SALUD & MENTE
PODEMOS VER ESTAS HERIDAS EN DISTINTOS ASPECTOS DE NUESTRA VIDA. Quizás aparecen en nuestras relaciones, en emociones que nos es difícil controlar, o en los pensamientos que tenemos sobre nosotros mismos. Es importante recordar que TODOS tenemos estas heridas. No tenemos que haber tenido una infancia sumamente dolorosa para que estén. Surgen a partir de cualquier experiencia difícil, porque tuvimos padres imperfectos y porque no hay manera de salir ilesos de nuestros primeros años de vida. Si bien cada persona tiene tendencias o patrones particulares según lo que ha vivido, existen 5 heridas de infancia principales que podemos tener en distintas formas o intensidades. A continuación, hare una breve explicación de cada una junto con sus mecanismos de defensa, a lo que les llamaremos máscaras. Les invito a hacer una reflexión. EL RECHAZO Y LA MASCARA DE RETIRADA La herida del rechazo es muy profunda, pues le hace sentir a uno que su “derecho a existir” está siendo rechazado. Un ejemplo claro son los bebés que no 72 ALÓ | @RevistaAló
son bienvenidos cuando su concepción no es buscada por los padres. Se activa incluso en el vientre materno. La herida se activa, sobretodo en la relación con el padre del mismo sexo. Este sensación de rechazo no significa necesariamente que tu padre te rechazara, pudiera significar que tu interpretaste una o varias experiencias como si fueran un rechazo de tu persona. Los niños que construyen la máscara de retirada para no sentir el rechazo, son niños que viven en un mundo imaginario, son niños calmados que no hacen demasiado ruido y pasan desapercibidos. Ya como adultos, nos puede llevar a desarrollar patrones como: Buscar la perfección, tratar de no equivocarse y nunca ser criticados. Ser complacientes, evitar desagradar a las personas para que nunca se molesten. No ser auténticos en sus relaciones, en el intento de buscar agradar pueden tender a adaptarse mucho a las personas para ser queridos. Les cuesta creer que alguien se pueda fijar en ellos e incluso enamorarse de ellos. Normalmente sabotean o minusvaloran sus propios éxitos, pues
no se sienten merecedores. EL ABANDONO Y LA MASCARA DE DEPENDENCIA Las situaciones que pueden despertar la herida del abandono son: cuando la madre debe ocuparse de su recién nacido bebé. El otro hijo puede sentirse abandonado. Si los padres trabajan todo el día y no tienen tiempo para los niños (Padres ausentes). Si el niño tiene que estar en cama en el hospital sin entender qué le ocurre y no está acompañado. Si el niño tiene que quedarse en casa de un familiar durante un tiempo alejado de sus padres. Normalmente la herida del abandono se reaviva con el padre de sexo opuesto. En ocasiones quien sufre de abandono también sufre de rechazo (con el padre del mismo sexo). Quien sufre de abandono siente que no tiene suficiente alimento afectivo. Para no sentir esa carencia afectiva, se construyen la máscara de la dependencia. Los dependientes piensan que nunca serán capaces de valerse por sí mismos, y que necesitan a alguien en quien apoyarse. Tienen una gran necesi-