economía acuícola Por: Francisco Javier Martínez Cordero *
La agenda social en el desarrollo de la acuicultura en México y América Latina.
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La FAO va un paso más adelante en el análisis social del financiamiento en la pesca y acuicultura y lo inicia para los acuicultores de recursos limitados (AREL), y los pescadores artesanales. Los esquemas diseñados en los gobiernos de la región no han alcanzado a estos productores AREL, ante lo cual esquemas llamados de financiamiento autógeno, son la única solución.
S
on tiempos de cambio. Al menos las grandes líneas de la nueva política sexenal en México así lo indican, evidenciando que la agenda social -que para un sector de producción primaria como la acuicultura involucra desarrollo rural incluyente y sostenible- será prioritaria. Valga la aclaración que esos tiempos de cambio se han reconocido cada que inicia un nuevo gobierno, probablemente más como un deseo de la población, que como una intención real de acción desde el gobierno. Sin embargo, hay elementos externos que nos hacen pensar que la intención esta vez puede ir anclada a las tendencias mundiales de desarrollo. Por ejemplo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas son compromisos hechos por la mayoría de los países con meta en el 2030, y buscan, con un carácter de urgencia como no se había visto antes, la acción y atención a problemas de inclusión social que siguen pendientes. Si sumamos a este objetivo, el igualmente relevante y urgente, de controlar las proyecciones negativas de efectos mundiales por el cambio climático, tenemos en las manos como gobierno un grupo de compromisos que cumplir, que requieren acción y no solamente análisis, y especialmente, que se irá revisando continuamente en cuanto a sus avances de acuerdo a sus metas programadas.
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En esa agenda social de desarrollo de la acuicultura en la región de América Latina y el Caribe, el financiamiento es central. No es coincidencia que en estos momentos organizaciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Banco Mundial y WorldFish, estén trabajando fuertemente en el análisis del financiamiento en la Iniciativa del Crecimiento Azul (ICA). El diagnóstico apunta, inicialmente y de manera grave, a que poco se ha avanzado en el desarrollo del sector micro, pequeño y mediano (MiPyME) de los países de América Latina y el Caribe. No hay resultados consistentes que muestren una tendencia sos90
tenida del crecimiento de este sector en nuestros países, con todo y que son el motor de las economías, en cuanto al número de empresas, número de empleos y hasta producción en la mayoría de los casos. La FAO va un paso más adelante en el análisis social del financiamiento en la pesca y acuicultura y lo inicia para los acuicultores de recursos limitados (AREL), y los pescadores artesanales. Los esquemas diseñados en los gobiernos de la región no han alcanzado a estos productores AREL, ante lo cual esquemas llamados de financiamiento autógeno, son la única solución. El financiamiento autógeno es definido por la FAO regional como: “aquel que cuenta con recursos de las propias organizaciones y son administrados por y para sus miembros”. Este recurso financiero