cada persona que pasa, aunque nadie se detenga a devolver el saludo. Son dos varones de traje formal y dos damas con vestido largo detrás de un escritorio con distintos números de revistas Atalaya y ¡Despertad! Algunas portadas tienen fotos de profetas y pergaminos, Cristos de pelo corto o familias felices recorriendo el paraíso; otras hablan de cataclismos, agujeros negros en el espacio o el antecedente profético de la crisis del Coronavirus. Difícil pensar que puedan circular aquí las revistas: la mayoría de gente no tiene un minuto de pausa entre comprar y vender, y aunque lo tuvieran, son comerciantes analfabetos que suman y restan con los dedos.

Sin piernas, amputado en la raíz de ambos muslos, el hombre se arrastra, impulsado por sus brazos sobre una tabla de madera con una rueda en cada esquina. Cuando no está usando las manos para moverse, estira una palangana amarrada con alambre sobre un bastón, con un extremo filoso que clava en los tobillos del que pasa a su lado, para hacerse notar al ras del suelo.

–Me fui al norte con dos primos, encima del tren que sale de Chiapas, ese que le dicen La bestia. En eso, unos vatos aparecieron queriendo quitarnos el dinero con pistola. Yo apreté mi mochila pero atrás de mí salieron dos más. Me arrancaron la bolsa y me empujaron. No sentí el golpe al caer. Cuando desperté en el hospital, ya no tenía canillas. En México me curaron y me ayudaron a regresar.

No dice ni pide nada. Solo puya dos o tres veces a cada persona, e insiste hasta que cae una moneda, aunque no sea por lástima sino por dejar de sentir la punzada en los talones.

–Yo soy de El Quiché, pero allá no hay posibilidades. Antes, la gente me ayudaba por caridad, pero ahora, después del Coronavirus, ya nadie tiene para dar limosna. Por eso puyo con fuerza, para que sientan el dolor que yo quisiera sentir en las piernas que no tengo.

Come tortilla con chiltepe los tres tiempos, aparte en el desayuno un vaso de atol, y en los días que le va bien toma aguardiente Quetzalteca en la noche.

–A veces la botella me alcanza para dos o tres noches. Yo no tomaba antes del accidente, pero a veces tengo

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pesadillas, recordando el momento en que desperté sin piernas. Las pastillas para dormir nunca funcionaron; con un trago duermo mejor.

Los últimos en levantar la venta son los marchantes de frutas y verduras. Dejan tirado lo magullado y lo muy maduro. Un joven ladino se acerca a un puesto de mandarinas, que ya ha empezado la temporada. Diez quetzales la docena. Pregunta si están dulces mientras mete mano. Indignada, la vendedora le saca del canasto, que si quiere escoger su fruta, que se vaya a Walmart o La Torre, que aquí se vende como caiga y sin esas babosadas.

Otra zona, ya de salida, se dedica a los textiles típicos: hay cortes, güipiles, fajas y rebozos, solo ropa de mujer. En una sociedad dominada por el hombre, ellas lo superan en la elegancia de los trajes típicos, que pasa por la riqueza de colores, los diseños, y la tradición. El varón ha perdido cualquier vestimenta típica y anda con zapatos Nike, jeans Levi’s, y camisa Wrangler, todos maquilados aquí mismo en San Francisco. El único rasgo que identifica a los varones descendientes mayas es el morral, bolso tejido a lana que cuelga de un hombro hasta la cadera del lado opuesto.

En un mercado de estas dimensiones, debería haber un distribuidor de morrales, por los muchos pueblos tejedores en esta zona. Son callejones entre rollos de tela para mayoristas, pero no hay ningún morral. Una mujer explica que ya nadie los busca, que solo los usan los viejos, que los tienen heredados desde siempre, y los turistas que se los llevan a sus países. Ahora, dice, los muchachos solo quieren mochilas Puma o Adidas, con la foto de Messi o Cristiano Ronaldo. ***

La cantidad de sonidos y colores, la exposición al sol y al polvo, el desafío de esquivar bultos, bestias y tumultos humanos (tanto de pie como los que yacen, ebrios de alcohol barato o acurrucados en una pausa del trabajo) terminan siendo agobiantes. Apenas son las dos de la tarde y se antoja volver a casa y tirarse a la cama, sin siquiera darse un baño, pero la ducha es obligatoria después de esta jornada.

Cerro abajo, el laberinto llega a la plazuela central de San Francisco. Ahí están el palacio que aloja al alcalde, la estación de policía, un lavadero público con espacio para una docena de mujeres, y desde luego, la iglesia. El sol, que sigue cayendo vertical, mezclado con la tierra seca en la boca, obliga a entrar sin intenciones de rezar, solo por unos minutos de sombra.

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La letanía en kaqchikel que repiten las ancianas mecen a la gente que reza. Un tufo rompe el trance, mezcla de mugre, orina y trago barato. Un borracho, con cabello, ropa y zapatos, todos del mismo tono gris, avanza de rodillas, acercándose al crucifijo que preside el altar mayor, envuelto en mantas típicas de color, nada que ver con el taparrabo triste del Cristo de Velásquez. El hombre llega a la primera butaca y permanece arrodillado, baja la cabeza, deja salir un par de lágrimas, vuelve a elevar la frente, toma aire y en español fluido, quebrado por el llanto, exclama:

Padre, no merezco llamarme hijo tuyo. Padre, no merezco perdón por mis pecados. Padre, Papito, dichoso vos que tenés ropa limpia y perfumada, además de un techo de cemento para pasar las noches y gente que te quiere y que te trae ofrendas.Yo no tengo a nadie en este mundo, Padre; no tengo madre que me cuide ni mujer que me quiera, ni un techo para esta noche ni un plato de frijoles con arroz. Padre, Padre Todopoderoso, sé que vas a entenderme y que no vas a castigarme por mis acciones. Igual, te pido perdón.

Se pone de pie, sube los dos escalones donde estaba arrodillado y camina al altar, besa la cruz en el extremo inferior, estira la mano, acaricia el clavo que sujeta los pies del Cristo y toma los billetes que tiene doblados entre los dedos. Se persigna, se los guarda en el bolsillo y sale de prisa.

En Voces de Marrakech, Elías Canetti analiza la “vehemente vitalidad de los mendigos”. Si los mercados son fuente de trabajo e ingresos miles de personas en la cadena de producción, distribución y venta de cada producto, ¿por qué aglutinan tanta miseria y tanto despojo animal, vegetal y humano? Esta gente nunca conoció otra cosa y vive al día, más entregada que el empresario que ni sabe cuánto dinero tiene. ¿Cuál de los dos está más vivo?

La pasión de cada comerciante en su producto, como si le insertara un par de ojos y una boca que gritan para convencer de llevárselo, se mezcla con el regateo del cliente hasta llegar al flirteo entre ambas partes. En comparación, los grandes malls parecen un velorio. Acá hay más pasado y más futuro que en las corporaciones dirigidas desde penthouses, y se antoja más gastar el sueldo acá que los outlets de Miami.

*Leonel González de León (Guatemala, 1982) es médico dedicado a las Enfermedades Infeccionas. Textos suyos han aparecido en medios de su país, así como de Uruguay y Chile. Publicó el libro de cuentos Vademecum (2021).

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UN ANÁLISIS DE LA TRANSFORMACIÓN DEL BARRIO GÜEMES

EL ESPACIO BARRIAL A LA CARTA DEL URBANISMO CAPITALISTA

Si el comiente se construye comiendo, la propuesta turística actual propone una vuelta más: construir patrimonio gastronómico a partir de la comida. La apuesta es moverse por la ciudad –sus regiones o zonas gastronómicas– mordisqueando y saboreando trozos de aquello definido como “lo tradicional”. A continuación ofrecemos el análisis de la transformación de un barrio cordobés que intenta abrazar esa prédica.

Por María Eugenia Boito, Juliana Huergo y Ailen Suyai Pereyra

El siguiente trabajo presenta algunos resultados del proceso de investigación sobre las modificaciones en la ciudad de Córdoba durante la última década, que dan cuenta del afianzamiento de cambios clasistas en este escenario urbano. Barrio Güemes, ubicado en el sudoeste de la ciudad, es tomado como el eje central de este estudio. A través de un enfoque diacrónico y sincrónico de sus sucesivas transformaciones se ha podido comprobar un cambio de su configuración como “El San Telmo cordobés” hacia un espacio caracterizado por el desplazamiento de sus negocios tradicionales y la consolidación de un polo de cocina gourmet que inficiona propuestas de circuitos turísticos de diversa índole: artísticos, de patrimonio histórico y gastronómicos.

Siguiendo a Luce Giard, partimos de la idea de que la cocina une materia y memoria, presente y pasado, necesidad e invención, imaginación y tradición1. Por eso, detenerse a mirar la oferta gastronómica de Güemes presenta un valor epistémico en tanto pista de indagación por lo “tradicional” A diferencia del patrimonio arquitectónico, que plantea una única relación que va del sujeto al objeto, la comida al ser ingerida difumina las barreras entre el adentro y el afuera. De

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acuerdo a Jesús Contreras Hernández, nos propone una inmersión sensorial completa en las “sustancias” y “circunstancias” que la constituyen2. Asimismo, dada su condición de mercancía efímera, se ofrece como parte de un paquete de experiencias más atentas a entretener que a alimentar. Una vez consumida, desaparece, debiendo volver a producirse. En esa reproducción, se modifica y así puede adecuarse a nuevas circunstancias, que van desde formar parte de una práctica social de disfrute o una experiencia turística, hasta cumplir una función de política patrimonial.

La vertiginosa transformación de la Carta de Menús de Güemes es una vía para dar cuenta de la velocidad de cambios en este espacio urbano: de las clásicas empanadas, tamales, humita, locro, vino y mate campero a la cocina de “autor”, cocina fusión (americana, asiática y peruana), cocinas auténticas de diferentes países (Perú, India, Argentina), opciones para el picoteo, casas de tés y cócteles, cadenas de cafeterías, cervecerías y heladerías, entre otras. Entonces ¿qué de lo “tradicional” en materia culinaria queda en pie tras la instalación de opciones gastronómicas completamente desterritorializadas?

Entre la pulsión patrimonial y la oferta turísticogastronómica

Barrio Güemes está ubicado en el sudeste del área central de la ciudad de Córdoba, a 200 metros de ella. Colinda con: el centro, Bella Vista, Observatorio, Nueva Córdoba y Alberdi. Según el censo 2010, habitan el barrio once mil personas3

Fue un área que surgió antes de 1870, siendo una de las primeras ampliaciones de la ciudad sin planificación alguna. En aquel tiempo no intervino una actividad inmobiliaria particular y tampoco fue el resultado del impacto de una obra pública4. En la actualidad, está compuesto por cuatro “regiones” que hacia principios del siglo XX se denominaban: El Abrojal, Pueblo Nuevo, La Bomba y el Infiernillo.

Hacia 1880 fue incluido dentro del radio municipal, con la pretensión de extender y mejorar la calidad de los servicios urbanos, como alumbrado público, limpieza, tranvías y serenos. El intendente lo decidió así para sacar esta área del carácter “popular y atrasada” y como “un factor de desarrollo en un barrio de la ciudad que más atrasado está y en el que menos adelantos se operan”5. Durante la intendencia de Luis Revol, a fines de la década de 1880, se realizó sobre la Plaza de las Carretas, un complejo de casas para familias de

obreros. Sobre este particular espacio –actualmente conocido como “El Paseo de las Artes”–6 se inicia el reconocimiento de la operatoria de la fuerza de patrimonialización operante en Güemes, desde la última dictadura hasta el presente, a lo largo de treinta años de gobiernos democráticos7.

La ciudad de Córdoba no es ajena a ciertas modificaciones reguladas por el mercado internacional de bienes materiales e inmateriales que pueden disputarse el estatus de “patrimonio” (histórico, cultural, material, etc.). En la última década (pero con mayor fuerza en los cinco años posteriores a los festejos nacionales por el Bicentenario), diferentes dimensiones de la vida material, cultural o histórica de “la Docta” (denominación que recibe la ciudad cordobesa por la temprana presencia de la Universidad) fueron objeto de tematización/ discusión, en el marco de lo que podemos reconocer como un fuerte proceso de patrimonialización. Pero en este caso en particular, la denominada por P. Peixoto como “histeria del patrimonio”8, se manifestó tempranamente.

Con el paso de los años ha sido clasificado como uno de los barrios “tradicionales o pericentrales” de la ciudad de Córdoba. En esta dirección, desde la década de 1990 el Estado Municipal en conjunto con el Provincial ha implementado una serie de planes estratégicos9 que buscaron reconstituir el sentido de la imagen de la Córdoba Patrimonial, asociándolo al pasado colonial y a la recuperación de su identidad en determinadas edificaciones, resaltando su importancia como barrio tradicional. Güemes es una de las áreas de mayor impacto de la reconfiguración sobre el uso del suelo, la creación de un cuerpo normativo y la implementación de “programas o eventos especiales”.

Particularmente, en la década del noventa se sancionaron ordenanzas y proyectos que configuraron al espacio barrial como “bohemio, representante de la cultura de comienzos de siglo XX”10. Un ejemplo de ello es el “Programa de Revalorización de Fachadas” del año 1997, que intentó destacar los edificios de carácter patrimonial e histórico arreglando y pintando los frentes (mientras que en El Paseo de las Artes se mantuvieron fachadas, se destruyeron las viviendas y se consolidó una plaza seca en el corazón de la manzana).

En la actualidad, algunas construcciones de la calle Belgrano lucen placas identificadoras de este programa municipal: pequeñas placas de mármol que permanecen como huella/recuerdo de esta primera acción cultural del gobierno radical, en el marco de numerosos

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cambios de los patrones de uso de estos espacios: de viviendas a locales comerciales y los posteriores y sucesivos cambios tanto de los dueños como de los tipos de productos/servicios que se venden.

A posteriori, la Ordenanza N° 10402 sancionada en el 2001 –señalización de Bienes Patrimoniales–sienta el precedente para lo que ocurrió en 2003: se llevó a cabo el “Programa de Recuperación de la Memoria Afectiva”, durante la gestión municipal de Luis Juez. No es sino hasta 2005 que se terminan de “señalizar” en Güemes con sesenta y tres carteles del “Libro callejero de Pueblo Nuevo y el Abrojal”, ciertas zonas que remiten a heterogéneos tiempos y acciones: desde un lugar donde paraba el tranway, el punto donde mataron a un diputado o el punto/parada donde se vendía leche al pie de la vaca. La iniciativa buscaba que no solo los habituales transeúntes a modo de paseo conocieran la historia barrial, sino que aquí ya aparece delineado con más precisión un destinatario ubicado desde la posición de turista. En ese mismo año, reabrió la Casa de Pepino y al año siguiente se realizó el Festival Cultural en Córdoba, y este espacio fue el lugar elegido como sede para el desarrollo de las actividades artísticas. También en este periodo se declara la calle Belgrano componente del Patrimonio Arquitectónico y Urbanístico, en el sector comprendido entre Avenida Pueyrredón y Montevideo, incluyendo el Pasaje Revol y la calle Laprida. Se sanciona la Ordenanza N° 10841 –sobre Ferias Municipales de Interés Cultural y Turístico– estableciendo lazos cada vez más intensos entre la acción patrimonial de los gobiernos y la consideración/presentación turística del escenario barrial en general y de esta zona en particular.

Otro hito significativo es la puesta en marcha del “Portal Güemes”. Si bien se firmó un proyecto en 2009, las primeras obras se realizaron en 2011 y no lograron finalización. El municipio en conjunto con la provincia y la Cámara de Turismo quería recuperar un “sector deprimido cercano al centro histórico de la ciudad”. El propósito era instalar una especie de “San Telmo cordobés”, haciendo evidente el modelo al que remiten los sucesivos gobiernos y actores privados, que también se manifiesta en expresiones como “Güemes Soho”.

A partir de ese punto, se reconoce un crecimiento en los “nuevos equipamientos” urbanos –bares, restaurantes– que emergen de sucesivas modificaciones de ordenanzas y creación de nuevas con relación a la

ocupación del suelo para nuevos inversores privados. Se identifican indicadores de estos cambios, en 2007 se crea un área de legislación turística con el fin de: 1) Crear un área de investigación, desarrollo y aplicación de la Normativa turística en el orden municipal. 2) Contar con un área que facilite asesoramiento y gestión legal interna y externa a la Dirección de Turismo, el Sector Público, Privado y Educativo. A la par, se sancionan las ordenanzas N°11202 y N° 11190 cuyo denominador común es “proteger el patrimonio construido en la ciudad”. En 2009 la ordenanza de uso del suelo sufre modificaciones, estableciendo la conversión de suelo para viviendas a comercial. En 2013 se suman al catálogo de bienes inmuebles, nuevos edificios. Apareció el boom de las galerías comerciales, el producto de la inversión privada y la facilitación de suelo urbano por parte del Estado; en ellas se ofrecen para la compra-venta nuevos tipos de productos (artesanales, textiles, piezas de arte, etc.), servicios gastronómicos y coctelería de autor. Y, en 2014, se agregan los bienes intangibles –leyenda La Pelada de la Cañada, por ejemplo– a las ordenanzas N° 12201 y N° 12241.

El giro de sentido que tuvo Güemes en los últimos años puede ser demostrado con el desembarco de las franquicias o una serie de inversores que apuestan a generar una marca renombrada a nivel mundial: Peñón del Águila, Milo Locket, Havanna, Venezia, son algunos de los ejemplos. En suma, el diseño y disposición de los bares-restaurantes está comenzando a mutar de autóctono (música, decoración, mobiliario relacionado con lo típico argentino-cordobés) a un estilo que contiene otras características (música electrónica, djs de moda, decoración minimalista, guardias y runners en las puertas de estos negocios que reciben a los clientes que hicieron una reserva con antelación). Entendemos que estas transformaciones son el resultante de un tipo de producción de ciudad, donde convergen Estado y Mercado11.

En este contexto, hablar de “embellecimiento estratégico” –recuperando la expresión benjaminiana original– nos permite considerar estas intervenciones como tendientes a configurar una imagen/ciudad que a partir de seguir algunos patrones globales de construcción de “mercados de experiencia” sobre el consumo/turismo, apuestan a configurar ideológicamente una imagen que interpela valores estéticos y técnicos, como viabilizadores de una ciudad más sustentable, habitable y “bonita”.

Güemes es una zona “apetecida” de la ciudad para el Estado, para inversores inmobiliarios, para empresarios gastronómicos, comerciantes, turistas y para pobladores. En el horario de caída del sol, durante los fines de

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semana o feriados, este barrio se vuelve un sitio de “peregrinación”12, tanto por la lenta velocidad de circulación como por congregar a una muchedumbre de peatones-paseantes que comulgan con el “capitalismo como religión” (en términos de Benjamin).

En este apartado se identifican dos escenas gastronómicas de Güemes que ponen en tensión el sentido de “lo tradicional” como posible puerta de lectura para la experiencia de turismo global. Estos recortes expresan construcciones de sentido que se elaboran o se montan alrededor de la comida, constituyen una arena de luchas ideológicas donde se define “lo tradicional” Giard utiliza la metáfora de “cadena o tela infinita”13 de transmisión inter-generacional que fundamentalmente se trama mediante la observación y la oralidad. Esta autora parte de reconocer que no encuentra palabras “justas”, “simples”, “ordinarias”, “precisas” que puedan definirla. Al adquirir y consumir un alimento no se está manipulando un objeto de paso. Este condensa información significativa que va más allá de motivaciones más o menos conscientes, es “un sistema de comunicación, un cuerpo de imágenes, un protocolo de usos, de situaciones y conductas”14

Por el contrario, el turismo cultural no tiene problemas para tal definición. Desde la noción de patrimonio gastronómico, la incorpora a sus paquetes donde el turista presenta un papel protagónico. El área de Córdoba Turismo del Gobierno de la provincia instala el sentido de la práctica de comer como una “experiencia de sabores”. Invita a “disfrutar y descubrir, a través del paladar, la identidad cultural” del pueblo cordobés15 Complementariamente, por su parte, la Dirección de Turismo de la Municipalidad de la ciudad utiliza descriptores tales como “…ciudad de sensaciones, sabores, tradiciones y vanguardias”.

En ambos casos, de manera más o menos explícita, el paladar constituye la mediación entre el “afuera” –el sabor de la ciudad– y el “adentro” –el sabor de quiénes somos– Esta parte del cuerpo se presenta para estas instituciones como el móvil para la circulación urbana. Si “el comiente se construye comiendo”16, la propuesta turística propone una vuelta más: construir patrimonio gastronómico comiendo. La apuesta es moverse por la ciudad –sus regiones o zonas gastronómicas– mordisqueando y saboreando trozos de aquello definido como “tradicional”17.

Escena 1: Comer como punto de llegada del circuito gastronómico

La Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Córdoba organiza desde el año 2015 los Circuitos del Arte con una frecuencia bimensual. Estos ciclos apuntan al “acceso libre y gratuito de distintos espacios asociados al entorno de las artes visuales, acompañadas por una programación de visitas guiadas, performances, música en vivo y actividades literarias”. El recorrido para conocer Güemes abarca solo la calle Belgrano hasta Achával Rodríguez, reparticiones municipales –como el museo Iberoamericano, el Archivo Histórico Municipal, el centro cultural–, la plaza seca sin artesanos, para luego desembocar en el Pasaje Revol y retornar al inicio: la Casa de Pepino. Allí, a modo de agradecimiento por haber completado el circuito, otorgan a cada participante un voucher o pulsera de descuentos para restaurantes seleccionados. Esta iniciativa delicadamente hilvana cultura, turismo y gastronomía: Estado y Mercado.

Si bien en este barrio comienza a promoverse con insistencia desde 2009 (Portal Güemes), tales alianzas, comenzaron a dinamizarse a nivel nacional a partir del año 2001. Tanto es así que, en pleno marco de crisis económica, social y política, la comida “tradicional” comienza a ser una preocupación para la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires. De este modo, se abrió un espacio para ponerla en valor: “Primeras Jornadas de Patrimonio Histórico”.

El ímpetu de preservación de “lo tradicional” se corresponde con el proyecto Turístico Cultural que lanzó UNESCO en 1996 para América Latina y el Caribe, tras la

urgencia de desarrollar y profundizar la reflexión acerca del “patrimonio gastronómico regional” considerado como uno de los pilares indispensables sobre los que debería fundarse en gran parte el desarrollo del turismo cultural... [para] volverse “visibles” y competitivos a escala internacional y convertir el patrimonio culinario en verdadera experiencia cultural para locales, extranjeros, visitantes, así como una fuente importante de recursos. 18

La matriz de sentido del patrimonio gastronómico nacional se fue configurando, desde las primeras décadas del siglo XX, a merced de la transformación del saber culinario en escritura a partir de la producción de

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libros de cocina, para y por mujeres. De acuerdo con Paula Caldo, lejos de ser ingenuos objetos de consumo inscribieron performática y prescriptivamente en la sensibilidad de “las artes de hacer” rituales acerca de cómo debían seleccionarse los alimentos, sus procesos de transformación en platos de comidas, los modos esperados de la comensalidad y, además, ciertas recomendaciones acerca de qué utensilios y marcas eran imprescindibles para el despliegue exitoso de estas acciones19

La novedad radica en la conjunción de patrimonio gastronómico y turístico, sostenida por vinculaciones comerciales Estado-Mercado. No obstante, si bien se pretende que el Estado asuma la tarea de protección y promoción del primero, no se puede desconocer que en su (re)producción subrepticiamente intervienen de manera desigual diferentes actores y receptores, como así también en su apropiación. Particularmente, teniendo en cuenta de qué sector social serán los platos elegidos para referir a identidades regionales, por ejemplo, lo popular se suele poner en valor bajo el rótulo de “tradicional” (por ejemplo, en el caso del guiso).

La contra-respuesta del Estado/Mercado, frente a la homogeneización alimentaria que propone la modernización de la mano de la industria, es volver a la fuente: el patrimonio gastronómico local. Se trata de un operativo de “rescate” para que de esta manera se “pongan en valor” los alimentos y recetas nacionales, regionales y familiares. Se hace particular énfasis en “lo artesanal”, “lo natural”, “las denominaciones de origen”, “la tradición”, “lo autóctono”, “la autenticidad”, “la afirmación identitaria”. Sin embargo, esta perspectiva no es hermética, sino que convive con la idea de la fusión o mestizaje alimentario producto de los intercambios y mixturas entre diferentes nacionalidades a partir de lo comestible. El reverso de tales concesiones tiene la intencionalidad de que todos nos sintamos en casa, de que todos nos sintamos potenciales consumidores. Ese es el dictum de la mercancía, incorporarnos al espacio público consumiendo.

Escena 2: Comer mismas sustancias en diferentes circunstancias

En cuanto a su cualidad de sustancia, en las imágenes compartidas podemos observar que el “marcador culinario” del grueso de los bares y restaurants de esta zona son: las papas bravas, la hamburguesa gourmet, las tablas de quesos, fiambres y rabas, la cerveza tirada y/o industrial. La Carta de Menús que allí se ofrece produce permanentes estetizaciones y adaptaciones destinadas a turistas, foráneos; es decir, produce traducciones que permiten una fácil apropiación.

La marca de cocina “tradicional” con la que se presenta Güemes hace ruido porque no es posible comprender qué es lo propio y qué es ajeno, ya que hay un grupo de empresarios gastronómicos/publicistas/diseñadores de interiores armando una escena para que un comensal entre y salga de ella sin conflictos, entretenido en el regocijo de haber saboreado momentos/instantes que fueron pensados para su completo disfrute. Estos momentos/instantes nos hablan de otra cualidad de la comida, ser también “circunstancia”.

En Güemes tenemos algunas contra-imágenes o diferentes tonos respecto a la configuración de la atmósfera para el disfrute:

-Comer al aire libre. Ambientaciones que operan a modo de paréntesis para la velocidad y los ruidos característicos de la ciudad. Desde allí se puede ver para arriba y sin límites: edificios que se asoman, nubes, estrellas, aviones. Es una elección predilecta para quienes viven en departamentos en zonas aledañas y no cuentan con espacios amplios de contacto directo con “el afuera”

-Comer en galerías. Son varios los Resto-Bar que tienen esta propuesta de beber y comer entre vidrieras con gente circulando alrededor. Son espacios semi-abiertos, que van desde estructuras más coloniales a modernas, que además de música en vivo o eventos artísticos varios, junto a sus propuestas gastronómicas, te convidan a “estar” en escena: viendo, pero además siendo mirado por quienes pasean o hacen compras.

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en la propuesta turística hegemónica que va metamorfoseando intensamente a Güemes, lo tradicional deviene señuelo publicitario, tramado con las marcas de la lógica de lo equivalente

-Comer en espacio cerrado. Ambientación moderna y urbana que responde a una especie de fábrica o galpón reciclado con estructuras de metal combinadas con madera, grafitis en las paredes e iluminación tenue. Deck en la entrada, una gran barra que exhibe los tubos de las diferentes variedades de cervezas que se ofrecen, una planta baja y alta. La experiencia sonora está sobre estimulada y se caracteriza por música a alto volumen que a lo largo de la velada va anestesiando percepciones. Entre algunos comentarios de sus visitantes es común el hacer alusión a la poca ventilación, o el poco aire que allí circula, y a la “rica cerveza”.

Las “sustancias” y “circunstancias” descritas son la harina sobre la que se cocinan innumerables escenas que comparten el no tener un gesto ideológico respecto a lo que se define como “lo tradicional”: papas bravas con cerveza y arte. La pregunta que queda por hacerse es: ¿son tradicionales para quién? Estos alimentos-mercancías pueden considerarse mudos o desterritorializados dado que no tienen una historia propia más allá de la que nos contó la industria gastronómica. Una pista interesante para la repuesta nos la ofrece Sidney Mintz: “La ingestión del alimento es algo emocionalmente poderoso porque implica una exposición del yo interior al mundo exterior”20.

Entonces, ¿qué pasa cuando otro define lo que es emocionalmente poderoso? Si entendemos que “lo

tradicional” se escribe con la tinta de la afectividad, es posible llegar a comprender el fuerte despliegue de energía invertida en el “cuidado” de las circunstancias de la comida.

A modo de cierre: del souvenir a la publicidad

En los primeros tiempos del turismo, visitar un lugar implicaba llevarse un souvenir: pequeño objeto que luego dispuesto en el espacio domésticom permitía rememorar las tradiciones del lugar visitado, evocación que suponía una mercancía, pero también apelaba a un tipo de experiencia que la trascendía. A contrapelo, en la propuesta turística hegemónica que va metamorfoseando intensamente a Güemes, “lo tradicional” deviene señuelo publicitario, tramado con las marcas de la lógica de lo equivalente y, por ende, solo memorable en lo comparable.

El marco de paquetes mercantilizados de experiencia y de circuitos de encierro a cielo abierto de los recorridos a seguir, para (de)gustar/recorrer Güemes, tiene como fondo la operatoria de una intensa fuerza de demolición expuesta como vértigo de cambios en el lugar. Así desaparecen sus habitantes, desaparecen los pequeños negocios, las casas de antigüedades (que mutan en bares), los pubs (a partir del desembarco de franquicias) y las marcas. Se configura de alguna manera una “tradición” que refiere al despliegue creciente y

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sin pausa del capital en su manifestación como intervención turística a escala global.

Los montajes vinculados a la comida seleccionados permitieron establecer una conexión entre consumo, experiencia y sensibilidad desde relaciones contextuadas, encontrando elementos que conectan a Güemes con esa experiencia turística desterritorializada que apoya fuertemente la gastro-anomia.

* María Eugenia Boito es Licenciada en Trabajo Social y en Comunicación Social, y Magíster en Comunicación y Cultura Contemporánea por la Universidad Nacional de Córdoba. Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Investigadora Independiente del CONICET y docente.

*Juliana Huergo es Licenciada en Nutrición, Magíster en Formulación y Desarrollo de Estrategias Públicas y Privadas, y Doctora en Estudios Sociales de América Latina por la Universidad Nacional de Córdoba. Actualmente es Investigadora Adjunta del CONICET y docente.

*Ailen Suyai Pereyra es Licenciada en Geografía con orientación en Gestión Ambiental y Territorio (UNC). Doctora en Estudios Urbano Regionales (Alemania – Argentina).

imágenes extraidas de bares concurridos de la zona

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1 Cfr. Giard, L. “Hacer de comer” en: De Certeau M. La invención de lo cotidiano 2. Habitar, cocinar. México, Universidad Iberoamericana, 2010.

2 Contreras Hernández, J. “Alimentación y cultura: reflexiones desde la antropología” en: Revista chilena de antropología. N. 11, 1992, p. 95-111.

3 Censo nacional 2001: 11.679 habitantes, censo provincial 2008: 11.479 habitantes. A partir de los datos censales, es conveniente exponer nuestra primera interpretación: en esta zona, más que una pérdida paulatina de habitantes indicada de censo en censo, lo que podemos señalar –en función de lo generado por las investigaciones individuales y colectivas realizadas por nuestro equipo– es que existe una clara tendencia de gentrificación. Desde 1980 en adelante, se fueron expulsando familias obreras primero, y posteriormente (90/00), familias que habitaban asentamientos villeros: El Pocito (desalojada en 1996) y Los Mandrakes, nombre que da cuenta de la identidad comunitaria sostenida por grupos familiares asentados en la zona que fueron desplazados por el gobierno provincial, vía la construcción de barrios ciudad en las afueras de la periferia urbana, durante la primera década del 2000. Esto último expresa la fuerza expulsógena de la acción estatal con relación a las clases subalternas y sus posibilidades de habitar un escenario en profunda transformación que pos-demolición, prepara el territorio del barrio como zona turística de bares y paseos de compras,y tambien para emprendimientos inmobiliarios destinados al habitar de otras clases, mediante la construcción en altura. En este sentido, la noción de gentrificación nos parece pertinente antes que la lectura y fundamentación ideológica que realizan tanto algunos técnicos como investigadores, para los cuales los motivos de la alta intervención urbanística en la zona se fundan en la presencia de importantes “áreas en estado de abandono y/o sub-utilización y una creciente pérdida de población”.

4 Boixados, M. C. Las Tramas de una ciudad, Córdoba entre 1870 y 1895. Élite urbanizadora, Infraestructura, poblamiento. Ferreyra editor, Córdoba, 2000.

5 Ibid, p. 148.

6 Al inicio, 60 artesanos ofrecían sus productos, de allí el nombre.

7 En 1979 la arquitecta Marina Waisman y el Instituto de Historia y Preservación del Patrimonio realizan el catálogo de bienes patrimoniales, en el que se incluyen inmuebles de Güemes. En 1980, en la intendencia de Teniente Alejandro Gavier Olmedo, el arquitecto Ángel Roca “refuncionaliza” lo que quedaba de las casas y de la Plaza de las Carretas, fundando el “Paseo de las Artes”. Si vinculamos el objetivo de la obra del arquitecto y el inicial catálogo, podemos indicar un primer momento de la tendencia de patrimonialización referida. Esta es: resguardar el pasado y recuperar el patrimonio histórico dotándolo de una “nueva funcionalidad” para la ciudad.

8 Peixoto, P. J. M. O passado ainda não começou: funções e estatuto dos centros históricos co contexto urbano português. Coimbra, Tese de Doutorado, Universidade de Coimbra, 2006.

9 1) PLANDEMET (1980) Plan de Desarrollo Metropolitano. 2) PEC (1993-1999) Plan Estratégico para la ciudad de Córdoba. 3) PECba (2003-2006) El Plan Estratégico Córdoba. 4) “Portal Güemes”, hacia el año 2009 y El Plan Director 2008.

10 Desde el inicio de esta tendencia, la “recuperación” y “revalorización” del patrimonio se va uniendo a la consideración de la cultura como un recurso para potenciar el desarrollo de actividades económicas, en convergencia con servicios turísticos a posteriori y de forma creciente. Ver: Boito M. E. y Pereyra A. S. (2016), “Embellecimiento estratégico en la ciudad de Córdoba: continuidades, tensiones y rupturas en las prácticas del habitar en el barrio Güemes (2000-2014)” en: Revista de Estudios Socioterritoriales. Revista de Geografía. Centro de Investigaciones Geográficas CIG-Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales CIG-IGEHCS CONICET/ UNCPBA, Número 19, enero-junio 2016. [Consulta en línea : http://www.unicen.edu.ar/content/revista-estudios-socioterritoriales]

11 Güemes no es sólo un lugar para ir de paseo y consumir; si bien como hemos indicado algunos pobladores han sido relegados de estos espacios en sucesivos momentos, en la actualidad persisten límites, barreras y territorios heterogéneos por fuera del circuito turístico que ordena el desplazamiento y la circulación en el barrio. “La Cañada”, así denominada la calle Marcelo Torcuato de Alvear, tanto simbólicamente como físicamente separa “la otra parte” del barrio. También la Avenida Pueyrredón diferencia el “Güemes del Paseo de las Artes”, del “Güemes peligroso de la ex cárcel de Encausados” –hoy transformada en un parque/espacio recreativo, con la fachada restaurada pero aun sin la posibilidad de los ciudadanos de recorrerla en su interior– y anteriormente también, de la zona de la villa El Pocito, también transformado en el mega proyecto inmobiliario Pocito Social Life.

12 Espeitx, E. “Patrimonio alimentario y turismo: una relación singular” en: Pasos. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural. 2(2), 2004, pp. 193-213.

13 Cfr. Giard. Ob. cit., p. 205.

14 Barthes, R. “Por una psico-sociología de la alimentación contemporánea” en: Empiria. Revista de Metodología de Ciencias Sociales. Nro. 11, 2006, pp. 205-221.

15 Para mayor información consultar: http://www.cordobaturismo.gov.ar/servicios/gastronomia/

16 Ver: Fischler, C. El (h)Omnívoro. El gusto, la cocina y el cuerpo. Barcelona, Anagrama, 1995.

17 A nivel nacional se puso en marcha el Plan CocinAR para estimular el turismo gastronómico argentino. Para construir identidades gastronómicas por provincia, Turismo trabajará a la par de los Ministerios de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Agroindustria, Cultura y Educación. Este último trabajará en el diseño curricular de una propuesta educativa destinada a formar una nueva generación de chefs, que serán los promotores del concepto de CocinAR. Producto de esta movida se espera confeccionar el plan estratégico de Turismo Gastronómico 2017-2027. Disponible en: http://www.turismo.gov.ar/plan-cocinar

18 Álvarez, M. “La cocina como patrimonio (in) tangible” en: Maronese L. (Comp). La Cocina como Patrimonio (in)Tangible. Primeras Jornadas de Patrimonio Gastronómico. Comisión para la PRESERVACION DEL PATRIMONIO HISTORICO CULTURAL de la Ciudad de Buenos Aires, 2005, p. 13.

19 Caldo, P. “Leer, comprar y cocinar. Una aproximación a los aportes de los recetarios de cocina en el proceso de construcción de las mujeres amas de casa y consumidoras, Argentina 1880-1940”. Ponencia presentada en el Seminário Internacional Fazendo Gênero 10 (Anais Eletrônicos), Florianópolis, 2013.

20 Mintz, S. La comida como un campo de combate ideológico. Conferencia de clausura del VIII de Antropoloxía. Homenaje a la Xeración Nós. Santiago de Compostela, 1999, p. 10.

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EMERGENCIA ALIMENTARIA EN ARGENTINA INFORME

La Universidad Popular Barrios de Pie elaboró un informe con el objeto de conocer la situación nutricional de lxs niñxs y adolescentes de los barrios populares argentinos entre los meses de agosto y octubre de 2022. Los resultados arrojaron una malnutrición global del 48,6%, que alcanza su pico entre los 6 y los 10 años, con fuerte predominio de la malnutrición por exceso, llegando el sobrepeso a un 20,9% y la obesidad al 24,5%. Estos índices alarmantes de inseguridad alimentaria, para un país exportador de alimentos, obligan a repensar las políticas públicas de manera focalizada en los sectores más vulnerables.

En el marco de la campaña nacional por la emergencia alimentaria, se realizó un trabajo1 de diagnóstico nutricional a 38.622 niñxs y adolescentes (NyA), de entre 0 y 19 años , coordinado por la Universidad Popular Barrios de Pie y el área de Salud Colectiva. Los datos fueron obtenidos por promotorxs de salud previamente capacitadxs en detección de malnutrición, técnica de antropometría y percentilado de índices según recomendaciones del Ministerio de Salud y la Sociedad Argentina de Pediatría. Se realizaron mediciones corporales a NyA de barrios populares que asisten a espacios comunitarios durante los meses de agosto, septiembre y octubre; el proyecto se llevó adelante en 16 provincias del país y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).

Se trata de una Investigación/acción participativa, orientada a construir datos epidemiológicos de base que permitan identificar situaciones de vulnerabilidad nutricional. La posibilidad de contar con esta información busca desencadenar procesos de construcción de ciudadanía genuinos, dando lugar a las estrategias de organización comunitaria de lxs vecinxs de barrios populares en torno a la salud de sus niñeces, en coordinación con instituciones del Estado. La fortaleza de estas acciones radica en la decisión de convocar a estxs vecinxs como sujetos activos, con poder de decisión, capacitándolxs como promotorxs de salud. Así, pueden contribuir en sus barrios con el diseño de acciones e intervenciones integrales, articuladas con efectores estatales y situadas en las realidades de cada territorio. Específicamente, en relación a la salud nutricional, se buscó poner en movimiento acciones de acompañamiento y protección a las familias para reducir los efectos negativos de la malnutrición que comprometen el desarrollo de una vida plena. Durante la infancia y adolescencia la alimentación es fundamental para el crecimiento y desarrollo, pudiendo también representar uno de los principales factores

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de prevención de las enfermedades más prevalentes en la edad adulta.

La investigación surge como una respuesta a uno de los problemas más acuciantes en los barrios populares. El impacto de la situación nutricional repercute profundamente en el crecimiento, desarrollo y salud integral en todos los aspectos. La dificultad para el acceso al sistema sanitario en la mayoría de los barrios populares conlleva la necesidad de crear estrategias desde la organización comunitaria para garantizar el derecho a la salud. A su vez, la falta de estadísticas acerca de la situación nutricional de lxs NyA más humildes impide generar políticas públicas efectivas y eficaces para abordar la situación. Los indicadores son el punto de partida para contar con información confiable para analizar nuestra realidad, interpelar y poner en discusión estrategias de intervención para modificar la inequidad que se naturaliza en el ámbito alimentario, proponiendo soluciones a problemas concretos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) (2021), el término “malnutrición” se refiere a las carencias, los excesos y los desequilibrios de la ingesta calórica y de nutrientes de una persona. Abarca tres grandes grupos de afecciones:

• La desnutrición, que puede verificarse por el bajo peso (un peso insuficiente para la edad) o la emaciación (un Índice de Masa Corporal -IMC- bajo para la edad), cuando se trata de procesos agudos, de corto tiempo de evolución. Cuando se trata de procesos crónicos, suele presentarse como retraso del crecimiento o baja talla (una talla menor a la esperada para la edad).

• La malnutrición relacionada con los micronutrientes, que incluye las carencias (la falta de vitaminas o minerales importantes) o el exceso

• El exceso de peso (sobrepeso y obesidad) y las enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación (como la hipertensión arterial, las cardiopatías, la diabetes y algunos cánceres).

Muchas veces estas formas de malnutrición suelen asociarse. En particular en los sectores populares, es muy común la coexistencia de exceso de peso y carencia de micronutrientes2. Suele relacionarse al alto consumo de ultraprocesados que tienen gran aporte calórico con bajo valor nutricional y baja ingesta de vegetales, fuente principal de fibra y micronutrientes.

La obesidad en adultxs es uno de los factores determinantes que explican el crecimiento de las principales causas de mortalidad y morbilidad a nivel mundial. Asimismo, está

demostrado que la obesidad desde la infancia predispone a complicaciones respiratorias, gastrointestinales, musculoesqueléticas, metabólicas y psico-sociales3

Cuanto más temprano se intervenga sobre sus determinantes, más efectivos serán los resultados para prevenir estas complicaciones o disminuir su daño.Varios estudios han demostrado que lxs niñxs con obesidad tienen mayor probabilidad de convertirse en adultxs con obesidad que lxs niños con normopeso4 Más de dos tercios de los NyA que presentan sobrepeso entre los 10 y 14 años serán luego adultxs con obesidad. Por ello, el exceso de peso en la infancia es una variable predictiva de exceso de peso durante la adultez. En nuestro país, las principales causas de mortalidad son las Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT), destacando las causas cardiovasculares con el 20,4% del total y las tumorales con el 16,8% en el año 20205. Según la Guía de Práctica Clínica sobre Diagnóstico y Tratamiento de la Obesidad en Adultos, el sobrepeso y la obesidad constituyen el sexto factor principal de riesgo de muerte en el mundo. Cada año fallecen alrededor de 3,4 millones de personas adultas como consecuencia del sobrepeso y la obesidad. Además, explican el 44% de la carga de diabetes, el 23% de cardiopatías isquémicas y entre el 7 y 41% de ciertos cánceres6

El derecho a una alimentación adecuada es un derecho esencial que está consagrado en una multiplicidad de declaraciones, pactos y convenciones internacionales, las cuales obligan a los estados a llevar adelante políticas que aseguren su cumplimiento7. En Argentina el derecho está consagrado mediante la Constitución Nacional a través del inciso 22 del artículo 75. La obligación de los agentes públicos alcanza al Estado en su nivel nacional, provincial y municipal, así como a los poderes ejecutivo, legislativo, judicial, Ministerio Público y Defensor del Pueblo.

Asimismo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) plantean de manera muy clara que es necesario asegurar el acceso de todas las personas, en particular los pobres, a una alimentación sana y nutritiva. El ODS 2 establece “Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”. Entre sus metas, el ODS 2 fija la meta 2.1: “Para 2030, poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas, en particular los pobres y las personas en situaciones vulnerables, incluidos los lactantes, a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año”. Y la meta 2.2: “Para 2030, poner fin a todas las formas de malnutrición, incluso logrando, a más tardar

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en 2025, las metas convenidas internacionalmente sobre el retraso del crecimiento y la emaciación de los niños menores de cinco años, y abordar las necesidades de nutrición de las adolescentes, las mujeres embarazadas y lactantes y las personas de edad”8

La alimentación es un acto fundamental y organizador en la vida de cualquier persona. Rige y condiciona, incluso sin darnos cuenta, todos los aspectos de nuestras vidas. El Ministerio de Salud de la Nación Argentina (2016) dentro de sus Guías para la Alimentación de la Población Argentina define la alimentación saludable como un sinónimo de “dieta saludable”, en términos de calidad y cantidad de nutrientes. También refiere al aporte de todos los nutrientes esenciales que permitan a las personas mantenerse sanas y prevenir enfermedades. En este sentido, lo saludable en la alimentación suele aparecer en términos muy vinculados a “lo biológico”, al rol de los nutrientes en nuestro cuerpo y a una concepción de lo saludable como un estado que hay que mantener para cumplir funciones.

Por todo esto, pretendemos analizar la alimentación y nutrición infantil desde un enfoque de derechos. Nos referimos a que el Estado es garante de promover y proteger los derechos de las personas desde una posición activa, entendiéndolas como sujetos de derechos. Desde este enfoque se sustituye la “caridad” y la “ayuda” por un concepto de solidaridad basada en los Derechos Humanos. El Estado tiene la obligación jurídica de garantizar los derechos de las personas. En este sentido, según la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina, garantizar es remover todos los obstáculos que impiden el goce pleno del derecho. El derecho a la alimentación es un derecho fundamental consagrado en 1948 en la Declaración Universal de Derechos Humanos, que en su artículo 25 dice: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado, que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios…”. También forma parte del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ONU, 1966), donde se reconoce el “derecho de toda persona a estar protegido contra el hambre”, comprometiendo a los estados a mejorar los sistemas de producción, conservación y distribución de alimentos y sobre todo a asegurar la distribución equitativa de los alimentos. Pero el derecho a la alimentación es más que protegernos contra el hambre:

es el derecho a tener acceso, de manera regular, permanente y libre, directamente o mediante compra con dinero, a una alimentación cuantitativa y cualitativamente adecuada y suficiente, que corresponda a las tradiciones culturales de la población a la que pertenece el consumidor y que garantice una vida psíquica y física, individual y colectiva, libre de angustias, satisfactoria y digna9.

En Argentina, se reconoce a la alimentación como un derecho con rango constitucional de forma implícita (es decir, no está escrito en la ley) ya que forma parte de la Constitución Nacional a través de Declaraciones y Tratados Internacionales que se encuentran en uno de sus artículos y que protegen los derechos de todxs, como la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

Según la Organización para la Agricultura y Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) (2011), podemos decir que existe Seguridad Alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento, acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos, para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias culturales en cuanto a los alimentos, a fin de llevar un buen vivir. Esto supone que se cumplan sus cuatro dimensiones:

• Disponibilidad: exige que haya alimentos suficientes, a disposición constante de todas y cada una de las personas, en cantidad, calidad y diversidad suficientes.

• Accesibilidad: refiere a los recursos adecuados para adquirir alimentos apropiados y una alimentación nutritiva.

• Sostenibilidad: las personas deben tener acceso a alimentos adecuados en todo momento.

• Seguridad: se vincula el derecho a la alimentación con los derechos a la salud y el de los consumidores y usuarios a recibir información cierta, clara y detallada sobre la composición de los alimentos.

En una sociedad globalizada, donde los alimentos son considerados una mercancía, se hace cada vez más difícil acceder a ellos y hay cada vez más personas que no pueden pagarlos, quedando nuestra alimentación en manos de empresas monopólicas y transnacionales. Estas empresas son las que deciden finalmente qué producir, quiénes producen y en qué condiciones, cómo comercializarlos, cómo distribuirlos y a qué precio; en definitiva, determinando cómo y qué comer en cada región, en cada país y en cada territorio. Al decir de Patricia Aguirre, “las dietas del planeta las deciden los directorios de 250 empresas”. Estas empresas de alimentos, grandes

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multinacionales, terminan definiendo qué se come en cada lugar donde ellas entran con su negocio, el de vender alimentos. No solo mercantilizan el alimento, ya que se convierte en un objeto que es “bueno para vender” (pero no bueno para comer), sino que ponen en el mercado aquello que fabrican, la mayoría de las veces, de baja calidad nutricional y, algunas veces, a bajo costo para hacerlos más accesibles: “en un mundo dominado por el mercado vos no comés lo que querés, comés lo que podés comprar”10

En línea con esto, la Licenciada en Nutrición Miryam Gorban, referente y militante latinoamericana en materia de Soberanía Alimentaria, plantea que en nuestro país el problema alimentario no está vinculado con la disponibilidad de alimentos, sino con su accesibilidad física y económica. Es decir que el problema está relacionado con el precio de los alimentos, el poder adquisitivo y la capacidad de compra de las personas o familias11. La concentración de las actividades de producción, industrialización, distribución y comercialización de alimentos en pocas empresas o grupos empresariales influye inevitablemente en la formación y especulación de su precio, impactando negativamente en los pequeños comercios de cercanía, en la situación de la agricultura familiar y finalmente en lxs consumidorxs. A su vez, el aumento de los precios de los alimentos incide negativamente también sobre los salarios, sobre todo en los sectores de menores ingresos. Cuanto mayor es la proporción que utilizamos para la compra de alimentos por el aumento de su precio, menor es la proporción que nos queda para satisfacer otras necesidades y deseos.

En el mundo, a partir de la aparición y promoción del consumo de alimentos hiperindustrializados o ultraprocesados, hubo una tendencia a homogeneizar nuestra alimentación y a perder nuestra identidad alimentaria. LLamamos ultraprocesados a aquellos alimentos que produce la industria combinando ingredientes como aceites, azúcares, almidones y sobras de carnes, entre otros, con cantidades frecuentemente pequeñas o minúsculas de alimentos sin procesar o mínimamente procesados. Por ejemplo: gaseosas, jugos, productos de copetín como papas fritas, salchichas, enlatados, etc. Este aumento del consumo de productos ultraprocesados y la pérdida de identidad, generó un impacto negativo en nuestra salud.

La posibilidad de conocer el estado nutricional de los NyA nos permite hacer un análisis más preciso de la situación en la que nos encontramos. Si bien el estudio

transversal muestra solo una foto y no el desarrollo de los NyA como proceso longitudinal, se trata del primer estudio de este tipo luego de la pandemia por COVID-19. Este trabajo describe NyA que habitan en barrios populares. Aunque no contamos con información sobre ingresos de las familias para evaluar su situación socioeconómica, a priori podemos afirmar que gran parte de ellxs viven en la pobreza. Pero no es lo mismo ser pobre en un barrio popular o en un barrio integrado al trazado urbano. Las características de su alimentación, pautas culturales de comportamiento, acceso a la educación, a la salud y a un trabajo registrado son diferentes, y eso impacta rotundamente en la situación nutricional de lxs NyA. Es por eso que remarcamos la importancia de tener datos precisos de esta población y no generalizar aquellos datos obtenidos en otros estudios nacionales que miden pobreza por ingresos. A pesar de que representan una significativa porción de nuestra población y deberían ser objeto de políticas focalizadas por tratarse de aquellxs en mayor situación de vulnerabilidad, no podemos pretender que el presente estudio sea representativo del total de los sectores que hoy conviven con la pobreza en nuestro país. Por otro lado, el trabajo junto con promotorxs de salud en el marco de una campaña sobre malnutrición permite un alcance territorial y numérico muy grande y suficientemente representativo, aunque impide desarrollar un diseño muestral probabilístico, ponderado y por clusters, como sería ideal.

Este estudio expone el fuerte impacto de la situación alimentaria en NyA de mayor vulnerabilidad. El alto porcentaje de malnutrición por exceso se asocian en gran medida con los índices de inseguridad alimentaria secundarios a la dificultad en el acceso a los alimentos debido al proceso inflacionario. La drástica caída del consumo de alimentos esenciales como carnes, lácteos y vegetales frescos suele verse compensada por la suba en la ingesta de alimentos ricos en hidratos de carbono pero de acotado valor nutricional. Este tipo de alimentación puede cubrir las necesidades energéticas pero no los requerimientos nutricionales necesarios para un desarrollo y crecimientos adecuados y el mantenimiento de una salud óptima. La malnutrición por exceso que vemos en nuestros barrios suele combinar sobrepeso u obesidad con carencia marcada de micronutrientes esenciales. En especial durante las etapas más tempranas de la vida, esto suele afectar el desarrollo neurológico y el crecimiento de lxs niñxs. Pero además tiene impacto directo en la salud,

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significando una peor capacidad inmunológica del organismo facilitando la aparición de infecciones, la merma de la capacidad intelectual y de aprendizaje, problemas respiratorios, trastornos gastrointestinales y hepáticos, disminución de la capacidad de realizar actividad física y mayor riesgo de trastornos psíquicos como depresión o ansiedad (Ministerio de Salud, 2013).

Este tipo de alimentación, que es la única salida para un gran número de familias, recorta la posibilidad de lxs NyA de tener un desarrollo saludable. Esta realidad facilita la aparición de ECNT de manera más precoz. Si a esto sumamos que en barrios populares es más difícil el acceso al sistema de salud, nos encontramos con una realidad donde se multiplica la posibilidad de padecer patologías crónicas a edades más tempranas, comprometiendo su desarrollo, aumentando la morbi-mortalidad y afectando sus posibilidades a futuro de tener una vida digna y con pleno goce de derechos. Así, las desigualdades socio-económicas impactan fuertemente en la situación nutricional de lxs NyA, no ya con niñxs con bajo peso y emaciación, sino con exceso, con un fuerte impacto en su desarrollo integral y las posibilidades de llevar adelante una vida plena. Queda claro cómo la pobreza y la malnutrición tienden a formar un círculo donde una retroalimenta a la otra (CEPAL, WFP, 2017). Es por ello, entonces, que la epidemia de obesidad afecta de manera directa a la población más vulnerable. Los sectores excluidos de la sociedad, tanto en términos de condiciones de vida como de ingresos, son los que padecen en mayor medida las consecuencias de no acceder a una alimentación adecuada.

Por un lado, porque la obesidad afecta el rendimiento en la escuela, en el mercado de trabajo y, por ende, en la capacidad de generar ingresos, siendo un factor para la reproducción de la pobreza; y, por otro lado, debido a que la población en barrios populares tiene menor acceso a políticas preventivas y de promoción, como en lo referido a la posibilidad de un diagnóstico precoz y eventual abordaje para atender las consecuencias de una deficiente alimentación. En este sentido, la obesidad plantea un serio problema de desigualdad y exclusión en términos sociales y de política pública.

Particular preocupación nos produce la situación en los lactantes. El aumento excesivo de masa grasa desde incluso los primeros meses de vida predispone al sobrepeso y la obesidad en la infancia y la adolescencia.

Esto se suma a la alta prevalencia de baja talla encontrada. La malnutrición a esta edad es un síntoma de las desigualdades socio-económicas: si analizamos las causas detrás tanto del exceso de peso como de la baja talla en los primeros años de vida, nos encontramos que los principales factores de riesgo son causas evitables del embarazo –bajo o alto peso del niño al nacer, ganancia de peso excesiva de la madre, diabetes durante el embarazo– que muestran un problema de acceso a los controles, causas prevenibles durante los primeros meses de vida –consumo de alimentos con alto contenido calórico pero bajo valor nutricional, complementación inadecuada de la lactancia materna– o complementación de la lactancia materna con otras leches de manera temprana (Ministerio de Salud, 2013), en muchos casos por la imposibilidad de la madre de trabajar y amamantar al niñe a la vez.

Es de destacar el pico más alto de malnutrición en el grupo etario entre los 6 y 9 años inclusive. Se trata de lxs niñxs que comienzan su proceso de escolarización primaria, momento en que suelen cambiar los hábitos alimentarios por dos motivos principalmente: los comedores escolares y la posibilidad de comprar por su cuenta en kioscos escolares u otros negocios alimentos de su agrado sin supervisión de lxs padres y madres. Esto refuerza la discusión acerca de los alimentos ofrecidos en los establecimientos educativos, tanto en los comedores como en los negocios, y la necesidad de regular los productos y su publicidad. Esta situación está empujada por la realidad económica que atravesamos. Si analizamos los datos del INDEC (2022a), del segundo semestre 2021 al primero del 2022, hay un 29,1% de aumento en los ingresos de las familias. Pero al analizar la Canasta Básica Total (CBT) vemos un incremento del 29,0% y del 33,8% para la Canasta Básica Alimentaria (CBA). Esto explica claramente la baja disminución en la pobreza y el aumento de la indigencia en el último periodo, y esto se refleja particularmente en NyA. Esto es producto del altísimo aumento de los precios de los alimentos que empujan el proceso inflacionario. Se destaca además el fuerte incremento de las ganancias de las empresas de alimentos, principales beneficiarias de este proceso, que genera una fuerte transferencia de recursos desde el bolsillo de la población a un sector sumamente concentrado de nuestra economía (Universidad Popular Barrios de Pie, 2022).

A esto hay que sumarle los problemas que vienen enfrentando los comedores y merenderos comunitarios en el último tiempo por falta de abastecimiento de alimentos. Por otro lado, el perfil de los alimentos que reciben es principalmente de procesados y ultraprocesados,

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alto en hidratos de carbono y bajo en proteínas, fibra y otros micronutrientes esenciales Como dice Patricia Aguirre en su libro Ricos flacos y gordos pobres, la alimentación en crisis:

... que el 50% los hogares sean pobres, no quiere decir que esa misma cantidad de población caiga inmediatamente en la enfermedad y la muerte. Antes y dependiendo en gran medida del punto de partida, de su vulnerabilidad, de sus saberes y sus poderes: comerán distinto, sustituirán productos caros (frutas, verduras, lácteos, carnes) por otros más baratos (pan, fideos, grasas, azúcares), comerán menor variedad de productos y platos únicos (comida de olla), se “llenarán” con pan y mate, cambiarán la manera de distribuir la comida entre los miembros del hogar (probablemente los viejos y las mujeres resulten perdedores frente a los adultos varones y los niños), se reunirán con otras familias en su misma condición para intentar acciones comunes, recurrirán a instituciones públicas o privadas en busca de asistencia, etc.12

Además, Aguirre describe cómo se naturaliza la representación de “cuerpo fuerte” en los hogares de menores ingresos, relacionado al de empleo mano de obra intensivo, en construcción, por ejemplo. Y para nutrir a este “cuerpo fuerte”, recurren a alimentos también representados como fuertes: la carne, fideos, etc. Los criterios que cumplen es que son “rendidores”; es decir, son baratos, llenan y gustan.

Como se ve, el panorama es alarmante y debe ser atendido de manera integral. Para comenzar, es necesaria una prórroga de la Ley de Emergencia Alimentaria, sustento de la Prestación Alimentar y los refuerzos de alimentos a los espacios comunitarios.

Hoy más que nunca esta política cumple un rol clave para garantizar un plato de alimento en la mesa de millones de familias. Pero también es necesario aumentar la cobertura a los mayores de 15 años y diseñar políticas específicas que aborden la situación de la juventud, principal víctima de la pobreza y la indigencia en nuestro país.

Además, es fundamental revertir la fuerte transferencia de recursos que significa el aumento indiscriminado e injustificado del precio de los alimentos. Necesitamos aplicar herramientas existentes como la Ley de Abastecimiento y la Ley de Góndolas a fin de evitar las maniobras especulativas y la cartelización del sector alimentos. Es urgente un congelamiento de precios de los alimentos que amenazan, inflación mediante, en seguir

aumentando los niveles de indigencia. Asimismo, necesitamos un aumento de suma fija para lxs trabajadores y medidas que produzcan un shock distributivo para las familias en situación de indigencia. Necesitamos que se grave un impuesto especial a los formadores de precios de alimentos mientras dure la emergencia alimentaria. Es imprescindible poner encima de la mesa el debate sobre la responsabilidad social de los sectores concentrados que condicionan nuestra economía.

Por otro lado, es necesario reforzar las iniciativas y empresas de alimentos de la economía popular, fuente genuina de organización con principios solidarios y no especulativos, que puede ser una fuerte alternativa a una cada vez más concentrada industria de los alimentos. Deben fortalecerse circuitos alternativos de distribución y oferta de los alimentos, facilitando y promoviendo las ferias y mercados de proximidad de productores y MiPyMEs sin intermediarios directamente en los barrios. Para esto, es urgente la creación de una Empresa Nacional de Alimentos que sea capaz de articular y potenciar estas políticas.

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1 Reproducimos fragmentos de: Emergencia Alimentaria. Informe y análisis de situación en los barrios populares. 2023 [En línea, consultado el 4 de abril de 2023: https://upbarriosdepie.com.ar/emergencia-alimentaria-informe/].

2 Ministerio de Salud de la Nación. Sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes. Orientaciones para su prevención, diagnóstico y tratamiento en Atención Primaria de la Salud. 2013.

3 CEPAL. El costo de la doble carga de malnutrición: impacto social y económico. 2017. GBD. Global, regional, and national disability-adjusted life-years (DALYs) for 333 diseases and injuries and healthy life expectancy (HALE) for 195 countries and territories, 1990–2016: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study. 2016. OECD. Obesity and the Economics of Prevention. FIT NOT FAT. OECD. 2010.

4 Daniels, S. “The Consequences of Childhood Overweight and Obesity” en: The Future of Children. 16(1), pp. 47-67, 2006.

5 Dirección de Estadísticas e Información en Salud. Estadísticas vitales. Información básica Argentina - Año 2020. Ministerio de Salud de la Nación. 2022.

6 Ministerio de Salud de la Nación. Guía de Práctica Clínica Nacional sobre Diagnóstico y Tratamiento de la Obesidad en adultos. 2014.

7 Declaración Universal de los Derechos Humanos - 1948, Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales - 1966, Informe de la Relatora Especial sobre el derecho alimentación – A/71/282 2016.

8 Organización de las Naciones Unidas. Resolución 70/1. Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. ONU, 2015

9 Declaración del Relator de Naciones Unidas, J. Ziegler. Derecho a la alimentación. ONU. [En línea, consultado el 10 de noviembre de 2022: https://www.ohchr.org/es/specialprocedures/sr-food/ about-right-food-and-human-rights ]

10 Aguirre, P. “Las dietas del planeta las deciden los directorios de 250 empresas” en: Revista Almagro, 2018 [En línea, consultado 5 de noviembre de 2022: http://almagrorevista.com.ar/patricia-aguirre-antropologa-laalimentacion-las-dietas-del-planeta-las-deciden-los-directorios-250-empresas].

11 Gorban, Met. al. Seguridad y Soberanía Alimentaria. Colección Cuadernos, 2011.

12 Aguirre, P. Ricos flacos y gordos pobres. La alimentación en crisis. Buenos Aires, Editorial Capital Intelectual, 2004, pp. 28-29.

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