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APROXIMACIÓN A LOS ASPECTOS SIMBÓLICOS E ICONOGRÁFICOS de la Procesión del Silencio y Santísimo Cristo de los Mineros
Cada Jueves Santo, desde hace casi un siglo, la Semana Santa de Cartagena acoge una de sus más peculiares procesiones, el más austero y penitencial de los cortejos californios, la Procesión del Silencio, que con el devenir de los años, y por diversas circunstancias que motivaron su unión con otra procesión, creada años más tarde por esta misma cofradía, pasó a denominarse Procesión del Silencio y Santísimo Cristo de los Mineros.
Procesión del Silencio, única procesión reglamentada de las que realiza la Cofradía California que a través de los artículos de su reglamento, redactado desde su origen, estableció la actitud que debían mostrar los cofrades que en ella participaran, su composición y la severidad con la que había sido concebido este nuevo desfile.
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Noche de silencio, noche de dolor, noche de penitencia y oración expresada con el voto temporal de silencio que los cofrades realizan antes del inicio del cortejo. Práctica piadosa y de penitencia con la que sus participantes se comprometen a guardar silencio mientras dura la procesión, además de participar en ella con el rostro cubierto, a excepción del Hermano Mayor, manteniendo así el anonimato de todos sus penitentes y portapasos. El toque de una carraca1 anunciaba durante años, en el interior del templo, la formación de los cofrades minutos antes de iniciar el desfile, carraca cuya misión era hacer callar y respetar el voto de silencio. Ritual que en la actualidad se ha perdido y que con el paso de los años fue sustituido por la lectura de un extracto de su reglamento. Lectura realizada con la finalidad de recordar a sus participantes el espíritu penitencial de la misma.
Noche de tinieblas, de ausencia de la luminosidad característica de nuestros cortejos, que en este desfile se convierte en símbolo de perdición y de muerte. Luz tan solo proveniente de los cirios y velas que iluminan los hachotes y tronos, fuego que ilumina, que quema y purifica, expresión de penitencia ante la inminente muerte del Redentor que se anuncia con la apagada y triste percusión de un tambor con sordina, con el que se alude al duelo por la muerte de Cristo. Redoble armonioso que se transforma en anuncio, oración e invitación al rezo a su paso.
Procesión del “Ecce Homo”, como así se denominó en su origen2, que se incorpora al ciclo sacro californio en el año 1928, enmarcada en un período de gran esplendor de las cofradías penitenciales cartageneras producido durante la tercera década del siglo XX, época que proporcionó a nuestra Semana Santa numerosos cambios y novedades que propiciaron una renovación conceptual de la misma, estableciendo las bases fundamentales de su actual modelo y configuración3 . Esta nueva procesión, además de configurarse con una estética diferente4 , aportó nuevos aspectos iconográficos y simbólicos a la Semana Santa de nuestra ciudad, ampliando con ella el ordenado relato que las procesiones cartageneras realizaban de los hechos acontecidos en el desarrollo de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
VARÓN DE DOLORES, ECCE HOMO
La imagen del “Ecce Homo”, nuevo y único paso que en su origen formaba parte de la Procesión del Silencio, incorporó a la Semana Santa de Cartagena una nueva iconografía de la figura de Cristo, con la que se hará referencia a uno de los episodios más transcendentes y conocidos de su Pasión, enmarcada dentro de un conjunto de representaciones que tienen como objetivo excitar la compasión del espectador mostrando el sufrimiento de Jesús antes de su muerte.
El Ecce-Homo, una de las más acertadas creaciones de la iconografía cristiana, constituye un trasunto del “Varón de Dolores” profetizado por Isaías5, al evocar el momento de la presentación de Jesucristo al pueblo de Jerusalén por parte de Poncio Pilatos, coronado de espinas, revestido de una clámide púrpura y un cetro de caña entre sus manos.6
La representación del Ecce Homo individualiza la figura de Cristo, segregándola del resto de los personajes que conforman el contexto narrativo de esta esce-
1. Artículo 10º del Reglamento de la Procesión del Silencio. 2. Artículo 1º del Reglamento de la Procesión del Silencio. 3. Botí Espinosa, María Victoria, “El esplendor cofrade de los años veinte y la primera salida de la Procesión del Silencio”, El Flagelo, XIII, 2003, pp. 29-31. 4. “…una joya de la fe; nada de ostentación ni brillo, no hay luces deslumbradoras, ni profusión de flores ni recamados trajes, ni músicas armoniosas, ni ese chocar de armas y tintinear de escudos, que pone—aún sin querer— una nota bulliciosa en todo animado cortejo;…” Óscar Nevado, El Porvenir, 5-3-1928. 5. Isaías 53 , 3-12 6. “Iconografía del Ecce Homo”, Comunidad de la Pasión en Sevilla. ABC de Sevilla, 23 de marzo de 2010. Recuperado de http://cofrades.sevilla.abc.es/profiles/blogs/iconografia-del-ecce-homo
na. Constituye, por tanto, una representación mística, no histórica, para ponerse al servicio de una reflexión teológica y moral más profunda, no meramente narrativa7 .
Para representar esta imagen los californios trasforman la figura de Jesús Prendido, que como Ecce Homo se nos muestra en solitario, sin sus sayones, coronada de espinas, cubierta con un manto y un cetro de caña entre sus maniatadas manos, representación de la humanidad doliente del Hijo de Dios.
VIRGEN DEL SILENCIO, ESPERANZA NUESTRA
Denominada en origen, como Virgen del Silencio, en alusión al nombre con el que se concibió esta procesión, en 1944 los californios aprueban la incorporación de un nuevo paso en su cortejo de Jueves Santo8, el de una Virgen Dolorosa, que sin advocación concreta pasa a formar parte de ella hasta que años más tarde, por iniciativa de Balbino de la Cerra, y para rememorar la antigua relación de la Cofradía del Prendimiento de Cartagena con la de la Esperanza de Madrid, pasó a representar la advocación de la Virgen de la Esperanza9. Una nueva iconografía para la Semana Santa cartagenera, representación letífica del dolor de María que llora, sufre y calla ante su hijo vejado. “Stabat mater dolorosa“ para la que la esperanza en la victoria final de Cristo frente a la muerte, mitiga su angustia10 . Esperanza, nombre que vence la tiniebla y la muerte.
El origen de esta advocación lo encontramos en la época paleocristiana, cuando a través de símbolos se comenzaron a representar los distintos emblemas cristianos. En este caso, la Esperanza era representada a través de un ancla, relacionándose directamente con el ámbito marino y las dificultades que este conllevaba. De esta forma, este símbolo evolucionó a lo que conocemos como cruzancla11, símbolo de un nuevo comienzo y esperanza de vida para el cristiano, utilizada también como un atributo que alude a la Pasión de Cristo. Ancla de la que encontramos referencia en la Carta a los Hebreos12: “La cual tenemos como segura y firme an-
Ϯ Ecce Homo. Fotografía de José Diego García
cla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor (…)”.
“Spes Nostra”, “…vida, dulzura y esperanza nuestra”. Dolorosa arquetipo de Esperanza, a la que con el canto de la Salve los cofrades californios rompen el voto de silencio de esta procesión, con el que hacia la media noche de cada Jueves Santo concluyen su ciclo penitencial los cofrades del Prendimiento. PROCESIÓN DEL CRISTO DE LOS MINEROS, GERMEN DE NUEVAS ESCENAS PARA LA PASIÓN CALIFORNIA.
La reforma de la celebración Semana Santa, propiciada por la modificación de la liturgia llevada a cabo por la Iglesia en 1955, con el decreto Maxima Redemptionis nostrae mysteria (30 noviembre 1955), posibilitó a los californios la iniciativa de crear un nuevo desfile para la noche del Sábado Santo.
7. López-Guadalupe Muñoz, Juan Jesús, “Entre la narración y el símbolo. Iconografía del Ecce Homo en la escultura barroca granadina” Boletín de Arte, n.39, 2018,
Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Málaga, pp. 85-86. 8. Botí Copado, Arturo, La Agrupación de San Pedro, La Virgen del Silencio y La Magdalena, Tiara, nº 5, 1999, pp 14 y 15. 9. Solemne Procesión del Silencio y Santísimo Cristo de los Mineros, Recuperado de www.cofradiacalifornia.es/solemne-procesion-silencio-y-santisimo.asp 10. Sánchez Mantero, Rafael. Las cofradías de Sevilla en la modernidad/ Universidad de Sevilla, 1988 -p. 230. 11. Recorrido iconográfico por la advocación de la Esperanza, Recuperado de www.lavozdecordoba.es/tu-voz/terciopelo-y-ruan/2017/12/20/recorrido-icono-grafico-la-advocacion-la-esperanza/ 12. Carta a los Hebreos 6, 19.
Ϯ Virgen de la Esperanza. Fotografía de José Diego García
En 1956, a instancias del entonces Hermano Mayor de los californios, Francisco Celdrán, en el Cabildo Permanente de 28 de febrero de ese año, se decidió sacar para la noche del Sábado Santo una nueva procesión denominada del Santísimo Cristo de los Mineros, compuesta por tres pasos: el Cristo de los Mineros, la Vuelta del Calvario y la Virgen Dolorosa, nuevas escenas que tan solo procesionaron en la noche del Sábado Santo cartagenero de ese año, al ser suspendida en 1957 para ese día por decisión episcopal, tendiendo los californios que reubicar este cortejo en la noche de Jueves Santo tras el desarrollo de la Procesión del Silencio.13 Además de cambiar de día, este desfile incorporará ese año un nuevo paso, el de la Magdalena en el Calvario.
El conjunto de nuevas escenas, elegidas por los californios para esta procesión supone un valioso enriquecimiento de la iconografía pasional cartagenera, a la que los cofrades del Prendimiento incorporaron pasajes que nos narran otras vivencias experimentadas por los personajes de la Pasión que estuvieron presentes en el momento de la Muerte de Cristo: la Virgen María, San Juan Evangelista y María Magdalena.
Inspiradas, probablemente, por el conocimiento que los cofrades californios tenía de las obras pasionarias realizadas por Mariano Benlliure para la ciudad de Crevillente, como el Cristo de Difuntos y Animas, Las Tres Marías y San Juan, y la imagen de Santa María Magdalena perteneciente al paso titular de la Hermanad del Cristo de la Victoria.
CRISTO DE LOS MINEROS, CRISTO DE LA FE
Cristo representado muerto en la cruz tras el momento inmediatamente posterior a la lanzada que le dio muerte. El Cristo de los Mineros es la única en la Semana Santa de Cartagena que representa la imagen solitaria de Cristo, ya muerto, que aún permanece crucificado en la cruz.
La denominación de Cristo de los Mineros, elegida por el entonces Hermano Mayor de los Californios, Francisco Celdrán, mentor de esta nueva procesión, hacía mención con esta nueva advocación a su vínculo profesional con la minería14 inspirado, quizá, en el también denominado Cristo de los Mineros de La Unión, obra realizada en 1913 por el escultor valenciano José Jerique, imagen que se planteó solicitar para que fuera cedida a los californios en este nuevo cortejo.15
Para la primera salida de la Procesión del Cristo de los Mineros celebrada en 1956, y las posteriores celebradas de 1957 y 1958, la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen cedió la imagen del Cristo de la Fe, realizada en 1941 por Mariano Benlliure, primera obra de este autor para la ciudad de Cartagena, imagen casi idéntica al Cristo de Difuntos y Ánimas, realizada en 1945 para la ciudad de Crevillente por el mismo autor.
En 1959 la Cofradía California adquiere la actual imagen del Cristo de los Mineros al escultor Juan García Talens, vinculado con la obra de Benlliure, del que
13. Botí Copado, Arturo, La Agrupación de San Pedro, La Virgen del Silencio y La Magdalena, Tiara, nº 5, 1999. 14. Monerri, José, Francisco Celdrán, médico y minero, La Verdad, 9 de octubre de 2012. 15. Ródenas Rozas, F.J. y Mouzo Pagán, R., La Semana Santa Minera. Historia de los desfiles pasionales en La Unión, citando a Sáez García, A., El templo del Rosario de La Unión, 1982.
Ϯ Pies del Cristo de los Mineros. Fotografia de José Diego García
Ϯ Cristo de los Mineros. Fotografía de José Diego García
fue colaborador, en la que reproduce el modelo de imagen solitaria de Cristo vencido por la muerte, sin apoyo de acción narrativa, figura que, como Benlliure, dota de un alto contenido religioso, emocional y espiritual, logrando una imagen de gran dramatismo, sin recurrir al efecto de la sangre.
VUELTA DEL CALVARIO, LA SACRA CONVERSACIÓN
Para configurar la escena de La Vuelta del Calvario, los californios en 1957 acuerdan hacer uso de la imagen de la Virgen del Primer Dolor y de San Juan Evangelista, realizadas por Benlliure, disponiendo ambas figuras ante la cruz vacía, grupo que mantuvo esta configuración hasta que en 1970 la Agrupación de San Juan Evangelista, que desfilaba ante este paso, encargó y costeó un nuevo grupo para La Vuelta al Calvario al escultor José Sánchez Lozano, compuesto por la imagen de San Juan (copia del realizado por Benlliure a los californios), la Virgen Dolorosa, para la que se solicitó tuviera los rasgos de la Virgen del Primer Dolor obra de Salzillo, desaparecida en la Guerra Civil, así como de otras dos figuras: María Cleofás y María Magdalena.
En el ámbito cofrade español la escena procesional conformada por la Virgen María, acompañada por San Juan Evangelista y María Magdalena recibe el nombre de “Sacra Conversación”. Este “acompañamiento” puede situarse en cualquier momento de la Pasión o Muerte de Jesús, siempre que estos personajes concurran entre sí en la escena, y pueda darse algún tipo de comunicación entre ellos, ya sea oral o gestual, iconografía que tiene su origen a mediados del siglo XIX en la Semana Santa de Sevilla.16
Ϯ Vuelta del Calvario. Fotografía de José Diego García El grupo de “Las Tres María y San Juan”, realizado por Mariano Benlliure en el año 1946 para Crevillente, que representa a la Virgen María, ayudada por María Magdalena, María Cleofás y San Juan que se dirigen al Calvario, que como se ha indicado anteriormente pudo ser la inspiración a los californios para elegir esta escena, alude también al acompañamiento representado en la Sacra Conversación.
Años más tarde al grupo de la Vuelta del Calvario se le incluyeron dos nuevas cruces acogiendo en ellas las figuras de los dos ladrones crucificados junto a Jesús, esculturas que fueron talladas por el cofrade sanjuanista, Francisco Alarte17 , imágenes que en la actualidad no figuran en esta escena.
MAGDALENA EN EL CALVARIO
En el año 1957, tras la suspensión, por orden episcopal, de la Procesión del Cristo de los Mineros celebrada el año anterior en la noche del Sábado Santo, los californios acuerdan trasladar su celebración a la noche de Jueves Santo, añadiéndole además en ella un nuevo trono, el de María Magdalena en el Calvario18 .
La representación más habitual de la figura de Santa María Magdalena en el contexto cofrade suele ser como testigo de la Pasión y Crucifixión de Cristo. Individualmente se presenta como una de las Santas Miróforas19 que como atributo lleva entre sus manos el frasco con el perfume y ungüento utilizados, según la
16. Ojeda, Alexis, La Sacra Conversación en el mundo cofrade. Diario Sur, 20 de marzo de 2017. 17. Vuelta del Calvario. Agrupación de San Juan Evangelista. Cofradía California. Recopilación de texto de Diego Barahona Ortuño.
Recuperado de www. sanjuancalifornio.org/?page_id=60. 18. Botí Copado, Arturo, La Agrupación de San Pedro, La Virgen del Silencio y La Magdalena, Tiara, nº 5, 1999. 19. Castellano Cervera, Jesús, Las mujeres miráforas junto al sepulcro. Carmelitas descalzas de León.
Recuperado de www.carmelitasdescalzasdeleon. com/2019/04/22/las-miroforas/
Ϯ Magdalena en el Calvario. Fotografías del Museo de la Semana Santa de Crevillente y Agrupación de San Pedro Apóstol
tradición hebraica, para el enterramiento de Cristo.
La representación de María Magdalena en las escenas de la Pasión suele tener un carácter penitencial, bien penando por Jesús en el Camino al Calvario, abrazada al madero donde se halla crucificado Cristo, o formando parte de la comitiva fúnebre20. Mención aparte tiene su protagonismo en el pasaje denominado ‘Noli Me Tangere’, que narra la escena en la que Cristo Resucitado se apareció a María Magdalena que en principio no lo reconoció, pero cuando supo que era Jesús al hacer el ademán de tocarlo le dijo «No me retengas» (Noli me tangere), porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre».21
María Magdalena arrodillada junto a la Cruz en el Calvario, representada en su faceta penitencial, fue la configuración elegida para el nuevo paso de la Procesión del Cristo de los Mineros, imagen que los californios encargaron en 1957 a Juan García Talens, formando parte en este cortejo hasta que 1960, en el que al unir en un único desfile esta procesión con la del Silencio dejó, de procesionar.22
Como la imagen de María Magdalena realizada por Benlliure para Crevillente, la disposición de la figura se representa de rodillas ante la cruz, con los brazos decaídos ligeramente vencidos hacia atrás, cabeza alzada y expresión doliente, motivada por la atroz escena que ante ella se está desarrollado. La noche del Jueves Santo, con la Procesión del Silencio y Santísimo Cristo de los Mineros, los californios realizan una valiosa aportación a la iconografía de la Semana Santa de Cartagena. Cortejo lleno de piadosos símbolos que invitan a la reflexión, la oración y el recogimiento ante la visión del tenebroso conjunto de escenas que transcurren por sus calles totalmente a oscuras.
Ecce Homo, Cristo de los Mineros, Vuelta del Calvario y Virgen de la Esperanza precedidos por un único tambor con sordina y el estricto silencio de todos sus participantes, haciendo especialmente perceptible el tintineo de las lágrimas de cristal que golpean los hachotes de los penitentes y las tulipas de sus tronos, y acompañados por el canto de las innumerables saetas que se interpretan a su paso. Noches de Silencio, noche de penitencia, noche de oración. Noche en la que los californios manifiestan llanto y dolor ante la muerte del Redentor.
Y poniendo fin al desfile, el canto solemne de un miserere arropará la recogida de cada uno de sus pasos, y ante María, Esperanza California, las mudas voces de sus componentes romperán su voto de silencio con el canto emocionado de la Salve, poniendo así epílogo final a la Pasión California en la Semana Santa cartagenera.
María Victoria Botí Espinosa
Ϯ Virgen de la Esperanza. Fotografía de José Diego García
20. Cabasco, Sergio y Abades, Jesús, Santa María Magdalena. Recuperado de www.lahornacina.com/dossiermagdalena.htm. 21. San Juan 20, 10-17. 22. Botí Copado, Arturo, La Agrupación de San Pedro, La Virgen del Silencio y La Magdalena, Tiara, nº 5, 1999.
CARTAGENA | SEMANA SANTA 2022 Ϯ Manto de terciopelo azul de veinticuatro metros cuadrados, bordado en oro por Doña Consuelo Escamez Salmeron que procesiona la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza la noche del Jueves Santo. COFRADIA Fotografía de José Diego García