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MARTES 17 DE NOVIEMBRE DE 2020

Toma de casetas es como “el huachicol”; operativo para liberarlas es permanente: AMLO / Arturo Rodríguez La toma de casetas de cobro en autopistas, por grupos de ciudadanos que piden dinero, fue equiparada al huachicol por el presidente Andrés Manuel López Obrador quien, de plano, consideró que la práctica es un robo al pueblo. Inclusive, el mandatario sostuvo que detrás de algunas de esas prácticas hay gente armada que propicia la toma de casetas para asaltar automovilistas. En su conferencia de prensa matutina, el mandatario expuso que en breve dará un informe sobre los daños de esa práctica que se ha vuelto frecuente a lo largo del año y obliga a mantener un operativo permanente de liberación de casetas. “El que está en una caseta, pues le está robando al pueblo, el que está ahí cobrando y luego amenazando automovilistas, algunos armados, además muchos vinculados, por si no lo saben… porque los llevan a la caseta y les pagan, no en todos los pasos, pero sí, hay estos ejemplos de que los llevan para estar ahí, les pagan”. La toma de casetas por organizaciones sociales se ha convertido en un asunto de preocupación para el sector privado. De hecho, el tema fue abordado la semana pasada durante la cumbre de negocios, en relación a la desconfianza de inversionistas por la falta de seguridad para mercancías, así como para la logística de las empresas. El mandatario no se refirió a eso, aunque sí a la suspensión de cobro, al asegurar que en algunos casos se trata de organizaciones sociales con malos antecedentes.

AMLO defiende desfogue de presa que inundó zona chontal y sobrevuelo para no enfermarse

/ Arturo Rodríguez El presidente Andrés Manuel López Obrador admitió que la decisión de inundar la región chontal fue para evitar un impacto mayor en Villahermosa, donde se hubieran tenido más damnificados. “Si dije eso porque lo hicimos. Yo lo planteé, si no cerrábamos esa compuerta, Villahermosa se hubiese inundado completamente. Estamos hablando de más gente, pero además que, por la corrupción, vive en zonas más bajas, también en la ciudad no sólo en comunidades. Íbamos a tener muchísimos más afectados”. La declaración, expuesta por primera vez durante el fin de semana, se reiteró así en la conferencia de prensa matutina, tras los cuestionamientos que se le han hecho al manejo de las inundaciones en Tabasco, particularmente, al desfogue de la presa “Peñitas”. Según el mandatario, ante las precipitaciones registradas la semana antepasada, su gobierno midió lo que ocurriría con esas comunidades: “Medimos que se iban a ir al agua estas comunidades y optamos por cerrar una compuerta”. El mandatario defendió su decisión para que la inundación no fuera más grave y afirmó que mantiene la reserva en las presas ante la llegada de un nuevo huracán. Mencionó que implementará un programa para resolver el problema de fondo, es decir, a partir de un esquema de mejoramiento urbano y construcción de viviendas, además de implementar mecanismos de manejo de las presas sobre las que no se ha tenido un buen control pero que ahora sí se tendrá. El presidente también se refirió a las críticas de sus “adversarios” en el sentido de que, durante el fin de semana, en la gira por la zona afectada por las lluvias, realizara un sobrevuelo sin descender a la zona afectada por la inundación: “No me puedo mojar nada más por la foto ¡No! Estoy haciendo lo que corresponde y eso ayuda más. Además, le digo a mis paisanos, nada más para tomarme la foto me mojo, me enfermo y qué se gana con eso; si no se guarda la sana distancia, que me enferme de Covid, pues tampoco”. Insistió en que se mantendría al pendiente y añadió: “(Tabasco) es mi corazón, el que les doy siempre, son mis sentimientos, mis convicciones, mi amor. No soy un farsante, le tengo amor al pueblo, por eso estoy en esto. No soy fifí. Tengo que cuidarme”.

La “Omertá” mexicana: Peña Nieto, “jefe” de la mafia; Videgaray controlaba sobornos La Fiscalía intentará probar que una estructura mafiosa repartió el “botín” a extranjeros. “Luis Videgaray llevaba control puntual de los sobornos; todo con pleno conocimiento de Enrique Peña Nieto”, dice Emilio Lozoya en la página 17 de su declaración

“Muy bien, campeón, vamos con todo”. Esa era la frase favorita de Luis Videgaray Caso, exsecretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores, en el sexenio de Enrique Peña Nieto, para felicitar al estrecho círculo de funcionarios que participaron en los sobornos a legisladores del PAN, PRD y PRI, pero también a empresarios y periodistas, con el propósito de sacar adelante la reforma energética de 2013-2014, encomendada por el Jefe. A partir de códigos verbales como este, la Fiscalía General de la República (FGR), que preside Alejandro Gertz Manero, se fue percatando que lo que declaró Emilio Lozoya, exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex) el pasado 11 de agosto, se trataba simple y llanamente de un caso de incumplimiento a una “Omertá”, el término de las mafias para calificar a alguien que rompe un “pacto de silencio”. Con esos elementos –según fuentes de la FGR– se fue construyendo el documento para acusar a Peña Nieto de “jefe criminal” y “traidor a la Patria”, los cuales configuran un lenguaje y un accionar meramente de las organizaciones mafiosas. El Jefe, “maletines de dinero en efectivo”, “teléfonos celulares desechables”, “casas de seguridad”, “tarjetas con nombres y montos a pagar”, “billetes de distinta denominación entregados a través de terceros en bolsas transparentes”, “liberar sobornos”, “la relación de Odebrecht y el Estado Mexicano no era una relación de contratos, sino de poder”. La estructura mafiosa No se trataba de un relato de Mario Puzo ni de Gay Talese sobre las mafias italianas o italoestadounidenses. Nada de eso. Los detalles en la declaración judicial presentada por Lozoya Austin se trataban –de acuerdo con los peritos encargados de este caso– de un rompecabezas en donde encajaban piezas sobre la forma de operar de los grupos criminales. Había un “soplón” (Emilio Lozoya). Había un “jefe” (Peña Nieto). Había una estructura vertical de sobornadores (que iniciaba con el entonces presidente de la República, seguía con su “brazo derecho”, Luis Videgaray, y de ahí para abajo). Había un objetivo común en este tinglado de complicidades y un botín a repartir (la reforma energética, en el primer caso, y las empresas estatales de energía, específicamente Pemex y la Comisión Federal de Electricidad, en el segundo). Había ganancias, “premios” y un pastel a repartir entre los involucrados (en este caso legisladores, funcionarios, empresarios y periodistas). Había un “pacto de silencio”. En la página 17 de la declaración de Emilio Lozoya, uno de los encargados de la investigación de este caso, funcionario de la FGR, comenta a EMEEQUIS que en ese texto, en esa foja, está buena parte del modus operandi de este “grupo delictivo de exfuncionarios”, pero además una de las piezas más importantes del rompecabezas: “Yo (Emilio Lozoya) entregué esa tarjeta a Luis Weyll (director de Odebrecht en México) porque sabía que ese dinero iba a ser depositado ahí para que Fabiola Tapia (empresaria mexicana finada en 2014) lo ocupara en sus negocios y que luego lo entregaría en efectivo para los fines que Luis Videgaray Caso determinara. Y en ese sentido, yo no podía obtener un peso

de ese dinero puesto que Luis Videgaray tenía control de lo que se entregaba a los políticos que él ordenaba. Nuestro control era verbal, o sea, sabíamos cuánto habíamos entregado; pero cuando Luis Videgaray y yo nos reuníamos, yo observaba que él apuntaba los nombres de los legisladores y los montos en efectivo entregados a los grupos de legisladores, es decir, llevaba control puntual de los sobornos entregados. Todo lo que acabo de señalar era con pleno conocimiento de Enrique Peña Nieto, quien me instruyó a gestionar recursos y que para ello me coordinara con Luis Videgaray”. Otras pruebas que se sumarán a la denuncia en contra de Enrique Peña Nieto, aseguran las fuentes de la Fiscalía, son las afirmaciones del priísta en el primer debate presidencial de 2012, en donde –a pregunta del entonces candidato de la alianza Movimiento Progresista (PRD-PTConvergencia) y hoy presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador– el mexiquense rechazó rotundamente que en caso de llegar a la Presidencia de la República iba a presentar una iniciativa de reforma energética para abrir a capital privado, nacional y extranjero, las industrias nacionales petrolera y eléctrica. La otra es el mensaje a la nación en cadena nacional, del 12 de agosto de 2013, en donde Peña Nieto aseguró que la iniciativa de reforma energética, que ese día envió al Senado de la República, representaba “una de las más grandes oportunidades para el desarrollo de México de los últimos años”, que se crearían “cientos de miles de nuevos empleos y con mejores salarios”, que bajaría “el precio de la luz, el gas y los fertilizantes”, pero sobre todo la afirmación de que con esta legislación “los mexicanos seguiremos siendo los únicos dueños de la renta petrolera. Pemex no se vende ni se privatiza”. Todo esto formará parte de las pruebas de la FGR para intentar inculpar a Peña Nieto en el delito de “traición a la Patria”, sobre todo porque –dicen las fuentes– el priísta “ofertó la industria petrolera y de energía a cambio de apoyos de empresas extranjeras para llegar al poder, y luego utilizó esquemas mafiosos de extorsión para impulsar una reforma que le dio dividendos a toda la cadena de corrupción involucrada en este caso”. Los encargados de la investigación en contra de Emilio Lozoya, Luis Videgaray y Enrique Peña Nieto señalan que, en tres líneas, el exdirector de Pemex resumió la cadena de complicidades que, a su vez, configuran un esquema de organización similar a la de las mafias. En la página 37 dice: “En el marco de este ambiente de abuso de poder y corrupción –como si se tratase de crimen organizado–, Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray Caso instrumentaron diversos métodos para conseguir recursos”. Pero eso no quedará ahí. La Fiscalía General de la República también irá, próximamente, por otros grupos políticos y económicos involucrados en este caso, que también actuaron con mecanismos parecidos a los de las mafias. En ese costal se encuentran implicados dos expresidentes (Carlos Salinas de Gortari y Felipe Calderón Hinojosa) y dos gobernadores en funciones (Francisco García Cabeza de Vaca, de Tamaulipas, y Francisco Domínguez Servién, de Querétaro). Y sí. Esto todavía va para largo, principalmente porque aún no han terminado de negociar con Luis Videgaray los beneficios que recibirá por entregar pruebas que inculpen al Jefe. @emeequis


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