Revista Medec Edición #32

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SECCIÓN INFORMATIVA

decirse que también podrían aplicarse al tratamiento de COVID-19. Varios, como el danazol, el estanozolol y la ecallantida, reducen la producción de bradicinina y potencialmente podrían detener la tormenta mortal de bradicinina. Otros, como el icatibant, reducen la señalización de bradicinina y podrían mitigar sus efectos una vez que ya está en el cuerpo. Curiosamente, el equipo de Jacobson también sugiere la vitamina D como un fármaco COVID-19 potencialmente útil. La vitamina está involucrada en el sistema RAS y podría resultar útil al reducir los niveles de otro compuesto, conocido como REN. Nuevamente, esto podría detener la formación de tormentas de bradicinina potencialmente mortales. Los investigadores señalan que ya se ha demostrado que la vitamina D ayuda a las personas con coronavirus. La vitamina está disponible sin receta, y alrededor del 20% de la población tiene deficiencia. Si de hecho la vitamina resulta eficaz para reducir la gravedad de las tormentas de bradicinina, podría ser una forma fácil y relativamente segura de reducir la gravedad del virus. Otros compuestos podrían tratar los síntomas asociados con las tormentas de bradicinina. Hymecromone, por ejemplo, podría reducir los niveles de ácido hialurónico, potencialmente evitando la formación de hidrogeles mortales en los pulmones. Y la timbetasina podría imitar el mecanismo que los investigadores creen que protege a las mujeres de infecciones 24

I El COVID-19 Analizado

más graves por COVID-19. Todos estos tratamientos potenciales son especulativos, por supuesto, y tendrían que ser estudiados en un ambiente riguroso y controlado antes de que se pueda determinar su efectividad y se puedan usar de manera más amplia. La enfermedad causada por el nuevo coronavirus se destaca tanto por la escala de su impacto global como por la aparente aleatoriedad de sus muchos síntomas. Los médicos han luchado por comprender la enfermedad y llegar a una teoría unificada de cómo funciona. Aunque aún no se ha probado, la hipótesis de la bradiquinina proporciona tal teoría. Y como todas las buenas hipótesis, también proporciona predicciones específicas y comprobables, en este caso, medicamentos reales que podrían brindar alivio a pacientes reales. Los investigadores se apresuran a señalar que “la prueba de cualquiera de estas intervenciones farmacéuticas debe realizarse en ensayos clínicos bien diseñados”. En cuanto al siguiente paso del proceso, Jacobson es claro: “Tenemos que difundir este mensaje”. El hallazgo de su equipo no curará el coronavirus. Pero las intervenciones guiadas por la hipótesis de la bradicinina podrían reducir en gran medida el sufrimiento de los pacientes y, potencialmente, salvar vidas. Fuente: https://www.infobae.com


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