Cartagena Semana Santa 2022

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APROXIMACIÓN A LOS ASPECTOS SIMBÓLICOS E ICONOGRÁFICOS

de la Procesión del Silencio y Santísimo Cristo de los Mineros C

ada Jueves Santo, desde hace casi un siglo, la Semana Santa de Cartagena acoge una de sus más peculiares procesiones, el más austero y penitencial de los cortejos californios, la Procesión del Silencio, que con el devenir de los años, y por diversas circunstancias que motivaron su unión con otra procesión, creada años más tarde por esta misma cofradía, pasó a denominarse Procesión del Silencio y Santísimo Cristo de los Mineros.

CARTAGENA | SEMANA SANTA 2022

Procesión del Silencio, única procesión reglamentada de las que realiza la Cofradía California que a través de los artículos de su reglamento, redactado desde su origen, estableció la actitud que debían mostrar los cofrades que en ella participaran, su composición y la severidad con la que había sido concebido este nuevo desfile. Noche de silencio, noche de dolor, noche de penitencia y oración expresada con el voto temporal de silencio que los cofrades realizan antes del inicio del cortejo. Práctica piadosa y de penitencia con la que sus participantes se comprometen a guardar silencio mientras dura la procesión, además de participar en ella con el rostro cubierto, a excepción del Hermano Mayor, manteniendo así el anonimato de todos sus penitentes y portapasos. El toque de una carraca1 anunciaba durante años, en el interior del templo, la formación de los cofrades minutos antes de ini-

ciar el desfile, carraca cuya misión era hacer callar y respetar el voto de silencio. Ritual que en la actualidad se ha perdido y que con el paso de los años fue sustituido por la lectura de un extracto de su reglamento. Lectura realizada con la finalidad de recordar a sus participantes el espíritu penitencial de la misma.

Esta nueva procesión, además de configurarse con una estética diferente4, aportó nuevos aspectos iconográficos y simbólicos a la Semana Santa de nuestra ciudad, ampliando con ella el ordenado relato que las procesiones cartageneras realizaban de los hechos acontecidos en el desarrollo de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.

Noche de tinieblas, de ausencia de la luminosidad característica de nuestros cortejos, que en este desfile se convierte en símbolo de perdición y de muerte. Luz tan solo proveniente de los cirios y velas que iluminan los hachotes y tronos, fuego que ilumina, que quema y purifica, expresión de penitencia ante la inminente muerte del Redentor que se anuncia con la apagada y triste percusión de un tambor con sordina, con el que se alude al duelo por la muerte de Cristo. Redoble armonioso que se transforma en anuncio, oración e invitación al rezo a su paso.

VARÓN DE DOLORES, ECCE HOMO

Procesión del “Ecce Homo”, como así se denominó en su origen2, que se incorpora al ciclo sacro californio en el año 1928, enmarcada en un período de gran esplendor de las cofradías penitenciales cartageneras producido durante la tercera década del siglo XX, época que proporcionó a nuestra Semana Santa numerosos cambios y novedades que propiciaron una renovación conceptual de la misma, estableciendo las bases fundamentales de su actual modelo y configuración3.

La imagen del “Ecce Homo”, nuevo y único paso que en su origen formaba parte de la Procesión del Silencio, incorporó a la Semana Santa de Cartagena una nueva iconografía de la figura de Cristo, con la que se hará referencia a uno de los episodios más transcendentes y conocidos de su Pasión, enmarcada dentro de un conjunto de representaciones que tienen como objetivo excitar la compasión del espectador mostrando el sufrimiento de Jesús antes de su muerte. El Ecce-Homo, una de las más acertadas creaciones de la iconografía cristiana, constituye un trasunto del “Varón de Dolores” profetizado por Isaías5, al evocar el momento de la presentación de Jesucristo al pueblo de Jerusalén por parte de Poncio Pilatos, coronado de espinas, revestido de una clámide púrpura y un cetro de caña entre sus manos.6 La representación del Ecce Homo individualiza la figura de Cristo, segregándola del resto de los personajes que conforman el contexto narrativo de esta esce-

1. Artículo 10º del Reglamento de la Procesión del Silencio. 2. Artículo 1º del Reglamento de la Procesión del Silencio. 3. Botí Espinosa, María Victoria, “El esplendor cofrade de los años veinte y la primera salida de la Procesión del Silencio”, El Flagelo, XIII, 2003, pp. 29-31. 4. “…una joya de la fe; nada de ostentación ni brillo, no hay luces deslumbradoras, ni profusión de flores ni recamados trajes, ni músicas armoniosas, ni ese chocar de armas y tintinear de escudos, que pone—aún sin querer— una nota bulliciosa en todo animado cortejo;…” Óscar Nevado, El Porvenir, 5-3-1928. 5. Isaías 53 , 3-12 6. “Iconografía del Ecce Homo”, Comunidad de la Pasión en Sevilla. ABC de Sevilla, 23 de marzo de 2010. Recuperado de http://cofrades.sevilla.abc.es/profiles/blogs/iconografia-del-ecce-homo

COFRADÍA CALIFORNIA


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