E Los buenos deseos
D
ecir que el 2020 ha sido un año calamitoso es una simpleza; algo tan evidente, que no necesita confirmación. Para los sabios, cada etapa es un proceso de enseñanza y aprendizaje, de crecimiento y revelación. El ancestral I Ching, El Libro de las Mutaciones, un antiguo oráculo chino (¡vaya ironía!) habla de los cambios, de las transformaciones, de cómo lo que está lleno se vacía y de cómo lo vacío tiende a llenarse. La vida pareciera una búsqueda constante del equilibrio, que es imposible mantener durante largo tiempo. Varios meses de encierro dan la oportunidad de reflexionar sobre muchas cosas… Y dentro de esas conjeturas, inevitables en estos casos, vamos armando nuestras propias meditaciones para elegir el destino y trazar el mapa que deseamos transitar. Y concluimos que somos unos privilegiados, porque tenemos la oportunidad de hacer lo que nos gusta, lo que sabemos hacer con esmero, lo que nos proporciona felicidad. Porque hacia eso apuntan casi todos los sistemas filosóficos, hacia la consecución de una buena calidad de vida, una forma saludable de enfrentar los retos vitales, la resolución positiva a los problemas cotidianos. En un país como el nuestro, quizá no sea tarea fácil, pero nadie dijo que lo sería, y ciertamente, el resto del mundo no parece estar mucho mejor. Y aunque “mal de muchos, consuelo de tontos”, la verdad, es que seguimos siendo un país con muchas oportunidades.
Directora-Editora
Nuestra revista de cierre de este 2020 es una prueba de ello, porque seguimos viendo, –tercamente– el “vaso medio lleno”; porque seguimos apostando por nuestro país, por nuestro futuro, el de todos, porque en estos duros momentos, más que nunca se ha comprobado que sin unión, no hay crecimiento ni desarrollo posible. Y aunque parezca que somos casos excepcionales, ciertamente formar parte de un club, en el que nos sentimos seguros, respetados y, especialmente, unidos, nos da ese plus tan necesario para ver con optimismo el año 2021. En estas páginas conversamos con el fotógrafo Fran Beaufrand y tomamos como nuestras sus palabras: “No todo en nuestro país se ha perdido, no todo el mundo se fue, no todos cerraron sus santamarías”. Es probable que sea a menor escala, que tal vez sea de forma más sencilla, que nuestras prioridades sean más modestas, pero realizadas con el mismo esmero, calidad y profesionalismo que requiere un producto bien hecho, dirigido a un público que no dejará de ser crítico y exigente. Con entusiasmo y un profundo agradecimiento, nos preparamos para darle la bienvenida a un nuevo año, siempre con la confianza de que tendremos las herramientas y capacidades necesarias para abordar con eficiencia sus retos. Con cariño, Frahanciz Herrera
8