Columna
Por / By
Rosanety Barrios
Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de E&C.
Modificaciones a la Ley de Hidrocarburos: ¿Camino a la transición energética o al monopolio de un Estado atrapado en el petróleo?
T
ratar de analizar la industria de hidrocarburos en cualquier país en este 2021, requiere necesariamente de visualizarla en el contexto de la transición energética. Si no se hace así, se está perdiendo de vista el reto más importante que tiene la humanidad para garantizar su subsistencia: evitar que la temperatura aumente por encima de los 1.5 grados respecto del nivel pre industrial. Como ejemplo, basta revisar el más reciente documento emitido por la Agencia Industrial de Energía, “Net Zero by 2050, A Roadmap for the Global Energy Sector”, en el cual plantea con toda claridad la necesidad que tiene el planeta de reducir el consumo de crudo y gas, para lo cual, es necesario, entre otras muchas cosas, que a partir de este año no se aprueben nuevos proyectos de producción de crudo y gas y que el automóvil eléctrico cubra el 60% de las ventas totales de automóviles para el 2030, por mencionar algunos indicadores. Hasta aquí voy a dejar mi cita a la ruta marcada por la AIE. Veamos entonces la forma en que México se está preparando para enfrentar una caída severa en la demanda de petróleo en las siguientes dos décadas, tomando para ello, los cambios aprobados por el Congreso para la Ley de Hidrocarburos; cuyos efectos se encuentran suspendidos de manera general por el poder Judicial. Por un lado, el requisito de contar con almacenamiento para poder tener un permiso emitido por Sener y/o la CRE, representa una barrera de entrada muy seria al mercado nacional. Podríamos pensar que el evitar que nuevos participantes construyan y operen estaciones de servicio, plantas
10
de almacenamiento y distribución y ductos de transporte para mover producto importado podría tener algún sentido respecto de la transición si se estuviera implementando desde ahora mismo una política que inhiba el consumo de gasolina y diésel para sustituirlos por automóviles eléctricos. Solo que la decisión de construir más refinerías definitivamente es contraria a esa iniciativa.
Los ajustes regulatorios apuntan a evitar competencia para Petróleos Mexicanos, empresa que, por cierto, carece de las inversiones necesarias para disminuir sus crecientes emisiones de metano a la atmósfera y que tampoco cuenta con la tecnología necesaria para producir diesel de ultra bajo azufre. Regulatory adjustments are aimed at avoiding competition for Petróleos Mexicanos, a company that, by the way, lacks the necessary investments to reduce its growing methane emissions into the atmosphere and does not have the necessary technology to produce ultra-low sulfur diesel.
Por otro lado, se planteó un proceso de “suspensión” de permisos, a través del cual Petróleos Mexicanos podría ser el operador de los mismos por un tiempo indefinido y también se establecieron facultades de revocación de permisos ante cualquier falta cometida a la Ley de Hidrocarburos por parte de los permisionarios. Finalmente, se aprobó el fin de la regulación asimétrica para Pemex, con lo que ahora la empresa del Estado puede aplicar los precios y condiciones de venta que mejor convengan a sus intereses. Todo esto desde una posición de control de más del 70% del mercado. Las medidas referidas apuntan a evitar competencia para Petróleos Mexicanos, empresa
que, por cierto, carece de las inversiones necesarias para disminuir sus crecientes emisiones de metano a la atmósfera y que tampoco cuenta con la tecnología necesaria para producir diesel de ultra bajo azufre. ¡Ah! Y no olvidemos la producción de combustóleo en las refinerías, el cual asciende al 30% de cada barril procesado. No sé qué piense usted amable lector, pero a mí me parece que la política energética vigente está dejando en lado la transición energética. La pregunta es: ¿Podrá México insertarse en el sXXI bajo estas circunstancias? Como siempre, la respuesta la tiene usted.