Internacional
Incendios de desmonte y de campos Pablo Canziani*
Alto el fuego Los incendios de grandes proporciones de los meses pasados en nuestra región, además del clima sumamente caluroso y de las quema para el cultivo, implican un proceso creciente y descontrolado que afecta gravemente a buena parte del planeta Hace pocos meses, extensas áreas de Bolivia, Brasil, Paraguay, las provincias argentinas de Córdoba, Santa Fe, Corrientes, Chaco y Formosa registraron graves incendios forestales y de campos. Sabemos que, en parte, la quema de campos es provocada por la creencia de sus dueños que ello ayudaría a la producción y que las elevadísimas temperaturas registradas a fines del invierno y en primavera fueron otra causa de los incendios. Nos detenemos aquí para analizar los incendios provocados por desmonte. Los habitantes de nuestros países parecen haber descubierto este fenómeno solo en los últimos años. Pero la realidad indica que este es un proceso creciente, descontrolado y muy grave que afecta a nuestro continente, a África y a Asia. La expansión de la frontera agropecuaria destruye ecosistemas vitales para el sostenimiento de la vida en el planeta, sin ningún criterio más que el del libre mer-
cado para la maximización de la ganancia. Es lo opuesto a criterios de mercado basados en la equidad, la producción balanceada, orientada a cubrir las necesidades de la humanidad, el comercio justo de productos y servicios, en un marco de sustentabilidad ambiental, social y económica, como indica la Doctrina Social de la Iglesia y la encíclica Laudato Si’. Esto mismo ocurre cada vez con más frecuencia en Australia, Europa meridional y oriental y en la costa oeste de Estados Unidos, como consecuencia del cambio que ya está alterando el sistema climático de manera grave y significativa en varias partes del planeta, en especial del hemisferio norte. Los incendios de bosques y pastizales, antes ocasionales, son cada vez más frecuentes y descontrolados. Los incendios de desmonte en Gran Chaco y Amazonia vienen creciendo de manera significativa desde aproximadamente 1995, coincidentemente con el
surgimiento de la soja transgénica y el boom de consumo en China. A partir de ese año y hasta por lo menos 2010, Brasil cada año desmontó en Amazonia el equivalente o más a la superficie de la provincia de Tucumán. Estas zonas desmontadas se utilizaron para cultivos de soja y la ganadería en feedlot principalmente. En este modelo se genera un círculo vicioso entre producción de granos y una ganadería insustentable que se justifican y sostienen mutuamente. Pero al mismo tiempo se destruyen los servicios ecosistémicos (bienes y servicios que proveen los ecosistemas: agua pura, renovación de suelos, estabilidad climática, biodiversidad) que sostienen las grandes cuencas hídricas del continente: Amazonas, Orinoco y Cuenca del Plata, y agro ecorregiones como la pampa húmeda, eficientes en producción de alimentos vegetales y animales, con gran potencial para la producción de alimen-
Esteban Ignacio Flickr
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Ciudad nueva - Enero - Febrero 2021