Crónicas de la Diversidad N° 17 MAYO 2021

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Crónica desde los coloridos corredores de 1 una escuela en Monterrico escribe: Tatsuya (Liz Adalia Oscata Castillo)2

No recuerdo que me hayan gustado los vestidos de «pequeña». Mi madre fue la que me vistió toda mi infancia, así que me vestía como «una mujer»; sin embargo, a esa edad uno no es consciente de lo que es, simplemente vives tu vida. Así yo solía vivirla, sin pensamientos, solo con una sonrisa. Era feliz supongo, inocente, más que ahora por supuesto; tal vez por eso me impactó darme cuenta que no era en realidad lo que mi madre creía. Nunca fui lo que la sociedad creía de mí. .... Primer grado, en un salón en el corredor del primer piso, «una niña» inocente da sus primeros pasos a una vida fuera de casa, pasar casi 9 horas lejos de mis padres era algo nuevo, pero de cierta forma pude sobrellevarlo. Había muchas niñas, todas bonitas, todas arregladas porque era el primer día. Mi primera interacción fue con una niña, parecía de mi edad, me emocioné bastante. «Nuevos amigos» pensé. Aunque ella me trató mal, simplemente no me di cuenta, ojos y pelo igual de negros, ella era bonita. Mis recuerdos sobre esos primeros días son difusos. Recuerdo que la mayoría de las niñas tenían el pelo largo, algunas enrulado, lo cual me parecía lindo. Desde siempre me han gustado las cosas lindas, algo de niñas ¿no es así? Lo lindo es de niñas, tal vez por eso ahora me gustan las mujeres. Sin embargo, alguien destacaba, ella/él/elle no sé qué pronombres usará ahora, pero esa persona resaltaba. Era totalmente diferente al resto, en un colegio solo de niñas, todas usaban el mismo uniforme: falda, pelo largo amarrado de manera grácil y todas con cara de niña; pero esa persona era tan diferente como yo, solo que no nos dábamos cuenta aún. Pelo corto enmarañado, le recuerdo usando el buzo todo el tiempo, o el pantalón debajo de la falda; le gustaban cosas diferentes, ¿muñecas? Nada que ver, a esa persona le gustaban los Power Rangers tanto como a mí, aunque yo sí usaba falda y tenía el pelo largo en una media cola con un moño crema. Yo era «una niña» como las demás exteriormente, no porque me gustara vestir así, sino porque el reglamento decía que así debíamos de vernos, ser presentables. A esa persona no parecía importarle, el hecho de que éramos niños fue un gran factor, pero yo sabía que esa persona simplemente era así. Libre. Mirarle era maravilloso y pasar tiempo juntos era magnífico. Fui muy feliz siendo su amigo en esa época, donde corríamos todos los días por el corredor del primer piso. Fue una primaria fantástica porque no pensaba en ser «una niña», no pensaba en comportarme porque «una niña» debe ser decente, no me importaba, a su lado podía ser yo, inconscientemente ya sabía quién era a esa edad.

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Crónica realizada en el marco del curso Literatura LTGB+ Peruana. Escrita con el acompañamiento de Alex Klauer. Nací en alguna clínica en el distrito de Lima, pero pasé parte de mi infancia en el Callao. Nací el 16 de abril del 2002, tengo 19 años. Soy estudiante de Lingüística y Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú.


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