CIRINEO COFRADÍA DEL SILENCIO Y SANTO VÍA CRUCIS
Silencio Juan Fresneda Pérez
Regreso Santo Vía Crucis. Autor: GINPIC FOTOGRAFÍA
En los años veinte del pasado siglo, la Semana Santa de Albacete se reducía a la Procesión de los Pasos el Miércoles Santo, la del Nazareno el Viernes Santo por la mañana y la del Entierro por la tarde, para finalizar con la del Resucitado el Domingo de Resurrección. La Sociedad de Señoras, fundada en 1853 para sostener el culto divino en las Iglesias de Justinianas y San Agustín, fueron junto al Párroco de San Juan, Don Paulino Bustinza, los precursores de la Procesión del Silencio, que se celebró por primera vez el uno de abril de 1926, Jueves Santo, manteniéndose hasta 1931. Posteriormente en el año 1941 también tuvo lugar, no habiendo más referencias hasta un cuarto de siglo después. Fue una fría noche de enero de 1951, reunidos en la Parroquia de la Purísima y según consta en el Acta Constitucional, cuando se procedió a la fundación de la Cofradía del Silencio y Santo Vía Crucis, adoptando como imagen titular la del Santísimo Cristo del Con-
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suelo, obra del escultor murciano Antonio Garrigós, adquirida en propiedad durante la exposición de arte religioso celebrada a finales de septiembre de 1950 en el Casino Primitivo. El grupo de fundadores estaba constituido por jóvenes de Acción Católica y personas de reconocido prestigio en la sociedad albaceteña, participando en su génesis D. Antonio Garrigós Messeguer, sacerdote coadjutor de la Parroquia de la Purísima e hijo del escultor mencionado, siendo el primer Presidente D. Vicente Santamaría Merlo. Veinticinco años después, el 22 de marzo de 1951, se retoma la Procesión del Silencio en la noche de Jueves Santo, incorporándose también al ciclo pasional la Procesión del Santo Vía Crucis, cuyas primeras salidas tenían lugar a las cuatro de la tarde del Viernes Santo, ambas partiendo de la Iglesia Parroquial de la Purísima pero con recorridos diferentes a los actuales. Desde entonces, han transcurrido casi siete décadas, en las que miles de penitentes han acompañado en silencio a Cristo recién muerto, represen-