En las bambalinas del Stone & Music Festival POR PACO VADILLO, JEFE DE PRENSA DEL STONE & MUSIC FESTIVAL
En un equipo en el que llegan a trabajar juntos más de 200 personas viviendo las noches más especiales de la música en Extremadura, pues las anécdotas se suceden. Un Festival que no deja nada a la improvisación y que sin embargo provoca que ocurran cosas mágicas. Son las mágicas noches de verano emeritense que desde hace lustros ha creado el Festival de Teatro, pero que desde 2016 se han visto ampliadas, para suerte de la ciudadanía y la hostelería emeritense, a todo el mes de septiembre con el Stone & Music Festival. Un Festival que no sólo nace para recibir las mejores giras nacionales e internacionales, sino también para ser un escaparate de nuestro monumento estrella, el Teatro Romano, y por ende, de la ciudad. Un Festival de música diferente, que con tan sólo dos ediciones ha impregnado la ciudad con la marca, haciendo que cada vecino se sienta orgulloso del certamen que congrega a más de 40.000 personas. Un evento que es parte de todos y que promociona las bondades de la capital extremeña. El pasado año tuve la suerte de conocer a un matrimonio argentino, que había viajado del otro lado del océano a Europa para realizar una ruta por los países mediterráneos en autocaravana. Uno de esos viajes que planeas en tu vida y que permitió que este matrimonio, en esta vuelta inolvidable hiciera
◆ Público del día del concierto de Scorpions
parada en Mérida. ¿El motivo? Disfrutar del concierto que David Guetta ofreció en el Stone & Music en el Albergue El Prado. Los conocí justo en la puerta de acceso al macro recinto. Allí me contaron que pasaban la noche en Mérida porque eran seguidores del dj francés y que había aprovechado para visitar Trujillo, Cáceres y Mérida. Desde la otra punta del mundo estaban cumpliendo un sueño que inequívocamente les uniría a Mérida para toda la vida. Por cierto, eran muchos los extranjeros que visitaron la ciudad extremeña con motivo del espectáculo de David Guetta. Franceses, noruegos, ingleses y muchos portugueses se quedaron boquiabiertos con el show de luz y sonido del francés. Nosotros en bambalinas departíamos con Fonsi Nieto, que también formaba parte del cartel y con el personal responsable de la pirotecnia. Un castillo de fuegos artificiales que nos tuvo en vilo y que sin duda supuso el broche de oro a un evento único. Con Guetta pude hablar tras el concierto. Estaba excitado y sorprendido que en una pequeña localidad de Extremadura se hubiera sentido como en Ibiza o Benidorm. Y todo gracias a un trabajo increíble de nuestro equipo de producción, sin duda, de lo mejor del país. Guetta me planteaba irónicamente: “¿En verdad es la primera vez que pincho en Mérida? ¿No conocía ya a este público de antes?”.
Tras Guetta nos desplazamos al maravilloso Teatro Romano. Los productores nos habían concienciado a todo el equipo, protocolo, seguridad, técnicos…de la importancia de respetar hasta la última piedra porque eso lo transmitiríamos al visitante. El equipazo de seguridad capitaneado por José Calderón consiguió satisfacer a muchos seguidores de los artistas que esperaban hasta la madrugada para ver salir a su cantante favorito por la puerta lateral del teatro. Sin duda, donde más se tuvieron que aplicar fue con las fans de José Luis Perales. Un cordón de seguridad tuvo que acompañar al coche del cantante hasta casi la avenida Reina Sofía porque las seguidoras se avalanzaban sobre el vehículo. No había pasado, de esta forma, con ningún otro artista. Perales levanta pasiones, y no es para menos, hablamos de un genio de la música española que estuvo acompañado en Mérida por su mujer, hija y nieto a quien le dedica una de sus canciones más famosas. Ver pasear a Perales con su mujer por el Peristilo del Teatro, disfrutando del entorno, fue un momento para el recuerdo. Al igual que Perales, el onubense Manuel Carrasco vino acompañado de gran parte de su familia en Mérida. Cuando llegó al Teatro, justo antes de su ensayo, lo primero que me contó al saludarle fue: “He llegado apurado y tengo muchísimas ganas de conocer esta ciudad. Estoy en un sitio increíble, soy un privilegiado”. Tal fue así, que acompañamos a su padre a visitar el Anfiteatro Romano y su hermano no paró de decir “Mi hermano ha llegado muy alto, porque tocar en un sitio como éste es sólo privilegio de unos pocos”. La familia de Carrasco disfrutó de Mérida y sus monumentos. Su cercanía, la manera de abrazar a cada miembro del equipo, de sonreír, de preguntar constantemente cómo estábamos…Hacen de Manuel Carrasco un gran artista dentro y fuera de los escenarios. Mérida 2017 | 49