SABORABUENASNOCHES
UN DIOS
Padre - Madre
Hace unos días leyendo a Leonardo Boff, me encontré con la idea de que el amor de Dios es un amor de padre y de madre: “El Padre de Jesús sola mente es padre si es también madre”. No voy a entrar en el detalle teológico, pero el que quiera hacerlo puede empezar leyendo el número 239 del Catecismo de la Iglesia Cató lica, que se encuentra fácil en Inter net. Lo primero que pensé es que, visto así, adquiere más sentido que Dios nos haya creado a su imagen y seme janza, porque entonces en Él estaría tanto el vigor del amor paterno como la ternura del amor materno, como dice Boff también más adelan te. Es decir, lo masculino y lo femeni no de Dios impreso en el alma del ser humano. Y lo segundo que pensé, inevitable mente, fue en mi papá y mi mamá, mirándome. Y entonces me imaginé a Dios PadreMadre mirándome. Dos miradas que son una. La mirada de mis padres que, juntas, hacen la mirada de Dios. Y no pude dejar de pensar también en la mirada de Don Bosco, que
debería ser fascinante: cautivadora y penetrante, a la vez que transparen te y empática. No sé, así me lo imagi no. Debería ser, sin duda como la mirada de Dios, que es todo eso y mucho más. Y es que Don Bosco no podía ver la realidad con otros ojos que no fueran los de Dios. Tanto de Dios corría por sus venas que no podía mirar a sus jóvenes con otra mirada que no fuera la mirada del mismo Dios. Don Bosco entonces, debería mirar a sus jóvenes con mirada de padre y mirada de madre, como la mirada amorosa de Dios. Mirada tierna y compasiva, que exige y da libertad. Don Bosco mira a sus jóvenes con la mirada de Dios, un Dios que es padre y madre. No se me ocurre otro argumento más convincente para afirmar que en la misión salesiana, a la hora de vivir el carisma de Don Bosco y sobre todo al mirar la realidad de nuestros gurises y gurisas, tenemos que mirar con ambas miradas: la masculina y la femenina, la de padre y la de madre, la de educador y educadora. Porque así mira Dios, como padre y como madre.
Mirar y comprender la realidad solo con una mirada, será una mirada incompleta. No será como mira Dios. La vida de los jóvenes solo podremos mirarla y comprenderla de la mejor manera si la miramos como Dios la mira, con mirada de padre y de madre. Te invito a pen sar en tu lugar de trabajo, de apostolado, en tu familia, en tu grupo, en tu oratorio, de qué Juan Manuel Fernández sdb manera están pre sentes las miradas masculinas y femeninas de Dios, sobre todo la femenina, que es la que más ausente ha estado y en algunos espacios aún sigue estando. ¿Qué podés hacer? “El Padre de Jesús solamente es padre si es también madre”. Mire mos la realidad de nuestros gurises y gurisas como mira Dios, como un Dios PadreMadre.
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