ENTREVISTA
LA BATUTA MÁGICA El director de orquesta Gustavo Gimeno, uno de los españoles más internacionales, titular de la Filarmónica de Luxemburgo y la Sinfónica de Toronto, aterriza en marzo en Madrid con la ópera El ángel de fuego, de Prokófiev. TEXTO JUAN LUIS GALLEGO FOTOGRAFÍA MARCO BORGGREVE
DIFÍCIL PARA LOS NO EXPERTOS CALIBRAR la importancia de un director de orquesta. Digamos que el valenciano (1976) Gustavo Gimeno, integrante de esa generación de compatriotas –Pablo HerasCasado, Juanjo Mena– que se desprendieron de históricos complejos para decidirse a coger la batuta y conquistar a orquestas y públicos de todo el mundo, es sin duda uno de los españoles más reconocidos internacionalmente. Dirige la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo y la Sinfónica de Toronto y recibe encendidos elogios allí donde es invitado, como ocurrió el pasado octubre en su debut al frente de la Filarmónica de Berlín. Normal, dicho sea de paso, que apenas pase tres meses al año en su casa de Ámsterdam, ciudad a la que acudió, cuando, aún adolescente, soñaba con ser percusionista. Lo logró,
con plaza en la Royal Concertgebouw, para descubrir luego, animado por su formación al lado de algunos de los más grandes, la pasión de dirigir. El inicio del año le ha traído a España: tras sus conciertos, en enero, en Zaragoza, Madrid y Canarias, regresará en marzo al Teatro Real para interpretar la ópera El ángel de fuego, de Serguéi Prokófiev. Acaba de dirigir a la Filarmónica de Luxemburgo en el Festival Internacional de Música de Canarias, el primer gran festival del año (su edición actual, la 38, se prolonga hasta el 16 de febrero). ¿Qué representa esta cita para usted? Es un festival histórico, muy importante en nuestro país y fuera de él, en el que se han sucedido, en tantas ediciones, grandes actuaciones de grandes artistas. En mi
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Las fotos que ilustran esta entrevista fueron tomadas en la ciudad de Luxemburgo. Gustavo Gimeno es director musical de la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo desde 2015.