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Charrismo Sindical

Imágenes cortesía Archivo General de la Nación

¿Una mentira repetida se convierte en verdad? La respuesta es compleja y quizá más que «verdad», tendríamos que subrayar el «efecto de verdad» que conlleva tal premisa.

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El empresario y pensador inglés Robert Owen es considerado el padre del cooperativismo; según el historiador italiano Gian Mario Braco debemos recordar que el fundador del socialismo inglés no fue Karl Marx sino Robert

Owen, y que Owen no predicaba la lucha de clases, sino la doctrina de la fraternidad humana. En el ecuador del siglo xix, los sindicatos se crearon en Europa Occidental y en la América anglosajona. En mayo de 1886, los Estados Unidos regularon la jornada de 8 horas, debido a la masacre de Haymarket, que tuvo lugar en Haymarket Square, Chicago, el 4 de mayo y que fue el punto álgido de una serie de protestas que desde el primer día del mes se habían producido en respaldo a los obreros en huelga en pos de mejores condiciones laborales. Durante una de las manifestaciones, una persona hasta hoy desconocida, lanzó una bomba casera a la policía. Esto desembocó en un juicio en contra de ocho trabajadores; cinco fueron condenados a muerte y tres recluidos. Desde entonces se conmemora el 1 de mayo como el Día Internacional del Trabajo

En México, la tradición sindical partió de los procesos de industrialización derivados de las políticas de modernización del Segundo Imperio Mexicano. Con Lerdo de Tejada, a la cabeza del ejecutivo, en el marco de la República Restaurada, el primer sindicato fue el Gran Círculo de Obreros de México, fundado en 1872. No obstante los logros porfirianos de orden y progreso solo fueron posibles con graves costos sociales. Las huelgas de Cananea y Río Blanco, antecedentes directos de la Revolución Mexicana, motivaron las sociedades gremiales que exigían desde la eliminación de las tiendas de raya y las mejoras conseguidas con sangre por los trabajadores norteamericanos. Finalmente, en 1917 con la Constitución Política de México fueron reconocidos. El Artículo 123 dice que los obreros [...] tendrán derecho para coaligarse en defensa de sus intereses, formando sindicatos. Para funcionar con reconocimiento oficial, se deben registrar ante la Secretaría del Trabajo y Previsión Social o en una junta local de conciliación y arbitraje.

LAS PERVERSIONES SINDICALES

En esa búsqueda de “paz laboral”, las funciones o beneficios gremiales se han decantado por un quehacer cada vez más político y económico que han forjado imperios empresariales. En México, los sindicatos se han visto dominados por intereses particulares y sus líderes están a menudo involucrados en actividades que implican una conducta clientelista, jerarquizada y desigual, es decir, charrazo duro y puro.

La primera vez que se sutilizó el término «charrismo» en torno a los sindicatos fue el 21 de julio de 1948. El entonces secretario de Hacienda, Ramón Beteta tomó la decisión de cancelar la paridad del peso con respecto al dólar, lo que provocó la primera gran devaluación de la moneda mexicana. Los dirigentes sindicales ferrocarrileros, petroleros, mineros, metalúrgicos, telefonistas y la Coalición de Sindicatos Industriales convocaron a un paro nacional en el entonces Distrito Federal para intentar contrarrestar la política económica del presidente Miguel Alemán Valdés. La principal queja era que la clase política no pensaba en las consecuencias que esta decisión traería para la clase trabajadora.

Jesús Díaz de León fungía como secretario general del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana. Conocido como el Charro, por su afición a la charerría, el 28 de septiembre de 1948, con el afán de disuadir el paro, presentó cargos ante la Procuraduría General de la

República contra los dirigentes sindicales Valentín Campa y Demetrio Vallejo, acusándolos de desfalco. Ambos fueron detenidos inmediatamente con un proceso penal plagado de irregularidades.

La cercanía de Díaz de León con el poder lo llevó a representar un modelo que se extendería por sexenios y que hoy mantiene secuestrados los gremios laborales. Para 1958: el del líder charro o del charrismo sindical ya había echado raíces. De acuerdo con Antonio Alonso en El movimiento ferrocarrilero en México, 1958/1959, se trató de una política de Estado encaminada a restar influencia o liquidar a los sindicatos y centrales obreras independientes, que estorbaban al mandatario en turno en su afán por impulsar al sector privado. Alonso distingue esa modalidad del control sindical por las siguientes características: - Empleo de las fuerzas armadas del poder político para apoyar a una dirección sindical. - Uso sistemático de la violencia. - Violación permanente de los derechos sindicales de los agremiados. - Abandono de los métodos democráticos. - Malversación y robo de los fondos de los trabajadores. - Tráfico deshonesto de los intereses gremiales. - Connivencia de los líderes con el gobierno y los capitalistas. - Corrupción en todas sus formas.

Se volvió común, además, que el “líder charro”, con el apoyo del partido oficial, escalara políticamente como diputado o senador. En su ascenso social iba distanciándose de sus agremiados y terminaba por defender a las instituciones y a sus propios intereses. En ese sentido, Miguel Alemán impuso a la fuerza a Díaz de León como líder del sindicato ferrocarrilero, que hasta ese momento tenía completa independencia del gobierno.

Después de esta imposición, el Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República denunciaron esta maniobra y acordaron su destitución, pero el 14 de octubre, el Charro y cientos de policías dirigidos por el coronel Serrano del Estado Mayor Presidencial, tomaron a la fuerza la sede sindical y el comité fue desconocido. Asimismo, se giraron órdenes de aprensión contra sus dirigentes nacionales.

Esta medida resultó tan eficaz que pronto se replicó con otros sindicatos: en diciembre de 1949, el de petróleos, y en 1950, el minero. A partir de entonces, los tres sindicatos han estado

bajo la custodia y la manipulación de los gobiernos, sexenio tras sexenio. Así se escribió el destino y el camino del sindicalismo en México.

El charrismo es pues, esa forma grotesca y cínica en la que el gobierno busca manipular a la clase obrera trabajadora. Los amigos del gobierno, los líderes o charros han encontrado la fórmula más poderosa para perpetuarse al controlar a una nutrida base que emitirá su voto hacia el candidato que mejores promesas les brinde. Autoritarismo, mutuos favores y apoyos a costa de trabajadores, quienes como peones protegen al “rey” y a la “reina”.

LÍDERES SINDICALES

En México crece la corrupción, el abuso y el nepotismo con cada nuevo funcionario y en cada nuevo sexenio. Los sindicatos están igual o más infectados que los partidos políticos.

Ejemplos abyectos como Elba Esther Gordillo, “ex”lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (snte) con 23 años en el cargo, o Carlos Romero Deschamps, “ex”líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (stprm) durante 26 años, hacen patente y latente los excesivos lujos y perversiones tanto de ellos como de sus familias. La forma obscena y descarada en que la que enriquecen, jamás hubiese podido darse con sus acotados sueldos.

De acuerdo con la Secretaría de Educación Pública (sep) en 2012, la Maestra tenía un sueldo de 31 mil pesos, pero la revista Quién en dicha época, calculó el precio de cada prenda y accesorios de un solo atuendo y la suma llegó a más de 100 mil. Su derroche abarca viajes, automóviles de lujo, una sobresaliente colección de arte que nunca le fue confiscada, propiedades en Ciudad de México y los Estados Unidos. De sus cirugías plásticas y el sacrificio de animales exóticos en aras de pactos y “limpias”, ya ni hablamos.

La “lideresa” comenzó su carrera política con el partido clientelista por excelencia en el que militó por 46 años. Llegó a ser secretaria general el pri y el mismo partido, en el gobierno de Enrique Peña Nieto, se encargó de acusarla de los delitos de defraudación fiscal, crimen organizado, operación con recursos de procedencia ilícita y lavado de dinero.

Arrestada el 26 de febrero de 2013, a principios de 2021 alcanzó la libertad y las disculpas, porque las pruebas en su contra no acreditaban su responsabilidad. La Fiscalía General de la República (fgr) le devolvió los bienes confiscados en su detención: 3 inmuebles, 7 cuentas bancarias, un lote de libros y 3 automóviles de los cuales resalta uno de colección, un Chrysler Desoto 1936. También el Tribunal Federal de Justicia Administrativa (tfja) anuló un crédito de más de 16 millones de pesos que el Servicio de Administración Tributaria (sat) pretendía cobrarle.

Su carrera política está lejos de terminar, ahora en libertad y cuasi absuelta de todos los cargos, muestra una vez más el tamaño de la impunidad que ha crecido en México. Pronto, muy pronto sabremos si el rumor con bases de que el Partido Redes Sociales Progresistas tiene el respaldo Gordillo y si ella aún cuenta con las bases electorales para que siga siendo “respetada”.

El caso de Carlos Romero Deschamps es muy similar, durante su dirección del stprm fue acusado de corrupción, malas prácticas y hasta desvío de recursos con los fondos de la organización. Todo empeoró en 2000, cuando presuntamente desvió 1 millón 500 mil pesos para la campaña de Francisco Labastida Ochoa candidato por el pri. Estuvo bajo investigación en el sexenio de Felipe Calderón y con el tiempo el caso se desechó.

Sus excesos fueron cada vez más obvios y hasta sus hijos mostraban en redes sociales su excéntrico estilo de vida. En septiembre de 2012 salieron a la luz fotografías en las que se veía a su hija, Paulina Romero, quien presumía viajes en aeronaves particulares, joyas de diseñador, entre otros lujos. En 2013, el turno fue de su hijo José Carlos Romero con un Ferrari Enzo, valuado en 2 millones de dólares. No olvidemos aquella lujosa villa en una de las zonas más exclusivas de Miami, Florida, que según información de Proceso, Juan Carlos Romero adquirió en 5 millones 500 mil dólares, en la zona conocida como Millionaire’s Row, donde tiene como vecinos el tenista serbio Novak Djokovic o la “celebridad”, Kim Kardashian. El caso de la cultura no es mejor. En 2016 en una afán de reorganizar y volver a agrupar se creó el Sindicato Nacional Democrático de los Trabajadores de la Secretaría de Cultura que reúne en su mayoría a personal administrativo, técnico y manual del Instituto Nacional de Antropología e Historia, del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, Radio Educación y del Centro Nacional de las Artes. Esto en apariencia pues las disputas y cotos de poder, han subdivivido a tal grado las fuerzas gremiales, que hoy cuenta con once secciones o subdivisiones todas con cierto poder, control y presión:

Las perversiones van desde plazas heredadas que ponen en riesgo al patrimonio cultural tangible mueble, consejos sindicales que detienen la atención al público y la operación del museo, biblioteca o zona arqueológica…, funciones que impiden el trabajo de profesionales, actividades tan partidas que transversalmente coartan la labor inter y transdisciplinaria… La cultura está coptada y el sindicato tiene más fuerza que el propio director de un espacio y del mismo director del instituto. Con la reforma laboral contra el outsourcing, las instituciones se tambalean, pues quien “saca el trabajo” no son los trabajadores sindicales, sino aquellos quienes sin contrato, prestaciones, ni pagos justos ni a tiempo, hoy legalmente no pueden trabajar. Los resquicios legales hará se queden, pues sí o sí las y los necesitamos. Sin los trabajadores del famoso capítulo 3000 estamos en desamparo.

En México, el sindicalismo esta corrompido. Aquel fundacional esfuerzo por agremiar a trabadores y defenderlos de intereses gubernamentales o particulares, hoy muestra su degradación más ominosa.

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