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19. MÚSCULO PIRAMIDAL

Capítulo 19. Músculo piramidal

Capítulo 19 MÚSCULO PIRAMIDAL

M. Sánchez García, J. Sánchez Guerrero, J.A. Sánchez Rodríguez

INTRODUCCIÓN

El músculo piramidal se encarga de producir la rotación externa de la cadera. Se origina en la cara anterior del sacro, insertándose en el trocánter mayor, a nivel de la parte media de su borde superior (forma aplanada y triangular con vértice externo y base en sacro). En la mayor parte de las ocasiones el nervio ciático pasa justo debajo de él (o a su través en el resto de ocasiones).

En el síndrome que lleva su nombre (Síndrome Piramidal o Piriforme), la clínica se produce por una contractura, acortamiento del músculo o hipertrofia del mismo, que comprime y/o irrita al nervio ciático. Las causas más habituales de estos problemas son: caídas o traumatismos, sobreesfuerzos (bicicleta, marcha, malos hábitos posturales,...) e incluso inyecciones.

En el paciente con síndrome piramidal crónico suele predominar el estado de fibrosis tras una inflamación crónica, generando dolor persistente al movimiento e incluso, en raras ocasiones, en el reposo.

El diagnóstico es fundamentalmente clínico. Debiéndose tener en cuenta en pacientes que refieran golpes o inyecciones en la zona glútea o, incluso, en casi cualquier paciente que describa sintomatología compatible con compresión del nervio ciático sin evidente etiología raquídea. La clínica se presenta como dolor en zona glútea, cadera y/o miembro inferior a modo de “pseudociatalgia”, con dolor lumbar presente o ausente (puede estar relacionado con cualquier otra patología lumbar).

Su exploración es sencilla y se pueden realizar diferentes maniobras de provocación. La primera es la presión sobre la zona media de la región glútea, pudiendo desencadenar dolor y hormigueo distal. Otra rotación interna y externa del muslo con la pierna flexionada en noventa grados. Tanto si se hace de forma pasiva como activa este movimiento, elongará y retraerá al piramidal desencadenando dolor local e irradiado.

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Bloqueos miofasciales

INDICACIONES

• Síndrome Piramidal (técnica diagnóstica y/o terapéutica).

POSICIÓN DEL PACIENTE Y SONDA

El paciente se coloca en decúbito lateral sobre el lado contrario al lesionado (con cadera y piernas flexionadas) o en decúbito prono.

Debemos colocar la sonda en eje transversal y/o ligeramente oblicua al eje de la pierna, haciendo un barrido desde la zona medial/superior del sacro a látero-inferior, localizando el ilion y la escotadura ciática mayor por donde discurre el nervio ciático. Justo encima se situará el músculo piramidal, el cual, si tenemos dudas, se podrá visualizar su movimiento con las maniobras descritas anteriormente. Dejaremos en la porción medial el sacro y en la zona lateral aparecerá el hueso ilion, con el nervio ciático entre ambos y el músculo piramidal justo encima (inmediatamente debajo del glúteo mayor).

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TÉCNICA Y ABORDAJE

• Aguja: depende del paciente. Por lo general, 22G de 50-90mm.

• Sonda: Convex.

• Abordaje: en plano, desde lateral o medial a la sonda. Algunos autores defienden el abordaje fuera de plano, siempre y cuando se tenga buen control de la punta de la aguja.

• Infiltración: aconsejamos realizar hidrodisección (suero salino fisiológico) en el espesor del músculo para confirmar la posición (se aconseja infiltración en la zona con mayor espesor). A continuación, administrar medicación elegida (toxina botulínica, anestésico local, corticoide,...). En este tipo de infiltración puede ser útil el empleo de neuroestimulación para aumentar la seguridad (no infiltrar si respuesta sensitiva y/o motora).

IMAGEN ECOGRÁFICA

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CONTRAINDICACIONES

• Sangrado o inyección intravascular: en caso de suceder, retirar aguja y reposicionar. Posteriormente comprimir. Aunque no es una zona de grandes vasos es posible la inyección intravascular, por lo que se deberán llevar a cabo las medidas habituales (aspiración, Doppler color,...).

• Punción intraneural: evidenciada por dolor irradiado y/o parestesias al entrar en contacto la medicación con el nervio (pueden estar ausentes en casos de neuropatía crónica). Retirar la aguja y reposicionar. En este caso, se aconseja seguimiento especial del paciente, para controlar posible aparición de complicaciones.

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