En armonía
Cuidar la salud es cosa de hombres Nuevas Masculinidades
como manera preventiva y de salud para los Hombres.
Es muy interesante abordar el tema de la salud desde la perspectiva de los hombres, ya que es necesario empezar por el principio, y a principio me refiero a preguntas simples, ¿Quién nos enseña a los hombres a tener salud?; A como tener un Autocuidado; a ser preventivos; ¿Realmente esta en el código de ser Hombres el ser Saludables? ó ¿Cuáles son los parámetros de un hombre el ser saludable? ó ¿Solo en algunas situaciones especificas, por ejemplo, para ser productivos y párale de contar? Cuando empecé a escribir este articulo me puse como objetivo la reflexión y la revisión de los aprendizajes de la construcción de la masculinidad, o el ser hombre, en cuanto a como afectan el cuidado de la salud de nosotros los varones. Es muy interesante al trabajar con grupos de hombres y ver que al abordar el tema de la salud del cuerpo y el Autocuidado es un tema muy limitado, es decir, que los hombres no tenemos esta cotidianidad y este contacto próximo con el tema. Y esto se debe justo a los aprendizajes de la masculinidad. Hernan San Martin (1982) en su libro “La crisis mundial de la salud” establece que la salud y la enfermedad, son dos grados extremos en la variación ecológica, son la resultante del éxito o del fracaso del organismo para adaptarse física, mental y socialmente a las condiciones de nuestro ambiente total. Por lo tanto, esto refiere a que la relación que tenemos con nuestro entorno social influyen directamente en nuestro transitar por la salud, lo cual resulta un problema si partimos de los estereotipos y/o aprendizajes de “Ser Hombre”, ya que la masculinidad en nuestro contexto, esta íntimamente relacionada con la fortaleza limitante y rígida, el aguantarse, el no enfermarse, el 6
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resistir, el ser productivo y proveedor, el no caerte, y un numero infinito de mandatos que se nos dicen a los hombres, y eso solamente desde la parte de la física, corporal, sin meternos en el escabroso mundo de las emociones o de la salud mental, el cual nos limitan desde muy temprana edad con la frase de condena “Los Hombres no llorar” que aunque en algunas ocasiones no le hacemos caso, en la mayoría de los varones se hace presente como un Big Brother regulador y limitante. Nota importante es que estos aprendizajes no discriminan etnias, religiones, grados académicos ni clases sociales. La masculinidad se define por negación, es decir, la masculinidad es “no ser”, o al menos no parecer débil, o cualquier cosa que vaya en contra a ser fuerte, ó ser “Hombre”. Existe una imagen de lo “masculino” que ha sido transmitida de generación en generación y que raramente se somete a una reflexión critica. Desde la temprana infancia se aprende que un “verdadero hombre”, tiene que mostrase fuerte, seguro de sí mismo, competitivo, ganador, omnipotente. La masculinidad verdadera requiere dramáticas pruebas. Es un desafío, un premio a ser ganado. Destaca, como encargos asignados a los hombres en diversas culturas, el fecundar, proveer y proteger, con sus consecuentes emblemas masculinos: Autosuficiencia económica, proveer, proteger (esto incluye el coraje físico y enfrentar peligros). Para ello debe evitar que se le note el miedo, el temor a ser humillado por otros hombres (el hombre imaginario o “el otro” mejor que yo), Gilmore. Si profundizamos un poco no deja espacio ni al Autocuidado ni a la Salud como parte del aprendizaje de ser hombre, que solo es vista desde la sobre demanda de la productividad y la explotación del cuerpo; ejemplo nuestro referente de salud masculina