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P. Rafael Díaz Ardila
+ Bucaramanga, 28 de marzo de 2013
Hijo de José Agustín Díaz y Ana Inés Ardila, el P. Díaz nació en Zapatoca (Santander) el 13 de junio de 1930. Entre 1945 y 1949 fue seminarista en el Pontificio Seminario de Misiones de Yarumal, siendo rector Aníbal Muñoz Duque. Allí cursó tres años en el Seminario Menor y dos años de estudios de Filosofía. Fue admitido en la Compañía por el entonces Provincial P. Ramón Aristizábal, e ingresó al Noviciado de Santa Rosa de Viterbo el 31 de enero de 1950, siendo maestro de novicios el P. Cándido Gaviña. En esa misma casa realizó la etapa del Juniorado entre 1952 y 1954. Continuó su formación en la Universidad Javeriana, donde completó sus estudios de Filosofía entre 1955 y 1957, seguidos por la etapa apostólica que llevó a cabo en el Colegio Mayor de San Bartolomé entre 1958 y 1960. Regresó a dicha Universidad para realizar los estudios de Teología entre 1961 y 1964. Hizo la Tercera Probación en La Ceja en 1965 y emitió los últimos votos el 15 de agosto de 1966.
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Entre 1966 y 1967 se desempeñó como prefecto espiritual en el Colegio San Pedro Claver de Bucaramanga, y entre 1967 y 1970 fue párroco en Cabrera (Cundinamarca). En 1971 viajó a Madrid con el fin de adelantar estudios de pastoral durante dos años, tiempo durante el cual conoció la Fraternidad Cristiana de Enfermos y Limitados Físicos, asociación de origen francés fundada por el P. Henry François en 1942, hoy conocida como Frater. Este encuentro determinó una de sus preferencias apostólicas. En efecto, entre 1973 y 1979 el P. Díaz se vinculó estrechamente al trabajo de dicha Fraternidad, participando en el Comité Internacional de Viena en 1974 y haciendo parte del Equipo Nacional de la Fraternidad en Colombia. Para ello gozó con el apoyo entusiasta del Provincial de entonces, P. Gerardo Arango. En su pastoral de la salud, nos dice el
propio P. Díaz, dedicó “bastante tiempo a la promoción integral de enfermos y limitados físicos tan marginados del estudio, de los médicos caros, del trabajo bien remunerado”. Durante el mismo período, el P. Díaz también apoyó la labor pastoral en Villa Javier y fue asesor del Círculo de Obreros.
Sin embargo, quizás su labor apostólica más entrañable la llevó a cabo en el Foyer de Charité de Piedecuesta (Santander), del cual fue director entre 1979 y 2004. Allí cumplió de corazón el deseo de Marta Robin – fundadora de la obra al lado del P. Finet – para los sacerdotes de los “foyer”, como lo afirmó la Hna. Sofía Lizarazo en sus palabras de despedida: ser “el padre de una familia que Dios le encomienda para dirigir, formar y hacer crecer en el Amor y esto lo entendió y vivió muy bien el padre Rafael”. Como parte de su labor allí, inspirado en el amor por los niños, fundó el Hogar Padre Finet y el Colegio el Rinconcito del Foyer. Pasó después a la Casa de Ejercicios de Villasunción y ejerció como vicario parroquial del Sagrado Corazón en Bucaramanga (2005-2013), viviendo en la comunidad del Colegio San Pedro.
El P. Díaz, recuerda el P. Antonio Silva, “tenía un don de gentes por naturaleza. En Cabrera congenió con todo mundo, ricos y pobres, alcaldes, comerciantes, profesores, alumnos, monjas, campesinos, soldados, y aun guerrilleros del páramo de Sumapaz. Visitaba las veredas a caballo, por caminos que en invierno se volvían intransitables”. Entregó su último suspiro al Señor el Jueves Santo 28 de marzo de 2013 en Bucaramanga; las exequias fueron presididas por Mons. Ismael Rueda Sierra, entonces Arzobispo de esa ciudad.
Referencia: Noticias de Provincia, N° 3, abril 2013, pg. 7-9.