Capítulo 23
MÁS OUE MONTAÑAS as palmeras nos saludaban ondeando con la suave brisa del Pacífico, mientras las olas azules azotaban dulcemente las perlinas arenas blancas, donde niños bronceados por el sol chapoteaban en la playa. -¡Qué lejos estaba todo esto de las mortales grietas del monte McKinley, de los piquetes de los tábanos negros de Katahdin, de mi abrumadora sed en el Wheeler Peak de Nuevo México! Me puse mi camiseta Hooked on Phonics y corrí hacia el espejo para peinarme el recién cortado cabello. Alguien tocó a la puerta. -Ven Todd. Mi hermano menor Steve, estudiante de la Universidad Brown, había volado a Hawaii con mi madre para estar en mi última ascensión. -Lisa nos dijo que te lleváramos a la montaña a tiempo. -Ya voy, ya voy. Una extraña lasitud me invadió al considerar que hacía frente a mi última montaña. Durante más de un año había estado pensando en esta expedición. Había enfocado, todo momento en que estuve despierto, a mi blanco de batir el récord de los cincuenta picos más altos. Durante varios meses había entrenado mi cuerpo y mi mente para los rigores de la ascensión. Durante semanas había vivido para cada nueva montaña. Y durante muchos días no había pensado en ninguna otra cosa sino en esta mañana. Y ahora estoy aquí y parece que se necesita un cartucho de dinamita para que yo me levante de aquí y siga adelante. No había ningún escape de algo que amenazara la vida, ni un rescate donde se desafiara la existencia, ningún dra-
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