Cuaderno 45 - Life´s Good

Page 33

VANIDADES Esta vez trataste de mitigar tu vacío con un nuevo look. En el salón de belleza, sobre el sillón de espera, encontraste la Vanidades de siempre —aunque más maltratada—, torciste la boca tras un suspiro y te tocaste el pecho casi adolorido al recordar la receta y lo que había resultado de esta. Habías estado pensando en él varios días, recordando las tardes en las que te pintaba desnuda, añorando ese rincón oscuro que habían compartido, e imaginándote desinhibida, como nunca antes ni después, mostrando provocativa tu desnudez, ofreciéndole (con cierta maldad) un ángulo distinto de tu cuerpo ardiente. Llevabas días pensando en cómo los ojos hambrientos de él te miraban, en el éxtasis de aquellas tardes, y en la oscuridad que los alcanzaba ya sin poses, enredados en su complicidad, sonrientes, gozosos. Cuando piensas en él, para evitar caer en la tentación de llamarlo, sueles ponerte a escribir. Inventas una historia o viajas con la imaginación siguiendo el mapa de tus recuerdos, pero eres débil, con frecuencia fracasas y aquel día caíste. Tal vez porque también estabas ahí, en el salón de belleza, en ese sillón, esperando, entretenida entre las hojas verdes de esa revista donde se ventila la ropa sucia de la farándula, se tienden al sol las supersticiones y los mitos urbanos, y se seca para siempre la reflexión. Por eso caíste. Justo al salir de ahí, no pudiste evitarlo y le escribiste: “Mi querido maestro —así te gustaba llamarlo solo cuando le escribías, con esa manía tuya de buscarle un título a tus amantes—, ayer, mientras paseaba la vista entre los títulos exóticos de una librería cerca de L’Odeon, descubrí un libro que reunía la colección de dibujos secretos de varios pintores, entre ellos Picasso y Rodin. La portada, roja, intensa, no tenía más que una sola línea que formaba la silueta de unas piernas sostenidas en alto mostrando con descaro el sexo censurado por el título en francés: Museo secreto: 300 dibujos ocultos. El volumen en cuestión me cautivó, pues me hizo pensar en ti, en nosotros, en las tardes en las que tú, con un esbozo, plasmabas mi sonrisa vertical justo en el momento en el que yo…” Desempolvaste ese pasado secreto que ambos habían decidido guardar bajo llave, como lo más oscuro de sus nostalgias. “Pensando en ti —seguiste escribiendo—, tomé algunas fotografías

33


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.