Lo personal es histórico
Itzel Arcos
Han sido días difíciles. Un año histórico que nunca olvidaremos las generaciones que lo hemos vivido, se termina. Acaso será el fin de un paradigma y el inicio de otro. Las incertidumbres nos minan: ¿Qué pasará el próximo año? ¿De qué irá la economía y el panorama laboral? ¿Cuánto tiempo más nuestra ciudad seguirá funcionando a la cuarta parte? En el marco cotidiano también nos hacemos otras preguntas: ¿Qué haremos con el insomnio? ¿Qué nuevas estrategias nos inventaremos para sobrellevar la ansiedad? ¿Y el toque de queda sobre nuestros rituales de reunión? ¿Volveremos a algún punto en que respirar sin cubrebocas no sea un lujo? Pensar que hace algunos meses no podíamos ni si quiera abarcar lo valioso que era hacer tantas cosas que ahora quedan volando. Nos adaptamos rápidamente a la nueva realidad, o más bien a la nueva transición: andamos aprendiendo a llevar nuestra vida en pantallas, a sobrevivir de manera espiritual y económica con las herramientas actuales, hasta aprendimos a pasar nuestros rituales a la virtualidad….procesos que desde luego están abiertos. Y es entre estas preguntas, estas transiciones y estas adaptaciones que hemos llegado a la tercera generación de los Monólogos Pandémicos para mujeres valientes. La generación que cierra este año inolvidable y que une este muestreo de
4
perspectivas individuales a la vivencia colectiva. Hoy más que nunca tener conciencia de la historicidad representa un privilegio y una necesidad, pero también hoy más que nunca es necesario entender que la historia se hace en la vida cotidiana, que la memoria se honra todos los días, hablamos constantemente de no olvidar hechos históricos para evitar repetir, pero poco hablamos de que estos hechos históricos no sólo se viven en la vida pública, comienzan en los cuerpos que habitamos, en la conciencia de nuestros recuerdos, en la honra de lo que fuimos y el respeto al deseo de lo que queremos ser. En esta crisis civilizatoria las fichas se mueven de maneras potentes y una base de esos movimientos, sin duda son los impulsados por las mujeres. Somos las mujeres, las protagonistas de estos cambios y de los trazos del futuro, son voces como las de estos cuatro monólogos las que muestran la potencia de los cambios privados en políticas públicas. Cuando una mujer cambia por dentro, la transformación tiene repercusiones inabarcables. Cuando una mujer mapea su memoria las piezas de su ambiente inmediato se mueven. Cuando una mujer se imagina en un futuro, las propabilidades se abren. En el reconocimiento de una relación conflictiva tan primordial y primitiva como la relación madre hija mostrada en el