Capítulo 7
CINCUENU PICOS, ll MIS EXPENSAS? Talkeetna, Alaska
e
on un buen desayuno caliente en el estómago, me senté en la estación de los guardabosques, con otros escaladores llenos de las mismas esperanzas que yo y observé un vídeo sobre el monte McKinley del Servicio de Parques Nacionales. Cuando se terminó el vídeo vi por la ventana hacia el banco de nubes que nos separaba de la famosa montaña. Todavía no había podido echarle un vistazo a "El Grande". Uno de los guardabosques se encaminó hacia la puerta del frente y se volvió a mirarnos. Finalmente, con un rostro solemne, preguntó: - ¿De veras quieren escalar la montaña? Un mal paso ... -dij o moviendo el dedo índice frente a nuestras caras-. ¡Un paso en falso, y se acabó! Hizo una pausa para dejar que sus palabras penetraran. -Podría ser una caída sobre el hielo. Podrían también caerse por una grieta y rodar por el costado de la monta1í a por debajo de la superficie del hielo. Podrían desapa1· cera 3 metros de su tienda. Y podría ser también una :1valancha. Fragmentos de información corrieron por mi mente. \J na avalancha de nieve puede arrancar bosques enteros, 1I rribar pinos y abetos como si fueran palillos de fósfo75