POLÍTICAS DE GESTIÓN DEL PATRIMONIO Y LOS MUSEOS
Es evidente que los bienes patrimoniales tiene unas características físicas y simbólicas que se van degradando a los largo del tiempo, pero poco a poco se va considerando una percepción simplista la de considerar al patrimonio como la herencia monumental que hay que transmitir a generaciones futuras y que requiere de unos gastos de mantenimiento. Por tanto ese estático y ordenado almacén de la memoria, que parece que debamos mantener a prueba de carcomas es más bien un centro de logística. En ese centro los bienes patrimoniales, entran, o salen, o desaparecen, o se transforman a resultas de las acciones de los hombres y mujeres que de forma individual o colectiva interactúan con dichos bienes patrimoniales a través de la conservación, la creación, la recuperación, la valorización, la preservación, la recreación, el uso etc.
El patrimonio puede considerarse como un conjunto de servicios de «fronteras cambiantes y calidad variable», que son producidos por el sector público, los propietarios privados, los agentes territoriales (públicos o privados) que muestran interés por los elementos patrimoniales, en un entorno normativo fijado por el Estado. La producción de patrimonio depende por tanto de la agregación de decisiones de producción, estáticas o no, de cada uno de los agentes que toman de decisiones de forma, a priori independiente. (X. Greffe, 2003, pág 68)
La economía, como ciencia social puede aportar interpretaciones analíticas y recetas instrumentales que auxilien a tomar decisiones en un marco eficiente y democrático.
LAS DECISIONES SOBRE LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO ¿Qué puede decir la Economía sobre la protección del patrimonio?, o más aún, ¿debe decir algo?. La pertinencia de la aproximación económica, a pesar de los recelos que causa a algunos agentes implicados en la preservación de los bienes patrimoniales, no puede ser puesta en duda. Partiendo del hecho de que la Economía, tal como señalan los manuales más sencillos, es aquella ciencia que trata de la toma de decisiones sobre el destino de recursos en un entorno de escasez de los mismos. Así, cabe reseñar que la decisión de proteger el patrimonio, en entornos colectivos es una decisión doblemente económica. En primer lugar todas Sociedad, en términos teóricos debe decidir que parte de sus recursos se destina a la protección del patrimonio existente. Y esta decisión ya supone un dilema social, ya que toda elección tiene un coste de oportunidad. Es evidente que los recursos utilizados no pueden satisfacer simultáneamente a ningún otro tipo de preferencias colectivas.
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