ALGUNAS CONSIDERACIONES Y RECOMENDACIONES GENÉRICAS A MODO DE CONCLUSIONES
ALGUNAS RECOMENDACIONES Nuestra experiencia, como asesores en procesos de planificación cultural en entornos locales, nos lleva a formular algunas reflexiones genéricas que podrían ser tomadas en consideración, al menos como referencia, en contextos geográficos distintos y en estadios de desarrollo diversos. 1. La orientación de estrategias de desarrollo local hacia los sectores culturales muestran, tal como hemos tratado de argumentar en las páginas anteriores, algunas ventajas incuestionables, pero la vía de la cultura no es la única vía posible. El desarrollo local sustentable es posible, e incluso en algunas ocasiones preferible, articularlo sobre otros sectores productivos. Que el «glamour» de la cultura no nos ofusque en el necesario análisis de costes y oportunidades de las estrategias alternativas. 2. La planificación cultural debe sobreponerse sobre el territorio adecuado, que es aquel que comparte ex ante- un significativo conjunto de valores compartidos. Resulta tan infructuoso tratar de encajar estrategias de planificación cultural en espacios que culturalmente no comparten cierto grado de homogeneidad como plantear intervenciones en subterritorios de un espacio cultural. 3. Los agentes culturales, sean estos creadores, empresas o consumidores, locales o externos, no son seres angelicales y desinteresados. Detrás de discursos grandilocuentes sobre la Historia, o la identidad local o la importancia de determinada manifestación artística se pueden rastrear sin mucha dificultad, la voluntad de determinados individuos o grupos de interés de secuestrar la política cultural. Las políticas culturales no están orientadas hacia los sectores culturales sino deben responder a las necesidades colectivas de los ciudadanos sean estos más o menos consumidores de cultura. Las políticas culturales tienen efectos asignativos y redistributivos y sólo pueden considerarse eficaces si mejoran el bienestar colectivo. 4. La manipulación de la dimensión simbólica –esto es, la política cultural– es un ejercicio especulativo de resultados inciertos, ya que los factores que determinan las creencias, las prácticas, el sentido de identidad o la expresividad y la comunicación, son muy complejas. A veces, planificar en el ámbito de la cultura se convierte en un ejercicio de aprendices de brujos que desatan procesos incontrolables o provocan numerosos efectos indeseados. La responsabilidad consiste en una gestión prudente de todo aquello que tiene que ver con las sensaciones y las emociones de los individuos. 5. La promoción de las prácticas culturales, y no sólo del consumo, es uno de los grandes olvidos de las políticas culturales, a pesar de que son las prácticas culturales (en el ámbito de los hobbies o la
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