Correo del Maestro Núm. 188 - Enero de 2012

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artistas Y ARTESANOS

Aprendamos a ver cine XXII UNA(S) DE VAQUEROS Luis Ignacio de la Peña cinema.wisc.edu

Cuando se dice en el español de México “cuéntame una de vaqueros”, eso significa que el receptor de la frase exagera desmedidamente, que miente a sabiendas y sin trabas, sin temor de morderse la lengua. Sin embargo, cuando es John Ford quien nos cuenta una de vaqueros, ahí sí las cosas cambian mucho, ahí sí que estamos frente a narraciones con buena trama, personajes sólidos y de buena miga, factura resuelta con economía de recursos retóricos e impecable sentido de qué se quiere decir y cómo.

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John Ford.

ohn Ford (John Martin Feeney, su nombre verdadero) nació en 1894 en el estado Maine, Estados Unidos, hijo de padres de origen irlandés. Se inició en el cine en 1914 y, de acuerdo con la Internet Movie Database (IMDb), realizó 160 películas, la última rodada en 1966. De ellas 62 fueron mudas y buena parte está perdida o sólo sobreviven fragmentos. Murió en 1973, reconocido y considerado uno de los más grandes cineastas de todos los tiempos. Ya desde su periodo silente Ford se especializó (aunque nunca de manera exclusiva) en el western. Algunos de esos westerns fueron estelarizados por Tom Mix y Buck Jones.1 Llama la 1

A quien desconozca estos nombres, le recomiendo que escuche la canción de Chava Flores que se llama “Dos horas de balazos” (y claro, que lean el artículo de esta serie “Aprendamos a ver cine XX. Un género (casi) propio del cine”, Correo del Maestro, núm. 185, octubre de 2011, pp. 45-54.

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atención que no hiciera ninguno con William S. Hart. De esas obras mudas conozco únicamente lo que subsiste de una (By the indian post, 1919, más bien una comedia ambientada en el Oeste), pero desconozco la más célebre de sus películas de ese periodo: El caballo de acero (The iron horse, 1924), una muy ambiciosa superproducción de la que en general se han expresado buenos comentarios que parecen confirmar los fragmentos que he logrado ver. Al iniciarse el cine hablado (a partir de 1928), Ford no realizó ni un solo western. Habría que esperar hasta 1939, año en que dirigió una obra que sin vuelta de hoja y por donde se le vea es de las más destacadas del cine mundial: La diligencia (Stagecoach). Realizar esta película implicó una lucha en la que Ford tuvo que vencer varios prejuicios imperantes. En primer lugar, las películas de vaqueros habían pasado de moda e invertir en lo

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