Reflexión del Sábado Santo
Tras tu muerte, la vida parece haber perdido el sentido. Al igual que aquel sepulcro, nuestra vida parece estar llena solo por tu cuerpo yacente e inerte. En nuestro día a día, perdemos el recuerdo de tu promesa a una vida nueva; la esperanza de la Resurrección. El silencio vuelve a reinar en este día al compás de la espera, al compás de la oración y la contemplación de un sagrario vacío, al compás de la ausencia del encuentro tuyo en la fracción del pan diario y del cáliz de salvación de tu sangre. La Iglesia entera te llora y al mismo tiempo te ansía en la esperanza de la Vigilia del Sábado Santo. En este día en que el altar y el sagrario están despojados de toda presencia de Cristo, de todo exorno que nos recuerde la fiesta y la vida, dedica algún rato a la oración, al encuentro con Jesús, ausente hasta el día de Resurrección, a través de su Palabra.